Durante la noche oscura que invade a una de las ciudades más grandes de Europa, Gotham, se empiezan a encender las cámaras y luces listas para recibir a una de las más grandes celebridades que representa el lugar. Y no solamente era por ella, el lugar estaba lleno de gente famosa y celebre, reunidas todas para una gran fiesta en honor al séptimo aniversario de la inauguración del Asilo Arkham. Desde que se inauguro ese gran hospital psiquiátrico para encarcelar a todos los grandes villanos de la ciudad el crimen tuvo un descenso significativo hasta casi desaparecer.
Casi; las calles aun siguen siendo asediadas a muy altas horas de la noche por delincuentes que creían que podrían ocultar sus fechorías macabras en medio de la oscuridad, mas la gran mayoría son detenidos por la fuerza de la policía de Gotham, o al menos eso es lo que dicen los rumores de las calles.
La señorita Cavendish se revisaba una ultima vez en el espejo de su limusina para inspeccionar que tan presentable se vería antes las cámaras que estarían esperándola en la gran pasarela roja de camino a la entrada del gran edificio donde se realizaría la celebración. Carter, su mayordomo de confianza y chófer la observaba a través del espejo retrovisor con una mirada orgullosa.
-Se ve muy linda esta noche, señorita Diana. Estoy seguro de que sera el centro de atención como siempre lo ha sido. —La mencionada miró por la ventana al exterior, observando como es que los reporteros se amontonaban contra el vidrio y comenzaban a tomar fotografías y realizar preguntas, siendo separados de esta por algunos guardias del lugar que intentaban mantener el orden.
Por supuesto que sería el centro de atención, y no solo por su belleza, sino por su herencia. Lo que más destacaba de ella eran los millones y millones que heredó gracias a una tragedia que la azotó cuando era apenas una niña de ocho años. Todos habían leído las noticia acerca de como es que ambas habían sido asaltadas por un ladrón en un callejón tras terminar de ver un espectáculo de Shiny Chariot, una de las brujas más populares y una sensación mundial en ese entonces, al parecer algo salio terriblemente mal.
Nadie sabia con exactitud la historia, y no podían esperar a que una niña de su edad explicase como es que un par de balas terminaron en el estomago de su madre y quien lo había hecho. La muchacha jamás mencionó algo acerca del incidente de esa noche lluviosa. Ahora era una de las jóvenes más deseadas, después de todo no solo era la cabeza más importante de las Industrias Cavendish, también descendía de una de las más prestigiosas familias de brujos de todos los tiempos.
-Gracias Carter. —Le sonrió al hombre que la crió como una hija desde que quedó huérfana y procedió a hacer el ademán de bajar del auto— Una noche más... —Mencionó antes de ser bombardeada por las miles de ráfagas de luz, ella respondía con una sonrisa y mirando en la dirección de las que provenían. Ya estaba acostumbrada a esta sensación de abrumo, no es como si le afectase demasiado, pero frente a las cámaras tenía que verse llena de jubilo y alegre. Usaba un bello vestido azul, tacones que combinaban con este, un collar de diamantes, y guantes blancos como la nieve.
El interior de la estructura era aun más hermosa, todo era iluminado por una cálida luz amarilla, las grandes mesas eran adornadas con cubiertos de platino de la más alta calidad, las columnas parecían estar hechas de oro, los candelabros daban un aire distintivo al lugar, una pequeña banda de música clásica se alojaba en medio del sitio tocando tranquilamente para calmar el ambiente, cientos de famosos intercambiaban conversaciones unos con otros al mismo tiempo que se tomaban fotos para colgarlas en redes sociales.
Un evento digno de la más alta sociedad de Gotham.
-Diana, te ves más hermosa, como siempre. —Dijo un joven de ojos verdes mientras se acercaba a la rubia con una sonrisa amable, usaba un terno azul, camisa blanca y una corbata roja. Diana pudo reconocer al instante al comisionado de la policía de Gotham.
