Ningunos de los personajes, ni nada de Katekyo Hitman Reborn! Me pertenece -para mi desgracia uwu- todos los derechos y mi respeto a Amano Akira por ser tan genial.
Ficc elaborado sin fines de lucro
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Esta historia está dedicada a mi Caracolita, que es mi Gokudera-kun. Gracias por leer mis cosas, por sus ánimos, por su amistad, por alimentar mi ego uwu, deseo que la historia sea de su agrado, y más adelante tendrá el lemon que le prometí ;D
Segundo 69x27 que escribo, me esforzare w….Dude en cómo llamarlo, pero escogí el titulo de; Por ti. Sin decir más, dejo el primer capítulo.
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Capitulo 1: Un día normal
Era una mañana como cualquier otra en la casa Sawada. Nana se encontraba en la cocina preparan el desayuno mientras I-pin y Lambo empezaban sus juegos del día corriendo por toda la casa. Por su parte Tsuna aun dormía tranquilamente en su cuarto; por el semblante que mostraba parecía tener un sueño agradable.
-Kyoko-chan- susurro el castaño, aun dormido
El despertador empezó a sonar, pero Tsuna hizo caso omiso de el cubriéndose con las cobijas, al parecer su sueño era realmente placentero para querer seguir dormido un buen rato mas, para desgracia del pequeño eso no le importaba a su tutor.
-Levántate Dame-Tsuna-
Reborn despertó al futuro jefe de la familia Vongola sutilmente tirándolo de la cama de una patada.
-Que te pasa Reborn!- Reclamo el Castaño levantándose del piso.
-Es hora de levantarse- contesto con una sonrisa
-Hay mejores maneras de despertar a las personas- le protesto Tsuna
-Si quieres para la próxima te despierto con esto-
Dice y extiende la mano hacia su camaleón al tiempo que este se convierte en una pistola.
-No!, en definitiva ni se te ocurra!-
Reborn sonrió para sí mismo. El tutor de Tsuna tenía unas maneras muy extrañas, por no decir dolorosas, de levantarlo. Empezaba a acostumbrarse a ellas, cosa que más que alegrarle le preocupaba.
Su vida había dado un giro de 180 grados cuando Reborn apareció y le conto sobre ser el candidato a convertirse en el Decimo Vongola, paso de una vida normal, incluso demasiado simple a una locura total… peleas constantes estaban presentes ahora, su casa antes habitada solo por él y su madre se había convertido casi en posada, puesto que no solo el arcobaleno, que era su tutor vivía ahí, también Lambo, I-pin, Fuuta, Bianchi y así se podría seguir …aceptaba que no todo era malo, a pesar de todo la llegado de Reborn le ayudo a tener amigos, y hablarle a Kyoko-chan, aquella linda niña por la cual suspiraba.
-Tsu-kun!, el desayuno está listo- le aviso su madre.
Tsuna volteo a ver el reloj, no era novedad, ya se le hacía tarde!, se vistió tan rápido como pudo. Reborn salió de la habitación rombo a la cocina, no es que fuera malo y no quisiera esperar a su alumno, pero en la casa Sawada si quieres desayunar debes bajar pronto.
Tan pronto como termino de arreglarse tomo sus cosas y bajo lo más rápido que puedo. Al llegar a la cocina todos ya habían empezado a desayunar.
-Buenos días Tsuna- Nii- Le saludo el pequeño Fuuta.
-Buenos días- respondió al saludo con una sonrisa
Suspiro aliviado al ver que su desayuno aun sobrevivía sobre la mesa, desde hace varios días no lo había podido ni ver, para cuando bajaba se lo habían comido todo. Se acomodo dispuesto a comer, sin embargo la mano de Lambo fue más rápida.
- jaja! Esto es de Lambo-san! - proclamo victoriosa la pequeña vaca tomando el plato de arroz de Tsuna.
-Lambo, eso es mío!- se puso de pie para intentar reclamar su comida
-Eres lento Tsuna-
Dicho lo anterior Lambo se comió lo más rápido que pudo aquel delicioso arroz, casi se atraganta por ello pero no le importo en lo más mínimo, el castaño solo pudo ver como la mitad de su desayuno desparecía.
