Mi cuento de hadas
Desde que era niño mis padres me enseñaron a trabajar arduamente para lograr cumplir mis metas, me enseñaron a ahorrar para un día lluvioso y también a apreciar los pequeños detalles que te da la vida; así que cuando logre graduarme con altos honores en mi universidad sentí que todo mi esfuerzo había valido la pena, aunque honestamente sin la ayuda de ella creo que no hubiera sido lo mismo.
Todo comenzó cuando cursaba el tercer año de mi carrera para convertirme en abogado, ella era la nueva, recién transferida de Inglaterra, desde el momento en que la vi pensé "es un ángel" y tal pareciera que hubiera leído mis pensamientos ya que cuando me miro se sonrojo, mas tarde me anime y me presente.
-Hola….. – mi voz sonó mas varonil en mi mente que cuando hable
-Hola, disculpa soy nueva, ¿me podrías decir dónde queda la cafetería?- dijo mirándome con esa voz que parecía canto de sirenas.
-Si….. ¿si quieres te acompaño?- empecé a tartamudear, lo que me faltaba
-Muchas gracias- contesto para luego empezar a caminar a nuestro destino
-Por cierto mi nombre es Ann Gero- dijo para ofrecerme su mano en presentación formal
-Mi nombre es Vegeta Ouji- en el momento en que nuestras manos se tocaron sentí una energía, como un rayo atravesando mi ser, algo que nunca antes había sentido.
-Mucho gusto, espero seamos buenos amigos-
-Yo también- a pesar de decir eso yo sabía que eso no pasaría, así que poco a poco empezó nuestra historia, aunque ella era muy bonita y popular, era muy centrada y eso era lo que me enamoro así como su sencillez y tenacidad.
En la carrera tenias que ser muy bueno para que te incluyeran en caso aunque fuera de auxiliar, así mismo saber venderte para que en un futuro te contrataran las grandes compañías, aunque esta de mas decir que yo cumplía con esos requisitos y ella también, a menudo los dos éramos puestos en lados opuestos y nuestros argumentos podían duran horas.
Cuando estábamos juntos en la biblioteca siempre se le acercaban los chicos para invitarla a salir, aunque si ella estaba muy estresada y con altas cantidades de cafeína en su organismo podía llegar a convertirse en alguien muy sanguinario, lanzaba una mirada asesina que terminaba haciéndome correr al tipo, y a mi reír, pobre el tipo siempre terminaba buscando una puerta de emergencia para salir enseguida antes de terminar muerto.
-¿Acaso no notas que estoy ocupada?- Su simple tono de voz era tan tranquilo, pero parecía que podía patearte el trasero en cualquier momento.
-L.. l…lo…. Siento- contesto el tipo, casi parecía que se haría en sus pantalones.
-¡Vegeta! ¡No te rías!- me termino recriminando hasta que termine de reírme.
-Es que todos los días recibes propuestas y siempre terminan así- dije tratando de recuperar mi postura.
-¿Qué? ¿Acaso no entiende que No es No? Los hombres llegan a ser tan idiotas a veces- cuando hablaba así, sentía como si ella tratara de decirme algo, pero ese algo nunca llegaba, aunque siendo honestos yo me quise declarar muchas veces, pero nunca llegaba el momento oportuno.
-Además ya les dije que alguien más me interesa- eso no lo había escuchado antes, luego de escucharlo me impacto tanto que se me cayó mi lápiz, al momento de buscarlo bajo la mesa los dos chocamos de cabeza y terminamos riéndonos como dos tontos, cuando nos levantamos la encargada de la biblioteca se nos acerco.
-Jóvenes por decima vez desde hace un mes que entraron a clases por favor ¡ya vallase! Ustedes saben que aquí se cierra a las 9 y aun así tengo que correrlos casi a diario-
-Perdón Uranai es que se nos va el tiempo volando muy rápido- dijo Ann a la encargada que básicamente era última en la biblioteca, esta señora de viejita tierna y amable no tenía nada, más bien parecía una bruja pero aun así era muy inteligente, aunque viéndola bien parecía tener más de cien años así que eso explicaba del porque de su sabiduría.
