Disclaimer: que sí, que sí, que Harry Potter es mío. Por supueeeesto. Y ahora vendrán unos señores muuuuy amables a llevaros a un sitio fantástico, todo blanquito. Saludos a los Longbottom.
Notas: corto, no tiene mucho que ver con mi idea original (sí, la perdí; ¿a vosotros no os pasa nunca?), pero cumple las condiciones del reto. Kristy no puede quejarse. O sí que puede, pero no pienso escucharla.
A mil por hora
Y sí, la observa, y sí, suspira. Pero no es raro, porque a quién no le gustaría perderse en ese mar de fuego que es su pelo, quién no querría beber labios y besos de esa leona enfurecida que vuela y vuela, allá en lo alto, y que la hace volar, con ella.
Luna Lovegood se mueve con el estadio. Grita, anima, eterna expresión soñadora en los ojos, y abraza con más fuerza de la debida la bufanda roja y dorada –se la ha prestado ella-, y casi, casi aparta la mirada, pero no. Ginny se lanza en picado, recoge la quaffle, y el mundo parece detenido cuando esquiva el suelo, zigzaguea, se alza y emerge de la nada, y anota. Treinta a diez. Slytherin pierde.
A Luna no podría importarle menos.
Tiene gracia, si lo piensa. Es realmente gracioso, porque quién se lo hubiera imaginado, después de todo. Quién habría imaginado que podría encontrar, en una bufanda, una foto, un abrazo, esa fuerza misma de la escoba. Quién habría dicho nunca que envidiaría a Dean Thomas, que querría hacer causa común con Ron para arrancarle la cabeza, para ser ella quien la besara. Ginny, Ginny pelirroja, Ginny bruja, Ginny Ginny. Se confunden los instantes, en su cabeza, los momentos en que la tiene y la anhela, y quisiera acercarme un poco más, piensa, cuando el partido acaba y todos celebran, quisiera acercarme un poco más y rozarte y arrancarte la ropa, Ginevra, emborracharme de ti. Volar en tu escoba, ahora, volar contigo a mil por hora. Quisiera que me quisieras, que quererte no doliera tanto.
Y justo entonces lo ve, los ve, ojos verdes y grises chocando, miradas que lo dicen todo sin decir nada, y Luna se traga las lágrimas y ríe, aún con la bufanda puesta. Ríe hasta que le duele el estómago, una risa amarga, porque Harry Potter es el héroe, y ella sólo es ella, Luna Lunática, al fin y al cabo.
Danny
