Hola otra vez :3

Esta es la historia más rara que escribí en la vida XD, Surgió de ver Cold Case y leer el manga de Hetalia a la vez. En sí, es una combinación de un montón de capítulos de lo primero con personajes de Hetalia.

Lo más difícil fue decidir quién iba a…. Bueno, ya lo verán dentro – risa nerviosa – espero que no me maten XD. Me encanta en especial Cold case porque, no sé, el modo en que se ve la historia, bueno ¡si alguien lo ha visto me entenderá!, si no, pues, el fic sigue una cronología similar.

Bueno, no les entretengo más

Advertencias: Muerte de personaje, sangre (poquita :3), algo de violencia y un extrañamente perceptivo Feliciano.

Nombres humanos de los países, si hay algún problema con eso, o alguien no los sabe, puede buscar en Wikipedia XD

Hetalia no es mio ya sabe de quien es ¬¬. y antes de ke lo olvide, gracias por loas comentarios para "Armisticio" estoy un poco hecha bolas con esto, asi que no se como responder Sorry, XD.

~º~

New York, Estados Unidos, 17 de Junio de 1999

Por toda la casa se oían voces animadas, en lo que parecía ser una fiesta en un pequeño orfanato de New York; los niños corrían animosos jugando entre ellos, mientras que los adultos bebían vinos y cervezas.

Un joven de ojos azules miraba como ido toda la escena de felicidad frente a el, tomando un poco de su bebida - nada alcohólico, le habían ordenado, pues solo contaba con 16 años – pensando que la razón por la cual se organizaba esa fiesta no era muy de su agrado realmente.

- Hey, es un poco raro en ti que te quedes como idiota en las fiestas, ¿sabes?, no digo que normalmente no lo seas, pero vamos, al menos muévete o ve a molestar a todos diciendo lo grandioso héroe que eres

- Arthur…- sobresaltado por ser sacado tan repentinamente de sus pensamientos, el joven de ojos azules dio la vuelta para mirar de frente a la persona que le hablaba, un hombre de unos 20 años con unos hermosos ojos verdes y grandes cejas.

Nuevamente, todo el malestar que por unos instantes había desaparecido de su pecho, regreso al mirar los orbes verdes del mayor.

- Enserio Alfred, ¿Cómo esperas que me vaya tranquilo a Inglaterra si tu te comportas tan descuidadamente?, además, no dejas de discutir con Matthew, toma en cuanta que ya no son niños de…

- Si tanto te importara, no te irías- Alfred bajo la mirada, era consiente que decirle eso era egoísta; el podía ser muchas cosas: caprichoso, berrinchudo, optimista – tal vez en exceso- e incluso algo indiferente con su hermano gemelo, pero nunca, nunca, había sido egoísta con nada.

Desde pequeño, se crio en ese orfanato tras la muerte de sus padres, cuando solo tenia unos meses de vida, así que el convivir diariamente con niños, unos conocidos, otros nuevos y otros tantos que solo estaban ahí por cortas temporadas, le había enseñado el valor de compartir las pocas pertenencias y juguetes que tenia.

Pero, cuando conoció a Arthur, teniendo solo 5 años, un nuevo sentimiento nació en el, uno que no se supo explicar nunca; afloraba cada que veía al inglés jugar con otros niños, cantarle canciones de cuna a su hermano menor, sonreírle a los recién llegados como muestra de afecto para darles confianza.

Entonces, se daba cuenta, cuando se veía llorando por la atención del mayor, cuando molestaba a su hermano para que el de ojos verdes fuera su lado, cuando deseaba que no hubiera nadie mas, solo para que Arthur le hiciera caso a el, y solo a el, que ese sentimiento tenia nombre…

Celos

Y, naturalmente, con los celos, venia el egoísmo.

- Alfred…- Arthur miraba con tristeza al joven delante de el. También le dolía dejarlo, después de todo, ese niño había sido muy especial para el; sin embargo, en Inglaterra le esperaba una excelente oportunidad que nunca se repetiría en la vida.

- Olvídalo Arthur, espero que tengas buen viaje- y sin mas, Alfred se fue a su habitación, dejando tras de si a Arthur con la mente y sus sentimientos hechos un caos.

- Arthur, ¿estas bien?- pregunto una vocecilla tras de el.

