En alguna parte sigue siendo treinta.
DISCLAIMER: ELLAS NO ME PERTENECEN.
Advertencias: Femslash. Pésima edición.
Este fic participa del Reto Especial: "¡Feliz cumpleaños, Natasha" del foro "La Era de los Vengadores".
Natasha se mueve con suavidad mientras baila al ritmo de una música inexistente, a través del salón con una pared de vidrio y piso de madera. Hay un par de ventanales en lo alto que dejan entrar la diáfana luz naranja del atardecer y crean un juego de luces y sombras encantador sobre las figuras ocupando el espacio.
La bailarina rusa tiene el cabello recogido en un apretado moño y piensa que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que bailó en presencia de alguien. Su rostro no demuestra otra expresión mas que concentración fingida —porque ella siente los pasos antes de darlos—, pero se adivina entre vuelta y vuelta, que aquella experiencia es más íntima que cualquier otra.
Tampoco como que su acompañante necesite adivinar en sí.
Wanda Maximoff se siente una chiquilla bajo la sombra alargada de Natasha. Ha iniciado a cantar dulces canciones de amor en ruso por lo bajo, aunque la bailarina sigue su propio ritmo sin prestarle más atención de la necesaria.
La bailarina ha secuestrado a Wanda en la cena y la ha arrastrado con tan sólo una mirada a aquel viejo salón sin mediar palabra. Y luego, como si la situación no pudiese ser más extraña, ha comenzado una elaborada pieza de ballet melancólico que parece estar sincronizada con los pasos de hermanas invisibles.
Natasha nota la atenta mirada de Wanda y se regodea en ella; de hecho, esta le alienta a terminar su danza —esa con la que espera demostrar todo lo que no ha dicho— con más ímpetu del necesario y saltar una última vez tan fuerte que los dedos le crujen cuando cae en la punta, con la perfecta posición de quien se ha muerto para lograrlo. Pero no importa nada del dolor.
Natasha atrapa los ojos de Wanda en una mirada intensa, que hace pesar el aire a su alrededor mientras rompe su posición para acercarse, y promete algo más después.
Espera con paciencia que sus pasos lentos la guíen a la jovencita frente a ella, que tiene el rostro escondido en las sombras del rincón, y se relame en una sonrisa cómplice.
—¿Es esta una declaración de amor, Natasha? —Maximoff suelta una pulla que es ignorada... Más o menos. Porque la espía sólo le lanza otra mirada profunda que Wanda tiene prohibido leer sin borrar en algún momento la curva de sus labios.
—Es más... Una propuesta, Wanda —lo siguiente que la jovencita sabe es que está atrapada entre dulces ojos verdes que le aceleran la respiración y una pared muy fría.
427 palabras aprox.
¡Gracias por leer!
