Hola mis lindos lectores, como había prometido aquí les dejo mi nueva historia ^-^ Les agradezco aquellos que leyeron mi otra Historia "¿Trabajo o Placer?" aun estoy un poco indecisa si hacerle un epilogo.. jeje lo siento, aun no tengo nada claro.
Esta historia como había informado se tratará de lobos, serpientes, etc... fantasía. Habrá mucho romance y como no.. *¬* erotismo (si han leído mis otras historias ya saben lo que les espera).
Parejas: SasuHina, NaruIno, ItaZumi.
Advertencia: Muerte de un personaje.
Prólogo
Dolía... Dolía mucho ser despreciada por él. ¿Qué tenía que hacer para hacerlo feliz? Solo deseaba su amor, su atención, pero todos sus intentos solo lograban enfurecerlo. El frío se colo por todo su pequeño cuerpo y gimió asustada. Odiaba la oscuridad y soledad de aquella "Habitación" como la había nombrado su progenitor.
Hinata alzó su rostro y miró los barrotes de hierro que la mantenían encerrada. ¿cuándo vendría su padre a sacarla de la jaula? Tenía mucho miedo... ella no había querido desobedecerle. Había llorado cuando la arrastro allí y la encerró, igual que a los pobres Shifter que había cazado.
—Tengo miedo, madre —Lloriqueó Hinata acostándose en la paja, tenía mucho frió. Deseo poder tener una sábana con que acobijarse.
Miró la oscuridad de aquella habitación desde el interior de su jaula. Su padre la había instalado allí para ella, diciendo que la soledad la haría entrar en razón. "No hables ni intentes liberar a las bestias" una regla que había seguido y cumplido hasta ahora. Había desobedecido y ahora estaba castigada.
Deseo que su madre aun viviera, así su padre volvería hacer él mismo de antes. Su verdadero padre jamás la habría hecho daño, ni a ella ni a los Shifter que mantenía encerrado. Estaba lleno de odio hacia los Shifter lobo. Aun podía oír la voz de su padre en su cabeza.
—¡Ellos son los culpables de que Hana este muerta, ellos la mataron!—Gritó su padre enfurecido frente la tumba de su madre.
Abrazó sus piernas ante el recuerdo... Eso no podía ser cierto. Su madre le había contado historias sobre ellos antes de dormir, ella los quería. Ellos no eran malos.
—Odialos, Hinata. Ellos nos quitaron todo. ¡Odialos! —Ordeno su padre.
No los odiaba. Sufría por ellos, odiaba verlos en jaulas. Odiaba la forma en la que lo maltrataban, Odiaba oír sus aullidos de dolor, Odiaba ver la sangre correr por sus cuerpo, Odiaba al hombre que enveneno la mente de su padre... Odiaba a Hiashi Hyüga por ser el principal causante de su odio.
Hinata respingo y escuchó los pasos que se acercaban, Su padre estaba de vuelta. La puerta de la habitación se abrió y su padre ingreso y encendió la luz. Cubrió sus ojos ante el resplandor, parpadeo varias veces hasta que su vista se ajusto a la luz.
—¿Te arrepientes de lo que hiciste? —Le preguntó su padre desde el otro lado de los barrotes.
Aun estaba molesto... Hinata gimió asustada y asintió. No quería seguir encerrada. Tenía mucho frió.
—¡Responde! —Demando su padre molesto.
Hinata brinco asustada y alzó la vista hacia su progenitor.
—¡S-Si, padre! —Respondió con miedo. Lamentando al instante haber tartamudeado, eso lo molestaría más.
—Tan patética como siempre —Le dijo— ¿Cual es la regla que debes seguir, Hinata?
—No hablar ni liberar a las bestias —Repitió sus palabras con tristeza, lamento llamarlos así pero si decía Shifter su padre se molestaría más. Para él eran bestias Salvajes. Monstruos. Seres que no deberían de existir entre los humanos.
—Espero que el tiempo que pasaste dentro de la jaula entiendas que jamás debes volver a desobedecerme —Le dijo mientras sacaba la llave de su bolsillo y abría la jaula —Ven —Le ordeno mientras se ponía de rodillas y abría los brazos.