- Si Matthew, estoy bien- respondió a un joven muy parecido a Alfred; y sin darle mas importancia, Arthur también se fue…

~º~

En un pequeño parque abandonado de New York, la lluvia azotaba fuertemente mientras que se observaba como las aves volaban buscando refugio en alguno de los tantos árboles frondosos que ahí había; sin embargo, además de estos, la única persona que habría podido apreciar el panorama, se encontraba tirada en el pasto, con sangre saliendo de su boca y de múltiples heridas en la cabeza e inconsciente; sus hermosos ojos verdes, alguna vez llenos de vida, parecían mirar al cielo nublado, mientras las gotas de lluvia enjuagaban las lagrimas que estos habían derramado de dolor minutos antes…

~º~

New York, Estados unidos, 19 de Septiembre del 2010

Un hombre alto de cabello rubio caminaba por las calles rumbo a su trabajo. Estaba agotado realmente, no había podido dormir demasiado, ya que su torpe compañero le había estado llamando para recordarle que al día siguiente tendrían su primer caso no resuelto. "Lo mío son los casos en los que tengo que descubrir al asesino, no en los que tengo que atraparlo" le había dicho meses antes, cuando le había conocido.

Ahora dudaba de su palabra, ya que no solo consideraba inútil y cobarde a su compañero, sino también torpe y con la inteligencia de un niño de kínder, así que ¿Cómo demonios pretendía descubrir a un asesino, si no sabía hacer otra cosa más que pasta?

Después de un rato caminando, llego por fin a la estación de Policías, donde se dirigió a la unidad de investigación criminal. Al llegar, un joven de aspecto oriental se acerco a él para darle una carpeta que rezaba "Caso K0688, Kirkland, A. No resuelto".

-¿Nuevo caso?- pregunto con monotonía.

-Viejo seria más adecuado, 1988, heridas por un tubo de metal, murió enseguida; mejor valla a la oficina del jefe, le dará más datos, Ludwig-san-

-Gracias Kiku, mmm… ¿Feliciano esta…?-

-Si, Ludwig-san, está ahí esperando también por usted-

Un suspiro pesado escapo de sus labios, aveces se preguntaba que había hecho para merecer un compañero como aquel. ¿Por qué simplemente no le habían asignado a alguien tranquilo como Kiku?, era ágil, inteligente y buen observador, justo como un detective debía de ser, todo lo contrario a Feliciano.

Al entrar a la oficina ordenada de su jefe, enseguida noto dos cosas: la primera, un chico de cabello castaño y ojos café claro sentado en la silla enfrente del escritorio de roble, mientras entonaba una tonada, en la cual lo único que se entendía era "ve~" y la segunda, un muy molesto jefe, que le dedico una mirada desaprobatoria en cuanto cruzo la puerta.

-Llegas tarde Ludwig- comento el pelinegro jefe mientras se acomodaba elegantemente sus gafas.

-¡Ve~! Doitsu llego tarde-

-Lo siento, no fue mi intención-

-No importa, ahora debemos tratar el caso- Roderich, el jefe austriaco de Ludwig y Feliciano saco una carpeta parecida a la que tenía en esos momentos el rubio y la abrió para leer el contenido – Arthur kirkland, 20 años, fue asesinado y encontrado en un parque abandonado frente a un pequeño lago; nunca dieron con el culpable, se creyó que fue un robo que salió mal –

-¿Entonces por qué…?-

-Déjame terminar Feliciano - reprocho con una mirada severa el moreno – hace poco, el edificio en el que el residía, un orfanato, fue demolido, sin embargo, se encontró esto en una habitación – Roderich le extendió un papel arrugado y amarillento a Ludwig, quien lo tomo para analizarlo; era una nota escrita con letra perfectamente cursiva:

Te veo mañana a las 6 en nuestro escondite secreto, te tengo una sorpresa.

Arthur.

- Nadie, a quien se le interrogo de ese lugar, comento algo sobre una cita con él, sin embargo, tenemos razones para pensar que quien recibió eso puede ser el asesino

- ¡Entonces déjanoslo a nosotros, ve~!, lo atraparemos y lo llevaremos ante la justicia- Feliciano repentinamente parecía decidido a resolver el caso, algo que sorprendió por segundos a Ludwig, pero, acostumbrado a los repentinos cambios del italiano, decidió ignorarlo.

- ¿Quién es el principal sospechoso?- Pregunto Ludwig, revisando nuevamente su carpeta en busca de nombres.

- Un chico francés, compañero de habitación por mucho tiempo de Arthur, Francis Bonnefoy, vallan con el-

- ¡Bien!, vamos Doitsu- Feliciano corrió hacia la salida, aparentemente emocionado por el nuevo caso asignado; Ludwig, por el contrario, pensaba como hacerle entender a su dolor de cabeza personal que llamarle "Doitsu" por muy alemán que fuera, no era divertido.

