Another Come Back

Star Trek no me pertenece. Es una creación original de Gene Roddenberry y la película, de J.J. Abrams.

– USS Enterprise, habla el capitán Spock, ¿Cuál es la localización exacta del escuadrón de exploración?

Sentado sobre la silla del capitán, el vulcano mestizo mantenía la mirada firme frente a una situación que había esperado vivir desde hacia casi 20 años, pero que le fue negada con la desaparición insólita de aquella nave. El USS Vengeance, la nave de guerra de la Federación.

– Teniente Christophe Kirk, capitán… nos encontramos a 450 metros del puente… nos adentraremos a…

Entonces una explosión detonada del otro lado de la comunicación hizo a todos los miembros del puente, en la Enterprise, sobresaltarse. Spock podía dominar sus emociones casi a la perfección, pero en su interior conocía aquel sentimiento que solo la pérdida podía hacerle sentir con aquella fuerza sobrecogedora y ese remordimiento de impotencia que siempre le acompañaba: el miedo.

– Teniente Kirk, responda… ¡teniente! – Uhura miró con preocupación al capitán de la nave. Spock podía disimular cualquier emoción en su interior, pero eso no evitaba que sintiera tal y como su herencia humana lo obligaba. Debía estar aterrorizado de muerte.

No podía perderlo… no de nuevo… no alguien importante.

– ¡Capitán!, ¡la nave no se encuentra…! – Una serie de interferencias seguidas de explosiones ruidosas y gritos provenientes del fondo parecían ir y venir por todo el interior de aquella nave. – ¡Hay…! ¡…proveniente del…!

– ¡Teniente Kirk!, aborden la misión y regresen al Enterprise ahora. – Spock caminó en dirección de Chekov, quien intentaba por todos los medios, localizar al grupo enviado a explorar el interior de aquella nave en supuesto estado de abandono. No poseía escudos, capitán o tripulación, pero Spock sabía a la perfección que hacia 19 años, habían existido dos personas a bordo… y hubiera dado lo que fuera por poder recuperar a una de ellas…

…y matar a la otra.

O*O*O*O*O

En momentos como ese, Christophe Kirk cerraba sus ojos con fuerza e imploraba a toda su herencia humana detenerse a obedecer, aunque fuera por una ocasión, al llamado de la lógica por parte de su sangre vulcana. No quería sentir miedo o desesperación… debía mirar respuestas lógicas a todas las situaciones… pero… sus sentimientos eran más fuertes que cualquier cuestión.

– ¡Teniente! – Uno de los hombres que lo acompañaron en la misión, corrió hasta él, intentando ayudarle por todos los medios, pero una ráfaga parecida a la luz de la teletransportación lo destruyó justo frente a sus ojos.

Contener la ira… desvanecer el miedo… apaciguar la desesperación… controlar la adrenalina.

Era imposible. Su sangre humana predominaba en él. Con 3 abuelos humanos y uno vulcano; como padres, un humano impulsivo y testarudo, un vulcano sin control total de sus emociones.
Era pedir un precio injusto a cambio de lo poco que le dieron.

Entonces la nave cambió su posición y su cuerpo fue arrastrado sobre la superficie, justo a través de todas las explosiones y siendo sobre pasado por encima de cuerpos parcialmente destruidos de aquellos que fueron sus compañeros.
Intentó sostenerse por cualquier medio, pero la superficie de acero por completo lisa imposibilitaba la hazaña. Entonces vio su cuerpo acorralado contra una de las paredes que se desprendió tan solo al tocarlo. En realidad se trataba de una puerta. La puerta hacia el puente del USS Vengeance.

Su conexión interna, en el casco, de comunicación quedó destrozada junto con su casco, pero aun podía escuchar ligeramente a la voz del capitán del Enterprise.

La voz de su padre, Spock.

– ¡Teniente, responda!

Al retirarse el casco, George pudo agudizar sus orejas vulcanas y el cabello negro cortado de la forma tradicional vulcana salió ligeramente despeinado. Su piel tenía un leve brillo verde y todo en cuanto a su aspecto es, resultaba una marcada descendencia del planeta Vulcano, todo a excepción de sus ojos, de un color azul celeste maravilloso y profundo, brillante con tonos azul rey y la transmisión de una imagen similar a la del profundo océano, reflexivo e implacable.

