Ahora eres tú
Disclaimer: Bueno, como ya sabrá todo el mundo, Naruto no me pertenece - esperad a que sea billonaria y le compre los derechos de autor ... - y este fic está hecho sin animo de lucro.
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"1. Aullidos nocturnos"
Unas sombras practicametne volaron sobre rocas, tierra, árboles y ramas, sin importarles realmente qué pisaban, pues carecía de importancia. Cuatro patas por cada sombra hacían ganar velocidad a esos monstruosos y bellos seres que corrían con miradas furibundas y las fauces abiertas para arremeter contra el enemigo en cualquier momento.
Mientras, a algunos kilometros de distancia, un grupo de ninjas miraban atemorizados hacia la oscuridad del bosque, tratando de alejarse lo máximo de ese pequeño cuerpo manchado de escarlata, en el suelo, a más de diez metros de ellos.
El pequeño cuerpo inerte no respiraba, no aullaba y ni siquiera, habia un palpitar en su corazón. ¿Para qué iba a utilizarlo? Estaba muerto, y los muertos no necesitan la sangre circular en sus venas, por muy legendarios que sea.
Mientras todos estaban apiñados, atemorizados y rezandoles a dioses que jamás escucharían sus oraciones, cuatro altas y imponentes figuras se alzaban con fuerza sobre ellos, esperando el momento en el que aparecerían esas formas de monstruoso mirar.
Ni siquiera tubieron tiempo de detectar presencias. Sólo voltearon al escuchar los gritos de terror de esos atemorizados ninjas aldeanos.
Allí, entre las sombras y las penumbras de un bosque por la noche se alzaban cuatro monstruosas figuras de amenazadora pose que se mantenían erguidas des de su posición, gruñendo y con los ojos teñidos en sangre. Odio reflejaban en su brillo y muerte en su aliento. La blancura de los dientes de los amenazadores animales solo trataba de concentrar en los debiles ninjas en el cielo en el cual iban a entrar tras ser destrozados por esos enormes hocicos.
-Allí está - habló una extraña y femenina voz des de un lugar imposible.
Ni Kakashi, ni Naruto, ni Neji ni Sasuke avanzaron ningun paso, sólo miraban la escena con atención y tensión, y, para qué negarlo, con algo de nerviosismo y respeto. Al fin y al cabo, por mucha misión que estubieran cumpliendo, eso no evitaba el hecho de que estubieran ante la especie más poderosa y inmortal de lobo del mundo.
Una figura emergió entonces del lomo de la bestia que iba en primera posisión, la más amenazante, a pesar de que todas tenian la misma estatura. Bajó de un delicado salto con urgencia del animal y corrió con ansia hacia el pequeño cuerpo inerte, peludo y manchado.
El equipo enviado de misión siguió de reojo los movimientos de ese cuerpo, - indudablemente - femenino. A quién habian venido a buscar.
Una extraña luz púrpurea emanó de la palma de una de sus manos - para sorpresa interna de ellos, pues recordaban esa luz de color verde, como sus ojos -. Y así estubo algunos largos minutos, en los cuales, sólo se escuchaban lamentos y sollozos, llantos y suplicas por parte de esos ninjas de bajo nivel, abrazados entre ellos, mirando a los agraciados lobos con terror.
Un gruñido agudo y un sollozo de rabia adornó el ambiente. Los animales desviaron la mirada hasta la chica, arrodillada al lado de esa pequeña cría. Negaba con la cabeza mientras se cogía con rabia los brazos y clavaba sus uñas en ellos. Se notaba lo iracunda que estaba, y lo desolada.
No dijo nada, pero el comportamiento de los animales legendarios cambió rapidamente, pues se acercaron hacia esas dos figuras. Observaron el cadaver del pequeño, se arrimaron a él y alguno se atrevió a acariciar con su propio hocico al pequeño muerto. Pronto, un aullido estremecedor desgarró la garganta de uno de ellos, que suspiró a la luna.
Pronto le siguieron los demás, y replicas de ellos sonaron por la oscuridad del bosque.
Todos lo sabían.
Ya no habia salvacion para ello.
Mientras, apartados de aquél rincón de dolor, observaban consternados y sorperndidos los ninjas el panorama. Por algo extraño, sintieron no encajar en la escena, incluso aquellos que no lo admitirían jamás. Parecían acoplados a un funeral que nada tenia que ver con ellos, parecían romper una cadena de dolor que no les incumbía.