~º~

Se encontraban parados frente una pintoresca casa de los suburbios, adornada con flores multicolores por fuera, brindaba sencillez, y a la vez, un toque de elegancia.

Feliciano sé acerco a la puerta y toco el timbre una vez, esperando a que le abrieran. Ludwig, parado junto a él, no pudo evitar nota que a pesar del aire infantil el ingenuo que siempre se cargaba, Feliciano lucia algo serio, como si estuviera realmente concentrado en el caso.

Para Ludwig, sería la primera vez que trabajaba en un caso así con su compañero, ya que normalmente le tocaban casos resueltos y lo único que ellos hacían era seguir al infractor de la ley; sin embargo, Kiku le había comentado que en casos como los del tipo actual, Feliciano de verdad era toda una sorpresa.

Sus pensamientos sobre su atolondrada pareja se cortaron cuando un hombre de unos 25 años de ojos azules y cabello rubio les abrió la puerta.

- ¿En qué puedo ayudarles?- el tono de voz del chico era algo bajo, y más parecía que susurraba en vez de hablar, sin embargo, lo dijo con la suficiente claridad como para que se le entendiera enseguida lo dicho.

- Somos detectives de la unidad de investigaciones; necesitamos hablar con el señor Bonnefoy- el joven frente a ellos los miro un poco temeroso, sin embargo, se hizo a un lado de la puerta y con un gesto con la cabeza, le indico que entraran.

Por dentro la cas derrochaba elegancia y glamor; los muebles estaban en perfecta armonía con el tapizado, dando un toque de relajación, los cuadros colgados en las paredes eran de muy buen ver y las decoraciones daban un aire de sencillez increíble. Feliciano se quedo mirando la cocina, murmurando cosas como "seria perfecta para hacer pasta~" y cosas por el estilo.

El chico los guio hasta la sala donde le indico que se sentaran y le ofreció algo de beber.

- No, gracias, estamos bien-

- Ok, entonces- el rubio hizo una pausa mientras se sentaba en el sillón que quedaba frente a los detectives y, nervioso, tomo un peluche de oso polar que se encontraba en el y lo abrazo contra si- ¿Por qué buscan a Francis?-

- Pues, es relacionado a un asesinato hace 11 años, el de Kirkland…-

- …Arthur – todos voltearon a la entrada de la sala encontrándose con otro ojiazul de cabello rubio aun más claro que su actual anfitrión, con una triste sonrisa en el rostro.

- Francis, regresaste- el chico aun con el oso entre manos, se paro para ir hacia el recién llegado y recibirlo con un casto beso en los labios.

- Matthew, ¿Por qué no vas a la cocina y me traes una copa con vino, mon petit?

- Oui - y tras esto, Matthew fue a la cocina por el vino.

- Ve~, yo le acompaño, me encantaría ver la cocina, creo que copiare el estilo para mi piso – soltó de repente Feliciano, dirigiéndose hacia la cocina, no sin antes, darle un sutil guiño a Ludwig, quien confundido, termino captando eso como un "yo me encargo del otro"

Una vez solos, Ludwig volvió a su asiento, mientras que Francis ocupaba el lugar de su amante en el sillón de enfrente.

- Según los informes policiacos de ese entonces, usted tenia disputas continuas con Arthur

- Valla que eres directo. Pues sí, yo y el cejotas discutíamos hasta por quien le echaba primero leche al cereal, pero de ahí a querer matarlo…-

- Muchas personas matan por menos- Ludwig le dedico una mirada retadora a Francis, quien solo se limitaba a seguir sonriendo.

- Yo… mi relación con el era complicada, el llego al orfanato a los nueve años, yo llegue dos años después, me sentía fuera de lugar, así que eran normales nuestras peleas, sin embargo, cuando cumplimos la mayoría de edad, ninguno de los dos teníamos nada, así que decidimos quedarnos de voluntarios ahí, pero, al primer rayo de esperanza para poder salir de ese lugar, ambos enloquecimos…

Arthur estaba parado frente a Francis con el labio roto y sangrando; Francis, por su parte, tenía un ojo morado y el orgullo roto.

