Generalmente no público mis historias en esta página, pero alguien me pidió que lo hiciera ya que quería leerlos y dejarme su opinión.
Este es un reto de LPDF que consiste en que un amant… amigo secreto te da cinco palabras para que se apliquen en un escrito. En mi caso me toco Phoenix13 quien fue la personita que me dio sus hermosas palabras, lastima que yo las arruine.
Los personajes no son míos ya que de ser así Harry se hubiera caso con Hermione y ron con Luna. Son de Rowling y de la Warner. ¡Amen!
No sean tan duros, es mi primer lemon.
La primera palabra: Manzana
FRUTO PROHIBIDO
Veo como mi esposa y mi hija se acomodan en el sofá más grande de nuestra sala de estar. Hoy fuimos a dejar a James y a Albus a la estación. A decir verdad siento un enorme vació ya que solo me queda Lily… Y mi esposa.
Mi esposa. Esta afirmación suena tan falsamente en mi mente… Como siempre lo hace. Recuerdo con exactitud el día de mi boda. Tenía tantas expectativas y la alegría de que por fin tendría una vida normal. Ahora que lo pienso me da risa de lo patético y ciego que era en esos días. Ahora ya no lo soy. Solamente me he vuelto un cobarde.
– Papi, ¿Cual es tu fruta favorita?
– ¿Hum? Pues…
– Mi mami dice que no ahora que Albus y James no están me enseñará a hacer postres de frutas para no pasar aburridas.
Veo la chispa de felicidad en mi hija y la mirada inquisidora de Ginny. Supongo que ha notado que no he prestado atención a lo que ellas decían. No puede estar mas en lo cierto. A veces pienso que ella lo sabe o por lo menos pretende no saberlo.
– Pues ¿Qué te parece si empezamos ya?
– ¡Si!
Y sin esperar a que Ginny se lo diga, mi pequeña sale corriendo hacia la cocina dejándonos a su madre y a mí solos. Pero con todas las barreras del mundo entre nosotros.
– No soy tonta ¿Sabes? No se en qué o en quién piensas tanto, pero por lo menos cuando se trate de nuestros hijos disimula un poco ¿Quieres?
No le respondo nada. Y así nos quedamos en el peor de los silencios. Quizás espera un reproche o una palabra hiriente por parte mía, pero no le doy el placer. Se que si lo hago se alterara mas de lo que esta y la verdad no estoy humor para nadie. Como no recibe respuesta alguna se va dejándome solo y a gusto.
Papi, ¿Cuál es tu fruta favorita? La pregunta mi hija aun sonaba en mi mente y sin siquiera proponérmelo una sonrisa curvo mis labios. No es una sola, son dos mis frutas favoritas.
La primera es la calabaza Desde que llegue a Hogwarts me encanta todo lo que de esta deliciosa fruta se hace como los postres de calabaza, los jugos de calaba, los dulces. Pero sobre todo me gusta porque es el sabor que tienen sus labios La segunda fruta es la manzana Porque es lo que ella representa para mí. Mi fruto prohibido. Y sin querer mi mente me lleva al día en que me hice adicto a ella, a su néctar.
La lluvia y los truenos no cesaban aquella tarde en que por casualidad (O quizás porque el destino así lo quiso) nos encontramos los dos en una solitaria Madriguera que no mostraba rastro alguno de ningún Weasley. Se suponía que nuestros esposos y nuestros suegros ya estarían de regreso con nuestros respectivos hijos para cuando tú y yo llegamos, pero al parecer decidieron alargar un poco más su visita al resto de la familia. Tú y yo no fuimos por compromisos laborales, cosa que molesto mucho a nuestras parejas.
Tú siempre le temiste a los rayos y no es de extrañarse que esa tarde hayas empezado a temblar y a gimotear por el temor que estos te causaban. Tú mirada y la mía chocaron inevitablemente y sin pensarlo te abrase para intentar desaparecer el pánico que reflejaba tu hermosa mirada.
Nunca olvidare todas las sensaciones que en mi se acumularon al momento en que tuve a tu cuerpo entre mis brazos mucho menos la manera en que te estremeciste contra mi ser y como nuestras respiraciones se agitaron al uniso, como si fuesen una sola. Y sin proponérnoslo, ni siquiera pensarlo nuestras miradas volvieron a chocar. Esta vez para siempre.
