Sanando un corazón

Capitulo 1:Añoranza

Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen, son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada.

Hola volví por aquí con un nuevo fic, aunque es algo que ya tenía desde hace algún tiempo, no lo había terminado. Espero les guste.


El amor es un asunto complicado, el expresarlo a la persona que amamos por primera vez es un gran acto de valentía, ya que expones tu alma y corazón con el riesgo de salir herido, y es por eso que solo los más valientes son capaces de alcanzar la verdadera felicidad, pues dan todo de sí, sin detenerse a pensar en que saldrán lastimados. Un solo de acto de valentía o como algunos llaman estupidez puede cambiar tu vida y llevarla hacia rumbos que jamás te habrías imaginado, a veces el arriesgarse vale la pena.

Es por eso que no debes limitarte solo a ver, sino que debes actuar; claro que también hay que saber encontrar el momento oportuno, y eso Saga lo sabía muy bien, después de todo no es en vano toda la atención que había puesto a Mu desde hace mucho tiempo; poco a poco a medida que Mu fue creciendo fue enamorándose de él, a pesar de que él fue el causante de muchos de los sufrimientos del lemuriano. Sin embargo la culpa que sentía le impedía acercarse directamente como el muchas veces quizo hacerlo. Fue por esa culpa que lo dejo marcharse lejos del santuario cuando fue alertado por el antiguo maestro de lo que había hecho, fue por eso que no lo siguió y le brindo su libertad, lejos de toda la oscuridad que en esos momentos anidaba en su entonces muerto corazón.

Muchos sucesos, guerras y batallas transcurrieron en los años venideros, y ahora por gracia de su diosa habían sido revividos, y sus pecados habían sido perdonados, si bien Saga aún sentía algo de culpabilidad por todo lo acontecido, sabía que tenía la venia de Athena para resarcir sus errores, y comenzar una nueva vida; y eso es lo que haría, o al menos lo que quería. Sin embargo los planes de Saga no resultarían del todo como a él le hubiera gustado. Cuando despertó de su letargo al ser revivido, lo primero que hizo fue buscar a Mu, lo encontró rápidamente junto al caballero de escorpión, amos se miraban con mucho cariño, como dos amantes encontrándose después de mucho tiempo, fue ahí que el gemelo mayor se percato de los sentimientos de Mu hacia Milo, la mirada que le dedico en el instante en el que despertaron fue muy dolorosa de presenciar, ambos parecían haberse olvidado de todos los demás a su alrededor, para Saga aquello fue un puñal directo a su corazón, por lo que salió del recinto en donde había despertado, no podía seguir presenciando aquel espectáculo que le robaba todas las esperanzas de tener una oportunidad con Mu.

Más las cosas se tornaron confusas cuando con el pasar de los días observo a Milo en compañía de Camus, este no se separaba ningún instante del lado del acuariano, y Camus parecía complacido con la actitud de Milo, Saga no entendía que estaba sucediendo, pues él creyó que Mu y Milo se amaban, y que por lo tanto estarían juntos, pero la realidad parecía ser otra. Saga se abocó a averiguar qué estaba pasando, y fue ahí que se entero de que toda la atención de Milo había recaído en Camus recordando su viejo amorío, dejando de lado a Mu con un corazón destrozado.

Cada tarde desde que se hubo enterado de que Milo retomo su relación con Camus, observaba el primer templo desde las escalinatas de su templo, solo con la esperanza de poder ver a Mu, y asegurarse que este estuviera bien, ya que aún preso de la culpa que lo agobiaba no se atrevía a acercarse al primer templo y preguntar por su guardián.