-Andrew, es un gusto volver a verte. —Le respondió con una amable sonrisa— Creí que no vendrías.
-Frank me convenció de venir, dijo que pasaba mucho tiempo en la oficina. Ya sabes como es. —El muchacho al invitó a sentarse en una mesa junto a ellos, para hacer la charla mucho más cómoda.
-Razón no le falta. ¿Como te ha ido en el trabajo? —Con una señal le pidió a uno de los mozos cercanos que le trajera un par de copas de vino. Andrew negó con la cabeza y su sonrisa desapareció, se veía algo decepcionado.
-Podría irnos mejor. La semana pasada hubo un atraco en un banco en Paladine, hirieron a 3 de mis hombres, escaparon con una gran cantidad de dinero, y todos los que abatimos no sobrevivieron a sus heridas de bala. Esta ciudad terminara conmigo, Diana. —Tomó un largo trago hasta casi dejar seco el vaso, por la mirada en sus ojos se veía que no vino a la fiesta para alegrarse, sino para ahogar sus penas.
-Lamentó oír eso. Voy a intentar donarles algo de dinero para mejorar su armamento y nuevas patrullas, sé que preferirías que te entregara a los criminales pero no voy a contratar a caza recompensas. —Esto ultimo lo dijo con gracia, cosa que le sacó una sonrisa al comisionado.
-Siempre has sido generosa con el departamento de policía, no deberías despilfarrar tanto tú dinero, podrías necesitarlo en algún momento. —Ambos sabían bien que Diana no tendría una vida tan larga como para gastarlo todo— Tanta gente importante en un solo lugar, lo hacen sentir a uno menos... —Esbozaba una sonrisa bromista.
-¿Como esta Avery? —Preguntó Diana— Espero que la estés tratando bien.
-Nos ha ido bien, ahora mismo debe estar subiendo algo a su blog en internet. Probablemente llegue tarde a la fiesta, sabes que no es muy puntual. —Le dio una ojeada al reloj que tenía en su muñeca derecha, a diferencia del resto, este no era de oro o tenía piedras preciosas— Me pregunto de que hablara la alcaidesa en esta ocasión, el año pasado no hizo nada más que hablar sobre como es que desmantelamos todos los planes de Cobblepot para tomar el control de la ciudad. Claro, con la ayuda de ese justiciero...
-Oh, hablas de ese tipo. —Diana tomó algo de la copa que tenía, no se veía muy interesada de desviar su conversación hacia ese lado.
-Sí, ese que se disfraza de murciélago y va a patear el trasero a los criminales en las calles. No digo que no ayude pero no es la forma de proceder a terminar con toda esta violencia, no puedes simplemente disfrazarte como un lunático e ir a golpear a otros lunáticos, si sigue de esta forma tarde o temprano terminara muerto. —Ya no se veía tan contento, mencionar al misterioso justiciero hacia que se irritase un poco— Hay quienes lo llaman "caballero nocturno".
-Pues sea quien sea, estoy segura de que lograras atraparlo Andrew, no me gustaría ir por ahí sabiendo que un delincuente que es capaz de terminar con otras decenas de delincuentes ande libre por las calles. —Tras terminar su copa, pudieron escuchar como es que la banda dejaba de tocar y daba paso a la alcaldesa de la ciudad: Ursula Callistis.
Se veía algo nerviosa de estar delante de tantas personas y los cientos de ojos que apuntaban a su dirección. La mujer avanzó hasta con un pequeño papel en sus manos, sonreía tímidamente pero hacía lo posible para no quedar cabizbaja. Era curioso como es que había llegado a ser alcaldesa de la ciudad, al parecer se ganó a sus votantes gracias a las innovaciones que prometió realizar al departamento de la policía, además de su humilde origen.
Aunque habían mitos de corrupción sobre ella. Algunos la acusaban de trabajar con Cobblepot, dándole las armas que conseguía para sus matones, o con el ex candidato a la alcaldía y ahora uno de los criminales más buscados: Dos caras. Otros decían que vieron a miembros de la banda de Falconi entrar a su oficina, quien sabe que hacían ahí. Por más que fuera acusada, nunca habían pruebas suficientes para llevarla a un juicio. ¿De verdad era una política honesta?
