Eh... Hola. Esto ya llevaba un tiempo a medio terminar en mi carpeta. Creo que Davy quedó un poco OoC, pero en fin...

Dedicado a las mamás del fandom.


Lucy

Las mujeres embarazadas siempre tienen hambre. Es normal; no solo tienen que alimentarse a sí mismas. Y al pequeño bebé dentro de ellas. Se necesita mucha energía para crear a otro ser-También tienen antojos. Muchas veces, de cosas raras. Pasa a cualquier hora del día o la noche y son muy urgentes.

Desde el principio supe que estabas muy hambriento, Simon. Creo que aún lo estás. No es tu culpa, yo y tu padre te hicimos así. Quiero que sepas que te amo. Aún aquí y ahora, detrás del velo. Sé que Davy te ama también. Pero su forma de amar es extraña. Una forma de amar que a veces, lastima.

Mientras te estaba esperando, yo también tenía mucha hambre. No importaba cuanta comida trajera tu papá, siempre nos la terminábamos. Y aun así, yo apenas ganaba peso. Tú estabas tan lleno de vida y a mi parecía que se me acababa.

A veces pedías cosas raras. Mucha mantequilla, por ejemplo. Y manzanas. Comida picante. De alguna manera Davy siempre se las arregló para conseguir la comida que yo le pedía. Solamente hubo algo que jamás pudo encontrar

Sucedió cuando tú casi estabas listo para nacer. Te había estado hablando de Watford y su espléndida comida. Era una mañana de inicios de mayo. Desperté con antojo de esos bollitos de cereza, que eran tan suaves y levemente salados.

Davy se rió cuando se lo dije, pero accedió a buscar algunos.

—Pero es una misión suicida. Es muy difícil colarse en las cocinas.

—Lo entiendo, amor— Y con falso reproche, añadí— Si Simon nace con cara de bollito, espero que también lo entiendas.

Él solo se rió con suavidad y me besó en la frente. No pudo encontrar lo que pedí, pero intentó hacerlos. Ese tipo de cosas son las que me hacen pensar que de verdad le importábamos.

Davy

Cuando volví por él después de todos estos años y lo vi, tuve que hacer un enorme esfuerzo para contenerme y no llorar. Simon se veía realmente pequeño y delgado. Me dolió, pero todo esto es por su bien. Para hacerlo fuerte. Él es nuestra única esperanza.

Y sus ojos... Son tan parecidos a los de ella. También son unos ojos con hambre. Me agrada mucho, pero da miedo al mismo tiempo. Tiene tanta energía como si fuera un bomba nuclear pero sigue siendo un niño de once años.

Ya cuando llegamos a Watford (Es sorprendente el papeleo que hay que hacer para adoptar un niño, Merlín bendito) Simon se queda pasmado. Esta asimilando que la magia existe, ni siquiera se había dado cuenta que él mismo es pura magia. Y este lugar ahora será su hogar, como lo fue también para mi.

¡Oh Lucy!

Es cierto que tuvimos que pagar un gran precio para tener a este niño. Pero valió la pena. El elegido. Nuestro hijo. Es cierto que aún le falta preparación, pero yo me encargaré de ello. Ahora con su nuevo uniforme, se ven tan gallardo. Realmente este es su lugar. Me doy cuenta de eso en el primer desayuno, al ver su cara. No es como un bollito, pero cuando los prueba, es como si encontrara el sentido de su que disimular mi risa.

Estarías tan orgullosa de él...