¡Hola! ¿Qué tal todos? Pues aquí estoy yo de nuevo, con una nueva historia. Vale, no podía resisitir el escribirla.. Además, que sino Els me mata jajaja. Aquí presento una nueva Oc, Kukuri Lisette, y a pesar de que llevo poco escrito con ella ya le tengo mucho cariño. No creo que este fic se alargue mucho, más bien será cortito. Y probablemente carezca de interés, puesto que los personajes principales son en su mayoría Ocs. Pero bueno, espero que aún así guste (o al menos no disguste).
Disclaimer: Inazuma Eleven Go no me pertenece, es propiedad de Level-5, así como sus personajes. Yakumo Airi es un personaje de Elsie River, así como los chicos del Black Rose, mientras que Kukuri Lisette es un personaje original mío.
Dedicado a la rosa del jardín, Elsie River, sin la que este fic no sería imposible, no solo porque me ha servido de musa sino porque además me ha cedido a unos personajes que yo sé que son muy importantes para ellos. Te quiero primita.
Capítulo 1.
Miyabino Reiichi esperaba en la entrada del Instituto Teikoku. Eran apenas las ocho de la mañana, y el frío se hacía notar, después de todo, era el primer día de clases después de las vacaciones de Navidad. Los alumnos llegaban en pequeños grupos y apresuraban a entrar en clase, para refugiarse del frío, y de los pequeños copos de nieve que comenzaban a caer. Los minutos fueron pasando, pero el portero de pelo añil y ojos negros seguía esperando. Sacó el móvil del bolsillo por décima vez esa mañana, comprobando que no tenía ninguna llamada o mensaje. Maldijo mentalmente a la chica que esperaba, pensando ya en entrar al edificio.
– ¡REI-CHAN! – gritó alguien que llegaba corriendo cuando el peliañil ya entraba, haciendo que se diese la vuelta.
– Por fin – bufó el portero – ¿No puedes llegar temprano ni el primer día de clase, Lis?
Kukuri Lisette, una de las mejores amigas del portero de Teikoku. La chica sonrió, tranquila, mientras entraba junto a su amigo en el edificio. Ambos fueron a las taquillas, ya que las suyas estaban una al lado de la otra. La chica se quitó el pequeño gorro granate que llegaba y se colocó el largo pelo negro, intentando quitar un poco los restos de nieve. Guardó también el abrigo y sacó los libros que iba a necesitar para las dos primeras horas, mientras el portero esperaba.
– ¿Qué tal por Francia? – preguntó él, intentando sacar algún tema de conversación.
Lisette había pasado las vacaciones de Navidad en Francia, con su madre y el resto de su familia. En realidad ella vivía con su padre y sus abuelos paternos, puesto que sus padres se habían divorciado cuando ella tan solo tenía dos años. La pelinegra dio un portazo a la puerta de su taquilla y comenzó a caminar hacia su clase, dejando claro que no tenía la más mínima intención de hablar de ello.
– Odio cuando haces eso... – murmuró, más para sí mismo que para la chica, el portero.
La pelinegra se despidió con la mano del portero y fue a su clase, pensando en sus cosas. Tenía que pasar a ver al capitán del equipo de fútbol, Haruma Mikado, para ver si había algún cambio con el horario de entrenamientos, era su obligación como gerente, pero no tenía ninguna gana de verle. Bastante tenía ya con haber tenido que soportar a su estirada familia materna como para, encima, tener que aguantar al prepotente capitán de Teikoku.
– ¡Airi! – la llamó al verla en la entrada de su clase, para que la esperara.
Yakumo Airi, su mejor amiga. Se colocó el pelo violeta mientras la esperaba, mirándola con cara de circunstancia a través de sus ojos turquesa. La pelinegra se limitó a sonreír, mientras caminaba despacio hasta alcanzar a su amiga, para después abrazarla.
– ¡Bon natal! – saludó Lisette en francés.
– ¿Un poco tarde, no crees?
– Te mandé un e-mail – intentó defenderse la pelinegra, considerándose atacada.
– Lo sé. Y cincuenta mil mensajes también.
