Disclaimer: Los personajes pertenecen a Hajime Isayama-lamentablemente-, excepto los OC (los cuales son varios)
CAPÍTULO I
Un corazón tan lleno como un vertedero, un trabajo que lentamente te mata, heridas que no cicatrizarán. Pareces tan cansada e infeliz. Derroca al gobierno, ellos no hablan por nosotros.
La primera vez que me hablaron sobre la isla Paradis, los tres muros y los titanes pensé que me estaban relatando algún libro de ficción distópica. La persona que me contó sobre esto fue mi amiga y compañera militar Alicia McAvoy, en su momento estaba tan seria que pensé que me estaba tratando jugar una broma; ya me podía imaginar como estallaba en risas mientras me decía "¡Caíste de nuevo!", pero nunca pasó. Simplemente Alicia no paraba de hablar de esta extraña y singular isla. Me contó sobre sus reinas y reyes a lo largo de su historia, sobre los militares y las tres distintas facciones, sobre las murallas y como estas tenían la misión de mantener su población a salvo. Recuerdo que le pregunté varias veces si estaba tratando de tomarme el pelo, a lo cual siempre me respondía que no, que por favor la escuchara, que necesitaba contarle esto a alguien, que yo sería la única que le creería.
La escuché hasta el final, la escuche aunque creyera que no era verdad, la escuche incluso cuando pensé que era un disparate, la escuché, pero no le creí.
Le pregunté por última vez si esto era alguna clase de broma, solo me respondió: "El tiempo se ha acabado, tenemos que salvarlos, este gobierno nos ha mentido por ocho años", recuerdo que cuando dejé la habitación logré escuchar el llanto desesperado de Alicia con una seguidilla de "Por favor, por favor, por favor…" que no paraban. Lo pensé mejor, me detuve en seco y me giré hacía ella.
Habíamos asesinado a más personas de las que hubiésemos querido por culpa de la guerra en la que estábamos contra Khened, y obviamente después de ver tanta sangre y tanta muerte tu mente no vuelve a ser la misma.
Le ofrecí acompañarla hasta la enfermería, con tal de que la revisaran, sus suplicas pararon abruptamente, me miró con ojos desorbitados y negó lentamente con la cabeza. Extrañada y una tanto jodida abandoné la habitación dejando a Alicia sola.
Mi amiga nunca se había caracterizado por ser demasiado cuerda, cuando me uní a la milicia hice amigos inmediatamente y varias personas me contaron sobre la existencia de esta chica un tanto extraña que prefería hablar consigo misma que con los demás, que a veces se enojaba sin ninguna razón aparente, pero que era extremadamente ágil. Desde un principio asocié sus actitudes con las consecuencias de la guerra, ella había estado más años que yo, y después de un tiempo comienzas a ver el mundo con otros ojos.
La primera vez que hablé con Alicia estaba muy nerviosa, sus reacciones siempre parecían impredecibles, pero para mi sorpresa me encontré con una chica dulce y humilde, lentamente nos convertimos en amigas, aunque nunca muy cercanas, supongo que para ella no era fácil abrirse a las personas. Nunca me contó sobre su vida fuera de los cuarteles, lo único que sabía es que no tenía familia, solía insistir para que me contara un poco más de ella, pero después de un tiempo me di cuenta que era un caso perdido, Alicia nunca confiaría en un cien por ciento en mí.
Al salir de la habitación me dirigí al comedor, ya era hora de cenar e iba atrasada, al ver a mis amigos charlando animadamente me olvidé automáticamente del tema de Alicia mientras caminaba hacia ellos. Hoy podría decir que me arrepiento enormemente de mi decisión de ignorar a Alicia.
Solo estoy contando los días que me quedan para morir, simplemente ya no estoy viviendo. Y solo quiero que sepas que si me dices adiós en este día te pediré que seas fiel, porque lo más difícil de esto es dejarte.
Al otro día, a la hora de almuerzo, solo unas cuantas horas después de lo ocurrido, el Capitán Fisher entró al comedor con una noticia que me iba a dejar confundida; Alicia se había suicidado.
No había hablado con ella desde que me contó aquella historia, porque me fue imposible ubicarla, pero aun así me sentí tremendamente culpable. Sabía que yo era su única amiga, sabía lo inestable y sensible que podía llegar a ser, sabía que estaba sola, y aun así, cuando confió en mi yo decidí no creerle y darle la espalda sin prestarle ayuda.
