Ya, ya. Aquí está el regalito de estas fechas para todas las personas que quieran leerlo (un AU, por cierto).
Y además quiero dedicarla a toda la enorme cantidad de chicas fabulosas que he conocido en este tiempo dentro de la página (y de este fandom tan genialoso). Al final verán qué tengo planeado hacer :D
Por cierto, ¿sabían que Rumiko de Navidad me regalará a los personajes?... Vale, no.
Go, go, go, go!
The twelve days of Christmas.
(Los doce días de navidad).
Día uno.
Previous day.
¡Que frío de miércoles estaba haciendo! En serio, ¿por qué la hacían levantarse para ir a la escuela cuando prácticamente caían hielos del puto cielo? Como si los profesores quisiesen que los alumnos terminaran machacados a más no poder y no pudieran aprobar las benditas materias.
De por sí únicamente levantarse de la cama era un martirio, más aún salir a la calle y enfrentar el mundo con un falso optimismo pretencioso y un abrigo pesado y medio roto, del invierno pasado, que cubría hasta los tobillos y le dificultaba caminar.
Tal vez lo único bueno de la mañana eran los desayunos calientitos que le hacía su madre y los deliciosos cafés que vendían camino a la escuela, los cuales, por temporada, estaban a mitad de precio y aún más delicioso, ello probablemente era gracias a que cualquier cosa caliente y dulce se agradecía en aquella época del año y con condiciones tan extremas como diez grados bajo cero.
—¡Kagome, ya sal del baño! —Ella echó la cabeza hacia atrás y dejó que el agua hirviendo se escurriera por su cuerpo. ¿Por qué, Dios? ¿Por qué?— ¡Kagome!
—¡Ya voy!
Se necesitaba mucho valor para cometer una acción semejante a la que ella iba a hacer en ese momento: cerrar la canilla.
Uno. Colocó la mano en la llave. Dos. Apretó entre sus delgados —y congelados— dedos. Tres. Cerró y el golpe de frío la invadió.
Rápidamente se enredó en la toalla y corrió hasta su habitación.
Con la velocidad del torpedo se enfundó dentro del uniforme y, doblegando dicho tiempo, recogió su mojado cabello en un lazo alto y terminó de vestirse con el cálido y viejo abrigo.
Una vez se sintió lista, dirigió todo su cuerpo hacia la cocina en espera de un delicioso chocolate caliente marca casera y unas donitas de azúcar rellenas de limón con una sonrisa en el rostro. Claro que sus expectativas no cubrían la posibilidad de que la despensa estuviera vacía y de desayuno encontrara, en lugar del chocolate, un jugo de naranja y, en lugar de las donas, sopa de pollo, espagueti, verduras y quién sabe qué más.
—Es para las vitaminas, Kagome —informó Naomi al ver su cara de asco—. En estos tiempos de frío más vale tener las defensas altas.
—Mamá...
—Mamá nada. Te lo comes y punto.
Qué perfecta manera de empezar la mañana.
.
—¡Kagome! ¿Me estás escuchando? —La zarandeó Sango.
—Lo siento, San, pero mi día no ha salido para nada bien. —Su amiga le miró con una ceja alzada.
—Cuéntame qué pasó.
Kagome suspiró.
—Para empezar, tú sabes que el frío me pone de mal humor —la castaña asintió—. Después de eso en lugar de chocolate con donitas he tenido que desayunar jugo de naranja con sopa de no-tengo-idea con quién-sabe-qué porque eso contiene vitaminas y a mi madre le ha dado la fiebre de las vitaminas —Sango sacó la lengua en señal de disgusto—. Por último, el Café Rouge estaba cerrado y me quedé sin mi café alto late-vainilla. Eso sin decir que llegando aquí me entero que he reprobado. Menuda suerte la mía.
Justo cuando terminó de hablar una mano callosa y rasposa le tapó los ojos juguetonamente. Ella por instinto sacó una conclusión: o era Miroku o era InuYasha, no había de otra. Después de que llegara a su nariz el peculiar olor de champú loción manzanilla para bebés de Jhonson's Baby, supo que se trataba del segundo.
—InuYasha, deja de hacerte el payaso —se quejó a la par que removía su mano.
—Fhe, ¡qué genio te cargas hoy! —Kagome lo miró con una ceja levantada, esa cara que él sabía quería decir no-jodas—. Pues tengo lo que va a alegrar tu horrible mañana justo aquí —informó extendiéndole su iPod de generación pasada a la muchacha.
Ella le arrebató un audífono y se lo puso en el oído derecho. InuYasha puso play al vídeo y admiró la reacción de su amiga cuando descubrió de qué se trataba.
Dentro de la pequeña pantalla había una ventana de marco cuádruple y pinos navideños glaseados de nieve —posiblemente artificial—. Frente a ella, unos títeres curiosos de su infancia cantaban, junto con un señor de sonrisa hipócrita y lentes, el famosísimo villancico de Los doce días de Navidad. Si bien no completamente afinados, tenían algo mágico en el interior.
Ella e InuYasha eran amigos desde la infancia, y ese era el vídeo que todas las navidades (al menos hasta que estuvieron lo suficientemente grandes como para "aburrirse"), cuando él iba a su casa o viceversa, sus familias les ponían, para su deleite.
—¡No jodas que lo encontraste!
Él solo sonrió.
—¡Pero si ese es el vídeo que nos ponían de chicos! —Mientras tanto la música seguía resonando en los audífonos, pero ella ya no le prestaba atención.
—¡Quiero ver, quiero ver! —Sango, impaciente, le arrebató el aparato a Kagome y regresó la grabación al principio—. ¿Este es el video que me habías comentado? —inquirió Sango hacia su amiga, que asintió.
—Uno encuentra muchas cosas vagando por la red.
—Kag, ¿recuerdas que me dijiste que querías que te regalaran todo lo que decía la canción? —La aludida se sonrojó.
—Vamos, Sango; eso era antes de que supiera que decía tantas tonterías. Hoy me muero de pena si alguien me regala tres gallinas francesas. —Sonrió.
El timbre de inicio de clase cortó el momento de recuerdos y todos los estudiantes se fueron pitando a sus respectivas butacas, cierto ambarino con una sonrisa.
—Eh, ¿por qué esa sonrisa tan extraña? —preguntó Hidaka, su compañero de asiento.
—Por nada, por nada... —Pero realmente estaba a punto se soltar una carcajada.
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Reeditado el 25/01/2014.
Chicas, a todas las que he conocido, si les dijera, es cosa de nunca acabar porque son un chingo. Así que decidí que la cosa sería así: esta historia tendrá trece capítulos contando el presente (mini capítulos, no se espanten), cada uno será publicado un día y con cada uno vendrá dedicatoria a dos personas que he conocido (o bien que ya conocía), ¿les parece? :)
Dichas dedicatorias serán en orden ortográfico (porque no recuerdo cómo las fui conociendo, así que consideré ése como el mejor) y en ellas estarán todas las sexys del foro, además de las que conocí a parte, a demás de otros y otras. Ya calculé y creo que sí me ajustan todos los capis.
So, el de hoy es para Angélica Teach y Arrietty Jade. De la primera puedo decir que casi nos parieron juntas ¬¬. De la segunda que, aunque no he tenido tiempo de hablar a gusto contigo (porque la puta vida me secuestra), de lo poco que te conozco puedo decir que me caes muy bien. ;)
Y eso, así será la mecánica. :)
Besos a todos los sensualosos que lean esta memez, xD
