Titulo: Amar
-Palabras (Según el Word):3333 o.o
Resumen:No quiero sentir esto...Pero no puedo evitarlo, y eso me enfurece. No puedo matar lo que siento por ti.(Alfred/María)(USA/Venezuela)
Disclaimer: Ni Hetalia ni Latín Hetalia me pertenecen creo que usted ya lo sabía *bufido*
Advertencia: No soy alérgica a los comentarios, así que usted puede señalar sus opiniones, felicitaciones, sugerencias para mi mejore en ortografía y narración y lanzar los tomatazos que guste, eso si, solo critica constructiva. Nada de ``que feo te quedo ´´ sin decir porque.
Ahora si…lea en paz (ha ha)
La imparable lluvia, que cae en el suelo.
Y ella jadeaba, jadeaba. Corriendo.
No le importaba si estaba mojando su nuevo peinado, o si ahora el lindo vestido que había comprado chorreaba.
Ella solo veía hacia adelante.
Sus tacones sonaban veloces en el suelo, no le molestaba correr con ellos, estaba acostumbrada al intenso dolor y a tratar de mantener el equilibrio con ellos puestos.
Su corazón latía con fuerza.
-¡María!-Una voz sonó, llamándole.
¡Estaba cerca!, pensó alertada, corriendo mas.
-¡Vete Alfred!¡No quiero verte!-
Solo pensaba en una cosa.
Correr.
Correr.
Correr.
La luna estaba oculta tras unas nubes de la lluvia, por lo que no vio el desnivel en el suelo, y cayo.
Cayo, vaya que lo hizo, en medio de un gran charco.
-Mierda...-Murmuro, apretando los dientes mientras se levantaba con sus antebrazos, viendo su reflejo en el agua que ondeaba por la lluvia.
-María...-El rubio le alcanzo luego de unos momentos, estaba detrás suyo.
-¡Dije que te fueras!-Grito, deshaciendo su reflejo con un movimiento de la mano.
Ignorando la mano que le extendía, se levanto por completo.
La lluvia había hecho un buen trabajo para ocultar sus lagrimas hasta ahora.
Se coloco frente al rubio, levanto la nariz, viendo desde arriba y dijo...
-¡Te odio Alfred Jones!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-Horas antes.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
.Allí estaba ella, en una de esas tantas ¨fiestas¨, donde todo el mundo era amable y sonreía, mientras un camarero iba de aquí para allá ofreciendo un muy caro champan y la gente trataba de mantener las apariencia.
Ella odiaba estas fiestas.
El tacón de su zapato sonaba con disimulo, sosteniendo la copa entre sus dedos.
Había decidido salir al balcón por un poco de aire puro, y no tan lleno de aparentaje como adentro.
Se apoyo en el pequeño muro que se le ofrecía, mirando a la supuesta pista de baile.
Aunque debía admitirlo, ver a Inglaterra tratando de ser amable con Francia era muy entretenido.
No pudo evitar soltar una risilla.
-¿Que es tan gracioso?-Pregunto Vicente que acababa de llegar con un habano en la boca, seguramente la razón de su presencia, mientras buscaba algo en el bolsillo del pantalón.
-Nada-Respondió tajante, tomando otro sorbo de champaña.
El cubano se apoyo a su lado viendo hacia la pista también.
Ambos estaban en silencio, viendo a la gente en la fiesta, a los cancilleres, políticos y naciones que daban su máximo esfuerzo.
-Odio estas fiestas-El hombre rompió el silencio, soplando una larga fila de humo, antes de seguir.
-Todos aparentan lo que no son...-
-Y vaya incómodos que son estos trajes-Agrego al final, halando del borde del saco para mostrárselo.
María soltó una risa, ya que aquí no podía oírle nadie salvo Vicente¿Que mas daba?
-¡Pero...se te ve realmente bien!-
El moreno a su lado no hizo mas que sonreírle. Alisando un poco la camisa azul profundo que llevaba bajo el saco negro, mientras veía a sus lustrosos zapatos a ver si no tenían ninguna mancha.
