Ella es el fuego
Disclaimer: todo pertenece a George R. R. Martin.
Esta historia participa en el reto Parejas al azar del foro Alas negras, palabras negras.
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La observa mientras duerme, cómo sus rizos rubios se estienden por la almohada y cómo en sus carnosos labios se dibuja una plácida sonrisa. Su aspecto es relajado y pacífico, mucho más que cuando está despierta. A Taena le parece simplemente hermosa, bella y majestuosa como la reina que es.
Taena pasa los dedos por su cabello con cuidado de no despertarla. Le gusta tenerla así, solo para ella. Le gusta saber que es ella quien mejor la conoce, que es ella quien sabe todo lo que los demás ignoran sobre Cersei.
Ganarse su confianza fue mucho más sencillo de lo que pensó en un primer momento que sería. Cersei estaba tan débil, tan necesitada de afecto y comprensión; y ella estaba ahí para darle eso que tanto anhelaba, para ser su amiga, su confidente, su compañera y aliada, todo eso y algo más.
Cersei se remueve en sueños y Taena deja de acariciarla. No quiere que se despierte. Le gusta demasiado verla así de tranquila y además sabe que si la despierta no recibirá precisamente cariño de ella. A Cersei no le gusta que la molesten sin motivo y el que Taena disfrute acariciándola sin duda no le parecerá motivo suficiente.
En cierto modo eso le gusta. Saber que cersei puede arder en cualquier momento como esa torre que mandó quemar en la boda de su hijo.
Le gusta pensar en ella así, como en el fuego, hermosa y letal, cambiante y capaz de destruirlo todo. Un fuego que prende con facilidad avivado por el odio y la ira, por la rabia y por el rencor; pero que también necesita de algo que lo mantenga vivo, algo que le haga mantenerse en el suelo y no perderse en humo.
A Taena le gusta pensar que esa es ella, la que estará ahí para cersei, para evitar que se deje arrastrar por la furia y cometa errores, para ayudarla en sus planes y escucharla porque aunque nunca lo reconocerá en voz alta, Cersei la necesita, necesita alguien con quien hablar y en quien confiar, alguien que la apoye, pero que a la vez sea capaz de decirle cuándo está equivocada.
Taena sabe todo esto y está dispuesta a asumir ese papel a pesar de ser consciente de todos los riesgos que ello implica. Cersei es su reina, su reina de fuego, y ella nunca dejará que ese fuego se apague.