- Acéptalo ya wine bastard, yo gane esa beca por ser mejor que tu-

- ¡Me parece injusto que te la hayan dado!, ni siquiera te esforzaste un poco, de seguro hiciste trampa en los exámenes, o, espera, ¿será que tus amiguitos imaginarios te ayudaron?-

- ¡Cállate!-

- ¿Sabes?, ya no importa, ¡si te vas, mejor para mí! Así no tendría que ver tus cejotas todos los días-

- ¡Eres un mald…!-

- ¿Qué dijo Francis?- una voz saco a Arthur enseguida de su enfado, para voltear a ver Alfred parado a unos pasos de los dos, mirándolos sin darle crédito a lo que oía.- ¿t-tu, te irás, Arthur?-

- Alfred yo…- De un momento a otro, los ojos azules de Alfred se llenaron de lagrimas y salió corriendo si rumbo, solo quería alejarse de Arthur lo mas que pudiera.

- ¿¡Vez lo que has hecho! Eres un bastardo-

- Tal vez lo soy- Francis se acerco a Arthur hasta estar cerca de su oído; Arthur se quedo paralizado por tal acción, y no reacciono, hasta sentir un leve susurro- pero, al menos yo no le romperé el corazón a Alfred-

- Después de esa discusión, Arthur estuvo más interesado en reconfortar a Alfred que en ir a Inglaterra, pero, Alfred es testarudo-

- ¿Cuándo fue la última vez que le viste?-

- ¿A Arthur?, creo que el día antes de su partida, le hicimos una fiesta de despedida en el orfanato. Creo que discutió con Alfred o algo así, no sé realmente que ocurrió-

~º~

- Ve~, que linda cocina- Feliciano estaba maravillado con la cocina, o al menos eso hacía creer; en los años de trabajo en ese tipo de casos, Feliciano había aprendido que ganarse a la persona adecuada le podía facilitar muchísimo las cosas, así que, ahí estaba, en la cocina, intentando hacerle platica a Matthew, para poder sacarle algo de información.

- Gracias, la decore yo- contesto tímidamente, el rubio.

- Tienes buen gusto…por cierto, ve~, ¿tu conociste a Arthur?- Pregunto distraídamente Feliciano.

- Pues… Arthur creció en el mismo orfanato que yo, y era algo así como un hermano mayor para mi hermano y para mí…aunque más para mi hermano.- Matthew termino esa frase con un deje de tristeza en la voz.

- ¿pero que él no se iba a Inglaterra?-

- P-pues sí, y eso le dolió mucho a Alfred, también a mí…-

- Tu hermano, dices que era muy unido a él, ¿no estaría en ese entonces algo resentido con Arthur?

- S-sí, pero…-

- ¿Pero qué?, ¿Qué me ocultas Matthew?- Matthew estaba más que nervioso, Feliciano estaba seguro d que Matthew le ocultaba algo, y estaba dispuesto a sacárselo como fuera necesario.

- El es mi hermano, yo no puedo hacerle eso…- Matthew apretaba el oso polar que aun llevaba consigo contra su pecho, estrujándolo por los nervios- además, el hubiera sido incapaz de hacerle daño a Arthur-

- Ve~, yo también tengo un hermano, ¡y lo quiero mucho!, pero, si él le hiciera algo a alguien que también quiera, aunque me doliera, sabría que es lo mejor que debo de hacer – Feliciano puso una expresión triste en su rostro; si bien lo que acababa de decir era cierto, tal vez se la pensaría dos veces antes de delatar a Lovino de alguna forma.

- Bueno… el día antes de lo de Arthur, en la fiesta que le organizamos de despedida, Ellos discutieron, y Alfred se fue a du cuarto…

- Al, abre, soy yo, Matt

- Déjame en paz- Alfred lloraba del otro lado de la puerta, no quería aceptar que Arthur se fuera, le dolía tanto; la puerta se abrió y dejo ver la silueta de su hermano gemelo asomándose por esta.

- Alfred- susurro mientras se dirigía con su hermano. Para su sorpresa, en vez de que le rechazara y le gritara, Alfred abrazo fuertemente a Matthew y comenzó nuevamente a llorar.

- No quiero que se vaya Matt – decía entre lagrimas Alfred, mientras era reconfortado por su gemelo – no importa cómo, lo impediré, sin importar que tenga que obligarlo…

- Entonces, Alfred quería que Arthur se quedara, sin importar como – Matthew asintió, Feliciano sonrió y le agradeció al rubio antes de salir de la cocina para reunirse con Ludwig, quien lo esperaba parado a un lado de la puerta.

- ¿Y bien?

- Al parecer tendremos que hacer mas visitas, Doitsu, pero antes ¿podemos ir a comer pasta~?

Ludwig ya no sabía si enfadarse por el absurdo sobre nombre que Feliciano le había puesto, o por que el termino pagando la comida ese día.