-Digo lo mismo, esta noche estas preciosa-
Se miro a si misma un poco, viendo el largo vestido de un color que recordaba el dorado , haciendo resaltar el tono de su piel y el borde del escote con encaje. Iba en diagonal y en diagonal, dejando a la vista toda su pierna. Debido a la ocasión tuvo que dejar su flor en casa y ahora un broche metálico tomaba su lugar
-Siempre-Presumió la venezolana, alzando un poco el mentón. Vicente no dijo nada, ya se esperaba el comentario.
Nuevamente miraron hacia el lugar donde se desarrollaba la fiesta, teniendo una animada conversación sobre lo que ocurría, y uno que otro comentario respecto a sus jefes y el de los demás.
Y fue cuando apareció Alfred con Catalina, que la conversación disminuyo un poco.
Catalina lucia muy bien, y llevaba un elegante vestido café casi bronce, había dejado la pañoleta en casa y llevaba su cabello recogido de medio lado. Estaba hermosa.
María frunció el ceño al ver el brazo de su hermana envolviendo el de Alfred.
¿Que estaba pensando Catalina?
Apretó un poco la copa entre sus dedos.
Alfred era un tonto.
Un gran y enorme tonto.
Digo ¿Sabes lo estúpido que se ve cuando come?
De hecho, cualquier cosa que hiciese lucia idiota.
Cuando da un discurso, e ignora a los demás.
Cuando dice que el es un héroe.
Cuando mira fijamente a alguien.
Cuando se ríe, o sonríe.
.
.
.
Si, y esa era la razón por la que no podía apartarle la mirada.
No era porque se veía guapo en un traje negro.
Ni tampoco por la sonrisa que cargaba esta noche.
Y ella no estaba enojada por que venia con Catalina.
Y ella tampoco estaba triste.
¿Que era este sentimiento?
-Nada mas mira como Yao trata de no decir esa muletilla suya y...-Vicente callo al notar que su acompañante estaba silenciosa.
Miro de reojo el mismo sitio que ella estuviese observando momentos antes, y se dio cuenta de lo que sucedía.
Alfred y Catalina estaban bailando, lucían muy felices.
María estaba cabizbaja, miraba fijamente la copa aun a medio beber con los brazos cruzados.
Vicente dio un largo pero silencioso suspiro, lanzando el habano por el balcón.
Silencio.
-¿No te ha pasado?-Pregunto el cubano casual, llamando con la mano al camarero y tomando un vaso de ron.
María salio de su estupor, y ahora le oía atentamente, curiosa por lo que querría decir.
-Amar-Dijo, moviendo el vaso, haciéndolo sonar con el choque de los hielos.
-Amar...aunque no queramos hacerlo-Agrego, mirando hacia nada en particular, a algo que solamente el podía ver.
-Tratar de suprimir un sentimiento, pero no poder, frustrarnos y enojarnos-Colo su brazo alrededor de los hombros de la chica, quien aun le observaba.
-Debe ser algo realmente horrible-Exclamo María, tratando de lucir como que ella no pasaba por ello.
-Si...lo es-
Te comprendo, quería decir Vicente con esas palabras.
María lo noto.
-Hey, vamos a bailar un poco, puede que esta música sea aburrida, pero necesito moverme-Soltó Vicente estirando los brazos antes de caminar a la entrada del balcón, mientras le ofrecía su mano.
Tal vez suene increíble, pero ella dudo si aceptarla o no.
-Che ¿Que hace lo dos aquí?¡Vengan! ¡Im Yong Soo y Blanca se metieron al cuarto de las bocinas, suprimieron al intento ese de DJ y justo ahora están poniendo música de verdad!-Grito Martín saliendo de la nada, las mejillas rojas y sudado de tanto bailar, con gorro de colores en la cabeza.
