Hola de nuevo. Ya he regresado con una nueva idea aunque sé que tardé mucho, pero bueno, espero que entiendan que tenía muchísimas cosas que atender y que ocupaban todo mi tiempo. Espero que mi nueva idea les guste y espero muchos reviews.
Desert Rose
Capítulo #1 "armando un plan"
El cielo estaba oscuro sobre Haytham, un reino árabe. La luna llena brillaba dulcemente proporcionándole su purificante luz a los habitantes, y las estrellas le acompañaban danzando a su alrededor en aquel cielo completamente despejado. En las calles corría una suave ráfaga de viento, pasando entre las construcciones y moviendo las túnicas de los hombres y los velos de las mujeres que aún no estaban en casa.
-¡Alá, que día!- pensó en voz alta el joven comerciante mientras salía de su local. La venta de joyas era un trabajo bastante pesado, incluso para un hombre tan joven como él
-¡Miroku!- le llamó de pronto un hombre que se apareció frente a él. Tenía la piel morena, los ojos azules y el cabello tan negro como el mismo cielo, sus rasgos eran un tanto toscos, pero no perdía su especial atractivo
-¡Kouga, salam alaicon!- saludó el hombre respetuosamente
-alaicon salam- respondió el moreno
-¿Qué te trae por aquí?- preguntó Miroku curioso
-enormes noticias- respondió el segundo con una divertida sonrisa mientras se aseguraba de que nadie escuchara su conversación- me lo contó un conocido que trabaja en el palacio. Se avecina una guerra-
-¿en serio?-
-el rey ha recibido muchos mensajes de amenaza de varios países del norte. Creo que imaginas la causa-
-una teoría- rió el otro- aunque creo que estoy en lo correcto-
-así es, llegaron reportes de las jovencitas que han desaparecido, pero el asunto se agravó más cuando desapareció la hija del conde francés-
-¿Aya?-
-la misma- asintió Kouga
-¿cómo supieron que llegó aquí?-
-nadie nos miró bien desde que llegamos, no les dimos confianza. Además desaparecimos al poco tiempo que ella lo hizo-
-pero tuvimos la precaución de que nadie nos viera directamente, así que nadie podría reconocernos, además el jefe ni siquiera salió del barco-
-tienes razón. Pero de lo que estoy seguro es que le aguardan muchos problemas al rey-
-de eso no hay duda-
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Otro día de trabajo para ella. Agotada después de atender personas que entraban buscando té y comida, y al dueño del lugar llamándola constantemente: "¡Kagome atiende aquella mesa!". Ahora se preparaba para la noche junto con otras muchachas. Se movían de un lado a otro retocando maquillajes, cepillando el cabello, acomodando las fajillas y probando diferentes accesorios.
La fama de aquel lugar se debía al espectáculo de bailarinas que se presentaban por las noches. Jóvenes y bellas mujeres bailaban al ritmo de la música en un mar de sensualidad, agitando suavemente los velos junto con un delicado movimiento de caderas que dejaba encantados a los clientes.
Ella era la principal atracción de aquel espectáculo. Aunque era bella, eso no fue lo que la hizo tan atractiva para los clientes del lugar, y de las personas que conocía en general. Sus hermosos ojos la hacían merecedora de ese puesto, pues eran tan profundos y expresivos, cálidos, dulces y risueños que te parecería haber visto el mismísimo universo en aquel mar chocolate.
Su manera de bailar junto con sus ojos era un especial atractivo al que los clientes no se podían resistir y fue eso lo que llevó a la fama al pequeño lugar. Luciendo su traje de danza color rojo rubí, salió junto con sus compañeras a llenar el lugar de ánimo.
Finalmente, tras dos horas de baile, las mujeres se despidieron y regresaron a la habitación en la que se habían preparado para deshacerse de sus atuendos y regresar a casa a descansar.
-es terrible, ni siquiera podremos salir- oyó que comentaban unas de las muchachas- habrá soldados por todas partes, estoy segura de que no nos dejarán salir-
-¿de que hablas?- preguntó otra de las chicas
-¿no se enteraron? ¡Entraremos en una guerra!- alarmadas las mujeres comenzaron a murmurar entre si, otras rezaron para que dicha catástrofe no llegara
-¡por Alá! ¿Por qué hemos de entrar en guerra?- dramatizó otra de las mujeres
La chica que comenzó la conversación respondió- no se le ha dicho a la gente, pero de buenas fuentes sé que se debió a un delincuente que se dedicó a secuestrar mujeres jóvenes en varios países de Europa y se ha armado tal escándalo que el rey ya ha recibido amenazas de guerra hasta encontrar a las mujeres que han desaparecido-
-seguramente habrá soldados por doquier tratando de encontrar a aquel hombre-
-¡Qué Alá nos ayude!-
-bueno chicas- comenzó Kagome que no había intervenido en la conversación- nos veremos mañana- se despidió
-no luces preocupada por lo que está por ocurrir-
-desgraciadamente es algo que nosotras no podremos evitar, lo único que nos queda es pedirle a Alá que nos proteja- dijo antes de salir
Salió del lugar a altas horas de la noche, en las que el viento se tornaba más fresco, y las calles estaban casi solas, pues todo mundo estaba en casa descansando. Se acomodó el velo que adornaba su cabeza y tomó su camino a casa.