-Ya lo sé, pero es que mi hijo no demora en pasar por mí para ir con mi familia-
-Y siempre llegar tarde por nuestra culpa, lo se Uranai lo sentimos, ya nos vamos, descansa y saludos a la familia-
-Nos vemos viejita- termine de despedirme para salir ya que Ann básicamente me saco de ahí a jalones.
-¿Por qué tanta prisa?- era raro en ella hacer eso, pero me gustaba esa cercanía, sentir que aunque fuera así teníamos un contacto.
-Es que a Uranai la está esperando su nieta- dijo mientras se acercaba a una banca a componer sus útiles que aun estaban en mis brazos.
-¿Qué? ¿Y eso para qué? ¿Acaso no pueden sus papas con ella o aun es una bebe que necesita un cambio de pañal?- dije mientras me imaginaba a su nieta, si era como ella de fea pobrecita de la niña.
-No es eso Vegeta, es más complicado-
-¿Pues qué pasa? ¡Dime Ann no me dejes a medias!- era extraño en ella ocultarme los "chismes" ya que nada se callaba.
-Es que su nieta perdió la vista hace unos meses y Uranai siempre pasa las noches con ella, ya que sus papas trabajan y alguien necesita quedarse con la niña en el hospital-
-¿Enserio? Perdón por mi comentario, fue muy grosero de mi parte, y dime ¿sabes como fue?- si algo sabia hacer bien, era decir cosas inapropiadas en los peores momentos.
-Sí, ella me lo conto hace unos días, recuerdas los tres días que se cerró la biblioteca-
-Si, ¿que paso?- conteste sin dejarla hablar para luego callarme.
-Pues resulta que su hijo tuvo un accidente con la pequeña y fue ella quien recibió el peor golpe, tan fuerte fue que estuvo en coma una semana para luego despertar y descubrir que no había recobrado la vista- Ann termino de hablar para luego notar que sus ojos se llenaban de lagrimas, ella hacia un esfuerzo para no dejarlas salir, ya que si algo había notado es que ella odiaba llorar, siempre se hacia la fuerte y no dejaba que nadie la viera de esa forma tan frágil así que en automático y sin pensar dos veces me acerque a ella y la abrace.
Claramente sentí su sorpresa, mas sin embargo no se alejo de mi, así que sintiéndome más en confianza la consolé.
-Tranquila Ann, a veces Kamisama sabe por qué pasan las cosas y nosotros no somos quien para ir en su contra, puede que en un futuro la suerte de la niña cambie, o te imaginas que en lugar de la vista, ¿hubiera perdido la vida?, aunque suene feo de mi parte decirlo, tenemos que agradecer lo que tenemos, y tratar de llevar la vida como mejor podamos- trata de calmarla pero como seguía llorando, no sabía si lo estaba haciendo bien.
-Lo sé Vegeta, es solo que me dijo Uranai que a pesar de que su hijo es un gran padre, el se sigue sintiendo responsable de que su hija, ya que ella no pueda ser candidata a una operación, sus heridas son muy profundas y demoraran mucho en sanar- contesto sin apartarse de mis brazos y sin mirarme a los ojos.
-Eso es cosa del tiempo, por eso dicen "que el tiempo lo cura todo"- trate de hacerla mirarme, pero entre mas lo hacía más se aferraba a mí.
-Entonces Vegeta si dices que tenemos que apreciar lo que tenemos ¿Por qué tu aun apreciándome como dices, no me has invitado a salir?, ¿es que te gusta alguien más?- supongo que al no ver acción de mi parte ella se aventuro y tomo la iniciativa, también me imagino que noto mi sonrojo ya que soltó una risa ligera.
