Hellooo!
Se que he abandonado un poco mis historias pero quiero aprovechar las vacaciones para retomarlas, con este nuevo proyecto y por supuesto tengo casi terminada la actualizacion de La tentación de mentir.
Que decir de este nuevo fic? Además de que es AM jeje, pos no es un AU esta ambientado unos años después del triste final de Kenshin, aunque ya lo leeran abajo.
Con un cambio de la personalidad de los personajes ligado a sus correspondientes historias, escenificado en los distritos del placer de Kyoto.
Solo espero que les guste mi Historia y le den una oportunidad.
P.D.:RK no me pertenece.
SWEET PAIN
INTRODUCCION
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Observaba con atención la visión que se ofrecía ante sus ojos de hielo.
Bajo la cumbre de la colina en la que se encontraba la ciudad de Kyoto se alumbraba ante la inminente noche, que se cerraba en el horizonte.
Le parecía perfecto, regresar de día no seria muy cómodo para el, lo mejor era entrar entre las sombras de la noche. En silencio, como era su estilo.
Cogiendo valor dio el primer paso bajando la colina con paso firme, aunque en lo mas profundo de su ser temblaba, nervioso por no saber que podría encontrarse tras tanto años de ausencia.
5 largos años de ausencia.
Jamás pensó que se tardaría tanto, sabia que necesitaba algún tiempo para adaptarse a su nueva vida, pero mientras iban pasando los años mas difícil le resultaba volver a la ciudad que le vio nacer, crecer... No sabia como volver al Aoiya, cada año se le hacia mas imposible.
Aquella misión que duraría aproximadamente 1 año se alargo hasta 3, y los 2 años siguientes se preparo a conciencia para volver a su "hogar". Okina le mataría.
Incluso dudaba que le volviera a dejar entrar. No se había comunicado con ellos desde hacia mas de 3 años, aunque seguramente por Saito se habrían enterado de que la misión había concluido con éxito.
Como les explicaría aquel retraso?
Ni siquiera sabia si al final tendría el valor suficiente para volver al Aoiya.
Por eso era perfecto regresar en una noche cerrada, como la que se avecinaba. Nadie le vería por si tenia que dar media vuelta.
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Casi podría jurar que la ciudad no había cambiado mucho desde que se había ido.
Si, había edificios nuevos, se había occidentalizado mas, pero como todo el país. Y eso se notaba mucho en el ambiente, había mas humo, mas concurrencia en las calles, los edificios eran mas altos, pero bastante descuidados. Pero después de pasar tanto años de misión en Holanda aquello no era nuevo para el.
Es mas, le parecía hasta mas familiar.
Incluso le parecía normal la presencia de mas extranjeros en la ciudad, aunque había echado de menos a su gente.
Aunque había caído la noche la actividad seguía frenética en las calles, la gente corría de un lado a otro apurando las ultimas horas de trabajo, mientras los que trabajaban en la noche empezaban su jornada.
Las geishas corrían graciosamente, seguramente para llegar a su próxima cita. Ya se podían oler los aromas del incienso de las casas de Te y burdeles, incluso a horas tan tempranas se podía ver algún que otro borracho tirado en los adoquines de la calle.
Entro en un callejón conocido, al pasarlo se encontraría frente a las puertas del Aoiya.
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A esas horas terminaban de comer los últimos clientes de la hora de la cena.
Solo quedaban un par de mesas con algunos empresarios de la ciudad y dos o tres mas con clientes habituales que hacia media hora habían empezado con el sake.
Contaría 5 minutos mas antes de echarlos, si no no podría cerrar a la hora esa noche, y no deseaba otra cosa mas que terminar el trabajo e irse a descansar lo antes posible.
-Omasu, la mesa nº 5 ha pedido la cuenta.- Le informo Shiro desde la cocina.- Despierta o no acabaremos nunca.
-Si, perdona.- La joven sacudió su cabeza y rápidamente fue a hacer su trabajo.
Se estaba dejando dormir a cada momento.
Y era normal, el bebe casi no la había dejado dormir en toda la noche... en realidad no la había dejado dormir desde que había nacido.