-Miren, se que es extraño pero no tengo ganas de...Chicos, realmente, realmente, Sueltenmeeeee- Se quejo María por los tirones de brazo que intentaban llevar a la ahora colorida y movida pista de baile, y lográndolo, dejándola entre el tumulto.
Hacía calor, la gente estaba apretada cerca unos de los otros, encantadas de librarse del código general de conducta estricto en las fiestas formales, bajo la mirada horrorizada de sus jefes y ministros, que como podían se mantenían alejados.
-¡Me canse!¡Al diablo la conducta aru!-Gritaba Yao en el centro de la pista quitándose el saco y dándole vueltas en el aire siendo apoyado por todos.
-Aru, aru, aru, aru, aru, aru, aru, aru ARU-Cantaba.
María sintió una ola de llamadas de gente hacia ella para que bailara.
Y una movida canción sonaba.
Sube las manos pa'arriba, también pa'bajo, también por lado, pa'otro lado.
Bueno, María pensó, a la mierda todo. Y se puso a bailar.
Apenas bailaba en el primer equipo, se movía a otro, pero después de que Manuel le amenazó con que si no se movía mas iba alzarle el vestido, se puso a bailar más y más rápido, girando y girando, cambiando en torno a la multitud para dar cabida a otra persona. Se echó a reír, su cara ahora estaba tan enrojecida como Martín cuando acabo la quinta canción.
Esta noche ella iba a olvidarse de todo.
Incluyendo este extraño sentimiento.
Estuvo cambiando de pareja en pareja, hasta bailo una salsa con Luciano y Manuel, y un trance que le dio risa con Yao. Incluso bailo un reggaeton junto con su hermana y Blanca, y se puso a cantar unas rancheras con Pedro e Itzel, y la mantuvieron muy feliz.
Hasta hizo un trencito con ayuda de, un medio borracho, Arthur.
Así fue toda la noche, hasta que, demasiado cansada, se excuso con todos y fue un rato de vuelta al balcón a descansar.
La noche estaba ya avanzada, y la luna yacía en su centro a todo esplendor.
Tarareaba la canción que ahora sonaba, moviéndose ligeramente mientras miraba hacia el patio con los codos apoyados sobre el barandal de piedra pulida.
-¿Como ha ido tu noche?-Una voz sonó, con acentos de ingles, la conocía demasiado.
Era Alfred.
-Bien-Respondió.
-Me alegro...-
-Te la estuviste pasando bien con Catalina, por lo que veo...-
-Oh, yes, fine.-Contesto, como no queriendo, bajando un poco la cabeza.
Incomodo silencio.
-Hey, vamos a bailar-Le dijo Alfred, tomando su mano.
-¿Y que te hace pensar que voy a aceptar?-Su otro lado salio a flote, erizando-la.
-¡Vamos Mary! ¡Has bailado con todos esta noches! Yong Soo, Kiku, Ivan, Arthur, Sadiq, Feliciano, Tiino, Gilbert ¡Todos!¡Hasta con Tony!¿Porque yo debería ser la excepción?-
-¡Deja de llamarme ¨ Mary ¨!¡Es María!¿Porque no puedes decir bien mi nombre? ¡Deja de jalarme coñooo!-Gritaba la morena, siendo halada de vuelta y sin esfuerzo a la pista de baile.¿Que tenia la gente con su brazo esta noche? Pero afortunadamente, ella tenia otras tácticas.
-¡Argh, zapatos de tacón!-Dijo Alfred adolorido, soltando a la morena y sobándose la zona blanda en su abdomen, justo donde había ido a parar el tacón de María.
-¿Se puede saber que rayos estas pensando?-Pregunto la chica, observándole retorcerse de dolor.
-Ow, ow, holy shit, Mary ¡Solo quiero bailar contigo! Y que mas, quien sabe ¡Hablar!¡Saber de tu vida, No se!¿Es tan difícil de entender?-Se quejo el rubio, aun quejándose y curvándose sobre si mismo para suprimir el dolor.