Hinata vaciló antes de ponerse de pie y acercarse.
—Feliz cumpleaños, Hija mía —Le dijo su padre mientras la abrazaba.
Lagrimas acudieron a sus ojos mientras se aferraba a su padre. El dolor en su pecho creció. Había olvidado su cumpleaños, y que su padre lo recordará la alegro. Llevaba mucho tiempo encerrada en aquel laboratorio como lo llamaba el otro hombre que trabajaba con su padre. Sin contacto con el exterior, no había ventanas así que no podía ver si nevaba a fuera, recordaba que para su cumpleaños siempre había nieve a su alrededor.
—Ya tienes Diez años Hinata, no debes desobedecerme —La voz grave de su padre la sobresalto. Quiso gemir de dolor cuando la sujeto de los brazos y la alejo de su cálido cuerpo — ¿Lo entiendes? —Demando.
—¡Si, padre! —Respondió.
Hiashi la observo unos segundos y asintió satisfecho.
—Bien, Vamos —Exclamó mientras se levantaba.
Hinata se sintió feliz de poder salir de la jaula. Siguió a su padre fuera de la habitación. Caminaron por los miles de pasillos que tenía el laboratorio hasta llegar donde se encontraban las otras jaulas.
—¿Conseguiste sacarle la muestra de sangre al número siete?
Hinata apartó la vista de sus pies y observo al hombre con él que hablaba su padre, un tipo alto de piel pálida estaba frente a ellos. Ese hombre le daba miedo. Sus rasgos eran extraños, su piel, los ojos, su lengua... Era como una serpiente. Y a ella le daba miedo las serpientes.
—Ya esta hecho —Respondió el hombre ante de posar su mirada en ella, la sonrisa que le dedico la aterró—, Hola pequeña, Hime-Sama. Feliz cumpleaños, estas tan hermosa como siempre.
Se quedó en silencio.
—Gracias, señor Orochimaru —Respondió Hinata al ver la mirada reprobatoria de su padre.
Un gruñido se escuchó y ella voltio el rostro. Jadeo sorprendida. ¿Qué le habían hecho? Recorrió su mirada perlada por el pelaje lleno de sangre del Shifter lobo que había intentado liberar. Su mirada roja se encontró con sus ojos llorosos.
Su estomago hormigueo como siempre sucedía cuando se miraban directamente. Las ganas de abrir la jaula, abrazarlo y pedirle perdón la golpearon. Le dolía mucho verlo sufrir. Nunca había visto su forma humana, ni escuchado su voz, él siempre gruñía o la miraba, jamas le respondía. Pero nunca intento hacerle daño.
—¿Qué sucede, Hime-Sama? ¿Te preocupa el pequeño lobo? —La voz burlesca de Orochimaru le hizo apartar la mirada del número cuatro. Otro gruñido se escucho.
Su padre la observo molesto.
—No sientas lastima por estas bestias —Reclamó Hiashi mientras le lanzaba una mirada de asco al lobo. —No intentes hablar o liberarlo de nuevo, te atacara en cuanto abras la jaula.
Hinata asintió y escucho el fuerte gruñido que lanzo el lobo. Estaba molesto. Ella también lo estaría si estuviera en su lugar. Poso su mirada de vuelta a la jaula, el lobo no era muy grande comparado con el de la jaula siete, era un cachorro según Orochimaru. Pero comparado con ella era muy grande, le llegaba hasta la altura del pecho. Su pelaje es de un negro azabache y sus ojos eran de un extraño color rojo sangre. Miró con tristeza su cuerpo, estaba flaco. Su padre y Orochimaru no lo alimentaban ni le daban agua por un tiempo para debilitarlo y así poder entrar en la jaula y hacerle las pruebas. Por sus heridas notaba que lo habían torturado recientemente, la culpa y tristeza la golpeo al pensar que lo lastimaron por intentar liberarlo.
