FANFICTION ALIBABA X ALADDIN

Me desperté, ya era de día los rayos del Sol acariciaban suavemente mi rostro. Hasta que alguien se interpuso entre ellos y yo:

-Buenos días Alibaba- me decía el obstáculo –es hora de levantarse.

Era una voz infantil y alegre, me resultaba muy familiar.

-¿¡Ehhhh!?

Me sorprendí tanto que casi me caigo de la cama, menos mal que estaba la pared. Era Aladdin. Aladdin estaba parado delante de mí dándome los buenos días y yo, pues acostumbro a dormir desnudo.

-¡A-Aladdin! ¿Qué haces aquí?– dije tapándome la entrepierna con la mísera almohada con la que dormía. Aladdin soltó una risita, esto hizo que me ruborizara aún más.

-¿Yo? Yo he venido a despertarte, ¿tienes idea de qué hora es?

- N-No.

-De verdad, es que no tienes solución- dijo, y se sentó a mi lado. Decía todas esas cosas pero él también se acababa de levantar. Estaba despeinado y tenía la ropa mal puesta. Respiraba demasiado rápido. Acaso… ¿había venido corriendo nada más levantarse? Sentido tiene pues Aladdin es ese tipo de chico, pero, ¿por mí?.

No pude evitar reír un poco, lo amaba tanto. Me ponía tan feliz cuando este tipo de cosas pasaban… ¡MIERDA!.

-¿Alibaba, estás bien?- mierda, mi-er-da.

- Y-Yo e-estoy perfecta-amente, ¿p-por?- me temblaba la voz. Daba igual cómo, pero tenía que evitar que Aladdin se percatara.

-¿Qué pasa? Te tiembla la voz…- dijo, ya con tono de preocupación. Apreté con aún más fuerza la almohada contra mi entrepierna. Estaba súper avergonzado, el corazón me iba a mil, ¿cómo me podía pasar esto ahora? ¡Que no se dé cuenta, que no se dé cuenta! ¡QUE NO SE DÉ CUENTA!.

-No será que…- dijo; se había dado cuenta. Aladdin empezó a quitarme las manos de la almohada (a lo que no puse resistencia, no sé por qué).

Cuando me quise dar cuenta la almohada ya no me estaba cubriendo. De hecho la única parte del cuerpo que tenía cubierta era la cara, que estaba cubierta por mis manos. Aladdin pudo ver lo último que quería que viese, mi erección.

-Bueno, qué remedio. Te voy a ayudar- dicho eso se arrodilló delante de mí.

Agarró mi miembro y empezó a frotarlo. Me estremecí, no podía soportarlo. Miré hacia arriba deseando que Aladdin no viera mi expresión de placer.

Comenzó a lamerlo. Cada lengüetazo chocaba contra mi pene de una manera tan excitante. Lo colocó dentro de su boca y se dispuso a hacerme una "mamada", como diría Kassim. Yo prefiero llamarlo sexo oral.

-Mm…- solté un gemido. A pesar de que lo evitaba de todas las maneras posibles, Aladdin era ya todo un experto. ¿Desde cuándo era tan bueno?

-Me… ¡Me!- intentaba decirlo, pero cada vez que abría la boca se me escapaba un gemido.

-¡Me vengo, Aladdin!- y eso hice, no tuve más remedio que venirme en su boca. Inmediatamente abrí el cajón para sacar un pañuelo, no podía estar más avergonzado. Cuando me giré para limpiarle ya no quedaba ni una gota del líquido blanco, sólo alcancé a ver como sacaba el dedo de su boca, como si acabara de degustar un exquisito postre, pero fue más que suficiente para ruborizarme de la punta de los pies hasta el último pelo de la cabeza

-Bueno, es hora de desayunar Alibaba. Aunque yo ya estoy lleno.