María se mordió los labios al procesar sus palabras.
Bailar.
Hablar.
Saber de su vida.
Lo que decía Alfred.
Era cierto, pero ella, en su furia, había estado evitándolo. Incluso en esta fiesta en la que se supone todos debían ser amables, lo correcto hubiese sido saludar, por lo menos.
Y no podía evitarlo, pero ella también quería lo mismo.
-Oh God, deberían prohibirte andar con tacones, eres un peligro-
Jadeando, Alfred recupero su posición natural, y se paso los dedos entre los cabellos mientras miraba hacia el cielo.
-Escucha Mary...-
-María-
-Lo que sea, el punto es, que me siento mal-
...¿Ah?.
-No es, solo eso, es que, aun cuando no estemos de buenas, yo quiero saber que te pasa aunque no sea, tu sabes ¡Argh, no se como explicarlo!-Grito Alfred, halándose del cabello.
María le observaba fijo, mientras una gota de sudor resbalaba por su sien.
-Y hace unas horas te vi a solas con Vicente, y, Damn it ¡Me sentí horrible!, y mas cuando te vi hablando con el, riendo, era como si me ignorara y...me sentí muy mal-
-Y estuve buscando la oportunidad para decírtelo toda la noche, pero estabas bailando e ibas de aquí para allá con todo el mundo, y a pesar de que yo no estaba ...-
-...Te veías tan feliz-
María abrió los ojos ante sus palabras.
Recordaba como se sintió al verle bailando con Catalina.
Al verle sonreír, a pesar de que no era consigo.
Lo mismo.
Bajo la cabeza, ocultando su mirada, apretando los puños.
Era lo mismo.
-Tonto-Susurro, lo suficientemente audible para Alfred poder escuchar
-¿Uh?
.
.
.
-Tonto...-Repitió, aun en la misma posición.
-¡Eres un tonto!-Estallo, haciendo a Alfred retroceder.
-¡Un gran y enorme tonto!-
-¡Todo va bien hasta que apareces tu!-
-María...-Susurro Alfred.
Dio un jadeo, al sentir los brazos de Alfred envolviéndole.
-María...-
Y se sorprendió aun mas, al sentir sus labios presionándose contra los suyos.
¿Que?...
Unas negras nubes se aproximaban, tapaban la luna, iba a llover.
Había tantas cosas en que pensar, como el gran ruido que venia desde el interior, el helado viento que pasaba, o los gritos de Antonio, Gilbert y Francis cantando ¨I sexy and I know it¨.
Pero ella solo tenia mente para lo que sucedía.
Para extrañarse por lo bien que se sentía.
Para no parar la mano que se aferraba a su cintura.
Para sentir los labios moviéndose.
Y no supo en que momento.
Pero ella había envuelto sus brazos alrededor del cuello de Alfred.
Y estaba correspondiéndole.
Movió sus labios lentamente, de forma casi tortuosa.
Unos ligeros mordiscos, alientos chocando.
Y entonces...
Un destello de conciencia, el abrir de los ojos y un empujón.
El no debió hacer eso, Ella no debió seguir la corriente.
Todo esto estaba mal.
La cara de sorpresa en el rostro de Alfred, y su llamado al ver que corría.
-¡María!-Ella estaba perdiéndose entre la multitud.
Salio corriendo de la fiesta, empujando a todo lo que se le pusiera enfrente, camareros, presidentes, naciones.
Y no le importo un comino la alerta del portero sobre la lluvia que había comenzado a caer.
¿Que había hecho?
Sus tacones sonaron en la acera asfaltada del amplio jardín, y una ligera llovizna empezó a caer.
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-¡María!-Sus gritos fueron callados por la música a alto volumen.
Trato de seguirla, pero había demasiada gente en medio, María podía llegar a ser muy escurridiza cuando se lo proponía.
