KHR no es mío, solo tomo prestados a sus sexys personajes.


Prologo

Empezaba un nuevo día y los rayos del sol se colaban por la ventana de una habitación particular, dando en la cara a un joven, el cual solo refunfuño para acomodarse mejor y tratar de dormir un poco mas, pero entonces su alarma empezó a sonar.

- Ash… no… 5 minutos más… - se quejó el joven al mismo tiempo que con la mano buscaba su teléfono para apagar la alarma, pero al ver la hora se despertó de golpe notando que ya era muy tarde.

De la cama salto un joven de cabellos rubios alborotados los cuales parecían desafiar la gravedad, alto, fornido, de tes clara y ojos azules, que vestía una pijama algo vieja con algunos huecos de color azul cielo. Fue rápidamente al baño para cambiarse y lavarse, al salir, llevaba puesto unos pantalones de mezclilla de color azul deslavado con una camisa blanca, la cual tenía un bolsillo y tenis blancos, los cuales se veían desgastados.

Al salir rápidamente tomo sus llaves, su teléfono y su cartera, para empezar a correr. Giotto era un chico alegre y entusiasta… a pesar de ser huérfano, tener que trabajar para sobrevivir y no resaltar en clases, el siempre buscaba verle el lado positivo a la vida; en esos instantes corría hacia el parque donde había quedado de encontrarse con su mejor amiga.

- G… - grito al llegar y ver a su amiga a la distancia.

- Idiota, llegas tarde – le regaño una mujer pelirroja de cabello largo, tes clara, ojos rojos, tenía un tatuaje de llamas en la parte derecha del rostro y parte del cuello, llevaba un top negro, encima una blusa blanca, un pantalón negro de cuero con algunas cadenas y botas negras.

- Perdon… es que…

- Te quedaste dormido, lo sé, es algo tan obvio en ti – le contesto mientras rodaba los ojos, para luego dejar escapar un suspiro – Giotto estas seguro de esto, es decir, puedes buscar otro trabajo…

- No G – le interrumpió – esta es una buena oportunidad e igual necesito esa paga, es decir, con eso pagare la colegiatura por algunos meses y dedicarme a estudiar.

- Giotto ya te he dicho que si gustas puede decirle a mi viejo que te pre…

- No… G agradezco la intención, pero no quiero eso he llegado hasta donde estoy por mi cuenta y así seguirá siendo.

- En verdad que eres un idiota – dijo la chica desviando un poco a mirada y haciendo una meuca dejando ver su enfado.

- Gracias por entenderme G – le dijo sonriéndole de forma sincera y provocando que su amiga se sonrojara notoriamente.

- Tch… como sea… ten aquí está el formulario – le dijo mientras le entregaba una carpeta.

- Wow, piden muchas cosas, pero gracias G, veras que conseguiré ese trabajo – le dijo sonriéndole.

- Yo digo que estás loco, pero bueno mejor apresúrate que dentro de poco empezaran las entrevistas – le indico mientras miraba a ver su reloj de mano.

- Cierto, gracias G – dijo acercándose rápidamente a la chica y dándole un beso en la mejilla – deséame suerte – le dijo mientras empezaba a correr hacia el lugar de la nueva entrevista de trabajo.

- Tch… se idiota… - suspiro G, mientras se tocaba la mejilla donde le habían dado un beso su amigo hace poco y le miraba perderse entre la gente.

Definitivamente si conseguía el empleo luego le compraría algo a G, no muchos sabían de esas ofertas de trabajo ya que esa familia adinerada no contrataba a cualquiera, pero gracias a que el padre de su amiga trabajaba en la oficina de "bolsa de empleo" logro obtener esa información. Llego algo agitad al lugar, era una gran mansión: una casa muy ostentosa con grandes adornos y enormes jardines, en la entrada había un par de guardias.

- Hey tú, largo – le indico uno de los de seguridad.

- Am, perdón es que eh venido a la entrevista – dijo rápidamente Giotto

- ¿Tu? no me hagas reír – contesto con burla el otro guardia.

- Es verdad, aquí tengo la carpeta para acceder a la entrevista – indico rápidamente enseñándole los papeles a los guardias.

- Eh… pues parece que no mientes – dijo con burla el guardia mientras lo miraba de forma analítica – rodea la mansión y toca en la puerta blanca que está cerca del árbol de cerezo y pobre de ti donde intentes robar o hacer alguna estupidez – le indico.

- Gracias – dijo de forma insegura el rubio mientras accedía al lugar y empezaba a caminar.

Definitivamente ese lugar gritaba dinero, por donde mirara: grandes adornos en el jardín, este poseía una gran vegetación y flores exóticas por doquier, pero dejo eso de lado… él debía concentrarse en logra que le contrataran: el trabajo era sencillo, por una semana debía trabajar en ese lugar para ayudar con los preparativos de una fiesta que se llevaría a cabo la semana entrante y al finalizar este recibiría una jugosa paga por su trabajo… era un trabajo ideal, el cual aprovecharía ya que se encontraba en temporada de vacaciones de la escuela… guardaría ese dinero para sus estudios y el resto de las vacaciones buscaría otro empleo para que al regresar a clases el pudiera dedicarse 100% para subir sus notas y prepararse para los exámenes de admisión a la universidad ya que deseaba demostrarle a todo el mundo que a pesar de que el no tuviera a alguien a su lado, buscaría salir a delante y superar a todos.

Al doblar la esquina, logro visualizar el cerezo que le habían indicado, pero entonces algo capto su atención… algo que le hizo sonrojar, parada debajo del cerezo se encontraba una chica muy hermosa, de cabellos largos color rubio platinado, tes clara, delgada de buen cuerpo, la cual llevaba puesto una blusa de manga larga blanca con algunos encajes, pantalón negro pegado y botas negras, sus ojos eran de color gris, ella se encontraba mirando hacia el cielo. Giotto se quedó ahí parado observándola por unos instantes, pero entonces empezó a escuchar algunos pasos hacia su dirección.

- Así que tú debes ser el aspirante – escucho que alguien le hablaba, y al girar noto que un hombre de cabello verde corto y alborotado, alto, algo fornido, de tes clara, ojos verdes los cuales estaban detrás de unas gafas redondas de marco negro, llevaba una camisa de color verde clara adornada con una corbata, encima una bata de laboratorio blanca, con pantalón negro de vestir y zapatos negros bien lustrados.

- Am… si así es, he venido por…

- Ya era hora, que tanto esperas ahí mucho que preparar así que muévete y sígueme – le ordeno el hombre, el cual se giraba y comenzaba a caminar en dirección a una puerta que se encontraba abierta.

- Si… - contesto Giotto, al mismo tiempo que se giraba para buscar a esa chica peor noto que ya no había nadie debajo del cerezo… tal vez fue su imaginación o ya se había marchado la chica, pero en eso regreso su atención a seguir a ese hombre.

Sin que lo notara, la chica que había captado su atención ahora miraba sus movimientos mientras reflejaba tener el ceño ligeramente fruncido.

- Herbívoro… - murmuro enojada, antes de girarse y regresar al interior de su hogar. Esas fechas le desagradaban porque la casa se llenaba de herbívoros que contrataba su madre para ayudarles a organizar la fiesta de su cumpleaños… una fiesta que sentía ridícula e innecesaria, pero a pesar de todo jamás había podido ponerse en contra de los caprichos de sus padres.