La necesidad de alejarse momentáneamente del santuario agobiaba a Mu, debía despejar su mente, e intentar aclarar sus ideas, no podía continuar de esa manera, simplemente aparentando bienestar y destruyéndose por dentro, la soledad le invadía y el resentimiento estaba consumiéndolo; durante su dolor Mu se había encarcelado al interior de su templo, saliendo únicamente cuando era llamado al templo principal. Por lo que decidió que era momento de volver a su vida, o más bien era momento de reconstruirla, ya no podía seguir llorando, él es una persona fuerte que ha pasado por cosas peores, sin duda saldría adelante, lucharía por conseguirlo, lucharía por volver a ser el mismo. Con eso en mente Mu salió de su templo en el cual había permanecido desde que los hubieron revivido, iría al pueblo a divertirse, a pasar la tarde tranquilamente, sin pensar en los muchos problemas que pululaban por su vida.

Saga y Kanon iban al pueblo a realizar sus compras enfrascados en la sin sentido discusión que llevaban.

—Te digo Saga que lo mejor es que me dejes a mí la cocina, tu siempre provocas algún accidente. Todo lo que cocinas se te quema, y de paso algún día también quemarás la casa.

—Eso no es cierto Kanon, que se me haya quemado un par de veces la carne y el estofado no es razón para que me critiques —protestó molesto Saga.

—¿Un par de veces? —proclamó Kanon con tono de escepticismo. —¡No han sido un par de veces!, ¡han sido todas las veces que has cocinado!, y no es solo eso, en una de tus muchas incursiones a la cocina le quemaste las patas a mi gata, ¿es que acaso lo olvidaste?

Como respuesta a Saga se le colorearon las mejillas, su hermano no tenía porque recordarle los muchos fracasos que ha tenido en la cocina, ni los muchos incidentes que ha protagonizado. Saga había comenzado a incursionar en la cocina cuando se le vino a la mente la idea de que si aprendía a cocinar, tal vez podría acercarse a Mu con el motivo de que este probara algo de lo que había preparado, sin embargo su pequeño experimento había salido mal en cada ocasión que lo había intentado, el resultado siempre era el mismo, la comida hecha carbón y un histérico Kanon que ya veía que le quemaban el templo.

—Es en serio Saga aléjate de la cocina, de ahora en adelante solo yo me encargaré de la comida, no quiero morir tan joven por tus descuidos. Ya es bastante que te deje venir conmigo a hacer las compras —exclamó Kanon con tono de seriedad.

Saga bufa a su hermano creyéndolo un idiota, quien se creía para ordenarle así, se supone que él era el mayor, las cosas deberían ser al revés.

Kanon alzo una ceja por la expresión que hizo Saga, intuía que estaba molesto, sin embargo si no hacía nada pronto se quedarían sin un lugar donde dormir, y todo porque a Saga se le ocurrió la brillante idea de meterse a la cocina, cuando en su vida se había cocinado algo; Kanon no sabía que le había dado a su hermano, pero sabía que algo sucedía, y se prometió que pronto lo averiguaría.

Saga que se había adelantado a Kanon se detuvo de repentinamente, haciendo que Kanon se golpeara contra su espalda. Aunque el golpe no fue fuerte, si fue lo suficientemente sorpresivo para botar a Kanon. El gemelo menor entre maldiciones y refunfuños se para del suelo para encarar a su hermano por su descuidada actitud, sin embargo se frena al ver la expresión de idiota grabado en la cara de Saga, siguió con la mirada lo que su hermano estaba viendo, y a lo lejos divisó a Mu que caminaba plácidamente por la plaza del pueblo, una escena bastante rara considerando el reciente encierro voluntario al que se había estado sometiendo el carnero. Repaso una y otra vez la escena, miraba a Saga quien se mantenía con cara de idiota y luego miraba a Mu, una sonrisa lobuna adorno el rostro de Kanon ante la comprensión.

—Cierra la boca hermanito, que se te van a salir las babas —pronunció Kanon con tono fuerte y burlón hacia Saga. Este último al escuchar las palabras de Kanon salió de su estado de estupefacción.

—No sé de que hablas idiota —dijo Saga con una leve mueca.

—En primer lugar no me llames idiota, más bien tú eres el idiota, y segundo, ¿crees que no me di cuenta de cómo te le quedaste viendo a Mu?, con cara de estúpido claro está, y supongo que por la mirada de cordero degollado que colocaste hace algo que más que solo gustarte, ¿cierto?