Pero el también estaba determinado, así que le siguió.
No podía dejarla ir, y menos con este sentimiento.
Todavía quedaba una esperanza, María le correspondió antes.
Corrió a través del jardín, debía tener cuidado, el jardín era inmenso sin contar las hectáreas de bosque que poseía.
Y no muy lejos de hay se encontraba el cauce de un río, ella podía caer, podía lastimarse en el bosque, podía perderse.
Se culpo a si mismo por lo que pasaba, se había precipitado, era muy pronto y la había confundido.
Si algo le pasaba a María, seria su culpa.
Corrió el también, ignorando un rayo que ilumino el cielo, para después sonar.
Luego de unos momentos, le dio alcance.
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La imparable lluvia, que cae en el suelo.
Y ella jadeaba, jadeaba. Corriendo.
No le importaba si estaba mojando su nuevo peinado, o si ahora el lindo vestido que había comprado chorreaba.
Ella solo veía hacia adelante.
Sus tacones sonaban veloces en el suelo, no le molestaba correr con ellos, estaba acostumbrada al intenso dolor y a tratar de mantener el equilibrio con ellos puestos.
Su corazón latía con fuerza.
-¡María!-Una voz sonó, llamándole.
¡Estaba cerca!, pensó alertada, corriendo mas.
-¡Vete Alfred!¡No quiero verte!-
Solo pensaba en una cosa.
Correr.
Correr.
Correr.
La luna estaba oculta tras unas nubes de la lluvia, por lo que no vio el desnivel en el suelo, y cayo.
Cayo, vaya que lo hizo, en medio de un gran charco.
-Mierda...-Murmuro, apretando los dientes mientras se levantaba con sus antebrazos, viendo su reflejo en el agua que ondeaba por la lluvia.
-María...-El rubio le alcanzo luego de unos momentos, estaba detrás suyo.
-¡Dije que te fueras!-Grito, deshaciendo su reflejo con un movimiento de la mano.
Ignorando la mano que le extendía, se levanto por completo.
La lluvia había hecho un buen trabajo para ocultar sus lagrimas hasta ahora.
Se coloco frente al rubio, levanto la nariz, viendo desde arriba y dijo...
-¡Te odio Alfred Jones!
-¡Odio lo estúpido que te ves cuando comes y te llenas y llenas la boca de tus grasientas hamburguesas!-
-¡Casi todo lo que haces es estúpido...
...Cuando hablas, cuando gritas, cuando te enfureces, cuando ignoras a los demás...
...Cuando gritas ¨I'am a Hero¨, cuando hablas sobre los extraterrestres!...
...Cuando me miras fijamente con tus ojos azules.
...Cuando ríes, o sonríes.
...Cuando dices mi nombre, todo eso lo odio-
María se llevo la mano a la cara mientras hablaba.
-Y por eso, yo no se porque me siento así-
-El porque a pesar de que odio todo eso no puedo evitar necesitarlo al mismo tiempo-
-...Es justo como dice Vicente-Susurro.
Y emprendió carrera de nuevo.
Podía oír el sonido de un rió a lo lejano mientras cruzaba entre los arboles.
Era un importante cuerpo de agua, no un riachuelo o un simple arroyo, pero si un profundo río con una corriente lo suficientemente fuerte como para llevar barcos más grandes. Su cauce iba justo hacia el océano y Alfred arrugo la frente preocupado.
María no se había dado cuenta. Si la altura no la mataba, la fuerte corriente lo haría.
-¡María!-Maldita sea ¡¿Por que no la detuvo antes?
Oyó su grito pero siguió, no quería ver a Alfred, y debía encontrar un camino para volver a la fiesta.
Tan metida estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta del barranco que llevaba al rió hasta que le tuvo enfrente.
Podía ver las aguas estrellándose abajo. La lluvia había permitido que el nivel del río subir mucho más alto de lo normal y los vientos de la tormenta había alentado a que las corrientes fuesen más rápido en un lío frenético.
