EL CHOFER DE LA SEÑORA ANDLEY
Disclaimer: Candy Candy no me pertenece, (tal vez cuando sea tan rica como mi rubio hermoso compre los derechos y le daré el final que me de la gana) así como ninguno de sus personajes, pertenecen al talento de Kyoko Mizuki. Este fic es producto de mi loca mente y lo hice por puro entretenimiento sin fines de lucro; cualquier parecido con cualquier otro fic es mera coincidencia… las grandes mentes pensamos casi igual.
Serie "Fantasías conyugales"
ADVERTENCIA…
Este fic contiene situaciones aptas sólo para personas mayores de edad y con criterio amplio… LEMON, escenas sexuales muy explícitas, léalo bajo su propio riesgo, no diga que no se lo advertí y luego se este quejando.
Han pasado un par de meses desde aquella cena de aniversario, la relación entre Albert y Candy mejoro considerablemente, sobre todo porque decidieron retomar "sus votos" hechos el día del picnic en que compartieron su sándwich y compartían más sus cosas, lo que les sucedía, lo que sentían y sobre todo su vida sexual retomó un nuevo aire con ese jueguito de roles que habían descubierto y que hacía que su relación tuviera un poco más de sal y pimienta; había ocasiones que podían jugar un poco o había ocasiones que simplemente daban rienda suelta a su pasión y necesidad por degustar el cuerpo del otro.
La venta de la mansión de Lakewood había sido ya concretada, pero la mansión no era todavía entregada, Albert hablo con el dueño para tener tiempo de desocuparla y el nuevo dueño no tuvo objeción en ello; así que algunos muebles fueron vendidos, otros donados y algunos más transportados a la mansión de Chicago, la cual si fue conservada por la familia, pero faltaba sacar todavía algunas cosas y algunas otras iban a quedarse en la cabaña del bosque de Lakewood; el problema fue que la tía Elroy ya era muy grande para hacerse cargo de todas esas maniobras ella sola y Albert tuvo que salir de viaje de negocios a Londres, así que la única que quedaba era Candy…
Por órdenes de la tía Elroy, Candy tuvo que trasladarse a Lakewood, ya que ella era ahora la matriarca de la familia y quien tenía que hacerse cargo de la mudanza de las cosas que restaban en la mansión… a decir verdad, Elroy no quiso hacerse cargo de dicha maniobra, ya que le dolía inmensamente tener que deshacerse de la mansión, de alguna forma la última vez que había estado ahí se despidió simbólicamente del inmueble y no quería regresar a ella, porque sabía que no habría poder humano que la sacara de ahí; Archie y Annie se ofrecieron a hacerse cargo de los hijos de Candy y Albert en lo que ella se trasladaba a Lakewood y la tía dispuso al nuevo chofer de la familia el cual tenía como 6 meses trabajando para ellos, un inmigrante italiano a llevarla y acompañarla durante su estancia en Lakewood, por cualquier cosa que se le ofreciera a Candy, ya que ella necia como siempre se negó tajantemente a llevarse a mas gente del servicio, argumentó que ella sola se bastaba para atenderse y cocinar para ella y Carlo ; después de todo las cosas no estaban como para derrochar más dinero. Carlo era un hombre aproximadamente de la edad de Candy usaba lentes y tenía cabello castaño y barba, por lo general era muy serio, pero muy servicial y con su inglés de acento italiano, de inmediato accedió a acompañar a la señora.
Conforme iban acercándose a la propiedad, a Candy la embargo la nostalgia, para ella tampoco era fácil deshacerse de esa mansión, mientras se aproximaban iba recordando muchos detalles de su vida ahí, cuando conoció a Anthony en el portal de las rosas siendo apenas unos niños, los juegos y las risas compartidas con sus primos Stear y Archie, su primera fiesta; cuando Albert llego a consolarla en mitad del jardín de las rosas, cuando fue adoptada por el bisabuelo William, cuando Anthony murió y cuando ella llego buscando al bisabuelo William y a quien encontró ahí fue a su amigo, confidente y al amor de su vida… posterior al descubrimiento de la identidad de Albert recordó la época que vivió ahí junto a él antes de volver al hogar de Pony y cuando Albert volvió de Brasil y que volvieron a vivir juntos y que fue la época en que se declararon el amor que sentían mutuamente.
-Señora, llegamos…
-Muchas gracias Carlo…
-Se le ofrece algo más señora…
-No, nada… sólo me falta ver que habitaciones siguen con objetos en ellas, esperar a los cargadores y conforme se vaya vaciando todo supongo permaneceremos aquí al menos una semana, puedes tomar la habitación que gustes y que tenga todavía una cama para que descanses ahí, por mi parte yo seguiré ocupando la mía y de mi esposo; esa junto con la que elijas serán las ultimas habitaciones que vaciaremos.