Frunció el ceño mientras cobraba la cuenta de la mesa, pensando que si su padre no se encargaba de el esa noche seria capas de matarle.
Despidió a los clientes con cortesía en la puerta y se dio la vuelta para terminar con las mesas que quedaban, aun sumida en sus pensamientos.
Entonces a su espalda oyó como la campanita de la puerta sonaba de nuevo.
Estaba apunto de estallar de la rabia.
Se dio la vuelta y miro hacia el hombre que había entrado.
-Lo siento mucho señor, estamos cerrando el restaurante.- Intento decir con educación, pero se notaba la tensión en sus palabras.
-Discúlpeme.- Contesto, sin ningún tipo de sentimiento el hombre.- Estoy buscando a Okina.
-Okina?.- Omasu se extraño y fue entonces cuando se fijo con mas detenimiento en aquel sujeto.
Abrió la boca evidentemente sorprendida al darse cuenta de quien se trataba. Había pasado mucho tiempo, pero desde luego nunca podría olvidarse de aquellos ojos azules, opacos.
-Shinomori?.- Pregunto, aun incrédula.- Es usted?
Aoshi asintió, algo cohibido, no sabia que le esperaría.
-Por Kami-sama..., no me lo puedo creer.- Exclamo la joven, se notaba nerviosa, agarro fuertemente la bandeja que llevaba en la mano.
-Omasu!!.- Se oyó desde la cocina, Shiro asomo la cabeza por la ventanita.- Que demonios haces? Tienes que recoger la mesa!.
Omasu se giro con el ceño fruncido.- No hace falta que me lo recuerdes con tanta amabilidad!, además... Tenemos visita!
Shiro pestañeo varias veces al fijarse en el alto hombre que estaba al lado de su mujer, y luego salió a toda velocidad de la cocina, acercándose algo temeroso a ellos.
-Es Aoshi, ha vuelto.- Informo Omasu, con una sonrisa algo triste.
-Es cierto?.- Pregunto el joven castaño.
-Así es...- Susurro Aoshi, sin saber como explicarse, seguramente ellos tendrían muchas preguntas.- Llegue de Holanda hace una semana, el barco nos dejo en Tokyo y he venido aquí...
-Esta buscando a Okina.- Termino Omasu, suspiro y se giro hacia la cocina.- Tengo que terminar de limpiar las mesas y despedir a los clientes.
Nadie dijo nada mientras la joven volvía a su trabajo.
-Deberías haber avisado de tu llegada, nos has cogido desprevenidos.- Le reprocho Shiro, intentando no aparentar su enfado.
-Si, lo se..., disculpen la molestia, podría hablar con Okina o... Misao?
Shiro se mantuvo en silencio algunos segundos, cogiendo aire con fuerza.- Ninguno de los dos se encuentra en este momento, pero puede pasar al comedor privado y esperar a que terminemos de cerrar el restaurante.
Aoshi Shinomori asintió, era mejor no llevar la contraria, y recordando el camino hacia el comedor del personal se puso en marcha.
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No sabia como había conseguido el valor para entrar tan rápido en el restaurante, pero lo había hecho, como el que se lanza a un lago de agua fría. Era el ahora o nunca.
Y lo hizo.
La verdad es que después de tanto tiempo se esperaba una bienvenida mas dura, ya se veía a Okina saltándole al cuello... no, mejor dicho a Misao. O tal vez a los dos, no estaba seguro, pero de lo que si estaba seguro era de que le esperaba una buena reprimenda.
Sabia que tendría que explicarles y había pensado en un buen discurso para excusar su ausencia de tantos años. Necesitaba despejar su mente, buscar su camino... allí encerrado lo único que hacia era comerse la cabeza, y pensar tanto desde luego no era sano para nadie. En Holanda había aprendido muchas cosas, había conocido a tanta gente, otras costumbres...
Ahora si estaba preparado para empezar una nueva vida, o por lo menos seguir con la que tenia.
No pudo pensar mas ya que Omasu entro en el comedor con un bebe en brazos, mientras lo arrullaba para que se durmiera, parecía bastante cansada pero aun así feliz.
