Luego de todo un año de haber escapado con Wilson y de haber liberado a Maxwell, podía decir que realmente disfrutaba del tiempo que pasábamos los tres. Y aunque Wilson y yo nos apreciábamos más –no solamente porque Maxwell era quien en un principio nos había metido ahí-, Max también era muy apreciado por ambos. Disfrutábamos de arreglar para juntarnos en la casa de Wilson –aprovechando que vivía en el bosque- y pasar el fin de semana ahí. Fue una gran época. Cuando era verano, como en este caso, pasaba más tiempo con ellos.
Ese día íbamos a vernos de nuevo en el mismo lugar, ahora con una razón especial: Festejar el año que había pasado después de eso. Creímos que podía ser divertido, ya que a pesar de haber sido algo malo, nos reunió y nos hizo amigos. Pero bueno. Emprendí el viaje de una hora y media hacia allá, con la mochila llena de cosas, como hacía cada vez que iba. La única diferencia era que Wilson me iba a esperar en la parada esta vez.
No creí que el destino me iba a jugar una mala pasada tan rápido.
Ese colectivo, siempre me dejaba en una parada de la cual tenía que caminar a lo que llamo 'Dos cuadras de campo'. El tema fue que, llegando ahí –y este estando casi vacío- Este chocó contra un árbol, y volcó.
Recuerdo haber despertado, a lo que me levanté para comprobar si alguien estaba bien, y busqué una salida. Escapé a través del frente, y caminé hacia la parada. Si él estaba ahí, podía avisar y que llamara por ayuda. Me mareé un poco varias veces, pero traté de mantenerme en pie. También noté que tenía una lastimadura, pero no le di ni la menor atención. Luego de un rato lo vi, y grité su nombre. Giró para ver y, corriendo –probablemente por la herida- vino a ver qué había pasado. Conté lo ocurrido, y lo llevé al lugar. Llegamos, y el llamó por asistencia mientras yo volvía a entrar.
Yo empecé a sacar a las personas de ahí. No me importaba mi estado, quería ayudar. Luego de haber sacado a todos –algunos con ayuda de él- Revisé signos vitales y respiración. Todos se veían bien, lo que hizo que me calmara. Me senté, quejándome en voz alta por lo que tenía. Al revisarme, me sorprendí bastante. Tenía un tajo, sí. Igual se veía bastante superficial, pero… era preocupante. Tomé de mi mochila unas vendas que había traído –porque siempre que hacemos algún experimento, volamos a alguien- y me las puse. Wilson me distrajo cuando empezó a hacer señas a algo que se acercaba.
Era el auto de Max. Al parecer, había llegado. Y cuando lo vio a él paró en un costado.
Vino rápido al verme en el suelo vendada a ver qué había pasado. Conté sobre lo del choque, remarcando que yo estaba bien. Wilson después paró a una ambulancia, que vino a por las personas. Yo no fui porque Max insistió en que estaba bien y que no lo necesitaba.
Luego de que se retiraran todos, nos fuimos en su auto hacia la casa. Era una casa de madera, que tenía planta baja y primer piso. Abajo, estaba la entrada, una pequeña cocina, y un pequeño baño. En el primer piso estaba su habitación y un laboratorio que tenía lleno de cosas.
Llegamos sólo para que –sin avisar a ninguno- Max me sacara del auto y me llevara adentro cargándome. Al haber entrado, y haberme dejado en la cama de Wilson, pregunté la razón.
-Yo sé que apenas te hubieras podido bajar de ese auto, te ibas a meter en medio del bosque a buscar cosas –Tenía razón- y estando así no creo que sea una buena idea.
Wilson entró atrás, a lo que vio que yo estaba en la cama.
-¡Nat! ¿Estás bien? –Se acercó a mí- No tenés nada grave, ¿verdad?
-No, no tengo nada. –Le dije, para que se calmara- En serio.
Ambos me miraron fijamente al unísono, haciéndome poner un poco nerviosa.
-¿Q-qué? –Me molestaba que hicieran eso, no era la primera vez- ¿T-tengo algo en la cara, acaso?
-De hecho- Max dijo, acercándose y poniéndome una mano en la frente- Creo que estás algo pálida.
Max siempre tuvo una muy característica manera de tratarme. A pesar de ser rígido, había podido demostrar una apreciación profunda. Sinceramente era como si hubiera sido un padre para mí. Wilson, en cambio, aunque también se preocupaba cada vez que hacía algo estúpido, era un poco más enérgico y alegre.
-Creo que deberías descansar un rato. –Comentó Wilson- Son demasiadas emociones en un solo viaje.
Asentí, a lo que luego de que salieran, abrí la mochila para revisar algo. Suspiré de alivio al ver que no se había roto con el accidente, y me acosté.
Desperté gracias a Wilson, quien me despertó para merendar algo. Me ayudó a pararme, porque ahora me dolía un poco más que antes, y bajamos. Estuvimos charlando de cosas variadas, centradas más en mis estudios. Les pareció bastante bueno que hubiese entrado a un colegio técnico, haciendo los típicos comentarios de que era mejor para mi futuro y todo eso.
Más tarde, me quedé con Max mientras Wilson cocinaba, y me contó varias cosas de cómo iba él en su vida. Se había centrado en cosas relacionadas con psicología y temas complicados que no llegué a comprender completamente en su intento de explicármelo. En un momento, me paré para ir a buscar más bebidas, pero el tajo no me lo permitió. Apenas traté de avanzar, me empezó a doler lo suficiente como para poder hacerme retorcer en el suelo gritando del dolor. Max automáticamente acudió a mi ayuda, levantándome y acostándome temporalmente en el sillón largo que había ahí. Wilson apareció casi volando, para ver qué había pasado. Después de ver, subió y trajo medicinas y bastantes vendas.
Pasó que al final, el corte no era tan superficial como creí, y encima se estaba haciendo más grande. Él puso varias cosas en la mesa, y tomando una aguja, se me acercó para inyectarme algo. Yo, lógicamente –teniendo en cuenta mi horrible y estúpido miedo a las agujas-, traté de huir sin éxito. Max me sostuvo mientras Wilson inyectaba lo que sea que hubiera ahí, este unos segundos después haciendo que se me durmiera parte del cuerpo y no permitiéndome movimientos coherentes. Me acostaron de nuevo, y vi que conversaban. Después me dormí.
Me vi a mi misma huyendo de algo, sin saber qué. Paré por cansancio, a lo que escuché un ruido que me hizo darme vuelta. Parecía una mezcla de monstruo y oscuridad. Me paralicé completamente. Después sufrí viendo como era desgarrada por algo a lo que ni le pude ver forma.
Y sentí un golpe seco.
