Los jóvenes Titanes no me pertenecen, son propiedad de DC Comics y Cartoon Network.
Rated: M.
"Travesuras nocturnas"
Tienes que ducharte Chico Bestia, apestas.
Amigo ya no sé, si el verde es tu color natural o bien te estas pudriendo en vida
Deberías dedicar más tiempo entrenando en lugar de ver tanta televisión
Esto es tú culpa
Deja de molestar
Amigo por favor guarda silencio.
Ya tienes veinte años bestita déjate de bromas sin sentidos.
Fuiste tú de nuevo ¡maldición! ¡Madura de una vez!
Las palabras de sus amigos retumbaban molestas en su cabeza y aunque tapara sus oídos con la almohada seguían allí haciendo eco en su subconsciente.
Últimamente las misiones eran cada vez más peligrosas, largas y violentas. Cada día que pasaba se ponía más inquieto, sintiéndose angustiado sin razón aparente. Todo le resultaba tedioso, aburrido. Se sentía enjaulado.
O se tomaban unas vacaciones urgentes o esperaban a que el stress acabara con ellos. Con Robin como líder la segunda opción era más factible.
Sonrió en la oscuridad de su cuarto. Todos estaban muy sensibles últimamente y su actitud bromista no mejoraría las cosas. Pero de todas maneras no era culpable de que aún no pudieran atrapar a Slade, que la inseguridad haya aumentado en Jump City o que lloviera… o cosas por el estilo por las que se enfadaban sus compañeros. No tenían derecho de desahogar su ira con él.
De una patada se liberó de las sabanas que lo cubrían, hacía calor y el sueño no llegaba, así que Chico Bestia se levantó de su litera y salió a refrescar su mente un poco.
Apenas dio unos pasos afuera y la puerta que tenía grabado el nombre "Raven" le sonó tentador. Observarla dormir en las noches de verano, cuando su compañera vestía un trasparente pijama, era su pasatiempo favorito. Al principio fue una travesura: ingresar al cuarto de la muchacha a medianoche para poder revisar sus cosas o darle un buen susto, pero de a poco las cosas cambiaron y en lugar de jugar se dedicaba únicamente a observarla dormir. Rachel era endemoniadamente sexi, un manjar para sus ojos. En algunas oportunidades casi fue descubierto pero la suerte y su picardía siempre estuvieron de su lado.
Posó su mano en la puerta dispuesto a transformarse en algún animal y pasar por debajo, con una sonrisa lujuriosa ya plasmada en su rostro. Si tan solo la empática supiera de su travesura nocturna…
Para su sorpresa la puerta frente de si se abrió y la chica mitad demonio apareció frente de suyo de brazos cruzados.
-Te atrape -dijo Raven observándolo a los ojos.
-¿Ra-Raven? -tartamudeó retrocediendo un par de pasos hasta caer sentado al suelo- ¿qué haces despierta a estas horas?
-No puedo dormir, alguien y sus preocupaciones me dan dolor de cabeza. Casualmente ese alguien está frente a mi puerta sin camisa, sin pantalones en este preciso momento y yo me pregunto ¿porque?
-E-esa es una buena pregunta-
"Una excusa, invéntate una excusa cerebro" pedía mentalmente el joven aun con su trasero en el piso frio. Al parecer su astucia y picardía, y ni siquiera la suerte estaban de su lado esa noche. "Joder, no puedo pensar si trae puesto ese camisón"
-¿Y bien? -insistió ella mirándolo desde arriba.
-Estoy aquí, créeme por una buena razón –afirmó mirando hacia algún lugar perdido. Ya no había esperanza alguna, aunque tuviera una buena excusa su compañera era tan inteligente que antes de que pudiera decirla ella ya sabría que era mentira. Un momento. ¡Eso es!- Estoy aquí porque eres la chica más lista que conozco y necesito un consejo.
Eso era verdadero en todos los sentidos. Y si a esas palabras le agregaba una sonrisa encantadora…
Sorprendida ante tal declaración Raven dejó de fruncir el ceño. Titubeante tapó su rostro con las manos, disimulando su sonrojo. Como odiaba amar los gestos de galán empedernido del chico verde.
-Está bien. Puedes pasar Chico Bestia-
De un brinco el mutante se puso de pie y corrió al interior del cuarto. La puerta se cerró detrás de sí.
-¿De qué quieres hablar? -pregunto la joven sentándose en la cama. Se sorprendió al ver como su compañero saltaba sobre su colchón, olisqueando sus sabanas sin pena. Parecía muy feliz- ejem.. ¿podrías dejar de atentar contra mis sabanas y decirme cuál es tu problema de una vez?
-Ho claro -se disculpó sentándose a su lado- tienes prometer que escucharas sin interrumpirme o juzgarme. Luego podrás hacer lo que quieras.
Raven puso los ojos en blanco. Ellos compartían miles de secretos ¿porque tanto alboroto? Pero asintió lentamente.