Ella no quería que sufriera. Ni él ni los seis Shifter que mantenía encerrado su padre en las demás jaulas. En total eran siete, habían sido diez, pero los otros habían muerto. Todos eran Shifter Lobos. Su padre había dicho que existían otras razas además de los lobos, pero nunca había visto otra raza de Shifters en las jaulas.
—¿Podemos hablar a solas Hiashi? —Preguntó Orochimaru mientras la observaba— Tengo algo importante de lo que hablarte.
La mirada que le lanzó la asusto. ¿Por que la miraba así?
—Esta bien —Respondió su padre, la miró y añadió—, Busca algo de comer en el comedor y vuelve a tu otra habitación.
Otra habitación... hablaba de la habitación con una cama y calefacción. No la otra oscura y fría, donde se encontraba su jaula.
—Si, padre —Susurró, miró al lobo por última vez y se alejo lo más rápido que pudo antes de llorar frente a su padre. Dolía.. Dolía mucho.
Los odiaba. Odiaba a los humanos que le quitaron su libertad. Deseaba poder salir y hacerlos pedazo. Observo con recelo a los dos sujetos frente a su jaula. Con la fuerza que le quedaba se coloco sobre sus patas y gruño.
La serpiente rastrera fue el primero que lo miró. Odio su sonrisa. Sabía lo que era. Su olor lo delataba era un Shifter también. Una serpiente. Él fue quién lo había engañado y capturado hace ya dos años. Había ido a su primera caza después de cumplir los Diez años, se había alejado de la manada en un acto de rebelión contra su hermano mayor, quería hacerle entender que ya era suficientemente fuerte como para cazar solo. Se había equivocado. Había caído en la trampa de una serpiente mentirosa y lo habían sedado. Y cuando había despertado estaba en el interior de una jaula.
—¿Que sucede número cuatro? ¿Tienes hambre o sed? —Se burlo la serpiente.
Gruño ante de arremeter con fuerza contra los barrotes. Mas sangre broto de sus heridas pero la ignoro. El Humano se alejo de golpe pero la serpiente permaneció en su lugar. Odio que tuviera razón... estaba débil. Lo último que había comido fue hace horas... cuando la pequeña humana había venido a su jaula, le había dado unas galletas y un poco de agua. Pero para un lobo como él no era suficiente.
—Deja de hablarle a la bestia —La voz del humano lo molesto.
Lo odiaba. Quería poder enterar sus colmillos en su cuello. No podía creer que la niña humana fuera su hija. Ella era muy buena y bondadosa. Su olor era dulce y a su lobo le gustaba. Lo calmaba. Odiaba verla llorar por culpa de aquel hombre. El olor de su miedo aun estaba en el aire. Había estado preocupado cuando el humano se la llevo por intentar abrir su jaula. La acusación hecha por el humano minutos antes aun lo molestaba. Él no le abría hecho daño en cuanto le hubiera abierto la jaula. Su parte lobo no quería hacerle daño. Ella no era culpable de nada.
—Tengo listo el sedante —Exclamó la serpiente mientras sacaba una pistola de su bolsillo, la misma con la que lo había dormido en el bosque hace dos años. Gruño en advertencia.
—¿Con eso volverá a su forma humana? —Preguntó el humano.
Arremetió contra los barrotes de nuevo. No quería tomar su forma humana frente a ellos. Durante esos dos años había evitado transformarse, solo lo hacia cuando no estaban, cuando estaba seguro que estaban dormidos. Tenía que hacerlo o su cuerpo se adaptaría a la forma de su lobo y jamas podría volver hacer completamente humano. Su hermano el alfa se lo había dicho.
—Sí, con esto podrás hacer las pruebas que quieras con él —exclamo divertido la serpiente.
El Humano asintió.
—Perfecto —Dijo mientras se alejaba—, hazlo rápido y tráelo.
Cuando el humano desapareció de su vista volteo a ver a Orochimaru.
—El alfa debe estar como loco buscándote —Se rió divertido mientra lo apuntaba con el arma —, Debe ser difícil para ti estar encerrado. Sabes, había planeado secuestrarlo a los dos, imagínate, dos miembros de sangre pura para experimentar. Hubiera sido fantástico. Pero tendré que conformarme solo contigo.