Todos aplaudieron a la bella dama que captaba su atención en ese momento. La mujer comenzó con su discurso alzando la voz con el micrófono, intentando no titubear.
-Primero, quiero agradecerles a todos por venir en esta hermosa noche para conmemorar el séptimo aniversario de la inauguración del Asilo Arkham y la reducción masiva del crimen en las calles, gracias de verdad. —Hizo una pequeña pausa en el momento en que todos aplaudieron— En segundo lugar, vengo a anunciar un nuevo proyecto en el cual hemos estado trabajando con el apoyo de la principal administradora del Asilo Arkham, la señorita Daryl Cavendish. —Dicho esto, la mencionada procedió a ponerse de pie y verse recibida por aplausos de los espectadores millonarios.
Diana la conocía bien, era su tía. Desde hacía varios años que había quedado a cargo del Asilo desde que el antiguo dueño sufrió un trágico accidente, había incluso quien decía que ella había tenido algo que ver. Sin embargo, nadie se atrevía a apuntarle el dedo, pues no podían negar que hacia un buen trabajo. Su sobrina conocía otro lado más macabro de ella.
Cuando su madre falleció, ella hizo todo lo posible para quedarse con el nombre de su Industria y la herencia, sin embargo, gracias a un tecnicismo Diana pudo heredar todo a su nombre. Hasta el día de hoy es probable que Daryl le guardase algún rencor por quitarle lo que le correspondía por derecho según ella.
Después de que los aplausos se detuvieron, Ursula continuó con su anuncio.
-Como sabrán, aunque hemos intentado todo para reducir el crimen en las calles de Gotham, aun hay delincuentes que andan libres, y en el Asilo apenas tenemos espacio para todos los criminales capturados. Es por eso que esta noche venimos a anunciar el nuevo proyecto:
"Arkham Ci.."
Algo sucedió. De la nada, las ventanas del establecimiento se rompieron violentamente, humo comenzó a invadir el lugar desde una ubicación desconocida, y gritos de pánico se podían escuchar en todo el sitio. Diana sintió como es que era atraída al suelo por un fuerte empujón, Andrew se le había abalanzado encima mientras gritaba a todo pulmón que se tumbaran en el suelo. Sea lo que sea que estaba sucediendo, era peligroso.
-¡Quédate en el suelo! —Le gritó a la rubia mientras sacaba una pistola de su pantalón y se levantaba con el arma desenfundada listo para defenderse. La muchacha vio como es que el joven disparaba un par de veces hacia una ubicación desconocida, respondieron de la misma manera devolviendo el fuego.
Andrew se cubrió detrás de la mesa ya agacho la cabeza, no sabía donde estaban sus refuerzos, tenían todo el lugar asegurado, un asalto como este debería ser controlable, no era posible que hubieran acabado con todas las fuerzas que tenía afuera.
-¡Rodeenlos muchachos! —Gritó una espantosa voz aguda. En ese mismo instante, Diana y Andrew se vieron acorralados por varios sujetos que les apuntaban con los que parecían ser metralletas. Usaban mascarás de payaso y sudaderas, los amenazaban con disparar si es que no obedecían inmediatamente.
-¡Suelta el arma inmediatamente niño bonito! —La voz del maleante era ronca y sonaba en serio. Andrew hacía lo posible para proteger a Diana detrás de él y apuntar hacia todos los delincuentes que podía para evitar que se acercasen más. Por lo que veía, ya tenían a varios rehenes con otros de sus cómplices, podrían ser hasta cuarenta delincuentes que habían arremetido contra el lugar, pudo notar algunos cuerpos en el suelo sin moverse y con heridas de bala, la mayoría de empleados del local.