Se sentó frente a el y estuvo en silencio hasta que apareció Shiro y también se unió a ellos, cargado con una bandeja con tazas de te y pastas.
Tras ser servido el te parecía que la situación era mucho mas tranquila, Omasu su sonrió cuando se dio cuenta de que el bebe se había quedado dormido.
-Por fin.- Dijo, tomando un poco de te con la mano que tenia libre.- Espero que duerma toda la noche.
-Enhorabuena.- Felicito Aoshi, al darse cuenta de lo que había pasado en su ausencia.
Shiro le sonrió pesadamente.- Muchas gracias.
-Hace mucho que...?
No pudo acabar la pregunta, Omasu le interrumpió.- Nos casamos a los 6 meses de usted irse, en realidad la pequeña Aiko es nuestro segundo hijo, tenemos otro de 2 años, Yutaro.
Aoshi se quedo algo impresionado.- Entonces doble enhorabuena.
-Como es que ha vuelto, ahora?.- Pregunto directamente Shiro.- Pensamos que no volvería mas, supimos por Hajime Saito que la misión a la que le habían mandado había acabado con éxito, pero pasaban los años y no sabíamos nada de usted.
-Lo se, y siento no haberme comunicado antes.- Se disculpo secamente.- Me quede algo mas de lo esperado, Me ayudo mucho cambiar de cultura y de país.
-Me alegro por usted Aoshi, si su estancia en Holanda hizo que viera las cosas mas claras.- Las palabras de Omasu parecían sinceras, pero algo resentidas.
-Que mas ha pasado en mi ausencia?.- Aoshi pregunto con algo de reparo, todavía no se acostumbraba a la situación, pero tenia mucha curiosidad por saber que había sido del resto, pero Okina y Misao no estaban allí.
-Bueno..., ha pasado un poco de todo.- Suspiro Shiro.- Okon conoció a un extranjero y decidió dejar los Onni para dedicarse a su vida de casada, ahora vive en Tokyo con el y están en espera de un hijo, nos visita de vez en cuando.
-Y Kuro se encuentra en su día de descanso, también ha rehecho su vida, como todos nosotros.- Sonrió Omasu, mirando a su bebe.- El tiempo pasa muy rápido.
Aoshi sonrió tranquilo, desde luego que pasaba rápido, todos habían comenzado una nueva vida al parecer, era buena señal. Pareció que el matrimonio se quedo algo asombrado al verlo sonreír, pero mas bien fue contagioso.
Fue la prueba de que Aoshi no había mentido al decir que le había venido bien quedarse en Holanda.
-Y Okina?
La sonrisa se borro de los rostros de ambos, mientras Omasu carraspeaba para aclararse la garganta.
-Todavía no puedo creer que Saito no te informara.
-De que?.- Supo que algo no iba bien en ese momento.
-Hubo una epidemia de gripe dos inviernos después de marcharte.- Informo Shiro.- Okina podría haberla superado fácilmente, pero le pillo después de una dura pelea que tuvimos en una de las misiones, quedo muy herido y su edad no ayudo demasiado.
-No lo supero.- Se contesto a si mismo Aoshi, bajando la cabeza. En esos momentos solo pensaba en la cara del Lobo y de las ganas que tenia de matarle, si le hubiera dicho el hubiese regresado de inmediato.
Que había pasado entonces con el Onni tras la muerte del anciano?
Sabia que Misao estaba a la cabeza y que podía confiar en la joven, pero sin Okina muchas cosas seguro que habían cambiado..., Misao es fuerte, pero le falta la sabiduría de la experiencia, y con las nuevas vidas de los miembros...
-Y el Onni?
De nuevo un silencio incomodo.
-Después de la muerte de Okina y con usted fuera... las cosas se complicaron.- Suspiro con tristeza Omasu.- En estos tiempos de modernización no había un hueco para nosotros, y teniendo en cuenta lo desestructurado que quedamos..., no nos quedo mas remedio que la disolución.
