Prólogo:
La única vez que había puesto en duda todo esto de mi sexualidad, fue aquella vez en que Sue Silvester me dijo exactamente lo que Blaine acababa de preguntar.
- Kurt, ¿has estado alguna vez con una chica? – Dijo, sosteniendo su vaso de café - ¿Has besado a alguna?
- Claro que sí – me defendí – Besé a Brittany.
- Estoy hablando de alguien que realmente te importe, con la cual compartas algún sentimiento – explicó.
- No… - susurré en respuesta – Pero, ¿y eso qué? Yo sé lo que soy.
- ¿Y cómo puedes saberlo? – Volvió a preguntar – Es difícil saberlo si no has estado en ambos lados del camino.
- Oh… claro – ironicé – Lo dice el que besó a Rachel Berry hace dos semanas.
- Pero de no ser por eso, no sabría que soy gay… pero en cambio tú…
- ¿Sabes qué? ¡Estoy harto! – Bufé – Si así te quedas tranquilo, besaré a todas las chicas con las que alguna vez he hablado.
Dejé mi vaso sin tocar sobre la redonda mesa del Lima Bean y me marché. Era el colmo. Pero no me importaba besar a cuanta chica se me cruzara por el frente, yo sabía a quién quería y nada me haría cambiar eso. Lo que me enfurecía más, es que esa misma persona me desafiara en algo tan tonto.
Sin embargo, aceptaré el desafío.