-¡No se acerquen más! —Gritó el joven amenazando con su arma para disparar, aunque solo era una amenaza vacía, pues no iba a poner en riesgo la integridad física de su amiga de la infancia. No era ni un impulsivo, no iba a jalar el gatillo hasta estar seguro de que ni una de las balas podría herir a Diana.
Una sonora carcajada llamó su atención y detuvo el avance de los matones.
-¡JA! ¿¡En serio piensas que supones alguna amenaza comisionado Andrew!? —Soltó una larga risa tras decir eso y presentarse ante él, separado a tan solo unos pasos. La delgada figura atraía un aire de tensión con ella, vestía un traje púrpura y una camisa anaranjada, llevaba una corbata de color azul verdoso en su cuello y una flor en el bolsillo de su pecho. Su piel blanca, el cabello verde y andrajoso, manchas oscuras en sus ojos, las marcas de serias cortadas en sus mejillas pintadas encima con un tinte rojo y que pasaban sobre sus labios solo empeoraban su aspecto.
Esa maldita sonrisa nunca se borraba del rostro de una de las criminales más buscadas de la ciudad.
-Joker... —Mencionó Andrew al instante en que apunto con su arma a la cabecilla del asalto, esta solo atinó a reírse aun más.
Se acercaba a ellos con toda la confianza del mundo, sin ni un miedo a que el comisionado tirase del gatillo y terminase con su miserable vida. La chica se acercó pegando brincos hasta quedar tan solo a unos centímetros del cañón del arma de Andrew, este no dudaría en disparar si es que ella hacía un solo movimiento amenazante.
-¿Pero porque tan serio comisionado? ¡Se supone que esto es una fiesta! ¡Vamos a divertirnos! ¡JAJA! —Acto seguido, comenzó a dar varios brincos en su lugar y a girar, soltando aún más carcajadas. Intentaba provocarlo— Vamos comisionado, dispare, dispare y acabe con todo esto de una vez. —Ahora presionaba su propia frente hacia el cañón del arma, con los ojos abiertos como platos, y repasando sus labios con la lengua.
Andrew sabía de que si lo hacía no solamente terminaría con la vida del más grande criminal de Gotham, sino que también con la de todos los rehenes. Abrir fuego solo empeoraría las cosas, y no deseaba poner en riesgo a Diana o a las otras personas victimas del miedo. Bajo el arma, no podía hacer nada más que obedecer las ordenes.
-¡Sabia decisión querido amigo! —Junto las palmas de sus manos e hizo una pequeña reverencia, luego procedió a quitarle el arma de las manos con brusquedad, darle una fuerte patada en la pierna y obligarlo a quedarse arrodillado— Ni se te ocurra moverte, estos sujetos quizás no sean los más amables con los policías. Los han molestado bastante en el pasado, ¿sabes? —Volvió a reír apoyando su codo contra el hombro del comisionado— ¡Bien muchachos! ¡Basta de charla! ¡Batsy no tardará en llegar y no queremos que nos de una paliza! ¿Verdad?
Paseaba entre los rehenes, apuntándoles con el arma que le quitó a Andrew y acercándolas a sus rostros.
-¡Vamos, vamos! ¡No sean tímidos! Si todo sale bien quizás no terminen con todos los huesos rotos. ¡Jajajajaja! ¡Y lo mejor de todo es que Batsy no estará aquí para...! —Algo la interrumpió.
Una gran niebla densa salio de la nada e inundó el lugar, obstruyendo la visión de los matones. La mujer con la eterna sonrisa oyó los gritos de dolor de algunos de sus hombres que eran brutalmente golpeados por un individuo desconocido, reconocía esa entrada aun si tuviera los ojos cerrados.
Muchos de los matones disparaban al aire con la esperanza de terminar con la amenaza del justiciero nocturno, probablemente era en vano, cada vez se escuchaban menos disparos y más huesos rotos.