-Pero no crea que simplemente lo dejamos.- Rectifico Shiro rápidamente.- Misao lucho mucho por que sobreviviera el clan..., pero ni siquiera ella es tan fuerte con tantos duros golpes, la verdad es que tengo que admitir que tampoco nosotros ayudamos mucho, con nuestras nuevas vidas.
Shinomori no podía sentir mas que tristeza haber lo rápido y tan fácil que había muerto aquel grupo por el que tanto había luchado. Simplemente se había apagado, para siempre.
El nuevo modo de vida del País había acabado con los samuráis y los shogunes, era normal que los clanes ninja también acabaran desapareciendo.
Pero igualmente dolía.
Solo quedaba saber una cosa.
-Donde esta Misao?.- Sabia que la pequeña habría quedado destrozada, después de perder toda la vida que había formado.
-Misao..., bueno...- Omasu hizo una mueca de tristeza.- Ella sigue aquí con nosotros, se encarga de las cuentas del restaurante, si me disculpan voy a acostar a Aiko.
Ambos hombres asintieron mientras la joven salía en silencio de la Sala, dejándolos solos.
Shiro se sirvió un poco mas de te y le ofreció a Aoshi, este acepto, aunque en Holanda también se bebía te tenia que admitir que echaba de menos el de Japón.
-La verdad es que Misao quedo muy afectada después de la muerte de Okina y la disolución del Onni.- Empezó a contar Shiro.- Durante una época se fue a Tokyo con el matrimonio Himura, antes de que les pasara... aquello.
Aoshi asintió, Saito si había creído oportuno informarle del feo destino que habían vivido Kenshin y Kaoru, pero no de que Okina había muerto.
Shiro prosiguió.
-Cuando volvió nos informo de que había decidido seguir ella por su cuenta con las misiones, no lo entendimos en un principio, hasta que nos dijo que había aceptado trabajar a las ordenes de Saito.
-Que?!.- Grito Shinomori, aquello si que no se lo esperaba.- Como que Misao esta trabajando para Saito?
-Así es, lleva ya bastante tiempo y es una de las mejores espías que tiene la policía.
Aoshi se llevo las manos a la cabeza, tenia muchas cosas que recriminarle al Lobo. Como se atrevió a aceptar a Misao bajo su mando?, No! En que demonios estaba pensando Misao?!.
-No puedo creerlo, ese Lobo me va a responder a un par de preguntas.- Susurro con la voz llena de ira.- Y ustedes se lo permitieron?!
Shiro frunció el ceño.- Perdona Aoshi, pero el que estuvo 5 años fuera fuiste tu, no vengas aquí a recriminarnos nada!
Shinomori se quedo quieto, estaba claro que Shiro tenia razón. No podía recriminarles nada.
-Y donde esta ella?
-Ahora?.- Miro el reloj de pared, eran casi las 12 de la noche.- Supongo que ya termino de trabajar, andará por la ciudad.
-A estas horas?.- Aoshi frunció el ceño, disgustado.
Shiro lo miro profundamente, incluso con pena.- Misao no es la misma que hace 5 años Aoshi..., han pasado muchas cosas, demasiadas. La muerte de Okina y los Himura, la disolución del Onni... tu partida...
Shinomori sintió una punzada de dolor, sabia que eso le había dolido mucho a su protegida, desde luego era conciente de los sentimientos de la joven. Pero en aquel entonces era eso, una adolescente. Y El no sabia si quiera que hacer con su vida.
-Donde puedo encontrarla?
Había muchas cosas que aclarar, muchas cosas de las que hablar con ella... solo ella podría comprenderle, y aun así tenia que admitir que tenia curiosidad por saber como se encontraba, si habían pasado 5 largos años, que seria ahora de aquella pequeña saltarina?
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Salió del local muy enfadado, tirando la botella de sake que tenia en la mano con fuerza.
Desde luego aquella no era su noche de suerte, todavía no era media noche y ya había perdido gran parte de su dinero.
Tendría que hacer caso a Omasu y empezar a dejar ese vicio.
Pero al menos esa noche no lo haría, de momento lo primero tenia que hacer era conseguir otra botella de sake, aun quedaba mucha noche por delante y quien sabe, a lo mejor su suerte cambiaba o encontraba una buena compañía.