El rubio Naruto movió su rostro milímetros para observar mejor a la que un día fué su mejor amiga - y que aún seguía siendolo -, convertida ahora en una joven de sollozos estremecedores. La chica seguía arrodillada, ahora mirando al pequeño de nuevo, sin arañarse ni clavarse las uñas. Sólo de ella se veía una oscura siuleta entre las sombras de esos enormes monstruos inmortales que aullaban a la luna por la muerte de uno de sus pequeños, pero aún así, los conocidos de ella lograron captar el leve destello rosado de sus largos y lisos cabellos caer y ocultarse entre sus piernas flexionadas, puesto que el cabello le iba más allá.
-¡No hemos sido nosotros! - el íntimo momento se vió interrumpido por el grito histerico de uno de los ninjas atemorizados. Sorbía sus mocos y derramaba más largimas que aullidos los lobos.
-Idiota...- se quejó en un susurro apenas audible el joven de ojos blancos.
El muy idiota habia llamado la atención, consiguiendo entonces que las bestias se voltearan hacia ellos, con los ojos brillantes del color de la sangre prendida. No ladraban, pues no era propio de una especie superior como ellos, pero gruñían en un trueno místico y horroroso, como si no fuera de ese mundo. Enseñaban los dientes y alguno abría el hocico de forma amenazante, enseñandole, mostrandoles la muerte tan dolorosa que les esperaba.
Todos menos los cuatro ninjas de la Villa oculta de la Hoja retrocedieron varios pasos, pero un nuevo aliento helado tras ellos le sdelató que estaban dirigiendose hacia otra nueva trituradora de huesos con patas. Esta parecía de mayor tamaño que las otras cuatro.
Su largo cuerpo negro estaba agazapado, con claras intenciones de saltar sobre ellos, y enseñaba los dientes más blancos y afilados nunca vistos.
-¡¡Tsui!! - por segunda vez en esa noche, la voz femenina habló, pero esta vez lo hizo con un tono ligeramente ronco y amenazante.
Sasuke desvió la mirada un momento del nuevo lobo para posarlo en la ahora figura erguida sobre el pequeño. Con determinación, observaba a través de sus húmedas pestañas al lobo Tsui, con los puños fuertemente presionados, con los nudillos blancos.
Para sorpresa de muchos - los Anbu de Konoha no se habia ni inmutado, o al menos, eso aparentaban - el gran lobo gruñó levemente mientras se enderezaba con rapidez, obedeciendo a una órden silenciosa de la chica, y se sentaba, sin dejar de observar a las que podrían ser su presa en un futuro muy proximo.
Y allí estaban, parte de el mejor escuadrón de Konoha, protegiendo a una panda de debiles y inútiles ninja de una villa sin importancia de unos monstruos legendarios y imposibles de matar, cuando en realidad venían a la búsqueda y recuperación de la que un día fué la flor de Konoha, Sakura.
Sakura Haruno.
La misma chica que ahora se hallaba en pié, con la mirada vidriosa pero decidida dirigida a una bestia de proporciones similares a lo que sería un árbol normal, de altura, y algunos más de largada. Un enorme lobo negro, descomunal y terriblemente agresivo.
O lo que era lo mismo, un Tsuterei, uno de los tantos nombres que le habian adjudicado a esa raza que creyeron leyenda. Los Tsuterei eran lobos gigantes, de pelaje negro, dimensiones enormes, de ojos rojos y dientes afilados. Su pelaje, completamente negro, tenía destellos de diferentes colores, des de azulados, hasta rojizos. El pelaje era fino y con tacto parecido al satén. Si algo los diferenciaba de los lobos - aparte del temañano y todo lo demás, calro - era que en la base de su cuello, se concentraba un collarín de pelaje qye le daba un aspecto más amenazador y elegante al animal, al igual que su cola, peluda, alargada, y bifurcada.Pocos eran los afortunados que se daban cuenta de su presencia antes de tenerlo encima. Su rapideza era incalculable, y su fuerza y inteligencia muy superiores a cualquier entendimiento humano. Ademas, eran inmortales. También eran poseedores de todo tipo de poderes y de un montón de cosas más de las cuales algunas estaban enterados.
Como de que, por ejemplo, solían alimentarse de carne humana. Que odiaban a los humanos, y de que sólo soportaban a los humanos nacidos con el don de llevarlos, de hacerlos obedecer y evolucionar. Un guardían, un sacerdote en su silencioso templo de oscuridad y sangre, alguien que los sintiera en carne propia, que los amara y los comprendiera.
Y ese alguien, habia terminado siendo Sakura.
¿Como se enteraron?
Años atrás, la joven pelirrosada habia sido enviada como medico ninja hacia ese extraño lugar sin nombre. Algo extraño ocurría. Hablaban de seres de leyenda, inexistentes completamente, invecibles y poderosos a más no poder. Acompañada y escoltada por Anbus expertos, llegó en cüestión de pocas semanas a esa extraña y desconocida zona, tan lejana de su hogar.