Saga viendo que no podría contra Kanon decidió contestarle con la verdad.

—Así es Kanon estoy enamorado de Mu.

—Eso explica los múltiples intentos por matarme y por quemar el templo —proclamó con burla Kanon. — Sin embargo no entiendo porque te le quedas viendo atontado y no le dices nada, es más ni siquiera te le acercas.

—No es sencillo Kanon, la culpa de lo que le hice a él aún me carcome, y además el está enamorado de otro —habló Saga en voz baja y desanimada.

Kanon tomó consciencia de lo que le decía Saga era cierto, ya que él mismo aún no se perdonaba muchas de las cosas que había hecho, aunque él no permitía que eso rigiera su vida, sino que lo dejaba de lado intentando comenzar de nuevo. Y Mu..., todos los que estuvieron antes de que se desatase la guerra contra Hades sabían de la relación que habían tenido Milo y Mu, más a raíz de lo que presenciaron entre el escorpión y el acuario decidieron no volver a mencionarlo nunca, y es por eso que los demás no estaban enterados de lo que había ocurrido entre ellos. Si Mu no dijo nada, ellos no eran nadie para rebatir su decisión.

—Saga no debes dejarte llevar por tu pasado, en cuanto a Mu, puede que tengas razón, pero tú sabes que Milo y Camus están juntos, y Mu... bueno al parecer no tiene a nadie, no estaría mal que hicieras si quiera el intento de acercarte aunque sea como amigo.

—Pero yo...

—Nada de peros Saga, sino actúas valientemente nunca conseguirás nada, si deseas el amor y la atención de Mu gánatelo como debe ser —presiono Kanon con tono severo.

Saga suspiró, tal vez lo intentaría, pero primero debería dejar de lado la culpa que sentía.


Aquellas voces discutiendo se le hicieron conocidas a Mu, volteo hacia la dirección del sonido y se encontró con dos gemelos discutiendo a la vista y paciencia de todo el mundo.

—Esos dos nunca cambiarán —murmura para sí Mu al ver el espectáculo de los gemelos. Una sonrisa se le plasmo en el rostro, le parecía muy divertido la convivencia de los gemelos, no podían pasar un día sin pelear, pero tampoco podían estar alejados el uno del otro por demasiado tiempo, porque ya empezaban a imaginarse lo peor y se preocupaban exageradamente.

Mu se encaminó a encontrarse con los gemelos, llegó justo en el momento en el que Kanon retomaba su andar.

—Es raro verlos por aquí a los dos juntos —mencionó el ariano de manera casual reteniendo al gemelo menor.

—No tanto como verte a ti salir de tu templo borrego —exclamó Kanon de forma curiosa y viendo fijamente a Mu. Este último desvió un poco su vista de Kanon, el gemelo menor tenía la tendencia a ver a las personas fijamente, cosa que los incomodaba en algunas ocasiones, debido a la aguda y filosa mirada que poseía.

—Solo paseaba —contestó Mu escuetamente.

—Ya era hora que salieras de tu encierro Mu —hablo más seriamente Kanon—. Qué bueno que te distraigas.

Mu le sonrió gentilmente al menor. Saga que había estado observando en silencio el intercambio de palabras entre Mu y su hermano, no le agrado demasiado que Mu le sonriera, le enfado, sin embargo mantuvo al compostura y su semblante algo serio.

—¿Y qué están haciendo aquí en el pueblo? —preguntó el ariano tratando de prolongar la conversación, No quería marcharse aún a su templo, y no había nada que hacer en el pueblo, pero tal vez pudiera entretenerse por algunos momentos con los gemelos, después de todo ellos siempre se han llevado bien, porque no intentar pasar un tiempo con ellos dos.

—Estamos haciendo las compras debido a que el idiota de Saga ya se acabó todo lo que había en la despensa —dijo Kanon refunfuñando a la vez que miraba mal a Saga.