Esperaba tener mas suerte en ese tema, mañana seria su día libre y tenia que aprovechar esa noche al máximo, el saber que la joven castaña no iría a su cuarto a las 6 de la mañana para levantarlo a base de cubos de agua fría era todo un alivio.
Vio un burdel abierto de camino hacia su próximo destino y saco algunas monedas de su bolsillo, tendría bebida para entretenerse por el camino.
Vio que al lado de la puerta se encontraban algunas señoritas bastante descotadas y con una gran sonrisa en la cara, mientras el dueño del establecimiento intentaba echarlas escoba en mano.
-Eh! Sanosuke!.- Le llamo una de ellas.- No quieres hacernos compañía esta noche?
-No encanto, esta noche tengo otros planes.- Le guiñó un ojo el moreno, entrando en el burdel y dándole una palmadita en la espalda al dueño.- Solo se irán con clientes, ni te molestes.
Al salir, ya con botella en mano, le dio un largo sorbo al sake y sonrió complacido, poco a poco empezaba a sentirse mucho mejor y ya ni siquiera se acordaba del dinero perdido, estaba convencido de que lo recuperaría con intereses mas tarde.
Ahora tenia que retomar su camino. Seguramente le estaban esperando y no era buena idea hacerla esperar.
Sin darse cuenta tropezó con alguien en medio de la calle, sin poder evitar reírse, desde luego aquel sake era de buena calidad.
-Perdona amigo, no te vi.- La risa se le fue al darse cuenta de que le había derramado un poco de sake sobre la ropa.- Estupendo, alcohol desaprovechado.
-Yo diría que no.- Dijo una voz a su lado, una voz muy conocida.
Miro al hombre con el que había tropezado, y cuando enfoco la vista se dio cuenta de quien se trataba. Si no fuera porque en realidad no estaba tan borracho empezaría a dudar de su estado y de lo que tenia aquella botella de sake.
-Vaya.- Soltó un suspiro, bastante irónico.- No me lo puedo creer.
Aoshi le miro de arriba abajo con una ceja levantada.- Yo tampoco.
-Shinomori ha vuelto después de...4 años?.- Pregunto sarcástico, llevándose una mano a la barbilla.
-5.- Contesto Shinomori, secamente.
-Si! Es verdad, como olvidarlo.- Rió el moreno.- Y que se supone que te trae por aquí?
-He vuelto.
-Eso ya lo veo!.- Sanosuke aumento sus carcajadas.
-Que se supone que haces tu aquí?
-Bueno, yo vivo aquí, desde la muerte de Kenshin y Kaoru.- Informo el luchador.- Trabajo en el Aoiya, Misao tubo el detalle de darme trabajo.
-Hablando de ella, la estoy buscando.- Aoshi se acerco a Sagara.- Sabes donde esta?
Sanosuke le analizo unos instantes, con una fea sonrisa en su rostro, parecía que maquinara algo.
-Claro que lo se.- Susurro, con aparente amabilidad.- Es mas, en estos momentos iba a buscarla.
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La casa de te Niwa se encontraba situada en una zona de lo mas destacada de entre el distrito de las Geishas.
No tenia apenas dos años de vida, pero se había convertido en uno de los lugares mas selectos de Kyoto, no había empresario, cónsul o persona importante que no supiera de ella.
Construida por un exitoso empresario ingles que pocos años antes había decidido mudarse a la ciudad en busca de mas prosperidad y gracias a las endulzadas palabras de alguna Geisha le había parecido muy buena idea abrir una casa de te para ganarse a los poderosos de Kyoto.
Sin duda la idea le había salido bastante rentable.
Con unos jardines espléndidos y el asesoramiento de expertos en el tema de las casas de te había conseguido crear una maravilla. Solo las mejores Geishas eran contratadas para compartir velada con sus invitados.
Taka era la encargada del establecimiento, una mujer de mediana edad con mucha experiencia en el negocio, ya que había sido la administradora de una afamada Okiya de Tokyo, antes de que esta se fuera a la quiebra. De poca altura y cara ovalada, con mas arrugas de las que debería tener a su edad.