Sólo los más afortunados fueron testigos de la primera vez que la joven derramó lagrimas de emoción al ver a uno de ellosm con el hocico manchado de sangre de un aldeano recién muerto, siendo atacado por los ninjas para auyentarle. Alguns decían haber visto un brillo especial, un contacto, una chispa, cuando los ojos de la bestia y los de Sakura se encontraron. Des de entonces, los más ancianso y creyentes del lugar lo tubieron claro. Los Tsuterei habían encontrado lo que con tantos siglos habian estado buscando.
Su guardiana finalmente habia aparecido.
Confirmado quedó cuando las muertes por atacantes lobos se extinguieron, cuando por las noches, Sakura brillaba en ausencia y cuando la vieron montar en uno de ellos. Una carta dirigida tanto a Tsunade como a sus amigos les hizo saber que tal vez volvería algún día, o tal vez, deberían venirla a buscar. Por entonces, la necesitaban allí, puesto que ella conseguía que los lobos hicieran lo que en realidad habian hecho siempre. Proteger al bosque y a los humanos que los ayudaban, que convivían con ellos.
La pelirrosa entonces avanzó con la mirada oscurecida, ajena, al aprecer, al hecho de que sus antiguso compañeros estubieran allí, hacai el aldeano que habia abierto la boca.
-¿A que te refieres, ninja? - preguntó con autoridad. Su semblante era pétreo, sin emoción y frío. Atrás quedaban olvidadas las húmedas mejillas y los vidriosos ojos.
El hombre entonces se tiró al suelo de manera bastante patetica y se arrodilló a los pies de la antigua kunoichi. Ella ni se inmutó.
-¡Apenas vimos el final, cuando llegamos!
-¿El final de qué?
Detrás, uno de los lobos de dimensiones más pequeñas - más o menos, las dimensiones de un caballo adulto - entrecerró los ojos y rizó sus labios, enseñando aun mas los dientes. La pelirrosada lo miraba, con una ceja enarcada. Resopló tras uno segundos, molesta, y volvió a concentrarse en ese aldeano de poca monta, ignorando al lobo.
Gruñó el animal al verse ignorado, y aulló de nueve, esta vez con rabia.
Eso les confirmó a los Anbu que Sakura habia establecido comunicación con ellos, y los habia entendido.
-Habia otros lobos, antes... cuando vinimos, sólo observamos a dos de ellos dejar el cuerpo y largarse corriendo - esta vez fué otro de los viejos aldeanos el que habló, arrodillandose también.
-¿Lobos? - siseó Sakura.
Un rugido, más aprecido a un ladrido con doble efecto, vino del que Sakura habia nombrado Tsui.
-Esto es increible... - murmuró Naruto, maravillado, observando como de nuevo, la chica parecía establecer comunicación mental con el lobo que habia rugido/ladrado. Cuando ella negó, la bestia negra se levantó y se dió la vuelta para correr mientras aullaba de nuevo.
Los aldeanos la observaron con miedo. Decian de la mujer que los acompaña, que también comía carne humana, ¿Sería cierto?
Ella les devolvió la mirada y aún con tono duro, pero mirada suavizada, habló mientras se volteaba.
-Os creemos - nadie dijo nada respecto al género en el cual habia hablado. No se refería precisamente a ellos - pero yo de vosotros no tardaría en echar a correr hacia vuestras casas. El ambiente estará caldeado estos días, asi que os sugiero que nadie venga por el bosque aún. No me haré responsable de muertes que ya están advertidas.
La chica subió con agilidad en el lomo de los lobos, que ya se habían puesto en pié - uno de ellos, con el cadaver del cahorro cogido suavemente entre sus dientes, sin herirle -.
-Sakura - la voz de Kakashi resonó entre las carreras de los aldeanos que corrían despavoridos hacia sus hogares. La chica los miró, de nuevo en la oscuridad de los primeros arboles del bosque.
Sólo se quedaron mirando.
Nadie habló, ni formuló preguntas.
-La advertencia también va por vosotros - habló ella, rompiendo el silencio - yo misma os iré a buscar cuando pueda ocuparme de vosotros.
Y sin más, montada en aquella monumental bestia, se perdió en un parpadeo entre las sombras del bosuqe y la oscuridad de la luna, sumida en un murmullo de aullidos dolorosos que encogían el corazon de quiénes lo escuchaban.
Kakashi, atabiado con su uniforme de Anbu, pero sin la máscara - como sus acompañantes -, sólo observó el cielo con su único ojo visible. Suspiró de forma audible y comenzó a caminar en dirección al bosque.
