Aquí yo reportándome! Sé que en realidad no tengo un "horario" fijo para subir historias pero es porque me gusta más trabajar cuando la inspiración me llega (de seguro que much s me entenderán ;)), como ahora que se me ocurrió que este OS.
Es realmente corto, como se darán cuenta, pero igual espero que lo disfruten. Así que sin más que decir, a leer.
Once Upon a Time y sus personajes no me pertenecen. Si lo hicieran, ten por seguro que esto sería canon.
Capítulo Único
Ella era mala. Era la única explicación que hallaba para que una niña de diez años la odiara tanto como para huir de ella.
Era la única forma de que su hermanastra creyera y proclamara su egoísmo, y de que su madre pensara que era un desperdicio de la naturaleza. Era mala con todos y para todo.
Pero también era la única manera en la que sabía ser, era el único tipo de comportamiento que la vida le había mostrado para que imitara.
O eso creía cuando recién se sentó en aquella banca. En eso pensaba hasta que el molesto remedo de escritor se sentó junto a ella y empezó una conversación en la que obviamente no quería participar; sin embargo, escucharlo la calmaba.
Hasta cierto punto era agradable que hubiera alguien intentando animarla, alguien que no parecía querer ni esperar nada de ella salvo poder desahogarse en su presencia en ese momento.
Pero sabía, en el fondo de sí, que sólo lo hacía porque en realidad no la conocía. Porque no sabía de su maldad interior; pero tarde o temprano lo sabría y entonces se arrepentiría y se volvería como los demás.
Era como estaba destinado a ser. Porque era mala.
"¿De qué hablas? Pareces agradable" lo escuchó decir cuando ella, presa de sus pensamientos y experiencia, había intentado ahuyentarlo.
Pero no lo hizo y algo le decía que lo mejor sería callarse y seguir escuchándolo.
Sentía que ya había escuchado esas palabras antes, en otro lugar, tal vez en otra época, pero con la misma sinceridad impregnada en cada letra. Y sentía que esta vez debía dejarlo continuar. Y ayudarlo.
Aun así, las viejas costumbres tardan en morir y con más o menos reticencia le indicó dónde podría encontrar a la pequeña Lucy.
Por mucho que le doliera dejarlo ir, ahora creía que era lo correcto. Sabía que era lo correcto y por una vez quería hacerlo.
Por una vez quería ser más que una decepción de hija, más que una horrible hermanastra y más que un monstruo de tía.
Quería demostrarles a todos, y a sí misma, que no era mala, que podía ser buena… y agradable.
Le parecía que la vida le estaba dando una segunda oportunidad, le mostraba otro camino a seguir; pero, además, también le había mandado un motivo para aceptar el reto y realizar el cambio.
Un motivo con nombre y apellido.