Era día laboral por lo tanto no esperaba tener demasiado trabajo, solo habían unos cuantos salones reservados, entre ellos la fiesta de unos soldados ingleses amigos del dueño y una reunión de negocios entre empresarios locales.
De resto todo estaba bastante tranquilo y tenia tiempo de retocarse el maquillaje en el vestidor de la casa de te, que a esas horas estaba desierto.
La campana de la entrada sonó armoniosamente al entrar alguien en el vestidor, haciendo que a la mujer casi se le cayera el bote de polvos blancos.
Levanto la mirada exasperada para encontrarse con dos muchachos de buen ver.
Ambos altos, uno de piel morena y ojos claros, con mejillas algo sonrojadas por el alcohol y vestido malamente, a ese ya le conocía y no pudo evitar soltar un resoplido al verle. Pero el otro era alguien nuevo, algo pálido, con una mirada de hielo e increíblemente atractivo pensó, además se veía distinguido, vestido con ropas occidentales que consistían en traje de chaqueta negro y camisa blanca.
La mujer salió de detrás del mostrador con algo de dificultad, mirando a Sanosuke con molestia.
-Te crees que esas son fachas para venir aquí?.- Le pregunto, señalándole las ropas, que evidentemente eran del trabajo.- No se cuantas veces te he dicho que...
-Ya, ya Taka!, lo se, perdona se me olvido.- Contesto con pesadez Sanosuke, dándole otro trago a la botella de sake, ya vacía.
-Encima bebiendo!.- Grito la mujer escandalizada.- Mas vale que te arregles un poco antes de entrar o me echaran la bronca a mi!
-Ahora mismo voy a cambiarme.- Soltó Sagara dejando la botella de sake sobre el mostrador y entrando por una puerta tras el.
-Por Kami, este chico me matara de un disgusto algún día.- Susurraba con rabia la mujer, cogiendo la botella de sake con asco y tirandola en una papelera.
Luego se quedo mirando a Aoshi de arriba abajo, asintiendo satisfecha.
-Y quien se supone que eres tu?, No creo que seas amigo de ese maleducado.
-No se equivoca señora.- Respondió rápidamente Shinomori.- Soy Shinomori Aoshi, he venido con el porque estoy buscando a alguien.
-Mi nombre es Taka, es un placer conocerle, soy la encargada de este casa.- Sonrió haciendo una reverencia.- Viene a la reunión de empresarios?
-No, no...- Aoshi miro a su alrededor, ni siquiera sabia exactamente que hacia allí, ni tampoco imaginaba que Sagara tuviera tan buen gusto como para frecuentar un lugar como aquel.
-Entonces es amigo del Señor Anderson?.- Pregunto la mujer, ya algo extrañada.
-Tampoco.
Sanosuke salió de nuevo de aquella habitación, ahora vestido con una ropa mas limpia y decente, se terminaba de arreglar el cuello mientras se acercaba a Taka.
-Viene conmigo Taka.- Respondió Sagara, algo mas serio.- La señorita Makimachi llego?
Taka le miro de reojo.- Lleva esperándote mas de una hora, sabes donde esta.
-De acuerdo.- Asintió el moreno, luego miro a Aoshi.- Vamos, no querías verla? Sígueme.
Entraron por un largo pasillo, al final se veía unos portones de cristal que daban al jardín.
Aoshi seguía sin poder imaginar porque Misao se encontraba en una casa de te, ni porque todos se conocían también... ni siquiera podía creerse que estuviera con Sagara.
Realmente las cosas habían cambiado mucho.
Al salir al jardín descubrió una autentica obra de arte de la jardinería, y rodeándolo lo que parecían los salones para las reuniones, había gran movimiento de camareras y dos de los salones había mucho ruido de risas y música.
Algunos hombres paseaban por el jardín fumando sus puros en compañía de alguna que otra Geisha.
-Por aquí.- Le indico Sagara, dirigiéndose al Salón que había al otro lado del jardín, parecía el mas grande y constaba de dos pisos.