-Lambo tiene razón, eres muy lento-
Diciendo lo anterior Reborn tomo la tortilla de Tsuna y se la comió de un solo bocado, el pequeño Vongola simplemente dejo escapar un gran suspiro con resignación, ya no quiso reclamar nada, después de todo ya era inútil, de nuevo otras personas se habían comido su desayuno, era tarde para esperar a que su mama le preparada algo mas… otra vez, como se estaba asiendo costumbre, se iría a la escuela con el estomago vacio.
-Creo que mejor me iré-
-Cuídate mucho Tsu-kun- lo despidió con una sonrisa su madre.
Salió de su casa sin muchos ánimos, que sus días empezaran siempre así no era para nada lindo. Comenzó su caminar rumbo a la escuela calmado, a pesar de ya ser un poco tarde no tenía prisa alguna, bueno pocas son las personas que van contentas y deprisa al instituto.
-Buenos Días Decimo!-
Lo saludaron con alegría alguien a sus espaldas, reconoció de inmediato la voz, aunado al hecho de que solo había una persona que lo llamaba por ese nombre.
-Buenos Días Gokudera –kun- respondió el saludo una vez que el contrario lo alcanzo
-Yo! Tsuna!- otra voz familiar le saludo
Volteo a la calle de enfrente y pudo mirar a Yamamoto acercándose a ellos, tan sonriente y aparentemente despreocupado como siempre.
-Buenos Días Yamamoto-
-Oh!, veo que Gokudera también está aquí-
-Algún problema con eso Idiota del beisbol?- interrogo de modo agresivo
-Tranquilo, solo lo decía porque siempre estas con Tsuna antes que nadie- una leve risita escapo por sus labios.
-Eso es obvio!, como su mano derecha es mi deber estar con el decimo el mayor tiempo posible-
Ante la respuesta dada Tsuna y Yamamoto casi podrían jugar que alrededor de Gokudera habían pequeños destellos de colores.
-Más bien parece que lo acosas- bromeo un poco el beisbolista
-No digas estupideces!- respondió el peliplateado casi queriendo golpear a su amigo
-T e molestas con mucha facilidad-
Comento el joven de los cabellos negros cruzándose de brazos y sonriéndole despreocupado, acción que molesto, aun más, a Gokudera… quien no dudo ni un segundo para sacar unas cuentas dinamitas con la más clara intención de arrogárselas a Yamamoto.
-Gokudera-kun, Tranqui...-
Antes de poder terminar la oración un presentimiento invadió todo su cuerpo haciéndolo callar, dicha sensación se le hacía conocida, la había sentido en otros momentos pero no recordaba donde. Voltio la vista a un poste de luz que estaba en la esquina de la calle anterior, su intuición le decía que lo qué o quién fuera lo que le provocaba esa sensación se encontraba ahí.
-Decimo… ¿Está Bien?-
Pregunto el guardián de la tormenta preocupado mientras colocaba su mano sobre el hombre de su preciado jefe.
-¿He?-
Le dirigió una mirada fugaz al peliplateado y enseguida la regreso a al poste de luz, sin embargo la sensación de hace un momentos ya había desaparecido.
-¿Tsuna?-
Ahora la hablaba su guardián de la lluvia, con la misma preocupación que Gokudera por ese comportamiento tan repentino.
-Ah, lo siento. Estoy bien- comento sin si quiera mirarles
-¿Seguro?- preguntaron en coro sus amigos
-Si, en verdad que no fue nada- voltio para sonreírles.
Los guardianes no estaban del todo convencidos por dicha respuesta, en especial Gokudera-kun y Tsuna lo sabía perfectamente, aun así no quería preocuparlos, no era importante, es más, quizás solo había sido imaginación suya, bueno eso deseaba creer. Tanto Gokudera como Yamamoto planeaban decirle algo mas, como salvación para el castaño en ese preciso momento se escucho el timbre del instituto.
-Ya es tarde!- comento alarmado Tsuna
Sin decir nada mas los tres salieron corriendo a toda prisa a la escuela, no era como si importara llegar con retardo a la primera clase, sin embargo… Hibari-san solía castigar a quienes no eran puntuales y esa era suficiente razón, mínimo para Tsuna y Yamamoto de no querer llegar tarde. El decimo voltio una vez más a aquel sitio, aun intentaba recordar donde se había sentido así antes.
x.x.x
Una delicada y pequeña figura femenina de cabellos morados camina lentamente por una calle solitaria, a simple vista se reconocía que la joven debía ser estudiante por el uniforme que llevaba, aunque no pertenecía a ninguna escuela cerca.
