One Punch Man no me pertenece, y esto solo es un pobre intento de Fic (¬¬)

Esta idea apareció en mi mente en respuesta a la propuesta de una lectora. Sin embargo, yo quería encontrar una forma de hacer un universo alterno, sin que sea universo alterno, donde Saitama tenga pelo y Genos sea humano. Luego me di cuenta que debía actualizar mis fanfics de Teen Wolf, y mientras volvía a escribir sobre mis queridos Stiles y Derek, se me ocurrió este fic.

Advertencia: Esto será triste (solo por la perdida, aún no soporto el amor no correspondido), y si, habrá romance incómodo, maldita sea.

Para, retrocede y toca de nuevo

(...)

Saitama estaba cayendo.

No era que le importase la razón, Saitama solo caía.

Tal vez estaba cayendo, porque recibió un ataque directo de aquel dios, sin molestarse en defenderse. Sin importarle lo que llegara a pasarle.

Aún podía escuchar los gritos de los demás héroes y de las personas horrorizadas, pero todo estaba en su cabeza. Estaban todos muertos. Al igual que todo su planeta. Muerte por todas partes, sin contar a Genos, porque a él solo lo mataron para darle una lección.

No estaba seguro que clase de lección sea. Ya no le importaba. Si aún respiraba, tampoco importaba. Genos estaba muerto, porque no había llegado a tiempo para salvarlo. Porque le había fallado… Saitama finalmente dejó de caer, porque su cuerpo se hundió en la tierra árida que cubría toda la superficie del planeta Tierra, formando un cráter muy amplio y profundo.

Era como estar enterrado, y él quería estarlo. Estaba muerto por dentro, así que por favor déjenlo allí, y entierren a Genos a su lado, porque no quiere estar solo allá abajo. Gracias.

Levantó la vista para ver al dios al que se enfrentaba, y este parecía estar enfadado con él. Saitama supone que debería estar furioso también, por lo que le hizo a todo su mundo, a todos sus conocidos, y a la única persona que había amado. Pero la muerte de Genos le dejó vacío, porque él era su corazón, y ahora este ya no podía sentir siquiera ira.

Genos se desvaneció tan pronto que apenas alcanzó de decirle que le quería. Pero él ya lo sabía, y por eso dolía aún más el tiempo que se perdieron, sin ser sinceros el uno con el otro. No era justo, Saitama siempre pensó que tendría otra oportunidad, que al otro día reuniría el valor necesario y tendría las palabras correctas para decirlo. Pero ya era demasiado tarde, y ahora Genos solo era un puñado de grava en el suelo. No había rastros de él, como si su existencia fuera parte de un bonito sueño. Un sueño del cual despertó, dándose cuenta que está completamente solo.

El dios le miraba enfurecido, tal vez por no morir como el resto. Se debía sentir molesto, porque lo sujetó de nuevo entre sus ¿Eran manos? No importa ya, su mente estaba entumecida aún.

Le habló, pero dentro de su cabeza. Le dijo que era peligroso que siguiera en aquel universo, porque no encontró forma de eliminarlo. Que seguro buscaría venganza por los suyos, porque no podía borrar lo que ya había hecho. Finalmente, dijo que lo enviaría lejos, intercambiándolo por una versión suya, menos problemática.

Saitama no entendió esto último, pero no pudo pensar demasiado, porque una luz cegadora lo encandiló.

Volvió a caer, pero esta vez pudo ver el cielo azul, salpicado por unas pocas nubes alejándose de él.

Y luego… Solo oscuridad.

(…)

Saitama despertó de repente, agitado y sintiéndose desorientado. Ya no se encontraba de espaldas sobre una tierra árida y sin vida, sino que estaba acostado en una cama incómoda, cubierto con sábanas que olían al detergente que solía usar.

Cuando su conciencia se instaló por completo en su mente, notó que estaba dentro de una habitación limpia, pintada de perturbadores colores pastel y blanco. Se encontraba conectado a una IV y una máquina que mide la frecuencia cardíaca. A juzgar por los pitidos, su corazón funcionaba bien. No sabía porque se sentía tan mareado, pero supuso que le estaban llenando el cuerpo de drogas. Quiso mover su mano para arrancar la aguja de su brazo y notó que estaba amarrado.