Movió los brazos buscando equilibrio para no caer, y lo consiguió.
Estuvo a punto, pensó.
Eso hasta que el borde de tierra, humedecido por la lluvia, cedió bajo sus pies.
-Ahhh!-Grito mientras, por un golpe de suerte, se aferraba al borde con sus manos, no iba a durar mucho tiempo si embargo.
Oh Dios, iba a caer.
Alfred veía desde lejos, y podía jurar que su corazón se detuvo por un segundo cuando vio a María caer.
-¡MARÍA!-Grito, corriendo lo mas rápido que pudo.
El trozo de tierra que María sostenía estaba cediendo.
-¡Alfred!-Grito sin pensar.
De repente, Alfred estuvo mas cerca de lo que María recordaba.
Las manos del rubio salieron disparadas para atraparla por los brazos y tiró el cuerpo de María encima de la tierra. La sensación hizo girar su cabeza mientras su cuerpo se mantenía en shock y estremeciéndose contra la anatomía de Alfred.
Los brazos de Alfred formaron un escudo protector alrededor de ella, manteniéndole cerca de sus músculos, como los ojos de María se movieron hacia el rubio.
-Ugh...-Se quejo la morena,
-María...-Volvió a llamarla Alfred, con sus cabellos pegados a la sien por la lluvia y el sudor. Dios, parecía una rata mojada, su ropa estaba totalmente empapada, y respiraba agitado.
Nuevamente le tomo entre sus brazos, esta vez no se opuso.
-Estas bien-Le dijo Alfred al oído.
-No te ha pasado nada, Thank God-Agrego, apretándole.
No quiero sentir esto...
...Quiero suprimirlo.
...Quiero olvidarlo.
Pero no puedo, y eso me enfurece.
-María, te amo, no vuelvas a hacer eso-
Te amo.
-Tu...me salvaste-Susurro María.
.
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.
No puedo matar lo que siento por ti.
.
.
-Yo te ame. Yo todavía te amo. Sé que debería odiarte, pero...es tan difícil. Es tan difícil, te odio cuando a pesar de todo aún te amo-Decía María, negando con la cabeza.
El tacto de Alfred se sentía tan cálido en contraste con esta lluvia que caía.
Su olor, su presencia...
Se separo un poco de el, mirándole fijamente, la preocupación en sus ojos, el alivio por tenerle junto a el. El amor.
Fue entonces que se dio cuenta.
Que por mucho que quisiera, ella no podía suprimir sus sentimientos ni ignorarlos.
No podía evitar Amar a este idiota.
-Alfred...-María se acerco poco a poco, el rubio se sorprendió un poco por ello, pero rápidamente le siguió sus movimientos.
-Te amo...-Susurro el otro, antes de cerrar sus ojos.
-Yo también te amo-Respondió ella, juntando sus labios.
No puedo matar lo que siento por ti.
Se besaron.
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Notas finales: ¡Al fin pude subir mi Alfred/María! ¡Yay! Encuentro esta pareja hermosa, pero si se lo cuentan al presi de la nación de seguro que le da un ataque xD.
Después de todo, al final María y Alfred se quieren, digan lo que digan ellos mismos y sus jefes.
Les doy un dato: 75% de los venezolanos quieren que se mejoren las relaciones con USA, y casi todas las chicas le tienen ganas a los gringos (Incluyéndome xD)
Voy a subir mas de esta pareja, este atento.
Ah por cierto:Ni Sube Las Manos Pa' Arriba (De PITBULL) ni ¨I sexy and I know it¨ (de LMFAO)
me pertenecen ni yo ni la pagina estamos ganando dinero por solo nombrarlas (De hecho, ahora que lo pienso, estoy haciéndoles publicidad), lo pongo al final porque sentí que decirlo antes dañaría la trama.
La retroalimentación es amor, por favor no me maten de hambre y denle clic al sexy botoncito de ahí abajo