-Mi problema es que Robin, Star y Cy siempre están molestándome y jamás me toman en serio. Siempre están gritándome, atosigándome. No soy perfecto, pero tampoco es mi culpa que las cosas no estén yendo bien últimamente. Ya está, lo dije.
Rachel giró hacia él extrañada.
-¿Eso es todo?-
-¿A qué te refieres? estoy siendo sincero-
-Un consejo para eso. Es simple. Deja de comportarte como un niño y enfrenta las cosas de una vez-
-¿Qué? -por alguna razón las palabras de la joven fueron como un puñal hiriendo su interior.
-Chico Bestia, esto es una rabieta de niño pequeño. No puedes cambiar la azúcar por la sal, teñir el traje de Robin, molestar constantemente, faltar a los entrenamientos y luego esperar que los demás no se enfaden contigo. Ya tienes veinte años-
Un silencio se hizo lugar, extendiéndose por toda la habitación. El mutante estaba cabizbajo, pensativo. Digiriendo las palabras de la joven. Nunca pensó que fuera esa su respuesta, esperaba talvez un monótono discurso de lo que es correcto hacer y lo que no. U otra cosa.
-¿Eso es lo que piensas de mí? ¿Que soy un niño berrinchudo? -hablo finalmente con voz lastimada. Algo en su interior se había roto y palpitaba por salir de allí aunque fuera en trozos.
-Te equivocas. Dije que eres un joven de veinte años que aún se comporta como un niño quejoso –explicó la joven serenamente- y cobarde.
El mutante saltó sobre ella de repente, recostándola. Atrapándola entre su cuerpo y el colchón.
-Explícate -exigió feroz. En la pieza en penumbras sus colmillos resplandecieron acentuando una mirada encendida. Estaba enojado y dolido.
Sin embargo Raven lejos de sentirse asustada por el repentino cambio de la situación, se veía segura. Cómoda bajo el cuerpo de su compañero. Pasó sus manos por el rostro del joven, acariciando sus facciones que de a poco se relajaron.
-Lo siento -se disculpó el muchacho apoyando su frente contra la de ella- aun no logro controlar mis instintos.
La pálida joven respondió dejando un tierno beso sobre sus labios. Sorprendiendo en sobremanera al mutante encima suyo.
-Somos adultos Chico Bestia, es hora de madurar para ambos. Deja ya de tonterías tales como irrumpir en mi pieza cada noche solo para verme dormir y yo dejare observarte cuando entrenas -sus blancas y suaves manos bajaron hasta tocar los bien trabajados pectorales de joven, logrando un gruñido de placer- de lo contrario esta ansiedad, este deseo que ambos sentimos nos volverá locos.
-Espera un momento, yo te gusto -tartamudeó sorprendido analizando las palabras de la joven- y además tu sabias que yo…te acosaba todas las noches…y tu…
-Soy una chica lista ¿no lo crees?-Rachel sonrió y revolvió sus cabellos juguetonamente- ¿que harás al respecto niño berrinchudo?
-Ho ya verás –Chico Bestia metió sus manos por debajo del corto vestido de seda que la chica llevaba por camisón y comenzó a hacerle cosquillas- para lo sepas, una parte de mi sabía que me desnudabas con la mirada en el gimnasio.
Rachel intentaba no reír pero las manos escurridizas sobre su vientre le estaban dificultando las cosas. Verdaderamente no supo cómo ni en qué momento, pero cuando las cosquillas se acabaron ya no tenía puesta ni su querido pijama ni sus bragas. Fue entonces que abrió los ojos asustada.
-De lo que uno se pierde con ese camisón -masculló él con voz ronca devorándola con la mirada. Acariciando sin pudor las blancas piernas desnudas.
Raven colocó sus manos sobre sus pechos de alguna manera protegiéndolos de la insaciable mirada del chico encima de ella. Le hubiera propinado un buen golpe al idiota de color verde por tanta irreverencia de no ser que este anticipando lo que se venía, sujetó sus muñecas y las elevó por sobre su cabeza.
-Rae-rae sigue tus propios consejos…no seas cobarde-
-¿Te parezco intimidada?-sonrió lascivamente, sorprendiéndolo- si todavía no has sido capaz de besarme.
¡Lo había olvidado! La soltó de golpe, afirmándose con un codo sobre el colchón. Acercó nervioso su rostro y con un cuidado, no muy digno de alguien que ya había desnudado a la joven en cuestión, la besó.
Un roce de labios tímido que de a poco fue tornándose más y más apasionado. Una batalla entre sus lenguas ansiosas por explorar todo y el aire que exigían sus pulmones.
El beso disparó un dolor exquisito en su entrepierna, y mientras ambas lenguas bailaban la sensatez se perdía de a poco en sus mentes.
Chico Bestia lo quería todo de una vez, besaba a la joven mientras sus manos masajeaban sus pechos endurecidos. Quería escuchar más alto los gemidos de su chica, aparto su boca de la de ella y comenzó a lamer su blanco y exquisito cuello. Su deseo se hizo realidad, Rachel jadeaba cada vez más alto con su cuerpo tembloroso contra el suyo, ahogando gritos cada vez que él dejaba pequeñas marcas por la piel deliciosa de su cuello. Marcas que seguramente lo meterían en serios problemas al día siguiente.