– Habla el teniente Kirk… capitán, el escuadrón entero fue destruido, la nave presentó una serie de explosiones internas de origen desconocido, mi equipo se encuentra inhabilitado para continuar con mi…

En ese preciso instante, George notó el lugar donde se encontraba y pudo contemplar con asombro aquel equipo en perfecto estado y con una tecnología aun superior para el tiempo de vida que, se sugería, debía tener. El sitio se encontraba por completo vació y el sonido de las explosiones no podían distinguirse perfectamente.

– Capitán, le reporto que me encuentro en el puente…

– Teniente, abandone la nave ahora. – La voz de su padre sonaba por completo distinta a la habitual. De no ser porque representaría un hecho en realidad ilógico, supondría que se encontraba enfadado. Claro que… analizándolo más profundamente, haber insistido ante la Federación en explorar aquella unidad, debió de presentar una molestia para su progenitor. Quizá el completo fracaso de la misión, después de todo… recaería sobre sus hombros…

Otro problema que darle a su padre vulcano… simplemente, no era capaz de hacerlo sentir orgulloso.

– Si, capitán… – Aceptó con pesar.

Se puso de pie con un esfuerzo tremendo, cuando algo que no había notado en su primera inspección, de pronto cobró toda la atención que poseía.
Un contenedor cilíndrico justo en medio del puente, contenía energía de color celeste y un magma con leves destellos en un tono casi negro. Caminó con cautela hasta ahí, con su pistola de laser lista para cualquier "sorpresa" que pudiera amenazarlo… pero se encontró con una imagen todo, menos peligrosa.

O*O*O*O*O

Spock respiraba tan calmado como era posible. Cada segundo sobre esa nave ponía más y más en riesgo la vida de su único hijo.
¿Por qué la Federación le concedió un permiso tan ilógico? Fueron por encima de sus puestos, tanto de capitán, como padre de Christophe.

Concentración… Chris no era estúpido. Había vivido toda su infancia en Nuevo Vulcano, estudiado bajo la academia de elite tal y como él lo hizo… pero eso no era suficiente. En situaciones que en realidad ameritaban toda su herencia vulcana… el joven simplemente sacaba a relucir lo James Tiberius Kirk de su sangre. Cínico, terco, bastante testarudo e impulsivo.
En algún punto, Spock dejó de enseñar a su hijo a controlar las emociones… sabia que era igual a ponerle una correa ajustada, simplemente no podría vivir así. De cualquier forma, Chris había conseguido la aceptación en Nuevo Vulcano, con un dominio similar al suyo sobre las emociones, demostrando solamente alteraciones en su conducta cuando se trataba de situaciones en extremo extraordinarias.

–Capitán… encontré una anormalidad en el puente, es una tecnología desconocida para mi… – Especificó esto ultimo para denotar la severidad del caso. Chris se graduó con altos honores y al unirse a la Flota Estelar, de inmediato encontró un puesto, por merito propio y no por sus progenitores. – Al parecer, el núcleo se encuentra ubicado justo en el puente… es… esto es… hay algo dentro del núcleo…

– Debe ser mas especifico, teniente.

Spock escuchó leves interferencias, después otro sonido proveniente del fondo.
Se tranquilizó pensando que su hijo no era un idiota… de estar frente a un peligro, se pondría a salvo por si mismo.

– Parece… una persona, capitán. Es una persona encerrada en el núcleo de la nave. Se encuentra sentada sobre una maquina que se conecta a sus nervios cerebrales… el equipo parece estar unido a su sistema nervioso… quizá los órganos vitales estén también…

Spock meditó lo que escuchaba…
… ¿podría ser Khan?, era poco probable… pero… podría ser así.

– Teniente, obedezca la orden y regrese cuanto antes.

