Disclaimer: Los personajes de Inuyasha no me pertenecen, son propiedad de la gran Rumiko Takahashi :3

Capitulo 1 "Promesa"

El grupo yacía durante dos días viajando por el Oeste en busca del rastro de un fragmento de la esfera, ya estaba anocheciendo por lo que decidieron armar su campamento cerca de unos manantiales de aguas calientes, no desaprovechando la oportunidad, Kagome y Sango fueron hacia ellas, no sin antes amenazar al monje de que le iría muy mal si acaso se atrevía a ir a espiarlas. Mientras conversaban ambas mujeres camino a las aguas calientes, un gran youkai dragón las ataco, mandándolas a volar a ambas a diferentes direcciones, Sango le grito a Kagome que corriera mientras ella lo distraía, después de todo, ella podía manejárselas con el youkai, no por nada era una exterminadora. Kagome sin pensarlo dos veces echo a correr y solo se detuvo cuando ya no sintió los sonidos que emitía el youkai al estar siendo derrotado, ella dio un gran suspiro, tratando de recuperar el aliento después de la gran corrida que hizo pero enseguida se puso en alerta al escuchar a un perrito quejarse lastimosamente, enseguida se fue acercando solo para toparse con una mujer youkai muy hermosa pero estaba muy mal herida, la sangre se colaba por su kimono destrozado pero tenía a un perrito blanco abrazado contra su pecho de manera protectora; la youkai al sentirla enseguida abrió sus ojos, los cuales pasaron de verdes a rojo y le gruño fuerte, mostrando sus largos colmillos mientras su cabello dorado se levantaba, Kagome solo pego un saltito ante ello por el susto pero se quedo parada en el mismo lugar mientras miraba a la youkai con los ojos bien abiertos, ella solo estaba protegiendo a su cachorro…

-Lárgate de aquí… miko…- gruño amenazante.

-Yo… yo no puedo… no te dejare sola-

A la youkai le volvió su color de ojos natural y la miro sorprendida, ella era una miko, podía sentir su energía purificadora y olor puro e inocente, las mikos y demonios eran enemigos mortales, porque ella no la mataba, al contrario, se acerco a ella aguantándose el miedo que tenia y le chequeo las heridas, ella trataba de ayudarla pero ya no había vuelta atrás, solo era cosa de tiempo que muriera… e iba a dejar solo a su cachorro… no podía permitírsele eso, por lo que con una mueca de dolor, le tomo la muñeca a la miko con la que le examinaba la herida que tenía en el hombro y la miro suplicante, dejando de lado su actuar normal frente a un humano y sobre todo hacia las mikos.

-No hay nada que hacer… me moriré pronto…- hizo una pausa y bajo su mirada hacia su cachorro- Si tan solo hubiese escuchado a mi compañero de no salir a pasear por las tierras… nada de esto hubiese pasado- le dio una sonrisa triste a Kagome -Por favor miko… te lo pido… puedes cuidar a mi cachorro como si fuese tuyo hasta que crezca?-

Kagome se había asustado cuando la youkai le había tomado de la muñeca, pensó que la mataría por su osadía, pero no fue así, lo único que quería era asegurar el bienestar de su cachorro y se lo había pedido a ella, se había fiado de su persona, una miko!, pero ella era diferente, no por ser youkai o quien quiera que sea, lo dejaría a su suerte y no lo ayudaría y más si este estaba herido, ella iba a hacer siempre lo posible por ayudar y al ver que la youkai se había tragado su orgullo y le había fiado el bienestar de su cachorro, no dudo en asentir, ganándose una sonrisa de gran felicidad de la youkai; la youkai le soltó la muñeca y se llevo la suya a la boca, cortándosela con sus colmillos, acto seguido se la ofreció y Kagome titubeo, no sabía que tenía que hacer, la youkai pareció entender y le sonrió con tranquilidad.

-Bebe de mi sangre, esta te dará dotes míos… y por otro lado, será nuestra promesa-

-Dotes tuyos?, cambiare mi apariencia?- pregunto Kagome asustada.

-No, eres una miko, eso jamas podría pasar por tu energía purificadora- hizo una mueca de dolor- Bebe, rápido, no me queda mucho tiempo-

Kagome asintió y enseguida bebió de la sangre que emanaba del corte de la muñeca de la youkai, ella suspiro y echo la cabeza hacia atrás, la muerte estaba cerca… cuando Kagome sintió que era suficiente, aguanto el asco que sentía, odiaba la sangre, pero esto lo hizo por ella y por el cachorro, lo cuidaría como si fuese su hijo y con ese pensamiento miro a la youkai que le sonreía levemente.

