Mi cabeza y sus ideas locas. Debo aclarar que Rurouni Kenshin no me pertenece, la idea es exclusivamente mía, pero los personajes son le pertenecen a Nobuhiro Watsuki. Es un Aoshi-Misao, pero hay participación de todos en general.
La cuidad iba desapareciendo ante ella, atrás quedaba Kyoto con sus bellos palacios, los santuarios religiosos y lo más importante: su vida.
Después de pensar tanto tiempo había llegado a la conclusión, de continuar su camino fuera de Japón. Por lo mismo había buscado alternativas académicas para poder terminar sus estudios de diseño en Estados Unidos; no contaba con nadie, sólo con el apoyo de unos amigos que estaban en el país occidental y le habían brindado su ayuda.
Los recuerdos de su vida en general eran borrosos, no tenía muchos datos de sus padres. "Ellos optaron por dejarme"—pensó, sin haberlos conocidos y tampoco conocer sus identidades, siempre soñaba en que llegaría el día en que irían en su búsqueda. Que ilusa había sido, como toda niña.
La única manera que tuvo para superar aquella falencia, fue estudiando y dibujando distintas cosas que pasaban por su mente; con el tiempo fueron transformándose en su pasión. Estas aptitudes le permitieron ingresar a una buena escuela, en donde puso todo su esfuerzo para obtener buenas calificaciones, resultando ganadora de una beca fuera del país.
No conocía el cariño, siempre su entorno había estado marcado por frivolidad y uno que otro acto de agradecimiento, pero nunca pasaba de eso. Ahora, todo aquello estaba siendo enterrado, a medida que avanzaba el tren hacia la capital. Allí tomaría el avión con destino a Norteamérica, aunque estaba asustada por el cambio, en ese momento lo que más pánico le daba era subirse al avión ya que nunca antes había salido al extranjero.
Mientras sacaba su croquera, una suave brisa de viento reconfortante entro por la ventana, y le dio la seguridad de que pasando esa difícil prueba, su vida encontrará su curso, tenia la certeza. Así comenzó a dibujar, el paisaje del último día en la nación del sol naciente. Desde ese momento, comenzaba su vida.
No esperaba amor, iba con la idea fija de obtener reconocimiento por su habilidad y capacidad con el lápiz y un poco recibir un poco de dinero a cambio, además de conocer todo lo nuevo que sus ojos observaran; con su entusiasmo y alegría, quizá no fuera algo tan inalcanzable.
Sí, Misao Fuji a partir de ese momento era otra.
Hoy estoy feliz, porque nació mi primita.
Ustedes saben lo que deben hacer, dejar reviews, así la historia avanza rápido. Se nota que volvió la musa inspiración, gracias Kami.
Sayonara.
