The Healer
Estoy jugando un poco con los tiempos pero casi todo transcurrirá como en el canon, no se preocupen.
…
"Creo que estoy enamorada de él." Y ahí fue cuando la hermosa muchacha de vestido rojo comenzó a carcajearse fuertemente. Ino siempre proclamaba su amor a los siete vientos y le importaba un comino quien la escuchase, pero en especial, le gustaba jactarse de que estaba enamorada frente a su ami-enemiga.
"¿Y me importa?"
"Eres detestable, frentona." Siseo la rubia de ojos azul zafiro, tirándose de sentón al lado de ella en el balcón y pasando sus piernas entre los barrotes oxidados de la pequeña barda que impedía que aventara a su amiga de cabellos rosados a la siguiente vida. "Cada vez se pone más feo, tienes que aprender a decorarlo, ningún chico vendrá a tus pies si ve la horrible ama de casa que eres."
Sakura suspiró, deseando darse un golpe en la pared y perder la consciencia para poder evitar otra conversación vacía llena de muchos comentarios románticos por parte de la Yamanaka. Sinceramente, la idea de ella y Shikamaru no le desagradaba del todo pero de igual manera no la llenaba. Algo en su pecho le decía que Sai tenía mucho que ver en cuanto a su neutralidad en el asunto. Tal vez si Ino tuviese una cita con el dibujante, se sentiría más motivada a animarla en su amor.
"Ino, bonita-" Habló la kunoichi de ojos esmeralda, arrastrándose un poco a la derecha para llegar a estar a menos distancia de la otra ninja.
Ino bufó con desagrado, manoteando los manos cariñosas de su amiga pelirosa en un ademan molesto. "No, yo a ti ya no te hablo más."
Contuvo las inmensas ganas que le dieron de rodar los ojos ante la personalidad dramática de Ino, bufando igual que la rubia para después regresar a su posición cómoda. No iba a seguir estirándose como liga solo porque Ino quería que le rogase un rato.
"Tú sabes que no lo digo de verdad." Dijo calmadamente sin sonreírle pero tampoco frunciéndole el ceño. "Solo…solo estoy un poco celosa… ¿lo entiendes?" Los ojos vibrantes de color azul de la rubia se volvieron un poco opacos cuando distinguió el tono triste y cansado del comentario de Sakura.
Sasuke Uchiha aun respiraba cálidamente en su corazón roto, y no había cosa que le enojara más que el hecho de no poder hacer nada por ella que no fuese alentar a su amiga con otros muchachos.
"Dale una oportunidad a Naruto antes de que Hinata le salte encima." Declaró Ino en forma de orden, viendo hacia otro lado disimuladamente, buscando huir del bonito par de ojos confundidos que esperaban una respuesta con insistencia. "Tú sabes que Naruto está enamorado de ti… ¿no?"
"No es así Ino, al menos ahora ya no lo es." Soltó de pronto cuando distinguió la flama de duda en la expresión de la Yamanaka. "Ahora cuando lo veo…siento algo cálido en el pecho…pero no de la manera que debería ser… Naruto también sonríe mucho cuando Hinata está con nosotros, Ino…" Suspiró sin ganas, tirándose hacia atrás y golpeando su cabeza con los azulejos rosas de su balcón. Naruto y ella eran incompatibles pero a la ves estaban completa e innegablemente hechos el uno para el otro que dolía. Y un mes después de la guerra, prácticamente respiraban el mismo aire todas las horas que tuviesen libres y comían ramen juntos a pesar de que a ella ya le tenía harta de horrores. Y por no dejar nada de sobra, había días en los que el muchacho de sonrisa carismática dormía en su apartamento…
A pesar de eso y otras mil cosas que no podían ser normales entre amigos, Sakura no sentía nada remotamente cercano al amor de pareja por el bonito chico que salvo al mundo entero.
"Como me gustaría que me fuese posible sentir algo por el…"
"A mí no me terminas de convencer." Comentó con una sonrisa ladeada que más que burlona parecía contener miles de complicaciones. "Dices que las cosas no van por ahí y aun así, hoy llevas puesto tu vestido favorito para una junta aburrida con Tsunade y Naruto."
"Kakashi-sensei también estará ahí." Trato de defenderse la kunoichi, sintiendo como se le sonrojaban las mejillas por la decisión con la que hablaba su compañera. "Ya voy tarde, la que no me gusta nada ahora, eres tú, cerda. Adiós." Se despidió con el ceño fruncido, escapándose de la situación con rapidez y esperando un grito por parte de Ino cuando sus pies tocaron el suelo frio de la calle más amplia de la aldea.