Un rubio de 21 años lo siguió con rabia. Naruto Uzumaki no estaba contento, se habain marchado sin Sakura. A pesar del pasar de los años y de los cambios físicos del chico, aún conservaba ese humor explosivo, ese carácter infantil que lo caracterizaba y que lo hacía tan fuerte a la vez.
Tras ellos, Neji Hyuuga, un año mayor, cerró los ojos un momento antes de seguir el camino de sus acompañantes. Con el largo cabello oscuro suelto, el uniforme de Anbu pegado a su musculoso pecho y su mirada inexpresiva, el joven siguió su camino sin alzar la voz, haciendo eco de sus pensamientos.
No iban a dejar a Sakura escapar de esa manera.
Sasuke Uchiha era el último en cerrar la comitiva, sumido en su usual frialdad. Sus cambios físicos también habian sido evidentes. Alto, delgado, ligeramente musucloso, atletico... sus ojos seguían con su habitual negrura y su cabello, ahora algo más largo y con un largo mechón de pelo negro que salía de su nuca - y recogía en una pequeña cinta blanca -, lo que levantaba aun más pasiones. Al igual que en una de sus orejas, ahora se veía un aro en la aprte superior, negro y brillante, que de vez en cuando, se iluminaba ene xtraños simbolos al activarse el sello maldito.Habia vuelto a Konoha con 18 años y la muerte de su hermano y Orochimaru grabada en las palmas de su mano. Dos años después, habia sido ascendido como capitán de un escuadrón Anbu. De eso hacia ya un año y medio. Des de su vuelta a Konoha - tres años y medio ya -, se había sentido bastante extraño. Su club de fans seguía activo y aumentaba cada día en número, pero él no estaba por esas cosas, él solo entrenaba. Habia vuelto cuando Saukra ya no estaba en la Villa, lo que se le habia hecho extraño, pues nadie le habia comunicado el porqué de la ausencia de ella. Por ello, ante la posibilidad, aunque fuera remota, de saber algo de ella, de volver a tener la oportunidad de llamarla molesta, no se habia pensado en absoluto negarse a formar parte de ese equipo que la retornaría a Konoha.
Andaron con parsimonia, pues no tenían prisa, aún cuando sus corazones se sobrecogieran al sentirse opacados por sombras que corrían sobre ellos, aullando y buscando con desesperación a los asesinos del pequeño cachorro. Llegaron al refugio que les servía de campamento y allí se acostaron, sin mediar palabra aún.
A la espera de que la misteriosa pelirrosa les viniera a buscar.
Un Tsuterei sólo se hacía inmortal cuando habían llegado a una edad, que, traducida a la humana, sería la tierna de edad del primer año de vida. Eso era, en calendario humano, 20 años.
20 años en los que las crías eran como simples lobos. Podían morir en cualquier momento y lo pero, es que eran facilmente localizables. Tras pasar esa edad, en cambio, los lobos eran ya inmortales.
Inmortales con afán de sangre, poder y guerra.
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Aún con algo de dolor, terminó la figura femenina viendo como los dos jóvenes y desbocados lobos negros eran aniquilados a fuerza de arañazos y ataques de poderes inigualables.
Seguía siendo ella la guardiana de cualquiera de ellos... así que, por muy malos que hubieran sido, aún le dolía verlos muertos.
Pero se habia cobrado la venganza. Acarició el enorme hocico manchado de sangre que se acercó a ella en señal de pesame y cansancio.
Sakura miró al cielo entonces, recordando dolorosos momentos de su vida anterior, de su pasado.
Y mirando atentamente a la luna, sus ojos jade brillaron en la oscuridad mientras pensaba en sus amigos.
En él, concretamente.
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Bueno, bueno... es mi primer fic de Naruto... así que estoy bastante nervioas -.-UU es muy chorra, la verdad, aunque me gusta bastante la idea principal - lo malo, es que me acuesto y por la mañana no me acuerdo de cual es XDDDDDDD - y está inventada tras ver algunos capitulos de Wolf's Rain y la pelicula de la Princesa Mononoke...en fin, espero que este fin no sea demasiado largo y que no me quede estancada -.-UUU - rezo por ello XD -.
Evidentemente, es un SasuSaku - mi pareja preferida - y, lo cierto, es que no se si ponerle algun toquecillo de NejiSaku - me ronda algun fic sobre esta pareja por la mente XD no es mi pareja preferida, pero me hace bastante gracia - o bien de OCSaku... en fin, da lo mismo XD espero no haberos cansado mucho.
Hasta pronto!
