En el que Howl descubre que su bañera necesita una limpieza
Disclaimer:
Los personajes no me pertenecen, Howl moving castle pertenece a: Diana Wynne Jones.
Cerrando la llave del grifo Howl sonrió complacido y dejó que la toalla, que traía sujeta a su cintura, se deslizara por sus piernas hasta el suelo húmedo y mohoso de madera.
Metiendo una pierna y luego la otra, el mago se sentó de un golpe, dejando que chorros de agua mojaran por completo el suelo del baño.
Observando el agua de un color parecido al del barro, Howl alzó los hombros (sin darle la importancia necesaria) y después se hundió bajo el agua.
Ahí adentro era otro mundo. Uno sorprendente, y para nada agradable mundo para muchos otros. No tanto para él.
¿Cuando había sido la última vez que había lavado la bañera?, se preguntó, viendo, entre todas esas yerbas aromáticas que flotaban a su alrededor y esa extraña y viscosa baba que lo rodeaba, a dos pequeños renacuajos nadando por sobre sus piernas.
Pero eso no era lo peor.
No señor.
Parándose de un salto y tomando apresuradamente su toalla mojada para envolverse en ella, Howl observó cómo en ese momento un pequeño bebé con larga cola y fuertes y puntiagudos dientes, asomaba sus ojos amarillos así como su hocico.
Eso no podía ser verdad. ¿Cómo había llegado eso ahí?
— ¡Mark!
El pequeño estudiante, que practicaba un par de hechizos que el mago le había dado un día antes, sonrió con alegría al escuchar sus gritos.
Ya era hora que su reptil amigo hiciera su aparición, Howl debía comprender que ese baño necesitaba con urgencia una limpieza.
Hola, muchas gracias por leer este dabble. Había querido escribir algo de Howl y compañía desde hace mucho tiempo, y ahora por fin pude... aunque sea corto. Espero que les haya gustado, cualquier comentario hagánmelo saber. Hasta luego, nos vemos por aquí!
