CAPÍTULO 1. BUENOS DÍAS, STORYBROOKE.

Wisdom: ¡Prevenido plató, set 1! ¡Prevenida Cámara 1! ¡Tres, dos, uno…! ¡Dentro, Whale!

Dr. Whale: ¡Buenos días, Storybrooke! Espero que hayáis pasado un gran fin de semana. Recordaros que esta semana empiezan todos los preparativos de las Fiestas de Storybrooke, que se celebrarán en menos de un mes.

Wisdom: ¡Prevenido cámara directo!

Dr. Whale: ¿Tenemos a Emma Swan preparada para que nos informe de cómo va todo por el pueblo?

Emma Swan: ¡Buenos días, Dr. Whale! ¿Qué tal? Aquí, la actividad es frenética. A pesar de que falten más de tres semanas para las Fiestas, todos nuestros vecinos están como locos corriendo de un lado para otro preparando todos los detalles que harán de estas Fiestas algo inolvidable…

Dr. Whale: ¿Podrías entrar en el Granny's y preguntar cómo lo llevan por allí, querida Emma Swan?

Emma Swan: (Entrando en el restaurante)

Granny: ¡Ay, Emma, hija! ¿Qué tal? ¡Uy, la tele! ¡Haberme avisado, hombre! (Pegándole un codazo) Que estoy sin peinar… ¡Ruby! ¡La tele! (Ruby corre hacia donde se encuentran)

Ruby: (Sugerente) Hola, Dr. Whale…

Emma Swan: Aquí tenemos a Ruby y Granny, que ya las conocéis por el programa de cocina… ¿Cómo lleváis los preparativos de las Fiestas?

Granny: La verdad que estamos ya bastante angustiadas. Los pedidos no paran de llegar y no sabemos si nos va a caber todo en el almacén y si habrá suficiente para todos…

Ruby: Siempre hay suficiente… (Sonriendo picaronamente) para todos…

Granny: ¡Ruby! ¡Modérate un poco! Estamos en la tele. ¡Por Dios!

Wisdom: ¡Cortamos conexión en directo! ¡Despediros! ¡Prevenida Cámara 2 de plató! ¡Rápido, no tenemos tiempo!

Emma Swan: Ya han visto como está el ambiente por Granny's… ¡Seguiremos informándoles!

Wisdom: ¡Dentro de Cámara 2! ¡Habla, Whale!

Whale: Además de los menús especiales en Granny's… nos esperan muchas sorpresas en las Fiestas de Storybrooke.

Wisdom: ¡Corta, corta, nos vamos de tiempo!

Whale: ¡Les esperamos mañana a la misma hora! ¡Buenos días, Storybrooke!

Wisdom: ¡Coooorten, chicos! ¡Estupendo!

Whale: (Quitándose el pinganillo) ¿Qué tal he salido?

Wisdom: Estupendamente. Te ha sentado bien el bótox de Boston.

Whale: Qué gracioso, Wis. Simplemente he probado una nueva crema para el cutis… Ya sabes, la Ciencia arregla lo que la magia no puede.

Wisdom: Claro. (Suena un móvil) Disculpa.

Regina: Buenos días, Señor Wisdom.

Wisdom: Buenos días para usted también, Señora Mills. ¿Ha sucedido algo?

Regina: He convocado una reunión de urgencia para esta tarde a las seis en mi despacho como motivo de las audiencias registradas en los últimos días.

Wisdom: ¿Hay algún problema, Señora Mills?

Regina: Le rogaría que se limitara a obedecer las órdenes de su superior.

Wisdom: Disculpe. Nos vemos esta tarde, entonces.

Regina: Pase buen día. Adiós. (Colgando)

Happy: ¿Qué ha pasado, Wisdom?

Wisdom: Ni lo que sucedió en el último año la ha cambiado. Sigue siendo la misma mujer de siempre: egocéntrica, oscura y fría como el mármol.

Dopey: ¡Se le pasará, estoy convencido!

Grumpy: No seas ingenuo, Dopey. (Refunfuñando y entre dientes) Alguien como Regina, con tanta oscuridad en su corazón, es bastante complejo que cambie.

Dopey: ¡Complejo, pero no imposible!

Grumpy: Déjalo, sólo eres un crío. No lo entiendes.

Wisdom: Grumpy, relaja. Habrá que darle una oportunidad más.

Emma estaba cansada de trabajar como periodista para Storybrooke TV pero no tenía otra opción. Su marido, Killian Jones acumulaba un sinfín de deudas en su despacho por todos los vicios y caprichos que había tenido cuando era joven y… Ella lo amaba. Lo amaba con todas sus fuerzas.

El trabajo estaba bien pagado para ambos y era lo único que tenían para poder pagar todos los créditos pendientes. Pero a la mínima que tuvieran una oportunidad para huir de Storybrooke, huirían. No se encontraba bien en ese pueblo, y menos después de los acontecimientos del último año, donde parte de sus sueños se romperían en mil pedazos.