Gruño furioso, asegurándose de que tenga una buena visión de sus dientes. Él nunca hubiera podido encerrar a su hermano.
—A pesar de ser un cachorro se nota tu sangre alfa —Sonrió Orochimaru maravillado—, Duerme.
Gimió al sentir el dardo clavarse en sus costillas, cayo al suelo debilitado. Su cuerpo empezó a transformarse sin su consentimiento. Sus rasgos caninos desaparecieron hasta tomar la forma de los humanos. Trató de permanecer despierto cuando escucho abrirse su jaula.
—Eres un niño duro —Exclamó orochimaru al verlo aun despierto.
—Los... Los mataré —Juro ante de perder la consciencia.
Hinata se paralizó y agudizó su oído para saber de donde provenía las voces. Había estado un buen tiempo buscando algo para comer en el comedor, solo pudo hallar un paquete de galletas salada y mermelada. Estaba de camino a su habitación hasta que la voz de su padre la sorprendió.
—¿Ya tienes la sangre de este hijo de puta? —La voz de su padre se escucho en el pasillo.
Es en el ala tres.. pensó mientras observaba el pequeño pasillo de su izquierda. Miró hacia el frente y luego a la izquierda indecisa. Su padre se molestaría si la hallaba escuchando sus conversaciones.
—Ya esta todo listo —Esta vez fue la voz de Orochimaru—,La droga que le di lo mantendrá así una hora más.
Reprimió un gemido de angustia, tenían a uno de los Shifter con ellos.
—Perfecto... quiero terminar con esto cuanto antes, odio ver a estos animales en forma de Humanos —Se asqueo su padre furioso.
Hinata respingo ante el tono molesto de su padre y dio dos pasos hacia el frente. No quería volver a la jaula.
—¿Aun no le has dicho a la pequeña Hime sobre nuestros planes con ella? —La pregunta de Orochimaru la paralizo.
¿Planes con ella? ¿De que estaban hablando? la curiosidad por saber la obligo a dar unos pasos hacia la izquierda. Con cuidado se acerco, el ruido de los pasos de los adultos le ayudo a saber en cual habitación se encontraban. La enfermería. Se acerco al pequeño orificio que tenía la puerta, agradeciendo por primera vez el mal estado de aquel laboratorio.
La figura de su padre y el otro hombre apareció a su vista curiosa. Las batas blancas y los guantes le confirmaron que estaban experimentando con los Shifter, eso y la visión de un cuerpo en la camilla. No lograba verlo bien ya que el cuerpo estaba en sentido vertical, solo distinguía el cabello azabache y de que era pequeño, era un niño. ¿Estaba drogado?
—Es mi hija —Respondió su padre—, No necesito su consentimiento para experimentar con ella.
Tanto la sorpresa como el miedo la golpearon, se hecho para atrás asustada ¿Su padre quería experimentar con ella? Tenía diez años pero sabía lo que significaba que experimenten contigo, había visto como sedaban y sacaban mucha sangre a los Shifter, y no solo eso también le introducían algo que les causaba dolor, o los ponía agresivos. Uno de ellos había muerto hace dos meses por los experimentos.
—Eso es cruel —el tono divertido de Orochimaru la hizo respingar.
—Necesito a un humano para las pruebas —Explico su padre como si no fuera gran cosa.
Las lágrimas corrieron por sus mejillas. Aquel hombre no era su padre. El dolor en su pecho casi la hace caer de rodillas... Asustada se alejo de la puerta con una mano en su boca... Dolía... Sin esperar se hecho a correr hacia su habitación. Tenía que huir...
—Maldita especie —La voz enfurecida del humano fue lo primero que reconoció mientras su mente se despejaba de la droga.
No abrió los ojos...y agudizo sus sentidos. Lo primero que noto era que no estaba en la jaula ni tenía cadenas que lo ataran. Estaba acostado y solo se escuchaban los pasos del humano en la habitación. Estaban solo los dos. Olio, el olor de la serpiente era débil... había estado en la habitación pero se había marchado.