-Por poco y me descubre- susurro dejando escapar un leve suspiro
Cuando la joven estuvo frente a un lugar aparentemente abandonado abrió la pequeña reja y entro como si se tratase de su casa, para ella y quienes vivían ahí eso era; su hogar. Se dirigió al edificio principal, al parecer en su tiempo había sido una gran construcción, hoy en día todo que quedaban eran ruinas, pero aun con eso, a la joven le parecía acogedor de alguna manera. Entro cuidando de no hacer ruido, deseaba que nadie se hubiera cuenta de su salida.
-¿Dónde diablos te habías metido, Chrome?-
Pregunto una voz con molestia. Al parecer si se habían percatado de su ausencia. Le peor era quien se había dado cuenta, el joven rubio que poseía una marca en la cara, dueño de la voz que le hablaba estaba molesto, de por si no la trataba muy bien. Ahora sentía un poco de miedo.
-etto…Ken…Yo...bueno…- Vacilaba al hablar
-Contesta de una vez-
-Que no ves que él estaba preocupado por ti-
Repentinamente comento un joven sin mucho interés mientras se acercaba.
-No digas tonterías, ¡nadie está preocupado por esa mocosa!- comento irritado.
-Pues, lo parece-
Ambos jóvenes se miraron retadoramente, el ambiente empezaba a ponerse algo tenso, y a Chrome no le gustaba, a pesar de estar acostumbrada a clase de amistad que llevaban sus compañeros.
-Lo siento, pero no puedo decir nada-
Dicho lo anterior salió corriendo. Escucho como ken gritaba su nombre, pero no se detuvo…siguió su camino hasta llegar a un cuarto casi vacío, por excepción de un sillón, que era el único objeto que había en ese lugar. Tan pronto como entro cerró la puerta y se recargo sobre la misma.
-Mukuro-sama- pronuncio suavemente
Con su espalda aun recargada en la puerta fue dejando caer su cuerpo poco a poco hasta quedar sentada en aquel frio suelo. Sintió como una clase de sueño la invadía, sabiendo de que se trataba se dejo vencer por aquello. Cerró completamente su único ojo visible.
-Nagi…Mi linda Nagi…- una cálida voz la llamaba
Abrió lentamente sus ojos. Ya no se encontraba en la habitación, ahora estaba en algo parecido a un pequeño parque, un bello parque, el cielo era azul, ella estaba rodeada por un verde hermoso, incluso había grandes árboles. Sabia donde estaba; en el único lugar donde podía encontrar con aquella persona tan importante para ella. Mukuro Rokudo.
-Nagi...- Volvió a llamarle la voz
-Mukuro-sama-
Pronuncio la joven. Tal parecía que lo había invocado, pues de la nada aparecido detrás de Chrome sonriéndole.
-Mi linda Nagi, haz hecho un buen trabajo- comento sin dejar de sonreír
-Pero el Bossu* casi se da cuenta hoy-
La joven bajo su mirar. Mukuro acerco un poco a ella y acaricio sus cabellos con cuidado.
-Nagi, ¿Te preocupa que Tsunayoshi te descubra? , acaso, ¿Tienes miedo de lo que piense de ti?-
Dicha pregunta tomo por sorpresa a la pequeña, quien respondió sin verle.
-Un poco. El Bossu ha sido amable conmigo, pero…- hizo una pequeña pausa -por Mukuro-sama me arriesgare-
Comento, mientras seguía evitando mirar aquellos ojos bicolores. El peliazul bajo su mano para acariciarle ahora la mejilla.
-No te preocupes. No quiero hacerle daño a Tsunayoshi, todo lo contrario-
Chrome rápidamente lo miro a los ojos sin poder evitar sorprenderse por lo dicho, ¿Qué quería decir con eso?, ¿Qué era lo que realmente Mukuro-sama planeaba?. Ese tipo de preguntas invadieron la mente de la joven, deseaba preguntarlas pero conociendo a Mukuro-sama eso no serviría de mucho.
-Kufufufu~ pronto sabrás a que me refiero-
Digo sonriente. El peliazul parecía poder leer lo que había en la mente de Chrome, quizás algo tendría que ver el hecho de que de cierto modo comparten cuerpo, o la conocía como la palma de su mano, pero no es momento de pensar eso. Lo importante ahora era saber que planeaba el guardián de la niebla.