"¡No te enojes conmigo, frentona!" Suspiró de nuevo, a Ino le encantaba llamar la atención de los demás y que otros supieran que se hablaba tan bien con una de las "heroínas" de Konoha, le alimentaba el ego.
Se alejó de prisa y en cuanto estuvo lo suficientemente lejos de la Yamanaka, hizo de sus apresurados pasos una caminata tranquila. Se miró de arriba debajo de manera divertida, girándose un poco para observar el corte ondulado de los pliegues largos que le llegaban a la parte trasera de sus rodillas. Bueno, el vestido no era especialmente bonito pero desde ese día tendría en cuenta lo mucho que significaba para Ino y seguramente para otros que ella se esforzara en ciertas ocasiones en verse bien aunque no fuesen días interesantes.
Se cruzó de brazos y continuo su camino, vagamente registrando las miradas de otros shinobi que pasaban a su alrededor y le sonreían con constancia. Les dejo de hacer caso cuando se dio cuenta de que no lo hacían porque realmente la viesen como una mujer hermosa, sino que buscaban encontrar una posición "interesante" al lado de alguien que era la alumna de Tsunade y a la vez mejor amiga del Hokage.
"Heya! Sakura-chan!" Escucho el grito emocionado a cuadras de distancia y se contuvo de gritarle en respuesta porque varias personas se voltearon a mirarlos con esas sonrisas cómplices que ya no aguantaba. ¿Acaso todo el mundo creía que estarían juntos?
Se distrajo de su irritación cuando el rubio se detuvo frente a ella con una sonrisa enorme, brillante y despampanante que a cualquiera menos a ella le hubiese para el corazón de lo cálida que era.
"Buenos días, Naruto." Este solo asintió despreocupadamente. Se le notaba que estaba teniendo un buen día. Y eso hizo sonreír a Sakura casi con la misma intensidad. Extrañamente, Sakura era capaz de conectar sus emociones a la perfección con las de Uzumaki. Si él estaba triste, a ella le daban ganas de llorar, si él estaba enamorado, a ella le daban ganas de alentarlo como una madre lo haría. Cosas raras que a pesar de que no le terminaban de gustar, complacían discretamente a su corazón.
…
Sintió que se le caía la mandíbula al suelo con solo escuchar las palabras de Tsunade, ¿estaba escuchando claramente? ¿Estaba alucinando? ¿Se encontraba bajo los efectos del algún genjutsu desconocido? Formulo otras cien preguntas en cuestión de segundos pero una voz femenina la saco de un tirón de sus dudas. Nadie podía ser así de cruel y sonar tan segura de sí misma.
"Si, Sakura, tú vas a pararte ahí y verte bonita." Comento la hokage, a quien había llegado a admirar y de quien ahora comenzaba a dudar. Tal vez su amigo zorro tenía razón y estaba comenzando a entrar en la etapa de la vejez, donde se dejaban de tener ideas claras.
Pero entonces también habría que incluir a su antiguo sensei dentro de ese pensamiento, ya que al se le veía de lo más tranquilo hojeando unos pergaminos. ¡Pues claro! ¡¿Cómo no iba a estar burlándose de ella si a él no le iban a atravesar con un jutsu extraño?!
"¡Sakura-chan siempre se ve bonita!" Gritó Naruto, tratando de relajar el ambiente y cortar los nervios que sentía la pelirosa en la boca del estómago.
No es que no confiara en el apoyo de Naruto y su protección ante cualquier situación peligrosa…solo era que no confiaba en Naruto cuando el tenía el papel de situación peligrosa y no de héroe. Si de por si era un desastre andando, experimentando jutsus recién sacados de la manga de una hokage medio perdida…no se quería imaginar cuantos días tendría que pasar en el hospital sin poder ayudar a algún paciente…
El rubio cogió uno de los pergaminos de las manos de Kakashi y se lo puso en frente, dando le vueltas y girando su cabeza en busca de una comprensión que al parecer nunca le llego. Se rascó la nuca y le hecho una miradita desconcertante a la de cabello rosa, encogiendo de hombros y lanzando despreocupadamente el papel arrugado detrás de él.
Sakura trago saliva y levanto la mano como lo hacía cuando se encontraba en clases. "Naruto, ¿Qué estás haciendo?" El zorro soltó una risita ansiosa.
"Bueno…" Hizo una ademan con la mano izquierda para señalar que haría lo que acababa de leer y Tsunade alzo una ceja con los ojos brillándole de la emoción.
"No tienes idea." Naruto asintió. Sakura pego un chillido y casi corrió a hincarse frente a su hokage. Kakashi abrió su libro icha icha y manoteó en el aire como si no fuese la gran cosa.
