Se habían sentado a comer cuando ingresó corriendo el pequeño Jeremías, hijo de Thea y Roy. Ambos venían tras él y se acomodaron en el comedor a cenar con Moira y Robert.
-El tío Oliver y Barry se quieren-dijo el niño de 7 años sentándose a la mesa ante la ceja enarcada de su abuela y la despreocupación de su abuelo que leía el diario.
-Lógico, son amigos-dijo Moira de forma simple con una sonrisa.
-No. Ellos se quieren-recalcó el pequeño castaño-se toman de la mano-dijo suave y vio como el abuelo cambiaba de página y Moira fruncía el ceño sin saber qué decir.
-Barry cuida al tío Oliver-dijo el niño con suavidad y jugando con el tenedor.
-Quizás…-intentó Moira, pero no supo qué decir. Sólo miró a Robert en busca de apoyo y algo de ayuda para responder al niño.
El mayor de los Queen sólo se limitó a cerrar el diario, quitarse los lentes y mirar a su nieto con tranquilidad.
-Ellos no se quieren-dijo con firmeza y antes de que el pequeño pudiera replicar agregó-ellos se aman y Barry también es tu tío.
Thea y Moira abrieron los ojos sorprendidas y Robert sólo las reto con la mirada a contradecirlo.
-Quiero que tengan un hijo para jugar con él. Les diré cuando los vea-dijo ante el pánico de los adultos que no sabían cómo aclarar ese punto.
-Hola, decidimos quedarnos a cenar-dijo Oliver entrando con Barry y notando que todos los miraban como si les debiera una explicación.
-¡Tío Oliver!-grito Jeremías bajando de su silla y corriendo a ellos. Sólo eso fue suficiente para que las mujeres Queen preguntarán con la mirada a Robert si tenía una respuesta para lo que el pequeño diría.