-Es que yo…. Tu….. bueno…..- apenas y podía pensar en algo y mi boca soltaba palabras a lo loco.
-¿Si Vegeta? Te escucho, dame tu mejor argumento de cierre- dijo ya soltándose de mi agarre para estar únicamente unidos de las manos, sus ojos brillaban mas después de haber soltado lagrimas, tal parecía que la platica ya había hecho agarrar fuerzas y decirlo.
-Yo, Ann -suspire tratando de formar oraciones completas- Desde el primer día en que te vi sentí algo que nunca había sentido hacia alguna otra mujer, para ser honestos tus ojos me atrajeron pero tu forma de ser me enamoro y siempre espere el momento ideal para hacerlo pero nunca lo encontré….. Así que si te pido salir conmigo, ¿lo aceptarías?-
-Solo con una condición- ¡Bruja sabía perfectamente de mis sentimientos desde un principio, por eso me torturaba haciéndome escuchar las confesiones de los demás tipos!, Ann de tonta no tenía ni un pelo, pero eso era lo que más amaba de ella. Esta mujer apenas y empezábamos y ya quería negociar un acuerdo, abogada hasta el final.
-Dime- conteste esperando no salir peor de cómo entre, si me salía con cosas extrañar definitivamente reconsideraría salir con ella aunque tuviera que hacerme una lobotomía para olvidarla.
-No es nada del otro mundo en realidad es muy fácil, solo quiero que me prometas que no cambiaras tu forma de ser conmigo y no usaras la escusa de los novios para dejarme ganar en los debates- "Novios" había dicho "Novios" sin importarme nada me acerque a ella y la bese, si ella quería ser mi novia la haría la mujer más feliz en la faz de la tierra. Cuando termine de besarla la abrace de nuevo y le susurre:
-Por nada del mundo te dejaría ganarme en un debate, ni aunque fueras mi esposa y madre de mis hijos- creo que me excedí con ese comentario porque ella enseguida me miro con una gran cara de interrogación y sus ojos se veían mas sorprendidos que nunca, ahora si la había dejado sin argumento final. Cuando por fin reacciono me miro fríamente y contesto:
-Igual yo, ni aunque te estuvieras muriendo y de eso dependiera tu vida- dijo mientras se acercaba y me besaba nuevamente.
Con el pasar de los años nuestra relación se hizo más fuerte y aunque por mi carácter de terco y a veces orgulloso peleábamos por tonterías, siempre nos debamos el lugar que nos correspondía, también muchas veces me ayudo a controlar mis celos y no golpear a los que no entendían que ella era mi novia. Dos años después de andar me presento con su familia, su hermano Jack y su papa Maki, Ann me conto que su mama había muerto por falta de un donador de riñón ya que estaba en lista de espera ya que ninguno de ellos eran compatibles, así mismo me conto la razón del porque entro a estudiar derecho, y era para apoyar una ley que diera mayor importancia a la donación de órganos ya que mucha gente no dejaba que el familiar en coma fuera desconectado y así salvar más vidas.
Por mi parte también la lleve a mi casa y conoció a mis padres, estaba demás decir que la amaron ya que era la primera que llevaba a la casa y que notaban lo feliz que me hacia; así que con el tiempo mi mama y ella se hicieron muy cercanas, tanto que le llamaba mas a ella que a mí.
Cuando vino la graduación ya los dos habíamos sido reclutados en un gran bufete, así que teníamos un futuro asegurado, una vez que paso el primer años trabajando entendí que este no era del todo mi sueño así que tome la decisión y me avente al ruedo, con mis ahorros y clientes fieles forme mi propio bufet y le pedí estar conmigo, pero no quiso ya que mi despacho esta más dirigido a otra rama que no era lo que ella deseaba, así que así como ella me apoyo en mi sueño yo hice lo mismo.
Al principio fue lento pero seguro, así que cuando se estabilizo todo, agarre valor y le propuse matrimonio enfrente de todos, nunca había sentido tanta vergüenza ni miedo al fracaso, vi como sus ojos se abrían y su cara de pánico tampoco me ayudaba.