Cuando el Capitán dejó la habitación me paré abruptamente de la silla, se me había quitado el apetito, caminé hacía la salida rápidamente mientras mis compañeros y amigos me preguntaban si me encontraba bien.
Deambulé por los pasillos del cuartel pensando y pensando. Conocía a Alicia, tal vez no su historia pero si su personalidad, la conocí por casi cuatro años; podía ser tachada de loca, desquiciada e incluso como una loca de la limpieza, pero no una suicida.
Por eso me encontraba más sorprendida que apenada, y más culpable que intranquila. Nunca pensé que Alicia era ese tipo de persona, había estado en campo de batalla con ella y nunca se rindió, inclusive cuando ya había gastado toda su munición y tenía una bala incrustada en su muslo derecho. No, ella seguía luchando, entonces ¿Por qué rendirse ahora?
Sin planearlo llegué a su habitación, se encontraba en el ala este del cuartel, a diferencia de mi habitación que estaba en el lado opuesto. Alicia compartía habitación con una chica con la que muy pocas veces hable, estábamos en distintos escuadrones pero las oportunidades que tuve para conversar con ella pude decir que era una buena chica, un tanto inquieta pero buena chica al fin y al cabo. Su nombre era Hannah.
Me paré al frente de la puerta, simplemente mirando, no podía pensar claramente, estaba muy confundida y mi cabeza era un revoltijo de dudas, y así pasaron los minutos. Me distraje por el ruido de la puerta, alguien estaba saliendo. Miré un tanto asombrada, esperaba que Alicia hubiese sido la que abrió la puerta, era nuestra rutina después de todo, cuando entrenábamos juntas por la noche yo pasaba a su habitación, golpeaba la puerta y esperaba unos segundos apoyada en la pared del frente.
En cambio la persona que puso un pie afuera de la habitación era Hannah, podría decir que se encontraba asombrada de verme allí, como si no hubiese estado esperando mi visita.
-¿Danielle? ¿Qué haces aquí? – Se detuvo por unos segundos a mirarme con sus ojos abiertos de par en par - ¿Acaso no sabes lo que le pasó a Alicia?
La miré un tanto impasible, no quería quebrarme delante de ella.
-Lo sé, yo solo…-No pude continuar, no si no quería llorar delante de ella como una niña. Di un gran suspiro y aparté la mirada, dolida.
Pude sentir como la miraba de Hannah se suavizaba, dio un paso y sentí su mano en mi hombro.
-Sucedió esta mañana por lo que escuché, en las duchas – se detuvo, como si estuviera pensando que decir – Sé que eran amigas cercanas, aún no vienen a retirar sus pertenencias, si quieres pasar no tengo problemas.
Solo asentí con la cabeza mientras Hannah se alejaba por los pasillos. Lo pensé por un momento, claro podía entrar y despedirme, pero ¿Qué sentido tenía? Ninguno. El que entrara a la habitación no iba a disminuir mi culpa o traer a Alicia de nuevo. Me giré y comencé a caminar hacia el centro de entrenamiento; no había avanzado mucho cuando lo volví a pensar. No tenía ningún sentido, al igual que Alicia y su extraña manía de hablar sola mientras practicábamos nuestra puntería. No tenía sentido como Alicia y su extraña y loca historia sobre titanes. Simplemente no tenía sentido, al igual que Alicia.
Y al fin y al cabo eso era lo que me motivo para acercarme a ella. El hecho de que ella fuera un enigma de pies a cabeza, un puzzle por resolver, solo que a este puzzle le faltaban algunas piezas; lo supe desde el inicio, pero aun así lo intenté, desde un inicio acepté el hecho de que nunca iba a estar completo, tal vez con la esperanza de que en lo que demoraba en armarlo iba a encontrar algunas piezas en el camino. Lo que sucedía con Alicia era algo más, sin duda. Porque exactamente las únicas piezas que faltaban eran las que te mostraban lo bonito del paisaje.
Aquella chica no tenía sentido alguno, pero era mi amiga y si ya no sería capaz de volver a ver su rostro, entonces me tendría que conformar con estar por última vez entre sus cosas.