Siempre hubo una conexión entre nosotros que hacia temblar de celos a Ron y a Ginny y nosotros lo sabíamos, pero nunca encontramos respuesta hasta ese momento. Toda nuestra vida ignoramos sentimientos que estuvieron presentes desde que nuestras miradas se cruzaron por primera vez. Y justo cuando mi mente procesaba todo esto, mis labios estaban a milímetros de los tuyos, casi rozándose. Y tú voz se hizo escuchar.
– Harry, no debemos…
Era más una advertencia para ti misma, que para mi persona. Y los dos lo sabíamos. Te separaste de mi y esa fue la primera vez que supe lo que se sentía tener un verdadero vació en la vida.
– ¿Qué caso tiene negar lo que siempre hemos sentido?
– ¿Qué caso tiene dejar de negarlo ahora, ¡Justo ahora! Después de tanto tiempo?
Tus lágrimas comenzaron a correr sin control por tú hermoso rostro. Me sentí el idiota más grande del mundo. Sin pensarlo me acerque a ti, te abrace como nunca antes lo había hecho y te sentí como nunca antes en la vida. Hasta ese momento.
No se como paso, pero de un momento a otro nuestros labios se fundían como el metal a grandes temperaturas. Era un beso fogoso, lleno de pasión contenida por años y de lujuria que aclamaba por ser liberada. De un momento a otro estábamos en la que fue la habitación de Ginny dejando de ser amigos para convertirnos en amantes.
Hasta el último día de mi vida recordare la manera en que nos besamos y nos quitábamos la ropa. La manera en que gemiste cuando introduje una de mis manos bajo tu sweter para colocarlo justo encima de uno de tus senos y aunque la tela del sostén se interponía entre tú piel y la mía no duro mucho nuestra tortura porque a los segundos mi mano se escurrió bajo dicha tela solo para sentir en el momento exacto en que mi tu pezón se ponía erecto.
Mis labios no dejaban los tuyos y cuando cogiamos aire para poder sobrevivir te miraba como nunca vi a una mujer. Pronto el besarnos y acariciar tus senos ya no fue nuestra prioridad. Necesitábamos sentir más.
Comencé a besarte el cuello logrando en el proceso sacarte pequeños gemidos que eran melodías para mis oídos. Pronto llegue al escote de tu sweter y como era un estorbo decidí deshacerme de esa molesta prenda. Y al hacerlo me quede sin respiración. Tus senos me dejaron anonado y aunque aun traías sostén eso no fue impedimento para disfrutar de ellos y al igual que el sweter, callo olvidado en alguna parte de la habitación.
Tus gemidos se escuchaban por toda la habitación mientras mis boca y una de mis manos hacia maravilla sobre tus senos. Sentí como me tomabas del cabello en un intento desesperado por acercarme más. Tu piel sabía a deseo, a fruto prohibido. Te quedaste sin respiración al momento en que mi mano libre se coló entre tus vaqueros y ropa interior. En ese momento te arqueaste contra mí y fue cuando una fuerte palpitación ataco a mi virilidad. No quería que terminaras así, quería que fuese con migo dentro de ti.
En ese momento te mire y supe que lo que vendría era inevitable. Y correcto. Rápidamente me deshice de mi camisa y mis vaqueros llevándome de paso los tuyos, quedando únicamente con una sola prenda.
Me dirigí a tus labios y los bese con la ferocidad que un hambriento devora su comida. Tu respiración y la mía parecían una sola. Acaricie tus piernas y tu cintura con desesperación, pero fue cuando una de tus manos se introdujo entre mi bóxer que verdaderamente perdí el control. Tus dedos hacían maravillas alrededor de mi miembro y tuve que detenerte porque de no ser así estoy seguro que hubiese acabado pronto.
Hice lo mismo que tú con migo. Volví a introducir una de mis manos entre tus piernas, solo que esta vez la intención no solo era rozarte. Vi como en tu rostro adoptaba la más excitante de las expresiones. Sin poder contenerme introduje uno de mis dedos en tu intimidad y tú te volviste loca. Acompase el movimiento de mi mano con el ritmo de tus caderas pero mis planes eran otros así que termine con la tortura.