Ambas entraron en clase, charlando animadas. Airi era una chica muy tímida, casi nunca hablaba con nadie. Podía decirse que su única amiga en el Instituto era Lisette, por lo que esta intentaba que la acompañase siempre a los entrenamientos, para que hablase con los chicos y, ya de paso, la pelinegra no se aburriese tanto. Fuera del Instituto se llevaba bien con unos chicos de una academia, el Black Rose, aunque Lisette no los conocía demasiado. Los había visto alguna vez con Airi, pero nunca se había parado a hablar con ellos, y no porque le parecieran desagradables. La pelinegra suponía que por eso se llevaba tan bien con Airi, se parecían: ella también era muy tímida. No tanto como la pelipúrpura, pero tampoco le gustaba demasiado conocer gente nueva. Siempre se le hacía muy difícil saber qué decir, y conseguir que se encontrase a gusto en una conversación era algo prácticamente imposible.
– Eh, Lis – la llamó Airi al cambio de clase – Miyabino está fuera, y parece que quiere que vayas.
– Voy a ver qué quiere... No me eches mucho de menos.
La pelinegra salió de clase y sonrió al ver al portero. El chico no le devolvió la sonrisa, pero Lisette no se extrañó: era Miyabino, nunca devolvía las sonrisas, es mas, pocas veces le había visto sonreír. Pero algo era extraño, le notaba más tenso que de costumbre. La sonrisa desapareció de su cara cuando miró al chico a los ojos, parecía... preocupado, y eso hizo que ella se preocupase aún más.
– ¿Qué pasa, Rei-chan?
– No es nada – se apresuró a contestar él – Es algo del equipo, pero no tienes que preocuparte. Ah, y puedes negarte si quieres.
– Vale, ahora en serio. ¿Qué es lo que está pasando? Me estás preocupando...
– Verás... Resulta que el entrenador tiene que llevar unos papeles al director del Black Rose, creo que tienen algo que ver con la época en la que el Black Rose aún era una extensión de Teikoku, pero no estoy...
– Rei-chan... Te vas por las ramas – le interrumpió la pelinegra, nerviosa – Y yo tengo clase.
– El entrenador me ha dicho que te pidiese que vayas tú, a la hora del entrenamiento de hoy.
La chica no pudo contestar, el profesor llegó y la obligó a entrar en clase, por lo que se despidió del portero con la mano y murmuró un rápido "hablamos luego" antes de sentarse rápidamente en su sitio para no tener problemas. Airi la miró, interrogándola con la mirada, pero la pelinegra la ignoró, no aposta, simplemente estaba perdida en sus pensamientos. Ir al Black Rose...
[*]
Airi caminaba por el pasillo, pensativa. Lisette se había ido corriendo de clase, y por poco se le olvida despedirse. La pelipúrpura ya conocía a su amiga, por lo que no se lo podía tomar a mal, Lisette era así, y no la habría cambiado por nada del mundo. Abrió la taquilla, sonriendo al pensar en las locuras de su amiga. Era tímida sí, pero cuando tenía confianza se convertía en toda una loca. La pelipúrpura también se parecía a la morena en este aspecto, aunque en su caso no era para tanto. Se colocó el flequillo, que no hacía tanto se había cortado para ponerlo hacia el lado derecho. También se había cortado el pelo que le caía liso hasta los hombros. Cuando iba a cerrar la taquilla para marcharse a casa, una nota cayó el suelo. Puso los ojos en blanco, a pesar de los años nunca se acostumbraba a revisar la taquilla en busca de notas. Lisette...
"Espero que no tengas planes hoy, porque ya te he organizado yo la tarde. Ah, y no me digas que tienes demasiados deberes, que yo tengo los mismos que tú. Espérame en la entrada, que comes en mi casa. Llama a tu madre mientras me esperas. Un beso, Lis."
Estaba claro que no podía negarse, la morena no le dejaba opción. Por suerte su madre ya estaba acostumbrada a esas llamadas repentinas en las que avisaba que no iba a ir a comer a casa, por lo que no creía que tuviese problemas para que la dejaran. Además, llevaba sin verla desde Navidades, tenía ganas de pasar tiempo con ella sin profesores ni compañeros cotillas alrededor. Aunque sentía intriga por saber qué era lo que tenía planeado... Esperaba que no tuviese nada que ver con Miyabino, la morena ya sabía cómo se ponía cuando él estaba cerca. Y por desgracia, su amiga parecía tener la costumbre de intentar que estuviesen lo más juntos posible. Parecía que le gustaba que la pelipúrpura tuviese instintos asesinos hacia ella. Pero en el fondo la quería. Y la morena lo sabía, y conocía cómo aprovecharse de ello.