O*o*o*o*O

En algún momento, Christophe dejó de escuchar al otro lado de su intercomunicador… esa persona… había algo en esa persona encerrada dentro del núcleo que lo hizo sentir… algo parecido a una visión perdida y confundida con un sueño.

Sin escuchar para nada a Spock, Chris rompió con un par de disparos aquel cilindro de cristal reformado y el líquido comenzó a vaciarse sobre toda la superficie del puente.

– ¡Teniente Kirk!

Su padre si que sonaba molesto… pero había algo que tenia que hacer.

Tomó al hombre sobre la silla y lo arrastró fuera del contenedor, observando aquellos rastros parecidos a los de los humanos. Su cuerpo era parecido al de los terrestres, con aquellas orejas pequeñas y nada puntiagudas, piel rosada y pálida, cabello corto y delgado, de un color dorado brillante y un cuerpo bien formado. Con los ojos de color celeste y un rostro inexpresivo.
¿Que era?, ¿Dónde lo vió antes?

– Capitán… yo… he encontrado a un hombre dentro del núcleo… es… un hombre, si. Está vivo.

Sin saber que lo movía a ello, el joven George Kirk colocó su mano derecha sobre el rostro de aquel sujeto, formando con los dedos una posición bastante conocida por los suyos, comenzando así, una fusión mental.
El hombre entre sus brazos parecía haber sufrió severos daños a sus sistemas, pero aun podía ver imágenes y escuchar leves escenarios dentro de su mente…

Y los recuerdos lo invadieron.

….

…..

Estoy a punto de hacer algo que tú consideras irracional, ilógico e innecesario, pero si no lo hago, creo que podría volverme loco…

Se trataba de este mismo sujeto, pero de un aspecto lleno de vida. Parecía estar alrededor de sus veinte años, quizá más. Sus ojos no lucían opacos, en lo absoluto. Rebosaban vida, ilusión, los brillos del deseo por encontrarse vivo.
Vestía el uniforme de la tripulación de la Enterprise, en color amarillo y cuello negro.

¿Capitán?

El hombre frente a él no era otro, sino su padre, el vulcano Spock. Su rostro, aunque no parecía distinto, lucía mucho más radiante. Como si aquella época hubiera sido parte de un maravilloso recuerdo que jamás le mencionó a su hijo.

Extrañamente, en contra de cualquier idea que pudo haber imaginado, el hombre de cabellera rubia se abalanzó con fuerza de su padre y robó de sus labios un apasionado, hambriento y desesperado beso. Colocó sus manos tras su espalda y acarició su cuerpo con el propio. El vulcano mantuvo los ojos abiertos por tan solo unos instantes, pero, lenta y cuidadosamente, fue cerrándolos, intentando encontrar algún razonamiento lógico para las acciones de su amigo, superior y compañero.

Chris pudo sentir lo que ese hombre de cabellera dorada había sentido: todos sus nervios crispantes, el deseo de ser aceptado, la felicidad por estar así con su único querer, el miedo a ser rechazado, la angustia de ser despreciado por el otro y… ¿eso era…? definitivamente… también sintió una leve punzada malvada y atrevida que lo hacia sentir regocijante por romper las reglas junto al único miembro de la tripulación que jamás habría consentido tal comportamiento de no estar tan confundido.

…..

…..

La imagen se reprimió, extrañamente interrumpida y transportada hacia otro recuerdo.

….

¿¡El duende de sangre verde!? ¡perdiste la cabeza!, ¡dime la verdad, Jim!, algo te picó mientras estábamos en la nebulosa de Andrómeda, ¿cierto?

Basta, Bones… no estoy bromeando, es la única verdad…

¡Ni siquiera puedo concebir una imagen como esa!, ¡Jim!, estamos hablando de Spock, ¡SPOCK!, ¿siquiera te imaginas a Spock enamorado? ¿O ya olvidaste la manera en que rechazó a Uhura después de casi unos años juntos?

No la amaba, ni ella a él… no encuentro nada malo en eso… los vulcanos también se enamoran, Bones… Spock solamente no lo ha hecho de nadie aun… es todo…

Chris observó a su mentor e interés secreto, el señor McCoy. Lucía tan distinto… tan joven. Y sin embargo aun así era apuesto. Siempre con ese carácter, esa forma de dirigirse hacia los demás.