Con toda la delicadeza del mundo retire tu última prenda y me respiración se corto. Eras lo mas hermoso que había visto en mi vida y quizás fue por la situación o por mi mirada extasiada que bajaste la mirada con el mas bello de los sonrojos sobre tus mejillas. Y te bese como nunca bese a una mujer. Con desesperación, anhelo, deseo pero sobre todo con amor. Me deshice de mi última prenda y te vi a los ojos. Necesitaba saberlo.
– ¿Estas segura?
– Mas que nunca.
Tus labios estaban hinchados y tu cabello mas desordenado que nunca. Con una leve caricia tus piernas se separaron dejando el tan anhelado espacio para mí ser. Me coloque sobre ti pero sin consumar el acto. Nuestro acto de amor. Sentí como tus senos desnudos chocaban contra mi pecho. Piel contra piel. Sin barreras. Como debió haber sido siempre. Sin poder contenerme un segundo mas entre en ti con toda la delicadeza que me fue posible y al momento en que estuve completamente dentro de ti quede paralizado. Nunca sentí placer tan intenso y por tu expresión supe que te pasaba lo mismo.
Nuestras caderas comenzaron el ritual de amor. Hasta la lluvia torrencial era opacada por nuestros gemidos. En mi mente no existía nada más que tú. Mi mejor amiga, mi confidente, mi amante, mi complemento… Mi verdadero amor.
Pronto todo se torno salvaje, muy paralelo a la ternura con que iniciamos todo. Nada se comparaba al calor que tu interior mi brindaba y muy pronto sentí como convulsionabas por dentro. Gemiste como nunca escuche a alguien y te aferraste a mí con todas tus fuerzas. Y claramente escuche un Te amo proveniente de tus labios.
Todo se detuvo y al parecer no te diste cuenta de tu confesión. El mundo dejo de existir para mí. Aun temblando mi miraste a los ojos. Y lo que vi me dejo anonado. Tanto amor, tanta devoción y hasta ese momento me di cuenta. Y sin pensarlo mis labios dijeron lo que mi corazón decía a gritos Te amo . Tus ojos se tornaron cristalinos y te bese con más intensidad que antes. Y volvimos a lo que estábamos haciendo.
Nuestros movimientos eran certeros, como si nuestros cuerpos descifraran lo que el otro haría. El sudor corría libre por nuestros cuerpos. Ya ni siquiera atinábamos a decirnos los Te amo que incontrolablemente salían de nuestras gargantas. Tu cuerpo se estremeció de nuevo solo que esta vez con más violencia. Mi cuerpo no soporto tanto placer e inevitablemente acabe junto con tigo y dentro de ti. Miles de corrientes asaltaban a todo mi cuerpo haciéndolo que temblara sin control y lo único que atine a decir fue tu nombre… Hermione.
Te recostaste sobre mi pecho mientras yo pasaba uno de mis brazos sobre tu cintura. Nos miramos y todo estaba dicho. Nos amábamos, pero ya era tarde.
– No me arrepiento.
Tu afirmación hizo que mi corazón saltara de alegría. El sentimiento era mutuo.
– Ni yo.
Y nos volvimos a fundir en un beso igual de apasionado que los anteriores. Con la promesa de seguir amándonos hasta el fin…
Mi mirada se centra en un punto imaginario. Los recuerdos me atacan cada vez más fuertes y con más intensidad. Hoy que fuimos a dejar a los chicos a la estación vi una chispa de tristeza en tus ojos que provoco el peor de los remordimientos en mi. Los dos sufrimos por lo que sentimos.
Claro, nuestros encuentros como el de la Madriguera continuaron y he de decir que cada vez son más apasionados, pero yo no quiero solo eso, quiero una vida junto a ti, sin tener que escondernos del mundo ni de nadie. El problema es que no tengo el valor para proponértelo. Por la mirada que me diste hoy en la estación, se que esta noche será de nosotros. Veo el reloj. Aun faltan unas cuantas horas para volverte a tener entre mis brazos.
Pero se que mientras no tenga el valor para enfrentar al mundo seguirás siendo mi fruto prohibido, aquel que legítimamente es de otro, pero que por destino es mío. Sonrió. Prohibida o no… Eres mía.
Aquí termina el primer lemon. Muchas gracias por haber llegado hasta aquí. Mañana pondré la siguiente palabra.
Su servidora,
Jane