Retrocedí lo que avancé, di un gran suspiro mientras giraba la perilla de la puerta y entré a la habitación, casi sosteniendo el aliento. Se encontraba impecable, después de todo Alicia tenía una obsesión no sana con la limpieza y el ver su habitación me hacía pensar que nada había cambiado, que ella seguía allí.
Cerré la puerta tras de mi y di un paso titubeante, sin querer hacer mucho ruido. Habían dos camas, dos roperos y dos pequeños escritorios con sillas, al medio una ventana y al lado izquierdo de esta la parte de Alicia. En silencio y con cuidado me acerqué a su cama y lentamente me acosté en ella. Me quedé ahí un buen tiempo, debería de estar entrenando como los demás, sé que el Capitán me dará un castigo, pero en este momento no importa, solo importa Alicia y su recuerdo ¿Qué más?
Tendida en la cama desee poder volver el tiempo atrás, solo unas cuantas horas, desearía haber sido capaz de decirle todo lo que significaba para mi como amiga, lo importante que era para Eras, no solo por que yo lo pensara, no era la única que lo hacia, todos sabía lo temeraria y osada que podía llegar a ser en el campo de batalla, era sin duda una de los mejores soldados.
El tiempo pasaba y con él mis pensamientos, no me di cuenta cuando cayó la primera lagrima, ni la segunda, ni la tercera, para cuando fui consciente ya estaba llorando profundamente, deslice mi mano por debajo de la almohada mientras me ponía en posición fetal y ahí me quedé llorando un buen rato. Por momentos parecía que no podía parar, el hipo hizo que me costara respirar, por lo que tuve que incorporarme y abrir la ventana. Sentía poco a poco como un ataque de pánico se construía dentro de mi. Ya había tenido algunos en el pasado, recuerdo que fue en la primera batalla a la que fui, había sido en Khened, específicamente en la ciudad de Treva, hace dos años atrás fue la primera vez que asesiné a alguien, lo hice a un gran distancia, con un rifle francotirador, estaba en posición, con la mira apuntando directamente en la cabeza de un soldado enemigo; por un momento pensé que no iba a matarlo que esto era otro simple entrenamiento, pero la voz del Capitán Muller a mi lado diciendo "¡Dispare, soldado!" me sacó de mi burbuja. Aterrada e histérica disparé. No le di en la cabeza, le di en el pecho, pero el rifle tenía la suficiente potencia para matarlo al instante con un disparo en el tórax. "¡Qué tiro tan patético, soldado!". Fue automático, apenas vi por la mira como su cuerpo caía inerte al piso y como sus compañeros, atónitos y asustados corrían para protegerse, me quedé paralizada; dos más cayeron, esta vez cortesía de Aylén y Pierre, ambos compañeros de escuadrón y también francotiradores. El miedo se había apoderado de mi, Alicia me había contado más tarde que me quedé unos 15 minutos quieta y mirando a la nada.
Miré por la ventana mientras intentaba calmar mis nervios. Una vez que lo hice me senté en frente del escritorio, con un agotamiento que se había estado acumulando desde hace cuatro años, suspiré y eché mi cabeza hacia atrás masajeando mi cuello. En el escritorio de Alicia había unos cuantos libros y lapices. Todos los libros que poseía Alicia trataban sobre historia, algunos títulos decían "La guerra y la Paz", "Historia del siglo XX", "Armas, gérmenes y acero", Alicia amaba la historia, le encantaba leer las historias de antes de el Holocausto, el período en que todo el planeta era habitable, hace unos 50 años atrás.
Tomé un libro y lo empecé a ojear delicadamente, no era una gran fanática de leer aquellos libros, ya de adolescente los tuve que leer casi obligada por mis padres y eso me había desmotivado, además no me gustaba leer sobre lugares que probablemente ya no existían, aún así me sabía toda la historia casi de memoria.
Me preguntaba, ¿Me podría llevar algo? Tenía entendido que Alicia no tenía familia, al menos eso fue lo más personal que me confió, yo era la persona más cercana a ella después de todo, pero encima del escritorio no había nada que me hiciera recordarla, solo unos libros viejos y lapices usados.
