Suspire de nuevo aunque ya he perdido la cuenta de cuantas veces lo he hecho en este triste día, aunque en realidad es un día muy lindo, sin embargo para mí es un día muy triste y como no estarlo si estoy en la fiesta de compromiso de Mikoto-san el hombre del cual me enamore y por el cual deje tantas cosas y personas entre ellas a mí mejor amigo quien más de una vez me advirtió que esto pasaría.
Me levanto y comienzo a caminar entre las mesas hacia la puerta del enorme salón, tal vez deba volver a casa después de todo no tengo nada que hacer aquí aunque Mikoto- san me invitó no quiero sentirme peor y preocupar a los otros menos cuando se están divirtiendo tanto, además no quiero hacer que Reisi se sienta culpable pues él siempre ha sido muy amable conmigo aún sabiendo lo que siento por Mikoto-san.
-¿eh?¿Yata?¿Te vas tan pronto?- escucho la pregunta de Totsuka- Creo que es algo más que evidente Totsuka; no me siento muy bien me voy a casa a descansar, dile a Mikoto-san que lamento mucho no quedarme hasta el final- le respondo un tanto sarcástico y con una sonrisa desganada y salgo sin prestar atención a su respuesta aunque no necesito una.
Bueno he dejado la celebración pero a decir verdad tampoco tengo ganas de ir a casa, creo que caminar un poco me ayudara a despejar mi mente y pensar en un lugar en el que me pueda sentir cómodo, han pasado los minutos y solo puedo pensar en un sitio -¡Diablos!- no es el mejor pero quizá si es el único en el que puedo desahogarme.
Acelero el paso y reviso el nombre de las calles apresuradamente, me detengo impaciente en los cruces, doy los giros necesarios, finalmente estoy frente al edificio, entro y me dirijo al ascensor, una vez dentro del mismo mi impaciencia crece al llegar al piso indicado, frente a la puerta golpeo puede que con más fuerza de la necesaria-¡Ya voy!- escucho su voz molesta y súbitamente me siento tranquilo, por fin la puerta se abre.
Su rostro muestra claramente la sorpresa- Mi~- y antes de que pueda terminar de pronunciar mi nombre me lanzo contra su cuerpo en busca de uno de sus abrazos de consuelo mientras mis lagrimas comienzan a caer ya sin ningún control, siento como me abraza con suavidad y escucho su voz diciéndome que todo estará bien; entonces me doy cuenta que sus brazos son el único lugar en el puedo sentirme seguro, encontrar consuelo, y tal vez sean el único lugar en el que puedo encontrar la felicidad.