-Esta tarde quiero que me hagas un favor-
Mukuro le dio instrucciones a la joven sobre qué hacer esa tarde, Chrome escucho atentamente cada palabra sin preguntar ni objetar algo. Una vez que termino de decirle las cosas, se despidió y sin más desapareció, por su parte Chrome volvió a despertar; se puso en pie rápidamente y salió sin decirle a ningunos de sus amigos.
x-x-x
El reloj marcaba las 11:45 am, Tsuna se encontraba sentado en su pupitre mirando a la nada mientras se aburría, no tenía maestro, este tuvo que salir a una junta de consejo o algo así. Yamamoto había aprovechado para ir a practicar con el bate, por su parte Gokudera-kun se encontraba en la dirección recibiendo un regaño por su mala conducta. Amenazo a un pobre niño que sin querer choco con Tsuna al terminar el almuerzo.
Acomodando los brazos sobre el pupitre y recargo su cabeza, planeaba dormirse un rato. Con suerte continuaría con aquel sueño tan placentero de la mañana.
-Tsuna-kun-
Una melodiosa voz le llamaba, sin duda alguna le pertenecía a Kyoko-chan. Al parecer si había conseguido dormirse.
-Tsuna-kun? –
De nuevo le llamaban, levanto un poco la vista, la voz de la dulce niña no lo llamaba desde su sueño, en verdad estaba parado frente a él.
-Kyoko-chan!-
Tsuna abrió los ojos todo lo que pudo. Intento levantarse rápido colocando ambas palmas de la manos en la madre de su asiento, sin embargo en su intento por ser veloz se impulso con demasiado fuerza, acto que provoco hacerlo caer de espaldas. No por nada era Dame-Tsuna, pero de todas las personas en el mundo deseaba que Kyoko-chan no hubiera visto ese momento tan vergonzoso.
-¿Estás bien?- pregunto la joven de cabellos castaños claros
Asintió levemente con la cabeza ante la pregunta de Kyoko, quien lo miraba con algo de preocupación desde un ángulo superior. No quiere levantarse, deseaba que la tierra se lo tragara en ese justo momento.
No por nada era Dame-Tsuna, podría ser el próximo jefe de la familia Vongola y sin embargo seguiría siendo igual de torpe y la burla de los demás, eso podía comprobarlo al escuchar las risas de sus demás compañeros de clase. Se notaba que Gokudera no estaba cerca, de lo contrario nadie se atrevería siquiera a hacer un comentario.
-Levántate, Tsuna-san- le extiendo la mano al tiempo que le dedicaba una sonrisa
No lo pensó dos veces, tomo la mano contraria para ayudarse a levantar. El poder tocar la mano de Kyoko-chan le provocaba una dulce sensación de calor que le invadía todo el cuerpo. No cabía duda del porque desde siempre la había amado; no solo lo trataba bien, era amable, linda, tierna, gentil, poseía una sonrisa inigualable capaz de dar calma a cualquiera. En definitiva, no creía poder amar a otra persona como amaba a Kyoko Sasagawa. Algún día le diría sus sentimientos, pero, ¿Alguien como ella se fijaría en él?
-Lo siento mucho, fue mi culpa- se disculpo la joven
-n-no fue tu culpa Kyoko-chan-
Digo, riendo nerviosamente mientras colocaba su mano derecha en su nuca.
-Kyoko, te busca tu hermano-
La voz de Hana interrumpió aquel momento, una situación común y corriente pero que significaba mucho para Tsunayoshi.
-Nos vemos después Tsuna-san- se despidió
Salió del salón mientras Tsuna la observaba alejarse. El pequeño Vongola sonrío mientras cambia su mirar parar contemplar la palma de su mano, aquella que había tocado la de su querida Kyoko.
El resto del día transcurrió con normalidad. Tsuna ignoro las demás clases; no entendía el Ingles , las matemáticas no eran lo suyo, así que opto por ocupar su mente en cosas más productivas; pensar en Kyoko-chan. La campana que indicaba el fin de la jornada estudiantil de ese día lo saco de sus pensamientos. Empaco y tomo sus cosas, una vez que Gokudera y Yamamoto hicieron lo mismo salieron juntos del salón.
-Hoy me quedare a prácticas- comento el pelinegro una vez que estaban cerca de la puerta principal.