—¡Ey!, yo no soy idiota y no soy el culpable de que se acabaran las cosas.

—Como que no si tú con tus desastres acabaste todo, además había hecho las compras hace solo tres días —exclamó Kanon algo exasperado.

—No sabía que cocinabas Saga —mencionó curioso el ariano.

Kanon bufó.

—¿Cocinar?, si es un desastre, quema todo lo que toca, hasta quemo a mi pobre gata. —Kanon miró mal a Saga a la mención de la última frase.

—No tengo la culpa que tu gata se haya metido a la cocina a robarme el pescado —se excusó Saga.

Mu levanto la ceja intrigado por la conversación de los gemelos, ellos siempre lo divertían con sus comentarios y actitudes. La verdad es que desde que revivieron no se había sentido tan cómodo y reconfortado con la presencia de otras personas como en ese instante. Pero ellos dos siempre le habían provocado esa sensación de familiaridad y seguridad, en especial Saga, quien fue una figura constante en su vida, a pesar de lo que sucedió en el pasado.

—No te creo, seguramente quisiste deshacerte de ella, como no te soporta y se coloca arisca contigo cada vez que te ve.

—Kanon tu gata es un demonio conmigo.

—Ella solo me defiende, solo te ataca cuando quieres hacerme daño —la mirada de suficiencia de Kanon divirtió a Mu. Kanon hablaba con mucho orgullo del pequeño animal.

—Tu gata es un demonio y punto —Saga corto la pelea, no quería seguir discutiendo con Kanon.

Mu terminó por soltarse a reír, esos dos de verdad siempre serían iguales a como los conoció de niño.

Kanon vio a Mu con el ceño fruncido antes de hablar.

—¿De qué te ríes borrego?

—De ustedes dos, se quieren demasiado —pronunció divertido Mu.

Kanon abrió los ojos grandes y Saga se sonrojo levemente, ambos hablaron instintivamente por el comentario.

—¡Yo no quiero a ese idiota!

Mu volvió a reír, pero no comento nada más, solo los vio a ambos con mirada amable.

Saga se quedó viendo a Mu, se alegraba de que al menos volviese a reír, no soportaba que estuviese tan triste y el no pudiese hacer nada para ayudarlo. Kanon observo a Saga, y sonrió para sí mismo, debía colocar en marcha el plan que se le acababa de ocurrir.

—Oye Mu, ¿no quieres acompañarnos a realizar las compras? —preguntó Kanon con un tono amable que extraño a Saga.

Mu con un semblante bastante más relajado al que había tenido en los últimos días respondió amablemente.

—No le veo ningún problema, la verdad no quería volver a mi templo, pero las cosas estaba muy aburridas por acá.

—De paso te quedas a comer con nosotros después, hay que aprovechar que saliste de tu templo borrego, no vaya a ser que te de nuevo la locura y quieras volver a encerrarte.

Mu agachó la cabeza sintiéndose levemente culpable.

—No quería preocuparlos —susurró Mu.

Saga le pego un zape a Kanon por su imprudencia. El menor se sobó adolorido, más no dijo nada al respecto.

—No le hagas caso a Kanon Mu, es un idiota que no sabe lo que dice.

Mu recobró su semblante tranquilo al escuchar las palabras consoladoras de Saga.

—Gracias Saga.

—No hay de qué.

Ambos se sonrieron ajenos a la sonrisa zorruna de Kanon. El gemelo menor recordaba con claridad el fuerte apego que le tenía Mu a Saga cuando era pequeño, y al parecer eso no había cambiado demasiado. Si su teoría era correcta lo único que necesitarían esos dos es un acercamiento, y si Saga sabía aprovechar correctamente su oportunidad, tal vez pudiese ganarse finalmente el corazón del ariano.


Intentaré actualizar este y los otros fic lo más pronto posible, pero no he estado muy bien de salud, así que puede ser un poco tardado.

Nos leemos pronto. Saludos a todos.