– ¿Estás lista? – preguntó la morena cuando llegó a la entrada, abriendo el paraguas y tapando a su amiga.
– Sí – respondió comenzando a caminar – Pero una cosa... ¿Qué has planeado, Lis?
– Ohh, eso... Ya lo verás – una sonrisa misteriosa se formó en su cara, que hizo dudar a Airi de si debía salir corriendo y alejarse cuando aún podía – Pero puedes estar segura que te va a gustar.
Llegaron a casa de la morena y, esta informó a su amiga que estarían solas. El padre de Lisette pasaba la mayor parte del tiempo trabajando en la oficina, por lo que pasaba el tiempo con sus abuelos, pero estos se encontraban de vacaciones. Comieron una pizza y luego subieron a la habitación de la morena, con intención de ponerse a hacer los deberes. Airi intentó sonsacarle varias veces qué era lo que iban a hacer, e incluso se sorprendió cuando la morena comentó tan tranquila que debían hacer los deberes, pero no consiguió que le dijese nada. Estaban haciendo unos ejercicios de ciencias y la pelipúrpura estaba ya estresada, no podía con tanta intriga. Aprovechó que la chica salió un momento de la habitación a hablar por teléfono para cotillear su agenda y algunas cosas con intención de descubrir lo que tenían que hacer. Pero se le olvidó completamente lo que estaba buscando al ver una foto en la que salían Lisette y un chico bastante más alto que ella, rubio y de ojos azules.
– ¿Se puede saber qué hace cotilleando mis cosas, señorita? – preguntó al entrar por la puerta la morena, sorprendiendo a su amiga.
– ¿Desde cuándo tienes una foto de Rémi en la agenda?
– La pondría él en Navidad, supongo... – respondió encogiéndose de hombros- Pero, en serio, ¿qué buscabas?
– Quería saber qué vamos a hacer hoy. ¡No puedo estudiar con esta intriga!
– Está bien... Te lo diré – esperó unos minutos, poniendola más nerviosa aún– Tenemos que ir al Black Rose.
Airi por poco se cae de la silla al oír esas palabras. ¿Al Black Rose? ¿En serio? Ni siquiera sabía que la morena se llevase bien con alguien de allí... Es decir, más de una vez se habían visto, pero nunca los había visto hablarse o que Lis dijese algo más que un simple "hola" que casi ni se oía. Algo debió ver en su cara confusa, porque la morena se apresuro a hablar.
– Tengo que ir a llevarle unos papeles al director de ese sitio, es lo que me mandó el entrenador Kidou.
– ¿Y quieres que yo vaya contigo?
– Claro. Tú conoces ese sitio mejor que yo. Además, que a mí esos tipos me dan miedo, Airi... Son tenebrosos.
[*]
– ¿Preparada para ir a ver a esos "tipos tenebrosos"? – preguntó burlándose Airi.
– Agg, te odio. Ya sabía yo que no debía decirte nada – respondió Lisette cruzándose de brazos, mientras su amiga no paraba de reírse.
– Vale lo siento... – ambas llegaron al edificio del Black Rose. La verdad es que el edificio imponía, o al menos eso pensaba la morena. La pelipúrpura ya estaba acostumbrada a ese sitio, por lo que miró de reojo a su amiga y vio como lo miraba impresionada – Tenebroso, ¿verdad?
La morena la miró por el rabillo del ojo y la golpeó en el brazo con la carpeta que llevaba, antes de entrar. Cuando entró casi se le desencaja la mandíbula, lo que vio la dejó fascinada: un hermoso jardín lleno de... rosas. Airi consiguió alcanzarla y entendió perfectamente lo que pasaba. La primera vez que había ido ella también se había quedado alucinando. De pronto sintió como alguien la llamaba, y vio a Rima acercarse junto a Shun.
– ¡AIRI! – gritó la chica de piel pálida y tanto pelo como ojos grises con débiles tonos azules.
– Hola chicos – saludó ella, tranquila en contraste con el grito de la chica.
Lisette se apartó un poco. No le gustaba la gente nueva, no se sentía cómoda. A lo lejos vio como se acercaba otro chico, de apariencia atlética, aunque claro, teniendo en cuenta que era una academia de genios del fútbol la chica podía imaginarse que todos serían así.. Pero no era eso lo que más le impresionaba, eran sus ojos verdes. Unos increíbles ojos verdes que estaban, en parte, ocultos por el pelo azul que caía desordenado sobre ellos. Nunca debía haberle visto antes porque, si de algo estaba segura la chica, es que esos ojos no podría olvidarlos, nunca. Se dio cuenta de que llevaba un buen rato mirándole cuando Airi la llamó por quinta vez, no la había escuchado. Bajó la mirada, sonrojada.
