Sus ojos azules se posan en la lejanía. La extensa niebla de la mañana, dificulta el campo de visión, pero aun así mira hacia la izquierda con la esperanza en verla aparecer.
Segundos, minutos, horas. Ella no aparece.
Sus ojos se cierran con dolor por un momento, desvía la mirada y las posa en sus pies. No se puede mover. Vuelve a mirar hacia la izquierda, ella, debe pasar por este camino para ir a su casa, cerca de la cabina telefónica. Ella...
Sus ojos se cristalizan, inevitablemente, se los friega, en su mente se dice que es porque está cansado. Cansado de esperarla.
Al rato se sienta en el suelo, con la espalda apoyada en la cabina, cierra los ojos. Y su voz aparece en sus recuerdos, suena tan real como si estuviera a su lado y eso provoca que lagrimas salgan de sus ojos.
Llora porque no viene.
Ya ni intenta limpiarlas, deja que fluyan. Sus manos se la llevan a su cabello y los restriega con agonía, un sollozo sale de su garganta, siente como su pecho duele y algo muere dentro de él.
— ¿Por qué? —Se cuestiona. Sus labios se los muerde, reprimiendo el agónico sonido del llanto— ¿Por qué? ¡Regrese! ¿Por qué no me estas esperando?
"La hiciste esperar demasiado"
Su conciencia espeta. Y él lo sabe, si se hubiera tardado menos, si... esto no hubiera pasado. Sin embargo, duele. Mucho. Porque no importa si los roles se intercambiaron y ahora Shinichi Kudo es el que está esperando. Ran...
— Regrese por ti, te estoy esperando, pero... —Su voz se detiene sin poder continuar. Sin querer dejar salir esas palabras que rompen su corazón al saber el motivo de las mismas.
En eso unos pasos resuenan en la desolada calle.
— No vendrá —Declara otra voz.
Shinichi la reconoce de inmediato.
— Regresa a casa —Añade.
Él sabe, que ella está preocupada, pero...
— No puedo... —Replica— Ella es mi hogar —Su voz sale quebrada como él lo está— ¡Ella era la única razón por la cual quería regresar! Y... y-ya no está.
Tanto luchar, tanto querer protegerla. Para al final...
Sus ojos se posan en sus manos, que son grandes, que son suyas y odia eso. Odia que estas manos jamás vuelvan a poder tocarla.
— Ella espero por mí, esperando que regrese. ¡Regrese! Y-yo... —Se hunde en dolor, abraza sus rodillas, mientras siente como unos pequeños brazos lo rodean. Llora como un niño aunque ya no lo es, ni siquiera su cuerpo— Tengo que esperarla como Ran lo hizo conmigo.
— No vendrá.
Su voz que choca cerca de su oido, suena tranquila, suave y... realista. Le duele que sea un hecho y no una suposición.
— ¡Ya lo sé! ¿Crees que no lo sé? —Siente que se esta muriendo por cada palabra expresada— ¡Se que no vendra! ¡Se que no lo hara no importa cuanto espere! ¡Lo se! —Su mirada se alza, clavándolos en los tan preocupados de ella— Pero... ya no soy Edogawa Conan —Los ojos de Haibara se dilatan ante la mención de ese nombre— Y... Shinichi Kudo seguirá esperándola.
Esa voz rasgada y dolorosa, esos ojos llorosos, esa frase... tan solo era una súplica, una petición a Haibara Ai de que quería volver a ser Edogawa Conan.
Y ella lo haría, con tal, de no más verlo sufrir así.