Había un pequeño cajón, el cual Alicia siempre cerraba recelosa. Pensé en abrirlo pero eso sería invadir su privacidad ¿No? Pero aún así, cuando más tarde vinieran a retirar sus cosas van a sacar todo y yo me quedaré sin ningún recuerdo. Decidida intenté abrir el cajón, pero no cedió, estaba puesto el cerrojo ¿Dónde podría estar la llave? Busqué por encima del escritorio y la cama, nada. Por debajo, nada. Incluso busqué en las cosas de Hannah y nada. Me quedé pensando en dónde pudo dejar la llave Alicia, cuando miré los libros ¡Los libros, claro! Fue en el libro "Armas, gérmenes y acero" en que encontré la llave, escondida entre las páginas.
Rápidamente abrí el cajón, esperando encontrar un sinfín de cosas, pero solo había una caja.
Una caja de madera oscura, cuadrada, aproximadamente de quince centímetros por lado. Titubeante la tomé entre mis manos, su peso debía de ser de unos 3 kilogramos. La observé detenidamente, en lo que parecía ser la parte superior de la caja habían tres escudos; uno de ellos, el de al medio, tenía una especie de caballo de color verde y una espada saliendo de su frente; el que se encontraba a su derecha eran dos rosas de color rojo, y el último, el de la izquierda, eran dos alas, una blanca y otra azul.
Sin embargo lo que más llamó mi atención no fueron los escudos, sino los emblemas que se leían abajo de cada uno; "Por su majestad, el Rey", "Por el orden y la paz", "Por la gloria de la humanidad". Esto sumado a que aparentemente la caja no tuviera cubierta hacían que mi curiosidad aumentara de manera exponencial.
Creo que estuve unos diez minutos tratando de abrir la bendita caja, pero no había ninguna forma, y cada vez que la agitaba se sentían objetos que se movían en su interior.
Tan concentrada estaba en intentar abrir la caja que me asusté y tiré la caja muy lejos inmediatamente después de que la puerta de la habitación se abriera de golpe, revelando al Comandante Scheider y al hombre que dirigía mi escuadrón, el Capitán Muller, un pervertido despiadado que gustaba de acosar a las nuevas reclutas, sin embargo un gran estratega. Había sido puesta a su cargo debido a mi gran conocimiento de armas y bombas, y también por mi buena puntería con el rifle francotirador.
Rápidamente me puse de pie y los saludé con mi mano en la frente, rogando a los cielos de que no hayan visto la caja que cayó por debajo de la cama. Sin embargo la cara del comandante Scheider me dijo lo contrario, no solo la había visto, sino que también estaba furioso por el hecho; pude ver claramente en sus ojos la ira construyéndose rápidamente.
- ¡Soldado Amet! ¿Le importaría explicar que hace fuera del campo de entrenamiento? - Podía sentir la amenaza en su voz.
-¡S-Señor, solo me quería despedir de mi amiga, señor!
-¡¿Qué clase de patética excusa es esa, soldado?! ¡Cien vueltas al campo de entrenamiento! Y espero que no se le vuelva a ocurrir la brillante idea de evitar entrenar con sus compañeros soldado, retírese.
Las cien vueltas no hubiesen sido demasiado agotadores si es que el campo de entrenamiento no fuese tan jodidamente grande. Terminé mucho después de la hora de cenar, agitada y cansada fui al comedor a prepararme un emparedado después de haber tomado una ducha.
Las preguntas no paraban de rondar en mi cabeza ¿Qué era aquella caja y que escondía adentro? ¿Qué escondías tan desconfiadamente Alicia? Obviamente la última pregunta que había hecho el comandante no ayudaba a serenar mis dudas.
- ¿Leyó algún documento de su interior, soldado? - Por un momento me quedé sin responder.
-No, señor- El alivio en su rostro fue evidente, aunque aún había un poco de sospecha en sus ojos.
Quiero ocultar la verdad, quiero protegerte, pero con la bestia adentro no hay lugar donde podamos escondernos. No importa lo que hagamos seguimos estando hechos de codicia.
Las letras en cursiva son extractos de canciones (: Las pondré en orden:
1. No surprises - Radiohead
2. Cancer - My chemical romance
3. Demons - Imagine Dragons
Solo por si les interesa, aparte de que son muy buenas canciones, las recomiendo :)
Espero hayan disfrutado, la idea había estado rondando por mi cabeza de hace ya bastante tiempo, y me he imaginado muuuuuchas escenas que no puedo esperar para escribirlas ya. Dejen sus reviews si quieren, acepto críticas, tomates, dulces y mucho amor -u odio, si así lo desean-
