ÉRASE UNA VEZ UNA FANTÁSTICA DEUDA


CAPITULO 01: EL DESASTROSO DESEO


Érase una vez en el mundo de las maravillas… No, espera, cuento equivocado, digo erase una vez en una país muy lejano, tan lejano que ni siquiera el gobierno mundial había escuchado hablar de él en todo lo que llevaban ocupando "justicieramente" el mundo. Y es que hablábamos de no más de 800 años que no se fumaban en pipa por más vidas que tuvieras, pero eso era otra historia. Lo que en verdad nos interesaba era la importancia que tenía este país en particular en nuestro cuento.

Las grandes montañas se encontraban rodeando un pequeño valle en donde un hada vivía solitariamente en el centro de la isla, en donde no muchos llegaban a tener acceso en sus cortas vidas. Para ser una sola alma la que habitaba aquel lugar, tenía un castillo enorme en donde solía armar fiestas de "té" que eran acompañadas por su actividad favorita. El nombre de esta hada era Nami.

¡Vamos! ¡No seas así, Monet! – dijo Nami molesta.

Ya dije que no, Nami – dijo la harpía con mala cara poniéndose sus lentes de espiral, en señal de que estaba por terminar lo que había venido a hacer. La presa ya estaba picando el anzuelo para su bienestar.

Vamos, una más… - hizo un puchero con sus labios.

Está bien, pero lo haremos más interesante en esta ronda – dijo Monet sirviendo un poco más de licor en el tarro que Nami usaba como vaso para beber en sus fiestas de "té".

¿Cómo haremos eso? – dijo está riendo como tonta, ya el licor le estaba llegando hasta el alma.

Una apuesta – dijo ella con ojos brillosos.

La ganadora puede darle dos órdenes a la perdedora y no puede echarse para atrás – dijo Monet haciendo aparecer con magia un papel y una pluma de ave para firmar.

¿Dos órdenes? Suena interesante – dijo Nami esperando que Monet firmara primero para hacerlo después ella.

Si, ¿verdad? – Monet firmó con suma tranquilidad.

Si ~ - Nami firmó pensando en lo mucho que quería quitarle cosas a Monet que siempre habían estado en su interés desde hace muchos años atrás. Su ambición la estaba cegando, quería más riquezas de las que tenía actualmente. Vivir entre tesoros era su máximo sueño.

A ver… - sacó una lista que correspondía a los nombres de todos los habitantes del reino.

Dime dos números entre 1 y 14,789 – indicó Monet.

13,478 y 14,789 – escogió rápidamente Nami interesada en lo que pedía Monet.

Bien, juguemos entonces, después pensaremos en esos dos números Nami – Monet dejó que Nami repartiera ahora las cartas, ella no entendía para qué le había hecho escoger dos números, pero seguiría el juego para ver qué pasaba. Ambas se debatieron por horas en un juego bastante brutal de poker que terminó con una única ganadora: Monet.

¡Perdí! ¡No puede ser! – dijo Nami incrédula, ¿cómo había podido perder en su juego favorito?, era algo que no entendía, miró a Monet para buscar clemencia pero esta había adivinado su pensamiento antes de que las palabras salieran de su boca.

No, recuerda que ya firmaste – le enseñó la hoja a Nami.

Ya lo sé… pero, ¿Cuáles son las dos órdenes? – preguntó la pelinaranja con algo de miedo.

Primero, me darás todo este lugar sin rechistar, todo es mío desde este momento – dijo Monet haciendo que inmediatamente la pluma que seguía flotando en el aire se moviera y escribiera lo que se acababa de hacer.

¡¿Qué?! ¡Eso no puede ser! – dijo Nami contrariada.

No, recuerda que diste tu consentimiento – dijo ella en respuesta, Nami no dijo más, habían jugado con un trato mágico, se arrepentía de su propia estupidez.

Lo segundo es algo para entretenerme y darte una oportunidad de empezar desde cero, hada tramposa ~ - dijo ella ahora buscando los nombres correspondientes.

Estas dos personas deben conseguir un final feliz en conjunto; no solos, si no los dos; deben ser felices al nivel de que solo estar juntos los llene, algo así como amor pero mucho más complejo – explicó la Harpía lanzándole la lista en que ya había marcado los nombres de las dos víctimas, digo los dos afortunados.

¿Cómo diablos voy a lograr eso? Ni siquiera sé quiénes son – Nami debía pensar una forma de hacer que Monet pensara algo mejor que aquel castigo infernal que le ponía, lo menos que quería era tener que conceder un deseo gratis por amor al arte. Y menos a un humano.

Debes ingeniártela, además ese es mi deseo – Monet se puso sombría de repente – sabes qué pasaría si no cumples lo que te pedí, ¿no?; considéralo como una deuda hasta que lo concedas – agitó sus alas en señal de que ya no habría más conversación al respecto.

¡Oye…! – la Harpía desplegó sus alas y lo siguiente que vio fue una luz tan centellante que terminó por apagarse unos cuantos minutos después. Se vio rodeada por naturaleza, se preguntaba dónde diablos estaba, ya que en su palacio no parecía encontrarse. Corrección: el palacio de Monet.

Ahora no tengo nada de nada – era algo trágico para alguien que había logrado conseguir muchas riquezas y que aún así no le eran suficientes. Se levantó derrotadamente y se percató de paso que aún la lista de nombres estaba junto a ella. No entendía la parte en que Monet había dicho que era algo para empezar de nuevo. Buscó en la lista el último número, el cual había elegido de segundo.