– Lis, estos son Shun, Hyoma y Rima – repitió la pelipúrpura, anotando mentalmente que debía preguntar a la morena sobre ese sonrojo – ¿Sabéis si está el director?
– Pues sí, debe de estar en el despacho – respondió Shun, que era el capitán del equipo de fútbol. Se apartó el pelo púrpura, casi negro, de la cara. Tenía el pelo largo, pero le quedaba muy bien. Además, sus ojos, de un color parecido al pelo solo que más claros, inspiraban confianza – ¿Por qué?
– Lis tiene que entregarle unas cosas.
– Si quieres puedo acompañarte – se ofreció amablemente Rima – Después de todo, tenemos entrenamiento, pero no creo que pase nada si me ausento unos minutos, ¿no, capitán?
– Seguro que el guaperas no podría permitir dejar a una damisela sin escolta – se burló el chico de pelo azul, Hyoma, el portero del Black Rose.
Al final Rima acompañó a la morena al despacho del director, que la recibió muy amablemente. El despacho estaba en un piso enfrente del campo, y desde allí podía verlo perfectamente, ya que había un gran ventanal que la chica suponía que tenía esa función. Lisette se fijó en la manera de jugar de Hyoma. Parecía estar seguro de sí mismo pero, a pesar de jugar en la misma posición, su estilo no se parecía al de Miyabino. Por alguna extraña razón el juego del chico de Black Rose parecía más... más exacto, más perfecto. La morena intentó mantener alejados esos pensamientos y centrarse en las palabras del director.
No se entretuvo demasiado, no quería molestar, por lo que a los cinco minutos estaba volviendo al campo con la chica del equipo, Rima. Era bastante simpática, mientras iban al despacho le había preguntado un par de cosas, aunque la morena no entendía que podía tener ella de interesante para que alguien intentase tener una conversación con ella. Probablemente solo estaba intentando ser simpática. Sí, seguramente sería eso.
– ¿Te gusta el fútbol? – preguntó la jugadora del Black Rose cuando estaban casi llegando al campo.
– Pues sí, la verdad. Soy gerente del equipo de Teikoku.
– ¿Y hace mucho que conoces a Airi? – a la morena no le dio tiempo a contestar, el capitán del equipo la llamó para que comenzase el entrenamiento – Lo siento, tengo que ir. Vendrás pronto con Airi, ¿verdad? – miró rápidamente a Hyoma y volvió la vista a la chica, pero lo suficientemente lento para que la morena se diese cuenta – Estoy segura que lo harás. ¡Nos vemos pronto!
Airi estaba hablando con algunos de los integrantes del Black Rose cuando Lisette llegó. La pelipúrpura intentó que su amiga se uniese a la conversación, pero ella no parecía muy por la labor, por lo que intentó acabar rápido para irse. Tal vez le hubiese pasado algo con el director, o con Rima (aunque dudaba mucho que le hubiese pasado algo con la defensa estrella del Black Rose), y quería saberlo. La verdad era que la morena estaba analizando en cierto modo el juego del Black Rose, en especial el del portero. Siempre se había sorprendido del juego de Teikoku, que consideraba insuperable, pero el del Black Rose lo superaba, y por mucho.
En cierto momento del entrenamiento Hyoma se acercó a entrar y se puso a hablar con Airi. De vez en cuando lanzaba pequeñas miradas a Lisette, pero ella no se daba cuenta. Airi se fijó, pero parecían más miradas por curiosidad que por otra cosa. Después de todo, se hubiese preocupado si lo hubiese Aoki Ryousuke, pero el pelirrojo aún estaba en el campo, por lo que decidió ignorarlo.
Finalmente ambas chicas se fueron, Airi se despidió rápidamente de los chicos para no molestarles demasiado a mitad del entrenamiento, y prometió volver pronto. Mientras tanto Lisette la esperó en la portilla, preparada para salir nada más que la pelipúrpura se fuese. Cuando se habían ido, Rima miró de reojo a su amigo y se rió, divertida.
(Continuará...)