-Muy bien señora… me retiro a ver en que más puedo ser de ayuda.
Candy se dirigió a revisar cada una de las habitaciones ahí y verificar que estuvieran ya vacías, sus pisadas resonaban en el eco de la mansión vacía y simbólicamente se iba despidiendo de cada espacio y rincón, cada espacio, cada habitación le traía algún recuerdo, ya fuera de cuando viviera ahí de niña o cuando descubrió la identidad de Albert y posterior a vivir ahí con él…
Así paso ese primer día, el chofer era amable aunque un poco seco, Candy lo atribuyo a que el hombre no conocía bien el idioma inglés y dejaría de ser Candy si no intentara romper la barrera de la comunicación, pero el chofer se mostro más bien apático.
El día siguiente dio inicio, ella se levanto desde temprano a preparar algo de desayunar; al terminar siguió con lo que estaba pendiente, reviso cajas, embalajes y que lo poco que quedaba estuviera listo para ser transportado cuando el chofer la sacó de sus cavilaciones.
-Señora, necesito ausentarme un momento, llego hace rato un mensajero con un telegrama para mi, tengo que ir al pueblo y sirve que hablo con los cargadores para pedirles que estén mañana aquí a la hora que usted disponga…
-Un telegrama para usted? es algo grave?
-No señora, no se preocupe, no es nada grave, pero tengo que irme… con su permiso…
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Las horas pasaron y ya era casi hora de la cena, había comido algo muy ligero pensando que el chofer volvería pronto y comer con alguien y no volvió, el hambre de nuevo apareció y Candy se fue a preparar algo, le extraño que el chofer tardara tanto, el pueblo no estaba tan lejos y en automóvil se hacía una fracción de tiempo de lo que se hacía originalmente en carreta, justo pensaba en ello cuando llego el chofer…
-Buenas noches señora, perdón por llegar a esta hora…
.Buenas noches Carlo… mmm
-Si, que sucede señora?
-No. nada… tu acento ya no es tan marcado…
-Siempre he hablado así señora, creo que mas bien usted no ha notado que he tratado de mejorar mi acento.
-Lo lamento, no quise ofenderte
-No me ofende señora, lamento haber sido tan brusco con usted…
Comenzaron a cenar hablando de trivialidades, y pasaron una cena muy amena, cuando se pararon para recoger la mesa, Candy noto además que el hombre era más alto de lo que se había percatado anteriormente, sentía que el hombre cada vez que ella se dirigía a él, él simplemente esquivaba su mirada y la ocultaba con la visera de la gorra … o siempre había sido así? era cosa de su imaginación? Candy se regaño mentalmente, no es posible que siguiera siendo aquella chiquilla despistada, ella creía conocer a todo el personal, pero ahora veía que no había prestado suficiente atención al relativamente nuevo chofer de la familia o podría verse más alto debido a que el hombre no se había quitado la gorra en todo el tiempo?…
Al día siguiente Candy despertó con un hambre voraz, se levanto y se aseo, pero cuando llego a la cocina se dio cuenta que el desayuno estaba ya preparado; Carlo estaba ya vestido con su uniforme y su últimamente inseparable gorra que le tapaba la vista a sus ojos...
-Buenos días señora, el desayuno esta listo, creo que se le hizo un poco tarde esta mañana.
A Candy no le cayo en gracia el comentario, por que el chofer tenía que estar al pendiente de a que hora se despertaba? no es que se sintiera superior a él, sino que simplemente sintió que se estaba tomando demasiadas confianzas con ella, así que decidió ignorar el comentario…
-Buenos días también para usted Carlo, por cierto, se puso en contacto con los cargadores? ya están revisadas varias cajas que quiero comiencen a transportar a Chicago y este día comienzo a revisar otras tantas…
-No se preocupe señora… ya vinieron los cargadores y se fue ya esa carga, si gusta puedo ayudarle a revisar lo siguiente y vamos a comer al pueblo- …mientras tomaba la mano de Candy y la acariciaba…Candy retiro de inmediato la mano, sintió una corriente eléctrica atravesar todo su cuerpo.
-Prefiero comer aquí, si no le importa, si gusta salir, esta en su derecho a hacerlo.