Roronoa Zoro… ¿Quién es ese? – era la primera vez que escuchaba aquel nombre. Pensó que lo mejor que debía hacer era investigar un poco, podía volar fácilmente hasta el lugar que marcaba el papel como su residencia. Y así hizo, llegó hasta un castillo que no competía en belleza con su antigua residencia, sin embargo, era bastante grande para llenar todas las necesidades de sus habitantes.

Y silenciosamente como llegó, se escondió detrás de una cortina dentro de lo que parecía ser un estudio, había muchos lujos que le llamaban la atención, pero cuando estaba a punto de "observar" de cerca algunos de estos, alguien abrió la puerta y la obligó a esconderse detrás de un jarrón que estaba cubierto de flores mal cuidadas. Se hubiera quejado del mal estado de la planta pero en estos momentos le hacía un gran favor como camuflaje.

Padre, buenas noches – dijo con cortesía un joven que no pasaba de 19 años, Nami tenía buena vista de él desde su lugar.

Buenas noches, Zoro – se dio vuelta en la silla el hombre mayor, que al igual que su hijo llevaba el cabello verde y este tenía una cicatriz en todo el medio de la frente, sus lentes disimulaban esto un poco, pero no quitaban lo severo en su semblante. Nami se sorprendió que no la hubiera visto cuando llegó, había estado de espaldas a ella todo ese tiempo, quizás estaba dormido, no lo podía asegurar.

Como ya sabes, en dos días llevaré a cabo una fiesta de disfraces en tu honor, ¿sabes qué significa eso, Zoro? – lo miró aún más serio que antes, Nami juraría que lo escuchó tragar saliva desde esa distancia.

¿Qué debemos tratarlos bien a todos? – dijo Zoro evadiendo la piedra.

¡No! ¡Significa que debes escoger una esposa de una maldita vez! – dijo exasperado el padre de Zoro, ¿Cuántas veces debían discutir lo mismo?, habían sido ya 7 fiestas en que nada había pasado con Zoro, por más mujeres hermosas que trajera de reinos vecinos no escogía a nadie, estaba en la edad de matrimonio desde hace un año y era inaudito que no quisiera sentar cabeza a estas alturas.

Veré que puedo hacer… - Zoro odiaba este tipo de conversaciones, es que no podía haber nacido en una sociedad en que no necesitaras casarte y tener que vivir todas esas malditas ceremonias que solo te hacían sentir que perdías el tiempo estúpidamente, cuando habían más cosas importantes de las que encargarse: como entrenar.

¡No! ¡Limítate a escoger una esposa en dos días o la escogeré yo! – dijo él iracundo, Zoro hizo una reverencia y no le contestó, lo mejor era largarse de ese lugar lo más rápido posible, no quería discutir y gastar saliva. Nami usó un hechizo de invisibilidad y atravesó la puerta para seguir a Zoro.

"Así que tú eres Roronoa Zoro" – pensó Nami mientras lo seguía flotando sobre él por el pasillo, para sus ojos era guapo y el ser tan adinerado para tener un palacio así, debería hacerlo más feliz, pero solo podía contemplar amargura en su rostro. Qué tonto, pensó ella si darle más vuelta al asunto, ahora que ya conocía a una de las víctimas, debía buscar a la otra. Así que sin más se retiró del área. Zoro volteó hacia atrás y vio que no había nadie detrás de él, era extraño porque pensaba que alguien lo estaba siguiendo desde que salió del estudio de su padre.

Debo estar muy cansado… - dijo Zoro, quizás el cansancio le hacía imaginar cosas que no estaban pasando.


Había decidido esperar hasta el amanecer para buscar a la otra persona, la resaca de la fiesta de té comenzaba a golpear duro su cabeza como un mazo a una pared de hierro. Al menos lo vería de lejos y se iría a descansar en algún lado después. Buscó impacientemente en la lista el número 13,478.

¿Por qué no tiene apellido? – le dio igual, la dirección parecía estar bastante cerca, solo tenía que dar unos cuantos pasos para estar en el lugar. Luego de 15 minutos de caminata, logró dar con una choza bastante improvisada y cutre para su gusto. Tocó la puerta y se tapó la cara con un manto, simularía ser una anciana para no levantar sospechas.

¿Quién es…? – dijo un chico de cabellos rubios con mala cara, al parecer ella lo acababa de despertar. Lo primero que le llamó la atención de él fue su ceja rizada.

Estoy buscando a una mujer llamada Sanji, ¿vive aquí? – preguntó ella decidida, solo haría que se enamoraran ambos y entonces buscaría la forma de hacerse con el deseo de ambos por estar juntos, para el final cobrarles el haberles ayudado. Así de simple sería el plan, recuperaría su estatus poco a poco.

¿Mujer? Que yo sepa soy hombre y me llamo Sanji, ¿Qué desea? – preguntó el cortésmente a pesar de su aura amenazante.

Jajaja… juraría que dijiste que te llamas Sanji – dijo Nami temblando debajo del manto.

Sí, me llamo así… y soy hombre – lo dijo como si sintiera que dudaran de su género, aunque no entendía el por qué. Nami se desplomó en el suelo mientras echaba espuma por la boca a causa del shock, su suerte no podía ser peor, había escogido unir a dos hombres.

"¡¿Cómo se suponía que les haría llegar a un final feliz en conjunto?!" – fueron sus últimos pensamientos antes de caer en la inconsciencia.


La verdad es que sentí deseos de escribir algo bien loco y bueno salió esto ._., es gracioso imaginar a Nami en medio de la relación de estos dos, pero ahora el tener que unirlos de alguna forma que escapa de su propia comprensión me da risa XD.

Espero que les haya gustado el inicio/prologo de esta loca historia que escribiré cuando no se me ocurra que hacer con mi vida .-.(?)

Nos vemos~ dejen reviews :3


DEATH GOD RAVEN :3