Todos los personajes pertenecen a Hidekazu Himaruya, sin ánimos de lucro. Si me perteneciera Portugal ya estaría.
Bueno, pues este es mi primer fic y se lo dedico a Noebell que fue la que me animó a publicar mis historias.
Nací, y lo primero que vi fue tu rostro.
Eras grande en comparación a mí, pero algo me decía que eras pequeño, eras influenciable, juguetón e intentabas hacer cosas que aún no podías. Sí definitivamente eras un niño.
Me acuerdo una vez cuando estábamos jugando al pilla-pilla, tropezaste y caíste, fui deprisa a consolarte, con palabras suaves te calmé y puse mi mejor sonrisa, me correspondiste con otra mirada alegre y pese a ese temperamento que tuviste siempre me dijiste mirando hacia otro lado y con un sonrojo asomando en tus mejillas: "eres mi mejor amiga", me sentí el ser más feliz del universo.
Poco a poco comenzaron a reunirse más amigos especiales a los que mostrabas tu lado tierno y amable, nos protegías y cuidabas pese a tus condiciones, pero nosotros también te protegíamos y cuidábamos. Habías crecido.
Pasaba el tiempo y empezaste a jugar a cosas menos inocentes, pero para mí seguías siendo aquel niño que me vio nacer, pero un día comprendí mi error, nuestros amigos empezaron al marcharse y a desaparecer, tú los dejaste de lado y empezaste a jugar a algo llamado "guerra". Yo no me marché, permanecí a tu lado aunque rara vez me dirigías la palabra, pero seguí ahí.
Pasó lo peor, te olvidaste de mí una vez te hiciste a la mar, te ibas largos periodos y volvías a casa con las manos llenas, yo te seguía y lo que considerabas "suerte" era yo, por eso siempre acababa herida, no me importaba, al menos seguía a tu lado y veía como crecías.
Dejé de estar a tu lado para permanecer detrás, para consolarte con palabras suaves, para aconsejarte, para ayudarte y acompañarte. Pero no me veías así que permanecí en silencio para verte crecer y protegerte en lo que pudiera. Me di cuenta con el paso de los años que mis fuerzas empezaban a flaquear cada vez más y más, pero yo estaba detrás de ti y pensé que al menos moriría viendo a la persona que me vio nacer, aunque ella ni siquiera se acordaba de mí.
Un día no pude más y caí "este es mi fin" dije rompiendo mi silencio de años atrás, y algo se encendió en el hombre rubio pues, se dio la vuelta y me vio.
Desperté, aunque nunca supe si era un sueño o no en sus cálidas manos, lo oía jadear y me di cuenta que iba corriendo y maldiciendo entre dientes. Lo siguiente que recuerdo es despertar y su cara, la misma cara del niño que me vio nacer, llorando y suplicando perdón, me acerqué a él y comencé a susurrarle palabras suaves, de alivio, pero el mayor alivio me lo llevé yo. Al fin y al cabo me volvió a ver. Me cuidó hasta que me repuse del todo y a partir de entonces comenzamos un nuevo juego llamado "trabajo", este juego me gustó más porque él permanecía a mi lado y me daba las gracias por todo lo que hacía, es más, permitió que volvieran nuestros viejos amigos y además de conocer muchos nuevos. Vivimos muchas emociones en el día a día, pero siempre juntos.
FIN