Dejó la mochila con la cámara y el micrófono en el estudio y se dirigió cabizbaja a casa, con la mente en blanco. No quería pensar más. Un sonido le avisó de que le habían mandado un mensaje al móvil.

"Reunión de urgencia a las 6 de la tarde en mi despacho."

Esto era justamente lo que faltaba, una reunión con todo el equipo. No tenía ganas de verlos… Únicamente hablaban de audiencia, de datos de rating y sharing, de presupuestos… y ella no entendía nada de eso. No quería entender nada de eso. A ella lo que le apasionaba era escribir. Pero música. Música que salía de su alma, desde lo más profundo de su ser. Eso era la única ilusión que le quedaba en Storybrooke… Perderse en el Puente de los Trolls y escribir… Escribir sobre las estrellas, sobre el cosmos, sobre el hedonismo… Sobre tantas cosas…

Y sin embargo, en su trabajo eso era inconcebible. A la audiencia no le interesaban los sentimientos de nadie, la audiencia lo que quería era circo. O al menos, eso era lo que la televisión había tratado de inculcar a las masas. Les habían acostumbrado a ver programas sensacionalistas, les habían enseñado un millón de tragedias a las que ya eran inmunes, un millón de desgracias que conducían a la apatía… Y se habían encargado de hacer que no se interesaran por historias de verdad, de esas que ya no existen.

Entró en casa, se quitó la cazadora y las deportivas y allí estaba Killian en el sofá, sonriendo mientras estaba con el ordenador.

Emma: Ya he llegado.

Killian: ¿Qué tal?

Emma: Hablando de las Fiestas de Storybrooke en el Granny's. Y así vamos a estar durante dos semanas completas, aproximo.

Killian: Lo sé. Seguramente se saquen más programas con motivo de las Fiestas.

Emma: Estoy cansada, Killian. La gente seguramente terminará aburriéndose.

Killian: Regina es única para los cebos. Sabrá como hacer que la gente siga viendo sus programas todos los días.

Emma: Sí, pero nosotros sabemos de qué va todo esto.

Killian: Es el precio por la fama, cariño.

Emma: Yo no quiero fama… Parece mentira que me conozcas después de todo este tiempo.

Killian: Entonces, ¿qué quieres? ¿Por qué estamos aquí?

Emma: Por tus deudas, ¿te lo recuerdo?

Killian: Mis deudas pueden ser pagadas en otro sitio, mi amor… (guiñándole el ojo)

Emma: Sí. Te van a contratar en el New York Times sabiendo tus antecedentes.

Killian: ¿Qué antecedentes?

Emma: Los sabes tan bien como yo. Odio cuando bromeas sobre este asunto.

Killian: Pues a mí me encanta que te pongas así, boba…

Emma: Déjalo, Killian… Me voy a hacer la comida.

Killian: Si no te importa, hazme un poco de ensalada. Estoy ocupado haciendo unos vídeos para el programa de esta noche.

Emma suspiró resignada. De verdad que lo amaba, pero parecía que el mundo entero giraba en torno a Killian Jones … Y de vez en cuando, deseaba que su marido dejara de ser la superestrella de la televisión, se acercara a ella por la espalda y la abrazara, susurrándole que todo iba a estar bien, que pronto volarían lejos de aquel pueblo… Lejos de aquel lugar.

Eran las cinco y media de la tarde cuando Killian y Emma salían del hogar para dirigirse al estudio de televisión. Era un día lluvioso y bastante frío. "El día perfecto para quedarse en la cama viendo películas con tu esposo y comiendo palomitas" pensó una Emma bastante molesta.

Entraron en el edificio y se encontraron a Mr. Gold y Cora, quienes estaban tomando un café de máquina en el hall.

Mr. Gold: Buenos tardes, queridos.

Killian: Buenas tardes, Mr. Gold, Cora. ¿Qué tal?

Cora: Déjese de formalismos, Jones. Sé perfectamente que lo que está deseando preguntar es para qué nos ha reunido Regina.

Killian: Tan brillante como siempre en sus observaciones, Cora.

Cora: He de informarles de que la cadena va a precisar de un rumbo distinto al que actualmente tenemos.

Emma suspiro. "Más tonterías en mi trabajo, no". Estaba harta de la cadena. Se estaba convirtiendo en algo sensacionalista, algo que odiaba. Alimentar el ego y el odio de unas almas completamente acostumbradas a tener sed de rumores, de calumnias, de mentiras… No quería que fuera más allá. No ahora. No estaba de humor para aguantar las tonterías y las directrices de la cúpula…

Emma: ¿A qué clase de cambios te refieres, Cora?

Mr. Gold: (Interrumpiendo) Vaya, ¿ya ha perdido su educación, señora Swan? Ese tuteo en usted no es habitual... (sarcástico)

Emma: Cuando se trata de mi trabajo, prefiero las cosas claras. Deberías saberlo, Mr. Gold.

Cora: Regina les pondrá al tanto de todo. No se preocupen.

Killian: (Mirando el reloj digital) Ya va siendo hora. Entremos.