Los sentimientos de aquel hombre a quien ahora identificaba como "Jim", golpeaban su cabeza… eran frases aisladas:

"No tengo porque darle explicaciones a nadie"

"¡Es que tu no lo entiendes!"

"¿Porqué todos tienen esa imagen de él?, él es… distinto"

Ese hombre… aquellos sentimientos hacia su padre… su nombre…
¿Podría ser…?

….

¿Un cambio?, Spock… esto es…

Chris fue arrastrado hacia otra imagen dentro del subconsciente de Jim. Ahora estaba en una sala de juntas, quizá en algún edificio en la tierra de la Federación.
Jim vestía su uniforme oscuro, al igual que su padre. Ambos se encontraban por completo solos, mientras el terrestre sostenía una pantalla ligera portátil entre sus manos.

El dolor, la desesperación, la impotencia, los remordimientos, todos esos sentimientos embriagantes que Jim sentía, eran transmitidos al mestizo que observaba aquel recuerdo que solo podía arrastrarlo mas y mas en la idea de estar viendo a su padre, el antiguo capitán de la Enterprise.

He pedido mi transferencia hacia la USS Bardley con el suficiente tiempo como para no ser considerado una falta de respeto hacia el protocolo y una molestia para el periodo adecuado de en…

¡Sabes bien que eso no me interesa!... – Los ojos de Jim destellaron con un sentimiento que Chris pudo sentir en su interior muchas ocasiones, de las cuales muy pocas pudo controlar. Ya no le cabía la menor duda… aquel hombre era… – ¿Esto es por mis sentimientos?, ¿estas huyendo de mi lado?, ¡¿es eso?! – El llanto no se asomaba a sus cándidos ojos, pero la voz quebrada lo anunciaba con una fuerza tan intolerable que Chris pudo sentir la tristeza… y no supo como lo habría manejado él mismo.

Eso es incorrecto, Capitán… – Comenzó Spock con detenimiento, pero de inmediato sintió el peso de los puños cerrados de Jim sobre su pecho. No eran golpes, no eran puñetazos… solo un par de palmas extendidas sobre su pecho, con todos los dedos contraídos con fuerza y una ligera presión sobre su uniforme que lo obligaba a permanecer ahí…

Dime que me odias… di que rechazas todo lo que yo puedo o pudiera sentir… – Jim agachó la cabeza con pena y ocultó su rostro mirando en dirección del suelo. – ¡Golpéame como hiciste cuando desaté tu furia!, ¡enfádate o simplemente rompe mis ilusiones…! ¡PERO…!

Chris sintió la desesperación con la que su padre, porque ese hombre de ojos celestes y aspecto juvenil no podía ser otro sino James Tiberius Kirk, su progenitor humano, intentaba mantenerse firme frente al único sujeto que lo hacia humillarse al grado de parecer un niño perdido.

¿Capitán? – Spock tomó las muñecas de Jim para apartarlas de su pecho, pero simplemente no pudo. – Jim… – Terminó por susurrar, sabiendo lo vulnerable que ponía eso al terrestre.

–…pero… no me apartes de tu lado… no me dejes, Spock…

El joven observador dio un paso hacia adelante, cuando de pronto todo se desvaneció y el movimiento, ya explorado con anterioridad, le hizo notar que viajaría hacia otra revelación sin poder contemplar en que punto las cosas se solucionaban…

¿¡PORQUÉ A MI!?

¿Pon farr?, ¿de que hablas, Spock?

¡Es irracional, terco, con un sentido nulo de la orientación y un carácter sinceramente desesperante e ilógico!, ¡todo en usted lo es!, ¡es total y completamente ilógico!, ¿entonces porque yo…?

El vulcano de ojos celestes miró a su padre como jamás imaginó encontrarlo. Parecía estresado, molesto, muy exasperado y completamente fuera de si.
Se encontraban en la recámara del vulcano, pero algunas cosas ahí eran diferentes, tal como la luz y algunos muebles. Spock sostenía con una mano el sudor de su frente ligeramente verde y con la otra mantenía el puño cerrado con fuerza.
Chris pudo sentir la confusión y todas las dudas que surgían dentro de Jim… no comprendían para nada a Spock.

