Hola a todos! Debo decir que si estás aquí es porque amas todo lo relacionado con "Ranma 1/2" como yo. Si no sabes de que hablo corre a verlo que es maravilloso. Soy una gran fan de esta hermosa obra perteneciente a Rumiko Takahashi.

Aquí contaré pequeños relatos sobre mi pareja favorita: Ranma y Akane y muchas otras más alrededor de ellos. Espero que les guste y aclaró que esto tan solo lo hago con fines de entretenimiento.

Ahora a leer.

Bendito examen

O no entendía nada por qué era más bruto de lo que creía o ella no sabía explicar.

- Luego llevas la X al otro lado y cambias el signo y ese menos tres X estará sumándose. Luego te fijas del otro lado, allí...

Y de repente dejo de escucharla. Ya era mucho tiempo viendo números enredados y sin sentido que lo único que querían era arruinarle la existencia. Malditas matemáticas, las odiaba.

Pero a pesar del cansancio no quería parar. Eran pocos los momentos en los que estaban juntos sin intromisiones indeseables ni peleas, no había malentendidos, tampoco otras prometidas o pretendientes. Solo ella y él, escuchandose y tan cerca que podía sentir aquel exquisito aroma a jazmines. Decidió inhalar de nuevo disimuladamente aquel aroma.

Fue una pedido de auxilio totalmente verdadero, necesitaba aprobar ese examen con más de ocho si no quería llevarse la materia y ella siempre dispuesta, amable cuando se debe ayudar a alguien, había accedido a ser su maestra particular y es que ella era una luz, el mejor promedio de la clase. Tan inteligente y bonita.

Se dio cuenta en ese momento, en el que veía como ella (sin darse cuenta de lo que podía provocar en él) se colocaba un mechón corto atrás de la oreja, tan delicado y femenino movimiento, no era que fuera mala enseñando y tampoco era tan tonto como para no comprender el tema después de tres explicaciones claras respecto a ello, simplemente no podía concentrarse por culpa de ella, tan delicada, calmada y femenina en esos momentos, pocas veces se la apreciaba en ese estado.

- ¡Ranma! ¿Lo entiendes?

El chico de la trenza parpadeo confundido. Otra vez estaba en blanco, sólo comprendía que los ojos de su prometida eran de un color chocolate más maravilloso de lo que pensaba.

- Pues... no.

Akane bufo molesta y puso la frente contra el escritorio.

- Eres un tonto. Todo lo que te digo te entra por un oído y te sale por el otro.

- Estoy cansado, Akane. Llevamos toda la tarde estudiando. Me duele la cabeza con sólo escucharte hablar de números.

Decía la verdad, al principio tenía toda la predisposición en aprender, pero todo tiene un límite y Ranma Saotome no era de los que podían quedarse quietos mucho tiempo sin divagar en otras cosas más interesantes.

Akane giró el rostro aún en la superficie de la mesa llevando sus cortos cabellos hacia el otro lado.

-Esta bien. Fue suficiente por hoy - se enderezo y estirandose cansada soltó un bostezo.

Ranma no pudo evitar ver como la blusa de su prometida se levantó un poco dejando ver una franja de su vientre, piel blanca y tersa. Le picaron las manos.

Debía salir de allí.

-¡Bajemos a comer algo entonces!

Akane pegó un respingo ante el grito del joven Saotome que no la espero sino que salió casi corriendo de su habitación.

- Vaya... si que odia las matemáticas -murmuró sonriendo.