El ataque de Sailor Jupiter había acabado con el enemigo y la batalla se daba por terminada finalmente. Para suerte de la joven protegida por Júpiter, su compañera y novia, Sailor Mercury, no había terminado herida. De haber sido así, aquella noche habría pasado a ser la peor cita de sus vidas.
- Eso fue relajante. – Makoto ya había dejado su transformación. – Espero que nadie vuelva a interrumpirnos. –
- Entonces… - Antes de la batalla había quedado algo pendiente. - ¿Qué me querías decir, Mako? – Ami estaba muy curiosa por saber qué se traía su novia aquella noche.
- Es verdad. – La castaña buscó en el bolsillo de su chaqueta el presente que tenía para la otra joven. – Solo dame un momento. - Lo trató de encontrar en el otro bolsillo, pero igualmente no estaba allí. Quizás lo había guardado en los bolsillos del pantalón. – Aguarda allí. -
- Tranquila, no me iré a ningún lado. – Le decía Ami con una sonrisa.
- No está… - Tanteó por toda su ropa, pero no lo hallaba. - ¡No lo tengo! –
- ¿Qué cosa? –
- ¡Nada! - No podía decirle a Ami, arruinaría la sorpresa que le tenía. – Es que olvidé las llaves de mi departamento. –
- ¿Buscabas tus llaves? – La peliazul se sonrojó. - ¿Tenías planeado llevarme a tu departamento esta noche? –
No muy buenas ideas pasaron por las mentes de ambas.
- ¡No! - Mentir no era bueno. - ¡Digo, quizás! Si es que todo me salía bien. - Estaba revelando muchos detalles de su plan. – Lo que ocurre es que traía algo conmigo y tiene que haber volado cuando el enemigo nos tomó por sorpresa. –
- ¡Oh! – Ami buscó en su bolsillo algo que había recogido en medio de la batalla. - ¿Te refieres a esta cajita? - Una pequeña, azul y muy importante caja que Ami tenía entre sus manos.
Makoto se sintió tan aliviada al ver que su novia la había hallado.
- Gracias por encontrarla. – Pero al abrirla, esperando encontrar sano y salvo el presente que debía llevar adentro, sintió que su corazón se detuvo por un momento y que luego anduvo a mil revoluciones por segundo. - ¡No está! – Y el anillo le había costado carísimo.
- ¿Estás buscando esto? - El mismo anillo que Ami llevaba puesto en su mano. De oro y con un zafiro en él, era el presente que Makoto había comprado para ella. El día que la castaña lo vio en la tienda, supo que debía ser de su novia. – Me encantó. – Dijo para hacerla sentir mejor.
- Casi me matas... - La castaña suspiró tranquila. – Supongo que ya sabes qué deseo preguntarte. –
- No. – Jugaba con la otra para poder escuchar aquellas palabras anheladas.
- ¿Crees que pueda empeñarlo para comprar una consola? –
- ¡Makoto Kino! – De pronto fue silenciada por un dulce beso.
- Bromeaba. – Un nuevo beso anticipó todo. - ¿Quieres casarte conmigo? –
Esa era la pregunta que Ami deseaba escuchar y la hizo más feliz de lo que había imaginado.
- Por supuesto. – Su respuesta fue tan simple como hacer asustar a Makoto.