Spock, no luce bien, permítame… – Jim se acercó lentamente hasta el vulcano, pero este lo apartó casi con un golpe de su puño cerrado y tomó asiento sobre el borde de su cama. – Primero explícame una cosa… ¿que significa "pon farr" y porque me culpas de…?

El joven mestizo vulcano se tiñó ligeramente, casi imperceptible, de un tono verde claro. Después de todo, esos eran sus padres en lo que parecía ser la "entrada" a la situación que lo creó biológicamente. Pero un sentimiento distinto fue transmitido desde Jim.

Tienes razón… no soy la persona indicada para estar a tu lado, Spock… – Murmuró el rubio, acercándose al vulcano y sosteniendo su mano con suavidad. – Perdóname si soy el culpable de tu malestar… no volveré a acercarme…

¿Era dolor?
Su padre se encontraba devastado…

Jim… en estos momentos no habla mi parte lógica… es el resultado de un proceso biológico que… – Antes de poder seguir, Spock sintió el tacto, finalmente. Jim sostenía con dulzura, pero tristeza también, los dedos de sus manos. El hombre desconocía por completo lo que eso significaba para un vulcano, el compromiso y las reacciones que conllevaba… pero…

…de alguna forma…

…el sentimiento que Jim trasmitía…

…era igual al de una despedida. Oculto dentro de aquel beso vulcano involuntario.

No te culpo de nada… – Comenzó Spock después de lo que parecieron horas dentro de su cabeza. Solo Jim podía sacarlo de quicio, tranquilizarlo, volverlo a enloquecer y hacer que sus emociones desaparecieran en tan solo un segundo.

Chris observó a sus padres tomados de las manos y prefirió desviar la mirada, eso lo transportó a otro recuerdo, uno mucho más tambaleante y desfragmentado… pero también el más poderoso.

…..

…..

Tu nombre será Christophe Spock Kirk… no me odies por la falta de creatividad… ambos han sido hombres importantes en mi vida…

La imagen iba y venía como una antigua pantalla que perdía el contacto. Chris intentaba por todos los medios permanecer en aquel lugar, observándose a si mismo en brazos de un James tembloroso, débil y cubierto de ropa ensangrentada. Se encontraba en uno de los cubículos que expulsaban las naves hacia afuera del USS Vengeance. Jim lo mantenía cubierto con una frazada azul celeste, entre sus brazos tambaleantes. Arrastrándose por toda la superficie y dejando un rastro extenso y peligroso de sangre, Jim lo llevó hasta ahí con su ultimo aliento, resguardándolo en una pequeña capsula lista para partir hacia el espacio con un par de coordenadas exactas. La dirección del USS Enterprise.

No habrá día… en que… – Chris no pudo seguir conteniendo sus sentimientos humanos. Su lado vulcano se doblegó ante aquella transferencia de emociones con su progenitor, del día en que lo envió hacia su padre. Entonces supo que sus "sueños" no eran más que recuerdos perdidos. Y el llanto se asomó a sus ojos. –…no habrá día en que yo no piense en ti y en tu padre… siempre… los amaré…

Chris quería poder interferir con la imagen, como si eso, de alguna forma, fuera a cambiar el rumbo de las cosas. Entregarle a ese desolado hombre una oportunidad, aunque fuera la más pequeña esperanza de un futuro distinto.
Pudo sentir su desolación al tener que dejar partir a una parte tan importante de si mismo. También sentía su resignación, el producto de saberse a pocos instantes de volver a ver al sujeto que lo mantuvo prisionero en aquel sitio… y la pequeña felicidad de saber que su hijo estaría a salvo junto a aquel vulcano que lo hizo enamorarse y volverse más idiota, de ser posible.

Jim colocó al diminuto vulcano dentro de la capsula junto a dos tarjetas de memoria. Aunque Chris conocía el contenido de ambas, algo en su interior le hacia morir por correr a brazos de Jim y preguntarle porqué lo alejó… preguntarle porque no le permitió sufrir a su lado.