Al acercarse no se oía mucho ruido dentro pero las luces estaban encendidas.
Sanosuke toco varias veces hasta que una voz indico que podían entrar.
Aoshi se dio cuenta de que en realidad el Salón no era tan grande, estaba dividido en dos y a su frente las escaleras que daban al segundo piso, seguramente seria un sitio privado para los dueños de la Casa.
Pero solo habían un par de camareras preparando la mesa.
-Todavía es temprano.- Le informo Sanosuke, acercándose a la mesa para coger Sake.- Dentro de un rato aparecerán los demás.
-Quienes?.- Pregunto Shinomori, aun sin entender muy bien de que iba todo aquello.- Que demonios hacemos aquí?
Sanosuke le miro seriamente.- Tu querías ver a Misao no? Te he traído hasta ella.
-Donde esta?
Sagara le dio un trago a la botella de Sake y señalo con la mano hacia la puerta que daba a la segunda habitación. De repente el corazón de Aoshi se encogió, al darse cuenta de que Misao estaba detrás de esa puerta.
-Hablas enserio?
-Vete y toca.
No dudo dos segundos en hacer lo que el luchador le aconsejaba.
Camino a grandes zancadas hasta la puerta corredera y toco, con el puño temblándole. Tenia tantas preguntas... pero antes que nada tenia que verla, tenia que ver que se encontraba bien.
Hacia ya tanto tiempo...
Sin darse cuenta ya había tocado y una voz femenina le daba paso.
Abrió el Shoji con cuidado, casi con miedo de lo que pudiera encontrarse al otro lado.
Lentamente descubrió que aquella habitación se trataba de un despacho, con algunos muebles llenos de papeles y de lo que parecían libros de cuentas, cuadros colgados de las paredes... todo muy oriental, y jarrones de flores... y al final una mesa y alguien arrodillado frente a ella.
Entro despacio, en silencio.
Topándose con una imagen que no esperaba.
La mujer que le había dado permiso para entrar tenia un largo cabello negro, suelto sobre los hombros, con un kimono de color negro con bordados en rojo y plata, de tez pálida y labios encarnados. Mantenía la vista fija en un libro lleno de números, mientras fumaba tabaco de pipa y a su lado una pequeña taza, con lo que parecía sake.
-Llegas tarde, como siempre.- Aquella voz, era mucho mas dura que la de Misao.
No supo que responder, desde luego Sanosuke le había gastado una broma de mal gusto, le había hecho perder un tiempo valioso y ahora tendría que volver a retomar su búsqueda de Misao.
-Perdone Señorita.- Se disculpo con un reverencia.- Me he equivocado.
Fue entonces cuando se dio cuenta de la gran mentira que acababa de decir.
La mujer a su frente levanto la mirada, intrigada por aquella voz que no era la de Sanosuke, pero que le resultaba igualmente familiar. Una mirada verde esmeralda, de ojos grandes...
Era ella. Era Misao.
El corazón le dio un salto dentro del pecho y vio como ella dejaba a un lado todo lo que estaba haciendo, igual o mas sorprendida que el mismo. Se había quedado pálida.
-Aoshi?
No fue capas de hablar en ese momento, pero no hacia falta. Ella sabia que si lo era.
-Misao?
La joven le miro, como lo habían hecho todos ese día, analizándole en toda su extensión. Luego cogió de nuevo su pipa y le dio una gran calada, mientras recuperaba el color de la cara y su mirada se volvía mas dura.
Termino esbozando una sonrisa con aquellos labios rojos.
-Vaya sorpresa, quien me diría a mi que serias capas de volver?
Notas de la Autora:
Que tal les pareció?, Este solo es un capitulo piloto por lo que no le he puesto mucho contenido, solo un poco de información basica para seguir la historia.
Se que el tema esta algo utilizado ya jeje pero prometo que esta historia tiene muchas sorpresas, esto solo ha sido un pequeño comienzo para dejarles algunas intrigas que respondere en el próximo capitulo, prometo aventuras y nuevos personajes, siguiendo mi gusto por las historias de mafia, sexo y drogas.
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Muchos besos!
Rinoa Shinomori.