Pero lo importante es que ella estaba allí toda para él, aferrándose a su cuerpo arqueando su espada con cada caricia suya, presionado su feminidad contra su erecto miembro. Tanto tiempo. Demasiada espera.
-Rachel -murmuro entrecortado. Obligando a su cuerpo a contenerse un poco- puedo detenerme si quieres.
Un dolor en su entrepierna y el deseo de poder estar dentro de ella lo asaltaban constantemente. Pero tenía que tener su aprobación ante todo, de lo contrario mañana alguno de los dos se enfadaría con el otro, habría un Robin obligándolos a arreglar las cosas y una Starfire cantando una canción tamaraniana de reconciliación para ambos. Tenía que estar seguro…Y tenía que ser ya porque luego frenar sus instintos sería imposible.
La muchacha en sus brazos escondió su rostro unos segundos tratando de regularizar su respiración.
-Dijiste que si te escuchaba sin interrumpir, podía hacer lo que yo quisiera -murmuró contra su boca, enredando sus piernas en sus caderas- yo te quiero a ti Garfield.
- ¿A mí?-pregunto con una sonrisa moviéndose contra ella sintiendo su humedad- ¿podrías ser mas especifica?
-Te quiero…-gimió- a ti…
-¿Si? -insistió deslizando sus dedos por la entrepierna húmeda de la joven trazando pequeños círculos en su interior- vamos Raven tu puedes.
La joven no podía formular palabras, su cuerpo se movía al ritmo de los impertinentes dedos. Su mente, su cordura se nublaban. Su interior temblaba al ritmo. Entraban, salian. Cada vez con más fuerza, cada vez más rápido.
-…Quiero…-
-¿Si?-pregunto una vez más. Apretando con su pulgar el clítoris de la muchacha inquieta bajo suyo.
-¡Joder Garfield te quiero dentro de mí!-gritó.
Chico Bestia sacó sus dedos de ella y la penetró con brusquedad. Ahogando un grito de dolor con su boca. Por un momento todo se envolvió en silencio. Su implacable sentido del olfato pudo distinguir el olor de la sangre entre las sabanas. Alargó el beso introduciendo su lengua y luego se permitió respirar.
-Lo lamento…-se disculpó. Perder juntos su virginidad sería un tanto más doloroso para uno que para otro. La joven en respuesta escondió su rostro bajo su mentón, respirando entrecortada contra su cuello.
Comenzó a moverse lentamente. Acostumbrándose a esa nueva sensación de estar en ella, trasformando con cada embestida el dolor de la joven en delicioso placer. Cada vez con más prisa. La pieza volvió a llenarse de salvajes gemidos y gruñidos.
Más y más rápido, aferrados uno al otro a un ritmo despiadado sus cuerpos bañados en sudor se tensaron. Una embestida, otra hasta el fondo y…el mundo a su alrededor desapareció. Solo existían ellos. Solo sensación indescriptible.
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Sonrió en la oscuridad y se liberó de las sabanas de una patada. Al parecer esa noche no podría dormir, no al menos en su cuarto y solo.
Chico Bestia saltó de su litera y salió al pasillo, dispuesto a entrar al cuarto de Raven como todas las noches desde hacía un par de semanas atrás. En su rostro se dibujaba una sonrisa lujuriosa. Sin embargo antes de ingresar escuchó un par de pasos dirigirse hacia él.
-Chico Bestia que bueno encontrarte -saludó Robin cargando un pesado papeleo- quería hablar contigo. Pero primero…¿qué haces sin camisa y sin pantalones en el pasillo altas horas de la noche?
-E-esa es una buena pregunta…-vaciló rascándose la parte posterior de su cabeza- yo estaba buscando mis pantalones, creo que sedita los escondió en el living o en algún lugar que no es el cuarto de…nadie.
El chico maravilla se le quedó mirando pensativo, pero sus brazos no soportarían más así que le restó importancia al asunto.
-Solo quería felicitarte, últimamente has estado trabajando a un cien por ciento. Contrarrestado tu mala conducta de hace tiempo atrás. Buen trabajo-Robin sonrió y siguió avanzando en dirección a su propio cuarto- me alegra saber que has madurado aunque sea un poco. Sigue asi.
-Se lo debo a Raven y sus consejos -murmuro sonrojado el mutante verde mirando como su amigo se alejaba por el pasillo.
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¡Al fin! ¡Mi primer lemon! ¡Viva yo!
Sé que no es un trabajo sobresaliente, ni mucho menos está del todo bien la trama o el escrito, es mas…tengo una lista mental de todos los errores…
Lo he publicado finalmente y con eso se empieza ¿verdad? A lo mejor el siguiente sea un poco más…mas…bueno ya saben XD y quede mejor.
Gracias por pasarse y leer.
Connor Kurasay.