"Es Naruto, Sakura tenle un poco de confianza, su control de chakra está cerca de ser perfecto." Habló Tsunade, señalándola como si fuese una traidora con uno de sus delgados dedos, haciéndola repentinamente sentir mal por su mala manicura.
"¡Lo tengo!" Exclamo el Uzumaki, asintiendo repetidamente. Sakura recibió una mirada de "¿lo ves? La situación está perfectamente controlada" por parte de su maestra y tuvo que cerrar los ojos para no ponerse a llorar.
"Kakashi-sensei, ¿no quiere que lo ame por el resto de mis días? Creo que me acabo de arrepentir, Naruto dame un-" Sintió como si le cayese el peso del mundo sobre los hombros, no había logrado escuchar la incoherencia que Naruto había gritado ni mucho menos ver el movimiento de sus manos por la tontería de cerrar los ojos y ahora sentía las ganas de vomitar matándola.
Aunque no realmente de vomitar su desayuno de hace horas, porque no saboreaba la bilis subiéndosele a la garganta y solo tenía la sensación de necesitar abrir la boca para soltar una bocanada de aire. Casi como gritar.
No lograba respirar porque los pulmones le ardían horriblemente, como si se estuviesen inundando con llamas frías…Y había un sonido imparable que se asemejaba a un chillido de gato. Ahora casi entendía porque a Kiba le tenían asqueado esas bolas de pelo maulladoras.
¿Qué clase de jutsu era con exactitud? Movió sus brazos con la poca fuerza física que le quedaba y palmeo lo que tenía a su alrededor, sin ser capaz de abrir los ojos por el estruendoso sonido que le impedía pensar. Increíblemente no se encontraba bajo el agua así que no podía estar ahogándose, y el dolor en su pecho tendría que deberse a la magnitud de fuerza con la que se había estrellado en la tierra…
Cabe agregar que sus niveles de chakra se encontraban en ceros infinitos.
"Oi, ¿creen que este viva?" Escucho una voz que le hizo recordar a Naruto, y estuvo a segundos de susurrar su nombre cuando escucho otra, femenina y aguda, que no se parecía en lo absoluto a la de Tsunade.
"Obito, se está moviendo." Hablo esa voz femenina, con un tono de reproche algo divertido que le hizo pensar en los tiempos en los que comentaba sarcásticamente a todo lo que decía cierto rubio Uzumaki.
Hubo un silencio que la obligo a luchar por abrir los ojos, haciéndola preocupar por su bienestar. "¿Entonces…?" Dijo tontamente el Naruto que no podía ser Naruto.
"Por supuesto que está viva, idiota." Kakashi-sensei, reconoció al momento Sakura. Aunque su voz no sonase bien y no le convenciera, en definitiva quien hablaba tenía que ser su sensei.
"¿Deberíamos buscar a algún shinobi?" Preguntó exaltado, Obito. Obito. Sakura chillo en desesperación, encajando sus uñas en la tierra de donde quiera que se encontrara.
"No. Nosotros nos haremos cargo." La hermosa mujer de cabellos de cerezo soltó en sollozos y de pronto la voz de Kakashi se volvió más suave, se convirtió en un susurro casi preocupado. "Rin, ayúdame a ponerla en la espalda de Obito." Ordenó de la manera en la que lo haría su sensei. "Debemos llevarla al hospital."
"¿¡Que!? ¡Pero si yo no me ofrecí a cargarla!" Se quejó la voz resonante de Obito, que a pesar de ser infantil y obviamente no pertenecer al monstruo que conoció una vez, le causo un escalofrió. Obito ya había sido perdonado, y aun sabiéndolo, y aun teniendo en cuenta que sus odios le decían que quien hablaba era un niño pequeño… Sakura se sentía aterrada.
"El hokage te va a dar una palmadita en la espalda en agradecimiento, así que apresúrate y deja de lloriquear." Cuando cuatro pequeñas manos la movieron como muñeca de trapo y la soltaron con la delicadeza de un ninja sin experiencia sobre algo cálido con olor a sudor y ramen, Sakura realizo un pequeño chequeo en sí misma, abriendo los ojos y topándose con un sol desafiante.
"¡Esta despertando!" Grito la pequeña que alcanzo a distinguir vagamente, tenía el cabello castaño oscuro y había dos marcas moradas bajo sus ojos, parecidas a las de Kiba y de alguna manera totalmente distintas.
