Amaba aquel olor, aquel sabor, aquella textura y por sobre todo amaba el color que aquel liquido obtenía luego de ser regado en sus pequeñas manos.
Nadie podía describir todas las sensaciones que experimentaba en su cuerpo y mente mientras hacia la pequeña incisión en el cuerpo hasta que lo dejaba seco, inerte y sin vida.
Luego de años con ese estilo de vida logro reconocer, de manera inexacta, aquellos sentimientos que la embargaban cuando realizaba la pequeña pero necesaria operación. Al principio confundió esa necesidad con una severa patología psicológica, pero luego se percato que era su naturaleza ya que aquella sensación de jubilo excesivo y las reacciones involuntarias que experimentaba nadie las podía diagnosticar.
"Luego de la primera gota todo se vuelve borroso, mis extremidades no reaccionan, pero los sentidos se agudizan; y luego, cuando siento como si ya no estuviera en mi cuerpo, todo vuelve tan rápido como una ráfaga de viento y pierdo totalmente el control, en ese momento son las sensaciones las que me guían." decía una y otra vez a los doctores, psicólogos, psiquiatras e incluso amigos, pero nadie podría darle una respuesta.
Cuando cumplió los veinte años vio como sus amigos,familiares, conocidos, profesores, animales e incluso las plantas cambiaban con el paso del tiempo, se volvía viejos, sus facciones cambiaban, su pelo crecía o cambiaba de color, sus extremidades se alargaban, sus troncos crecían y tomaban distintas formas, pero ella... ella seguía igual desde los quince, sus facciones eran las mismas, sus extremidades conservaron el largo, su tronco quedo con la misma forma, su tono cambio drásticamente del piel a uno blanco mortecino, sus mejillas dejaron de sonrojarse, sus ojos ya no pedían el descanso que se les otorgaba al parpadear; pero lo ignoro, siguió con su vida como si no se diera cuenta de lo que pasaba a su alrededor porque así "era mejor", porque así "podía seguir creyendo que todo era normal"
Pero, hoy al fin, la muerte venia a tocar su puerta, y ella... ella todavía conservaba su rostro joven, y, aunque pasado más de un milenio podía volver al lugar donde pertenece, solo que esta vez iba a llegar con una vida de pecados, asesinatos, dolor, ira, incomprensión y frustración a cuestas. Pero hoy volvería a comprender lo que era ser humana.