-Está bien, Suerte Yamamoto- le deseo el pequeño
-Gracias Tsuna-
El guardián de la lluvia se fue rumbo a los vestidores, mientras sus otros dos compañeros siguieron su camino. Durante su trayecto hablaron sobre las tareas, Gokudera amablemente había anotado todo lo que el Decimo debía hacer para el día siguiente, como buena mano derecho se percato de que Tsuna no había puesto atención.
-Muchas Gracias Gokudera-kun- dice el castaño tomando la hoja que le extiende su amigo
-No es nada Décimo. Es mi deber como su mano derecha-
Tsuna solo se limito a sonreír levemente ante sus palabras. Gokudera-kun era muy atento con él, lo ayudaba en todo lo que podía, le hacía compañía durante casi todo su camino a casa, lo defendía de quien fuera que lo tratase mal, era un gran amigo, un poco agresivo en sus métodos, pero sabía que siempre podía contar con él.
-Nos vemos al rato décimo, en cuanto termine mis deberes iré a su casa para ayudarle-
Comento el peliplateado levantando el dedo pulgar de su mano derecha mientras le sonreía feliz. Ante la acción el pequeño Vongola dejo escapar una risita nerviosa.
-n-no tienes que molestarte Gokudera-kun- una pequeña gota de sudor se deslizo por su frente.
-Para mí es un honor ayudarle-
Realizo una pequeña reverencia, se despidió y marcho rumbo a su casa. Tsuna una vez que lo perdió de vista se dispuso a ir a su casa, pero un fuerte presentimiento lo detuvo, de nuevo la sensación de esa mañana, no, era similar, mas no la misma. Voltio la mirada, si bien recordaba era el mismo lugar.
-Qué extraño-
Digo, para sí mismo. Por más que intentaba ver algo esa calle estaba totalmente deshabitada, suspiro pesadamente, quizás por fin había pasado y se había vuelto loco. No le tomo mayor importancia y siguió su andar.
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Un joven de cabellos peliazules cuyos ojos permanecían cerrados se encontraba recargado en un poste de luz, el de la calle donde hace unos minutos se encontraba Tsuna.
-Kufufufu~, sabias que vendría?- pregunto a la nada sin moverse
-Por supuesto, después de mandar a Chrome varios días solo era cuestión de tiempo para que aparecieras -
-Oya, No esperaba menos del Arcobaleno del chupete naranja-
Dicho eso, se puso bien de pie, abrió sus parpados dejando ver sus ojos bicolores mientras aparecía su tridente y lo apuntaba al pequeño "niño" que lo observa, este por su parte, ya lo apuntaba con una curiosa arma color verde.
-¿Qué es lo que estas planeando?, Rokudo Mukuro- pregunto el arcobaleno con tono serio.
-Nada que sea de tu incumbencia-
-Si tiene que ver con él, es asunto mío-
Mukuro enarco una ceja ante el comentario. Sabía que si quiera acercarse a Tsunayoshi tendría que lidiar con ese molesto asesino a sueldo, que mas que su tutor parecía su guardaespaldas personal, no tendría sentido empezar esto con una pelea sin sentido, pero tampoco planeaba decirle lo que planeaba. Después de todo realmente no afectaba sus planes, de haberlo así querido ese niño ya le habría contado algo a Tsuna.
-No pretendo hacer nada malo-
Digo el guardián de la niebla, volvió a desaparecer su tridente y en encogió un poco de hombros. Sin importar que aun era apuntado por el arma dio media vuelta y dispuso a marcharse, se sentía un poco agotado por estar poseyendo el cuerpo de la joven por ese tiempo, quería volver a su cuerpo, el cual aun estaba "guardado" en la prisión, pero no que quería que Chrome se encontrada con Reborn al despertar, solo por eso se iba del lugar.
El arcobaleno no hizo o dijo algo mas, se limito a sonreír de un modo peculiar, de cierta forma daba miedo. Sería interesante ver que planeaba Mukuro, pensó. Los días de Tsuna estaban por cambiar.
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Gracias por leer, quizás no pasaron grandes cosas en este capítulo pero para el siguiente las cosas empezaran a tomar un rumbo owo.
Se aceptan comentario, nwn para lanzarme tomatazos, decirme que me dedique a otra cosa (¿?) XD, ideas, sugerencias, peticiones .w. lo que pidan XD..si comentan les daré dulces :3
Gomen, por errores de ortografía o alguna palabra, o frase sin sentido que se me pasara uwu.
Hasta luego… Atte….Adry~