Aunque fueran preguntas ilógicas…

Entonces un sonido externo a la fusión, lo hizo separarse por completo de su padre, con el rostro cubierto en llanto.

– Teniente Kirk, prepárese para ser transportado de nuevo a la nave. – Era la voz de su padre.

El seguía tumbado sobre la superficie mojada del puente, con el cuerpo de su padre entre sus brazos. No podía, no quería… NO IBA a dejarlo ahí.

– ¡Capitán!, no… ¡no lo haga, no aun!

*O*O*O*O*O*

Spock alzó una ceja. Tenía a Chekov esperando la última orden para poder llevar de nuevo a salvo a su hijo. Bones se encontraba en el puente, por alguna razón que no venia al caso con la situación, así que escuchó perfectamente el joven vulcano al otro lado de la comunicación. De todas las cosas valiosas que pudo heredar de Jim, ¡tenia que haber sido la desobediencia!

– Será transportado de inmediato a la nave.

Fue la última decisión de Spock… cuando la voz de Chris resonó con tal fuerza que hizo un sonido molesto para el oído de cualquiera.

– No me encuentro solo, capitán… debo llevar un herido…

– ¿No se encuentra deshabitada la Vengeance, teniente? – Spock se puso de pie y caminó más cerca de la cubierta. Solo esperaba que no se tratara de Khan.

– ¿El doctor McCoy puede preparar un tubo de criogenización?

– ¿Que rayos pasa, Chris? – Bones habló directamente con el vulcano. No era estúpido… los ojos celestes de Chris eran idénticos a los de Jim… lo delataban de inmediato, a él y a ese afecto que tanto rechazaba. A pesar de mantener un control similar al de Spock en cuanto a la manera en que demostraban sus emociones, el joven vulcano, a diferencia de su padre, "el duende de sangre verde", tenia una mirada expresiva. Mas lo era aun cuando ambos se encontraban uno justo al lado del otro. Tampoco era que Chris intentara disimularlo demasiado... pero… si McCoy jamás sintió la mínima atracción por el capitán cabeza dura, mujeriego y atrevido que si tenía su edad… ¿Por qué se debilitaba frente a esa miradita celeste oculta en un frio rostro vulcano?
Tan solo imaginarse a Spock de suegro le ponía el bello, de todo el cuerpo, crispado.

– ¡Doctor McCoy!, un hombre se encuentra en aparente estado de coma inducido… a juzgar por sus signos vitales y…

– ¡Déjate de tonterías, Chris!, vuelve a la nave ahora…

– ¡No pienso dejarlo solo!... él… este hombre es…

– Comience la… – Spock miró en dirección de Chekov, cuando la comunicación mejoró y la pantalla del casco que el vulcano llevaba, volvió a funcionar momentáneamente. Spock pudo ver el rostro de asombro, horror e incluso el miedo reflejado entre todos los tripulantes del puente, incluyendo a McCoy.
Se giró para ver la pantalla, cuando la imagen lo aturdió a él también.

Se podía apreciar perfectamente el rostro de Kirk, con los ojos cerrados y el cuerpo inmóvil sostenido entre los brazos del joven vulcano.

– ¿Jim? – Susurró Spock con un conjunto de emociones que ni siquiera se esforzó por ocultar, pero que lo aturdieron.

Era imposible… el lo sabía muerto desde hacia casi 20 años…
Todo lo que quedaba en el universo para recordarlo era aquella memoria que llegó dirigida a él, junto a su único hijo, el testimonio de carne y hueso del amor que alguna vez sintió Jim hacia él y que, a pesar de los años, él aun sentía por Kirk.

Gracias por leer este Fic. No quiero hacerlo muy largo, pero comienza a gustarme el SPIRK, MUCHO… así que tenia la "espina" por escribirlo. Lo imaginé desde el día en que dejé la sala de cine donde proyectaron ST: ID. Mi primer Fic de este Fandom en esta cuenta.
Nos leeremos pronto.

By: Roglia15