Las manos que sostenían sus delgadas pero largas piernas que rozaban con el suelo hicieron algo de presión y unos ojos negros idénticos a los de Sasuke se ampliaron al toparse con sus cansadas esmeraldas. Un color rosa tiñó las mejillas del muchachito que la cargaba en su espalda y las ganas de reír de Sakura le calmaron todos sus miedos. Obito era un niño. Uno delgado, de cabello oscuro, sin ninguna marca en su rostro y con unos googles estorbosos encajándosele en el cuello.
"No parece estar gravemente herida." Declaró Kakashi, quien sin ser el ninja médico del equipo, ya había notado que no había marcas ni sangre en ningún punto de su cuerpo. Además, el pequeño de cabello plateado casi blanco, había guiado sus gritos de hace rato a alguna clase de shock que ahora ya no estaba ni remotamente presente.
"No lo estoy." Se atrevió a usar su voz, notando que sonaba un poco rasposa pero no lo suficiente como para hacerle saber que algo malo sucedía en su garganta. "Solo…algo mareada." Termino lentamente, alzando con debilidad su cabeza para poder mirar de frente a los dos niños que estaban a sus lados. La hicieron sentir extrañamente protegida durante un instante y una sonrisa simple se formó en su rostro.
"¿Puedes caminar?" Pregunto el pequeño bulto bajo de ella, aunque no se detuvo y continuo caminando, a la dirección en la que se encontraba la torre del Hokage…En cuanto se entraron de que estaba sin heridas peligrosas para su estabilidad, optaron por moverse rápidamente hacia la única persona que podría ayudarles a resolver cualquier problema en Konoha. Y Sakura no podía haber estado más orgullosa de su diminuto sensei.
"Creo que poder hacerlo." Noto el asentimiento de Obito y después, cuando las plantas de sus botas de entrenamiento tocar el suelo de su aldea, la pelirosa logro sentirse proporcionalmente serenada.
"Por aquí." Guio Kakashi, tomándola del codo y arándola a una velocidad ninja que la mareo. Sin embargo, le agradeció por su ayuda, cuando noto que la estaba sosteniendo para que ella no tuviese que usar su casi inexistente chakra.
…
"No, a la izquierda." Una mano suave halo de su vestido rojo y Sakura se tropezó para poder seguir a la niña. ¿Acaso la oficina no se encontraba en el último piso a la derecha, dos puertas antes de la gran ventana que Kakashi solo sabía usar como puerta?
Rin dio zancadas grandes, para asegurarse de no hacer que la muchacha extranjera perdiera el tiempo y la coloco frente a una puerta inusualmente normal. La oficina del Hokage, había tenido extravagantes puertas inmensas desde que ella tuvo uso de razón y ahora que las veía así de distintas, todo a su alrededor se tornó más real.
Naruto la había lanzado a un tiempo en el que ella no correspondía. Uno en el que ella podría morir y a nadie le importaría. Uno en el que en las calles ya no la mirarían por ser una kunoichi destacable, sino por ser la muchacha rara de cabellos rosas.
Kakashi le abrió la puerta sin una pizca de caballerosidad, lo que pasaba es que no se iba a esperar a que la mujer de bandana ninja decidiera que ya había pasado el suficiente tiempo para poder entrar. Dentro, se arrepintió al mirar al Hokage.
Sakura frunció la nariz en disgusto, antes de caer en otro shock. La oficina era parcialmente normal, muchos rollos ninja y pergaminos que eran tan importantes como aburridos lanzados estratégicamente en el librero de su lado derecho. Y una excesiva cantidad de pilas de documentos por sellar para las misiones esparcidas a lo largo y ancho del lugar. (Le recordó a la semana en la que Shizune y ella dejaron completamente sola a su maestras.)
El Hokage, quien después del disgusto inicial la hizo tambalearse hasta la silla que Obito le ofreció, recargaba plácidamente su cabeza entre ambas manos, durmiendo descaradamente con la boca ladeada y entre abierta. El cabello lo tenía revuelto y era de un rubio impresionante. Parecido al de Naruto –porque claramente el hombre sentado frente a ella era su padre- pero raramente más oscuro.
Un suspiro se le escapó a Kakashi y Rin escondió sus risas tras una de sus manos.
Obito se adelantó dos pasos y estampo ambas manos en el espacio que no se encontraba desordenado en el escritorio. "¡Hokage-sama!"
El hombre, a quien le había visto el rostro un millón de veces mientras caminaba por su aldea, dio un respingo exaltado. Ojos de vibrante color azul se abrieron ansioso, desesperados en examinar su oficina entera con el ceño fruncido, dando a entender que estaba listo para taclear a cualquiera que se hubiese atrevido a ser un intruso cuando él se encontraba en su siesta.