-Ann ¿quisieras ser mi esposa?- ahí arrodillado enfrente de mi ex-jefe y todos mis ex compañeros, se sentí como una hormiga. Respire y espere su respuesta.
-Vegeta, ¿estás seguro de lo que hablas? ¿Porque sabes que te puedo dejar en la calle verdad?- dijo con una cara picara mientras me ayudaba a pararme, ella sabía que odiaba que me vieran como bicho raro fuera del juzgado.
-nunca estuve más seguro en mi vida- y con esas palabras me extendió su mano y me dio el SI que tanto esperaba -si me dejas en la ruina, me tendrás que mantener- dije para agarrarla y besarla, todo mundo aplaudió y nos felicitaron.
Los preparativos llevaron un año en ser llevados ya que los dos teníamos mucho trabajo y mi mama sola no podía, cuando llego el gran día los dos llegamos tarde a la ceremonia ya que estábamos en dos casos separados que se alargaron, mi mama estaba que explotaba, pensaba que nos habíamos fugado, el Dr. Maki mi ahora suegro pensó que nos habíamos dejado plantados mutuamente y que él tendría que dar explicaciones.
Al final la boda fue un éxito, Ann fue entregada por su padre, y lucia hermosa en su vestido de corsé con vuelos, aunque yo estaba más entusiasmado en quitárselo. Por mi parte tuve que usar un traje, no es que los odiara era que ya me habían cansado los guantes y el saco que tenia algo así como una cola, mi mama decía que parecía príncipe pero yo me sentía un "Mimo".
En plena fiesta se me acerco Jack y me dio un sermón de "Cómo tratar a su hermana" y en realidad no era en nada a lo que yo creí que diría, más bien me dio técnicas para sobrevivir a su lado ya que según él, yo no había visto el lado malo de Ann, trate de ocultar mi risa ante los comentarios hasta que se nos acerco mi esposa y lo regaño, aunque fueran gemelos eran muy diferentes en carácter, mi ahora hermano era muy ojo alegre y en lo que llevaba la fiesta ya se había ligado a una dama de honor y conseguido cinco números telefónicos.
Tiempo después de que acabara la fiesta nos fuimos a nuestra luna de miel, regalo de mis padres, cuando llegamos al hotel no encontramos con la sorpresa de que Jack también había venido, su escusa "Conocer bellezas exótica", obviamente no nos vimos en la semana que estuvimos ahí y luego partimos a otro lugar esta vez sí solos. Cuando regresamos volvimos a nuestra vida normal, pero ahora más felices que nunca; nuestro primer año de casados nos tomo por sorpresa ya que ninguno se acordó si no fuera por la visita de nuestros padres, para luego Ann avisarnos que seriamos papas.
Mi vida no podía ser mejor, mi esposa me haría papá, aunque estuviéramos muy ocupados siempre nos hacíamos un tiempo y cada mes nos escapábamos a un nuevo paraíso por unos días para estar solo alejados del mundo.
Cuando iba a la mitad del embarazo dejo de trabajar, sentía que se estaba perdiendo lo mejor de la vida así que como siempre la apoye y al final nació mi hijo al que llamamos Trunks, sus ojos eran iguales a los de ella y su cabello al de mi suegro, Ann me reclamo que nuestro hijo sacara mi ceño fruncido, pero más que enojarme me dio risa ya que para mí el lucia perfecto.
Si bien dicen que los primeros meses de un bebe se pasan volando yo no lo sentí, durante ese tiempo pedí unas grandes vacaciones en mi trabajo y como yo era mi jefe me las di, y así me dedique a mi familia, Trunks creía sano y fuerte cada día, descubrimos con el tiempo era muy inteligente y por ese motivo se salto varios años en su educación, hasta que cumplió cinco y mi cuento de hagas termino...
Continuara.