Algunos vidrios comenzaron a romperse, eran los matones que Joker tenía en las afueras del edificio y que se suponía resguardarían las entradas, el caballero nocturno no podría haber ingresado sin ser visto. El humo se disipaba poco a poco y los disparos cesaban, los matones revisaban en todas las direcciones en búsqueda de alguna señal del sujeto que los golpeaba, mas no vieron a nadie. Algunos de los asaltantes ahora se encontraban tumbados en el suelo sin moverse, pero vivos.
-¡Oh! ¡Claro que sé que estas aquí Batsy! ¡No puedes esconderte para siempre! ¡Si no te muestras le tendré que volar la cabeza a alguno de estos invitados en esta fiesta! ¡Jajajajaja! —Joker tomó a uno de los rehenes varones por el brazo a la fuerza y le apuntó con una pistola en su sien, esperando a que el nombrado se presentase, el sujeto asustado intentaba zafarse del agarre de la malévola payaso pero era imposible— ¡Te daré cinco segundos para presentarte!
Andrew se escondía debajo de una mesa, logro ocultarse gracias a la bomba de humo que le dio unos segundos de ventaja, pero no tuvo tiempo de traer a Diana consigo, quien literalmente estaba detrás de él hace unos segundos. Esperaba que hubiera escapado del lugar en medio de todo el caos, no se perdonaría si algo malo le llegase a pasar.
-¡Cinco! —La desgraciada apretaba con fuerza el cañón del arma contra la cabeza del rehén, Andrew podría salir y disparar a quemarropa, eso solo pondría en riesgo su integridad física de él y los otros civiles aun atrapados en el edificio.
-¡Cuatro, tres, dos, uno! —La maldita aceleró el conteo. Andrew se vio tentado a salir, aunque justo en ese momento, escucho como es que algo le impedía a Joker jalar el gatillo, pues se lo habían quitado de las manos violentamente gracias a un impacto de un objeto desconocido. No solamente a él lo habían impactado, algunos de sus matones recibieron golpes de objetos oscuros y negros en sus rostros que los dejo inconscientes.
Y desde una ubicación desconocida desde las alturas se presento una figura de autoridad y de miedo, cayendo violentamente sobre su rodilla izquierda y levantándose con lentitud. Los matones retrocedieron un poco al verlo ahí de nuevo, el héroe de Gotham, su protector nocturno.
La capa festoneada y negra le daba un aspecto lúgubre, la mascara que cubría todo su rostro menos la boca, parte del cabello rubio destacaba por la nuca, y la nariz impedían reconocerla y gracias a dos puntas que tenían forma de orejas de murciélago le daban algo más autoridad a su presencia. Tenía el logo del murciélago estilizado sobre el pecho, un cinturón dorado, los guantes que llevaba poseían tres festones en punta que destacaban mucho y parecían capaces de cortar el viento.
-¡Vamos muchachos, no dejen a nuestra invitada esperando! —Andrew se vio tentado a intervenir, mas al ver a los cinco matones restantes acercándose a la enmascarada dispuestos a acabarla con sus propios puños.
Uno de los delincuentes con una mascara de plástico de payaso intento darle un puñetazo por la espalda, a una velocidad increíble, no solo logró esquivar el ataque inclinándose hacia adelante sino que contraataco con un codazo en el estomago de su contrincante, mientras que este se agarraba la zona afectada con ambas manos e intentaba recuperar el aire, la heroína aprovecho el angulo arqueado de su espalda y asesto un segundo codazo letal en su nuca, estrellando su rostro contra el suelo.
El sonido de los fuertes golpes y se pudo escuchar en todo el lugar, todo sucedió a una velocidad increíble. Tres matones más rodearon a la figura del murciélago erguida, preparándose para atacar. Uno de ellos se adelanto e intento pegarle en el rostro, ella hizo a un lado su cuerpo y tomó con fuerza el brazo del matón y sin que este pudiera detener su recorrido gracias al impulso que tomó lo lanzó contra los otros dos, derribandolos.