-Gracias… miko…- le dio una última mirada a su cachorro y le acaricio la cabeza, luego se lo paso con cuidado a Kagome, la cual lo acuno entre sus brazos –Su nombre es Sesshomaru… como su padre…-le sonrió.

-Qué?!, Sesshomaru?!- chillo Kagome sorprendida y la youkai asintió mientras cerraba los ojos, dejándose llevar lentamente por la muerte.

-No espera!, no te mueras!, por lo menos dime tu nombre para decírselo a tu hijo cuando crezca!- pidió Kagome desesperada al ver que la youkai moría.

-Yura…- dijo en un último suspiro antes de morir.

Kagome asintió y miro a Yura con tristeza, luego miro al perrito blanco que se removía entre sus brazos, no podía creer que Sesshomaru había tenido una esposa e hijo, su pequeño perrito tenia la misma luna creciente en la frente como su padre pero unas rayas irregulares en las mejillas color celeste lo diferenciaban, recordando la vez que lo había visto transformarse en perro en la tumba de su padre. El perrito que tenía entre sus brazos se acobijaba mas entre ellos y Kagome le sonrió, ahora este era su perrito y lo cuidaría con uñas y dientes si era necesario, no iba a dejar que nada ni nadie lo tocase; y con aquel pensamiento, Kagome se levanto y se fue, no sin antes dejarle una flor en el regazo de Yura y prometiéndole que iba a cumplir con lo que le prometió.

Mientras tanto, en las tierras de Oeste, un taiyoukai terminaba de exterminar al último youkai dragón que había osado atacar sus dominios, había sido una manada pero este era el último, ahora solo tenía una cosa en mente, si su compañero y cachorro estaban bien, había sentido que algo le había pasado a su compañero a causa de la marca de acoplamiento pero no había podido ir por culpa de los youkais, y ahora que por fin había terminado con ayuda de sus guardias, se hallaba sumamente preocupado al no sentir ya nada respecto a su compañera y eso sucedía solo si esta estaba muerta, ante aquel pensamiento gruño, en realidad no le importaba su compañera, se había apareado con ella solo por la necesidad de tener herederos, por eso ultimo había gruñido, ella había salido con su único y primer heredero, sin acatar su advertencia de no salir al recibir la información sobre una manada de youkais dragón que estaban en sus tierras, perra estúpida, pensó Sesshomaru y sin más salió en dirección hacia donde sentía el aroma de su compañera.

Kagome había regresado al lugar donde se había encontrado con aquel youkai dragón, el cual no fue difícil encontrarlo, ya que tenían un gran alboroto sus compañeros, sobre todo pudo llegar por los destellos del viento cortante de la espada de Inuyasha, acabando con el youkai de manera inmediata; enseguida ella corrió hacia sus amigos y miro el cadáver del youkai, tenía un fragmento de la perla!, y antes de que Inuyasha la preguntara por el cachorro en sus brazos, le aviso que el youkai poseía un fragmento y este yacía en su frente. Mientras ella se acercaba a sus amigos, Shippo fue el primero en abordarla y posarse en su hombro mientras miraba curioso al perrito entre sus brazos, Sango y Miroku que no se habían percatado de la presencia del cachorro, ahora lo miraban intrigados, pero antes de que Kagome les explicara, el grito de Inuyasha enojado los hizo sacarlos a todo del momento.

-QUE DEMONIOS HACES CON EL CACHORRO DE SESSHOMARU?!-

Los rostros asombrados de sus amigos miraron al perrito y luego a Kagome y así una y otra vez hasta que Miroku, el primer en salirse de su asombro, se aclaro la garganta y hablo.

-Señorita Kagome, que ha sucedido?-

-Bueno verán muchachos…- iba a explicar Kagome esta que la voz de Inuyasha la interrumpió.

-Tu bastardo!, que haces aquí?!- gruño Inuyasha a Sesshomaru, el cual se acababa de hacer presente.

-Eso debería preguntártelo yo hibrido, estas en mis tierras- dijo fríamente Sesshomaru mientras lo miraba.

Mientras lo hacía, el olor de su cachorro le hizo correr la vista de su medio hermano hasta posarse en la moza que siempre viajaba con Inuyasha, la cual tenía a su cachorro entre sus brazos, y al ver que miraba a este, Kagome lo abrazo mas contra su pecho mientras retrocedía unos pasos, no iba a permitir que se llevara al perrito, le había prometido a Yura que lo cuidaría por ella y eso haría, ni Sesshomaru ni nadie se lo iba a quitar.