-Kakashi…- Susurro Anko tan pronto como él la deposito en la suave cama. Si hace algunos meses le hubieran dicho que a sus 28 años iba a estar casada con él jamás lo hubiera creído. Pero era verdad, ahí estaban ambos, en ese calido hotel, en la habitación mas hermosa y adornada especialmente para su noche de bodas.
Las velas resplandecían y alumbraban el pecho blanco de Kakashi y sus largas piernas. En que momento él se había desnudado lo ignoraba, perdida entre los besos que él le daba no podía pensar en algo mas que era inmensamente feliz, ahora tenía su tan anhelada familia.
Él le desabrocho el vestido lentamente y lo quito con cuidado, sonriendo con malicia un momento, parecía que a él le gustaba que no usara sosten. Ella esperaba que, siendo él como era, y habiendo compartido tantas otras noches de una manera racionada, Kakashi se comportara de manera salvaje, y más tomando en cuenta que hacia mucho no tenían relaciones, pero descubrió con asombro y halago que no era así.
El termino de desnudarla de manera tranquila y sensual, se recostó casi por completo sobre ella y la beso larga y suavemente. Anko había cerrado los ojos minutos antes, intentando que las sensaciones se intensificaran. Y los dedos masculinos actuaron como fuego sobre su piel cuando se deslizaron en una sutil caricia sobre sus senos, vientre y piernas, en una línea recta que la hizo suspirar y apretar las sabanas.
Kakashi se estaba comportando especialmente amoroso ese día, no había mordidas apasionadas y gritos desesperados, solo besos calidos y palabras suaves.
-Abre los ojos Anko, por favor, mírame.
Sin poder hacer otra cosa Ano lo obedeció, los ojos de él brillaron y ella supo que jamás iba a olvidar esa mirada, tan cargada de sentimientos que se hundió en ella y rodeo su corazón en absoluta alegría.
-Kakashi…te amo…
Él volvió a besarla, quizá el ultimo acto de ternura que le daría por esa noche, o al menos hasta que aliviara el dolor que tenia entre sus piernas. De manera delicada entro en ella, frente sobre frente, labios contra labios y sus pechos juntos, pero el se separo de ella, besando sus senos mientras comenzaba con movimientos lentos, solo para hacerle notar que estaban unidos.
Anko se removió entre las sabanas y se sostuvo del cuello de él cuando acelero el ritmo.
Kakashi era todo cuanto ella podía desear en un hombre. Una combinación de sensualidad y amor, todo en perfecta armonía que la llenaba. Si, cada hombre que había conocido en su vida la hizo sufrir, comenzando por su maestro, pero al fin encontraba uno que la quería tal y como era. Y ella lo quería él.
Era una unión perfecta, irrompible. Anko sabia que ellos no tenían sexo, no mas, ellos hacían el amor. Puro y con sentimientos, como eran ellos.
Toco el cielo y regreso a la tierra en cuestión de segundos, mientras Kakashi ka acompañaba de la mano en tan maravillosa sensación. Se dejo caer sobre ella, jadeante y tembloroso mientras las convulsiones continuaban. El dejo la cara escondida entre sus senos, respirando en ellos para recuperar el alma.
-Yo también te amo, Anko.
Ella le acaricio en cabello en silencio y sonrío tiernamente cuando Kakashi se acomodaba mejor sobre ella. Él levanto la vista al sentirla reírse bajo él.
-¿De que te ríes?
-De lo cariñoso que te has portado esta noche, no conocía ese lado tuyo.
-Cariño, hay mucho sobre mi que no conoces.- Respondió Kakashi levantándose levemente y tomando sus caderas para acariciarlas mientras volvía a hundirse en su interior.
Che! yo lo queria hacer mas fuerte ¬¬ pero bueno, querian algo dulce asi que aqui esta, corto pero esta.