La contienda no había terminado. El hombre que fue golpeado en la nuca se había vuelto a levantar y amarró con sus brazos a la desconocida por la espalda, ella ni siquiera intentó resistirse, pues rápidamente reaccionó con codazos veloces en el torno del hombre, probablemente le habría dado una decena antes de que le soltase.
Se dio la vuelta y continuó dándole un par de puñetazos en el rostro, tan fuertes que el sujeto no era capaz de reaccionar siquiera al dolor. La figura oscura lo dejo semiaturdido y tambaleándose cuando se dio cuenta que otro sujeto se acercaba por detrás con una navaja intentando darle una tajada en la espalda. Ella lo recibió con un fuerte golpe en la zona derecha del torso, prosiguió realizando la misma acción con la zona izquierda y repitió el proceso varias veces a gran velocidad. Para finiquitar a ambos ladrones aturdidos realizo un golpe final, dio un salto dando un giro completo horizontal asestando una patada con todo el impulso de la rotación en la cabeza de uno de ellos, el golpe fue tan fuerte que lo levantó del suelo y cayó sobre una mesa, rompiéndola. Dejó de retorcerse del dolor en cuestión de segundos y quedó inconsciente.
Al otro le dio un fuerte puñetazo en el mentón que lo elevó en el aire, inclusive antes de caer ella lo tomó del talón y lo trajo fuertemente contra el suelo. Había acabado con cinco criminales en menos de un segundo.
-Se acabo Joker, rindete de una vez. —Aunque su voz fuera femenina, se oía de ultratumba, lo que daba aun más miedo. Avanzaba hacia él con paso acelerado, Andrew se mantenía al margen sin intervenir, al menos no aun.
-¡Pero sí la fiesta ha empezado Batsy! ¿Te importaría bailar esta pieza conmigo? —Dicho esto, algo irrumpió en el lugar causando un gran estruendo y derribando gran parte del techo, derribando varios escombros y rocas. Un gran pedazo del techo estuvo a punto de aplastar al comisionado Andrew, lo cual fue rápidamente evitado gracias a que se hizo a un lado por un empujón de la mujer disfrazada.
Un helicóptero lanzo una escalera desde el cielo, dispuestos a llevarse a su líder criminal. El payaso se aferró a esta y espero a que se la llevaran, burlándose del murciélago.
-¡Nos veremos de nuevo Batsy! ¡Cuando no estés tan amargada! ¡JAJAJAJA! —El payaso arrojo una carta hacia ella con una velocidad increíble, la enmascarada la atrapó justo antes que le cortara el rostro y pudo verla por un instante: Era una carta especial de colección de Shiny Chariot, tenía a la famosa hechicera en ella. La tuvo que arrojar lejos antes de que hiciese una pequeña explosión.
Andrew aun estaba en el suelo, viéndolo todo con incredulidad. Tenía que hacer algo, no iba a permitir que el criminal escapase para terminar acabando más personas. Levantó su arma y comenzó a disparar, intentando derribar a la delincuente. Sin embargo, se vio obligado a detenerse cuando el guante del murciélago se poso sobre su arma de fuego.
-Detente. Yo me encargare de esto. —A Andrew no le agradó mucho su actitud autoritaria, como él lo veía, ella también era un criminal.
-Tal vez deba arrestarte a ti. —Apuntó su arma hacia la rubia ahora, sin embargo, esta ni siquiera se digno a quitársela, sino que comenzó a acercarse hacia el gran hoyo que hizo el helicóptero en el techo antes de alejarse— ¡Detente o disparo maldición!
-No tienes balas. —Dicho esto, la mujer misteriosa abrió su puño y dejo caer el cargador del arma. Luego, tomó un aparto de su cinturón que Andrew no pudo ver con claridad y lo apuntó hacia el techo, de este salio disparado un gancho que se engancho donde apuntó y la elevó hacia ahí con un gran impulso.
Andrew no se quedaría de brazos cruzados, rápidamente salio del edificio y llamó a una patrulla cercana, dejando que algunos de sus hombres se quedaran en la escena del crimen y atendiendo a los heridos.
Una persecución había comenzado.