"Oh, son solo ustedes." Sonrió relajando cada fracción de su rostro, sus ojos cayeron somnolientamente y sus brazos se movieron para volver a colocarse sobre el escritorio. "¿Sucede algo?" Bostezo, no notando a la increíblemente notable mancha de color rosa y rojo sentada frente a él. Sakura carraspeo cuando se dio cuenta de las ganas que el pequeño equipo de Kakashi tenía de estrellarse una mano en la frente.
La mirada entrenada del Hokage aterrizó en ella y después de mirarla de arriba abajo en busca de algún problema en la muchacha, frunció el ceño. Aquella mujer no era alguien de Konoha, el habría notado a alguien con ese cabello paseando por la ciudad, pero tenía alrededor del cuello su banda ninja que la marcaba como una ninja de la hoja.
"La encontramos en el campo de entrenamiento 3, Minato-sensei." El hombre de cabello rubio asintió lentamente, esperando una continuación de la historia en silencio.
"¡Estaba inconsciente y gritando!" Obito exclamó, lanzando sus manos hacia el techo, "no se podía levantar, pensamos en llevarla al hospital pero Kakashi dijo que no se encontraba mal, así que decidimos traerla aquí."
Minato parpadeo, aturdido por las altas notas que podía alcanzar la chirriante voz de su estudiante. Cuando la energética descripción de los sucesos entro completamente a los oídos del Hokage, su pesada mirada volvió a Sakura. Después de un momento de en el que se mantuvo atento en ella y solamente ella, él sonrió cálidamente en su dirección, con una sonrisa amplia que ella ya conocía demasiado bien. No porque su rostro en las montañas de Konoha fuera particularmente feliz, sino porque era exactamente la misma sonrisa de Naruto. Su favorita.
"¿Cuál es tu nombre?" Le preguntó, aun sonriendo.
"Haruno Sakura, Hokage-sama." Las palabras de Sakura casi fallan al salir de su garganta, a causa de los nervios al parecer.
"¿Qué edad tienes, Haruno-san?"
"Dieciocho." Los ojos esmeralda vagaron de un lado a otro.
Minato se levantó de su asiento y con una mano le prohibió levantarse, le dio una vuelta escéptica, deteniéndose para poder recargarse en el escritorio de forma amistosa. Haciéndole saber a Sakura que el ninja no quería hacerla sentir incomoda.
"Minato-sensei, volveremos al campo de entrenamiento." Le comentó Kakashi al Hokage, ganándose un simple asentimiento y una sonrisa ladeada. Minato guardo silencio, espero hasta que el silencio se volvió tenso y le volvió a sonreír. Parecía ser que el padre de Naruto era todo sonrisas, igual que su hijo, aunque en este caso él no era escandaloso.
"¿Cuál es tu propósito en Konoha, Haruno-san?" Repitió su nombre como si cantara y Sakura sospechó que se estaba burlando discretamente de algo.
"Vivo aquí."
Minato alzo la mano en un parpadeo, le dio un manotazo a su nuca de la misma manera en la que ella regañaba a Naruto cuando decía algo que hacía referencia a su desobediencia y volvió a acomodarse en su sitio. "No mientas, Haruno-san."
"No estoy mintiendo, Hokage-sama," Sakura dijo soltando un gruñido, jamás le había gustado ser regañada y después de pasar tanto tiempo al lado de Tsunade-sama, siendo educada por ella, creyó que nunca volvería a recibir algo tan infantil como un chop en la cabeza.
Minato bufo ante su ceño fruncido pero continuo con la misma sonrisa simplona. "Bien," dijo después de pensárselo. "Si vives aquí, ¿Cuál es el año de la aldea?"
Sakura se mordió el labio inferior. "Sinceramente, estaba esperando que me lo dijera usted."
"197." La pelirosa era distraída a veces, pero no era idiota.
"Eso no es verdad Hokage-sama, porque por lo menos en dieciocho años, no sería ni siquiera el año 180."
El rubio chasqueo la lengua, viéndose divertido por haber sido regañado en su propia mentira para confundirá. Quizás, ella realmente era quien estaba proclamando ser; un miembro de la aldea de la hoja. Tal vez, sería una buena idea si el Hokage llamaba a Inoichi, pero entrar a la mente de Haruno-san le sonaba un poco extremo.
"¿Quién eres?"
"Mi nombre es Haruno Sakura, soy una ninja de la aldea de la hoja." Insistió de mala gana, con esos bonitos ojos verdes perforando a Minato con irritación. "Si no me cree, entonces llame a Yamanaka Inoichi y pídale que use uno de sus jutsus raros conmigo."