-Muy bien señora-… el chofer sonrío de lado…- siéntese por favor y permítame que le sirva, el desayuno comienza a enfriarse…
Ambos desayunaron en silencio, a Candy no le molestaba la presencia de aquel hombre, sino que simplemente se sentía… incomoda? nunca en los 6 meses que había tenido contacto con él le había atraído, de hecho no era precisamente su tipo, pero ahora simplemente había algo que no le agradaba del todo, se recordó mentalmente que era una mujer casada y que su esposo se encontraba a miles de kilómetros de distancia y simplemente no podía siquiera permitirse pensar el alguien mas… o será que extrañaba sobremanera a Albert… si, eso debía ser, la ausencia de su esposo y de las intensas sesiones de sexo que ahora mantenían la hacían reaccionar de esa forma ante el inocente contacto con la mano de Carlo…
-Señora, puedo retirarle el plato?-… interrumpió el chofer los pensamientos de la rubia…
-Este, si Carlo, muchas gracias y deje ahí los platos, yo ahorita los lavo, mejor vaya revisando el tercer piso, falta ese por revisar y verificar si falta algo y si lo que hay esta todo bien empaquetado.
Acto seguido Candy se puso en pie y se dirigió al fregadero para empezar a lavar los platos, cuando sintió por detrás de ella la presencia de nueva cuenta del chofer…
-Le dejo entonces estos otros… son los vasos del jugo que se quedaron sobre la mesa-… se acerco un poco más susurrándole al oído y Candy hubiera jurado que sintió la erección del sujeto rozándole el trasero, de nuevo no le incomodó… mucho… pero si sintió un gran deseo por seguir sintiéndolo y al mismo tiempo culpabilidad, ella NO debería de sentir eso por otro hombre que no fuera su esposo; definitivo estaba siendo un peligro estar al lado de este hombre.
-Gracias Carlo, retírese por favor y haga lo que le pedí.
-Muy bien señora, con su permiso…
Candy se apuró a lavar los trastes y de inmediato se dirigió al tercer piso, pero al lado contrario de donde había mandado al chofer, de hecho esa parte de la mansión estaba cargada de recuerdos… a su mente vinieron los recuerdos de cuando tenía 13 y Elisa y Neal la dejaron encerrada en esa habitación, recordó además como fue que mágicamente la puerta se abrió (Albert un día le confesó que estuvo ese día confinado en uno de los cuartos del tercer piso, y al escucharla gritar, fue a abrirle y tuvo que correr a refugiarse a su habitación al escuchar a su sobrino) y posteriormente Anthony fue en su búsqueda…
Las estatuas seguían ahí… el dueño actual insistió en conservarlas como parte del pasado de esa familia y de la casa y la verdad Albert no tenía muchas ganas de llevárselas… que distinto se veía todo a la luz del día pensó…
Abrió la puerta y descubrió algunos muebles arrumbados, algunas cajas viejas y una cama con barrotes cubierta con una sábana… probablemente alguien estuvo durmiendo ahí durante el tiempo en que se estuvo vaciando la casa; definitivo nada de eso se llevaría a alguna parte, así que quitó la sábana y se sentó un rato en la cama… dejo que sus recuerdos de nuevo la invadieran y hasta podría jurar que le llegaba todavía la música que solía tocarse en los bailes que la tía Elroy acostumbraba a dar, cuando sintió tras ella un par de manos sobre sus hombros acariciándola suavemente, al principio grito por el susto y el hombre le susurro…
-Calla, siento haberte asustado… te veías tan hermosa y etérea aquí, sentada en la cama que no pude resistirme a tocarle…
Candy se paró en el acto al identificar el acento de la persona que estaba tras ella, de nuevo la visera no le dejaba ver la mirada de aquel hombre, pero el bulto visible en sus pantalones decían lo mucho que había disfrutado el haberla tocado de esa forma, tenía que pararlo ya…
-Carlo, siento que si el haber sido amable con usted lo interpretara de otra forma, amo a mi esposo y jamás podría traicionarlo…
-Señora, el señor no tiene porque saberlo, además él tiene semanas de haberse ido y una mujer como usted tiene que ser bien atendida-,,,, mientras iba acorralando a Candy contra una de las paredes del cuarto e iba pasando suavemente las palmas de sus manos por los costados del cuerpo de Candy-… se que disfrutas esto y se que lo disfrutarás tanto como yo.
A Candy comenzó a invadirla el pánico… sentía el firme pecho del hombre contra ella y la dureza de su erección… por cierto, el hombre hablaba cada vez menos con acento italiano o era su imaginación? por que si antes no cruzaba más de 3 palabras sin equivocarse, de pronto su inglés era bastante fluido? será que siempre la estuvo engañando?
Cerca de donde estaban había un pequeño florero de porcelana, así que en un rápido movimiento Candy lo sostuvo entre sus manos y le asestó un fuerte golpe en la cabeza que lo dejó noqueado…
CONTINUARA...