—Todo es culpa de tu maldita especie —Le dijo el hombre. Estaba culpándolo de cosas de que no tenía ni idea alguna. Estaba loco. Espero que se alejara un poco y abrió un ojo, el hombre llamado Hiashi estaba de espaldas a él.
Vio la tijera sobre la mesa y supo que tenía una oportunidad. El odio por su gente y por todo lo que paso por culpa de aquel hombre lo golpeo. Se sentó con cuidado de no hacer ruido y agarro las tijeras.
Antes de que pudiera idear un plan, Hiashi giró y lo observo. No le dio tiempo de que reaccionara salto de la camilla y se abalanzo sobre él hundiendo la tijera sobre su garganta. El humano gimió de dolor mientras caía en el frío suelo sangrando hasta morir.
Miró su mano ensangrentada y luego al hombre que lo torturo hasta que la luz abandonó sus ojos. Estaba muerto. Sonrió satisfecho, nunca más ese hombre le haría daño a otro Shifter. Solo faltaba la maldita serpiente. Completamente desnudo salio de la habitación en busca de su otra presa y la liberación de su raza.
Él Sasuke Uchiha destruiría ese Maldito lugar.
Corre. No mires atrás. ¡Huye! Se repitió Hinata mientras corría por el bosque. La nieve lastimaba sus pies, pero no dejo de correr. El miedo de que su padre la encontrara la impulso a continuar.
Su corto cabello se pego en su rostro mientras corría entre los arboles. Había logrado salir del laboratorio mientras su padre y Orochimaru experimentaban con el niño Shifter. Las lágrimas acudieron a sus ojos por abandonarlos. Necesitaba ayuda.
Llevaba ya media hora corriendo, no sabía a donde iba, solo quería alejarse lo más que pueda de su padre. Se recostó contra un árbol y Jadeo en busca de aire, el cansancio de su pequeño cuerpo era terrible. El frió le estaba haciendo daño a su piel. Y el dolor de su pies contra la nieve la hizo llorar más fuerte.
Un aullido se escucho y pasos a su izquierda la asustaron. Algo estaba en el bosque. Y muy cerca de ella. Asustada siguió corriendo. alejándose de todo, pero tropezó con una rama y rodó en la nieve, el golpe en su cabeza la aturdió unos segundos. Intento levantarse de nuevo pero cayo de vuelta en la nieve.
—Es mi hija —Respondió su padre—, No necesito su consentimiento para experimentar con ella.
Gimió de dolor mientras se acurrucaba en la fría nieve.
¡Huye!
No tenía fuerza.
—Hinata, hija.. Regresaré pronto. Obedece a tu padre mientras no estoy —Le dijo su madre antes de subir al auto.
Nunca regreso...
—¡Deja de tartamudear! —Grito su padre después de golpearla—, Eres una deshonra como hija.
—Ma.. Madre—Llamó con tristeza mientras las lagrimas corrían por su rostro— No quiero... sufrir más... quiero estar contigo.
Otro aullido se escucho a su espalda junto a unos pasos... pero no voltio, ya no tenía fuerza. Sea lo que sea que estaba con ella ya no le importaba. Solo quería dejar de sufrir. Una figura se planto sobre ella, y Hinata trato de ver más allá del dolor y las lágrimas.
Un Zorro... fue lo último que vio antes de perder la consciencia...
Notas de la Autora:
Tan,Tan,Taaaaaan... jaja ¿Qué les pareció? ¿Vale la pena continuarla? aun estoy ajustando algunas cosas sobre esta historia, será la primera vez que escribo este tipo de genero, espero estar haciéndolo bien ^-^
Me tomo mucho más de lo que pensé escribir este prologo... las ideas me venían en cataratas y no sabía cual elegir, y bueno al final me decidí por un comienzo algo... ¿Fuerte?, no sé creo que es atrayente y deja al lector con ganas de más.. (al menos eso me dijeron tres personas que lo leyeron).
¿Quieren continuación?