Saitama frunció el ceño, destrozó las amarras como si estuvieran hechas de papel, y se quitó la IV. Ya estaba por levantarse para irse de aquel lugar, cuando de repente, la puerta se abrió, permitiendo que un policía entrara a la habitación. Se quedó helado al ver aquella persona de cerca, más cuando se quitó la gorra revelando aquel cabello rubio y esos ojos color ámbar que conocía muy bien. Casi le provocó ganas de llorar de forma histérica.

—¿Señor Saitama? Oh, gracias al cielo que está despierto— Dijo de repente aquel joven oficial, dedicándole una sonrisa extraña, una mezcla de alivio y tristeza. Saitama no podía hablar, sus ojos picaban por las lágrimas que se le agolpaban y su garganta estaba hecha un nudo.

—Veo que se ha quitado las amarras…— Dijo el policía tratando de ser coloquial, pero su voz se apagó cuando Saitama le dedicó una mirada aún más triste. Así que él le había sujetado, definitivamente este no era su Genos. Este sujeto no le tenía confianza.

—¿Quién eres?— Saitama no estaba seguro si conocía o no a este hombre, pero el parecido que tenía con Genos le molestaba. Podía notar que era humano, y no un cyborg como su Genos, pero eso no significaba nada.

—Soy Genos ¿Recuerda? Estuve hablando con usted en el tejado del edificio, le dije que era mi primer día en la fuerza, y usted dijo que no iba a suicidarse en mi primer día…— Genos dejó de hablar y le miró con cierta vehemencia, tal vez porque había terminado haciéndolo de todos modos —…No puedo creer que haya sobrevivido a esa caída, señor Saitama—

La caída. La recordaba. La única razón por la que había sobrevivido fue porque ese tipo de cosas no le afectan ¿Por qué perdió el conocimiento entonces? Algo había hecho aquel dios que le tenía manía.

—Entonces ¿Las amarras son para evitar que trate de suicidarme de nuevo?— Saitama finalmente se dio cuenta que había algo raro con este sitio, con este Genos y con él mismo.

—Es el procedimiento estándar, aunque creo que es un poco extremo— Genos no sonrió en ese momento, y claro que no iba hacerlo. De seguro traumó de por vida al pobre muchacho. Primer día en la fuerza y lidiando con un suicida, se había sacado la lotería —¿Cómo se liberó de las amarras?—

—Solo las arranqué, no es para tanto…— Saitama notó que la enfermera finalmente entraba para intentar sedarlo y darle más medicinas, pero las agujas ya no podían atravesar su piel. No le sorprendía mucho, su cuerpo siempre había sido invulnerable después de su intenso entrenamiento de tres años. Le miró con paciencia y le dijo que ya estaba bien, que había hecho un buen trabajo porque ya se sentía mejor. Por alguna razón, ella se sonrojó y salió huyendo.

—¿Dije algo malo?— Preguntó Saitama a Genos, que por alguna razón parecía estar un poco irritado.

—No lo sé… Usted fue amable— Genos le miró con duda, y sus pálidas mejillas se tiñeron rosado. Saitama no le prestó mucha atención ya que estaba pensando que tal vez este otro Saitama no era como él. El Saitama del mundo en el que Genos era humano, decidió quitarse la vida. Él nunca había pensado en eso, pero al parecer esta versión suya era más voluble…

…Aquel dios le había dicho que lo cambiaría por una versión menos problemática.

Oh, mierda.

Eso solo podía significar una cosa. Saitama pasó su mano derecha por su cabeza, y descubrió una densa mata de cabello. Tiró de este para comprobar que era real, y sintió el dolor. Cuando miró nuevamente su mano, notó los delgados cabellos entre sus dedos.

Este no era su cuerpo. Al parecer había robado la vida de este hombre llamado Saitama, el cual intentó suicidarse.

Todo indicaba que estaba atrapado en otra dimensión ¿Qué se supone que debía hacer a partir de ahora? Solo el tiempo lo dirá.

TBC