¿Qué no le preocupaba la guerra? Bah, ¡claro que le preocupaba! El solo pensar en dicho acontecimiento le eriza el pelo a cualquiera. Ese tipo de imágenes son de lo más fuerte que nadie se podría imaginar. Por supuesto que no quería que estallara esa guerra, pensar en lo que todo eso representaba, las consecuencias y el sufrimiento la alteraban sobremanera. Pensó en su familia y lo mucho que temía por ellos y por su vida. Pero como dijo antes, si el país entraba en una guerra, ellos nada podían hacer para evitarlo, solo podían rezar para que el evento terminara y que tomara la menor cantidad de víctimas posibles.
-estoy en casa- llamó en el momento en que cruzó la puerta
-hola hermana- saludó su pequeño hermano- te esperábamos-
-gracias Souta- respondió mientras se quitaba el velo de la cabeza y dejaba sus bolsos a un lado
-que bueno que llegas hija- saludó su madre quien pronto se apareció- la cena ya está lista
Kagome siguió a su madre hasta el comedor. Su casa no era muy grande, pero era suficiente para ellos. Era cierto que mientras el padre de Kagome vivía habían tenido una posición poco mejor, pero a su muerte las cosas se desequilibraron un tanto y vivían de lo que Kagome ganaba trabajando en aquel restaurante y lo poco que percibía el abuelo con la venta de copias del libro sagrado, figurillas religiosas y rosarios especiales. Pese a que no gozaban de grandes lujos, la familia siempre estuvo unida y en armonía.
La familia se sentó a cenar un sencillo couscous con un poco de carnero guisado acompañado con té mientras compartían juntos, como todos los días, lo que habían vivido.
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A penas amaneció, salió de su casa ubicada cerca del centro de la cuidad y caminó entre calles anchas y estrechas, entre negocios que abrían y entre personas que despertaban. Se dirigió hacia un rumbo más privado y exclusivo cercano a la costa, hasta que dio con una casa de tamaños considerables. Una casa de lujo, perteneciente a un hombre adinerado, que se había hecho de poder gracias a sus negocios. Tocó la puerta y esperó a que el sirviente le abriera. Se adentró en el enorme lugar y atravesó enormes salones con una magnífica decoración hasta llegar a una sala en la que estaban reunidos Kouga y otro hombre de piel morena, que estaba ataviado de una elegante túnica gris, tenía cabellos oscuros y ojos de un color miel sumamente llamativos. Éste hombre, de peculiares rasgos era el dueño del enorme lugar, y su jefe.
-salam- saludó Miroku
-salam- respondieron los otros dos
-¿y bien que noticias hay?- comenzó mientras tomaba lugar en uno de los amplios muebles de la sala
-espero que comprendan el enorme problema que tenemos ahora- comenzó el hombre- Ambos saben de la guerra que se está avecinando y gracias a ella todos los puertos europeos están cerrados, y cualquiera que tenga a su alcance algún navío cuya tripulación sea de nuestras características no dudará en mandarlo al fondo del mar-
-eso es un grave problema- comentó Miroku
-lo sé. Lo más preocupante es que tenía preparada una subasta privada para la semana que viene, con este problema no tendré nada que ofrecer para entonces-
-podríamos cancelarlo- propuso Miroku
-es imposible- contestó el hombre- ya había mandado las invitaciones-
-¿cuántas entraban en la subasta?-
-tres- contestó el pelinegro
-bueno- comenzó Miroku- también podemos convencer a los policías de algún puerto, una jugosa cantidad que mantenga sus bocas cerradas-
-no todo es tan simple- volvió a corregir el hombre- la vigilancia ha aumentado al doble en todos los puertos, unos incluso cuentan con elementos de la seguridad real-
-Inuyasha no todo puede estar tan mal, debe haber alguna forma-
-un momento….- Kouga se mostraba pensativo
-¿Qué pasa?-
-¿y si las obtenemos aquí?-
-¿aquí?- repitieron Miroku y el jefe, Inuyasha
-si- afirmó Kouga- no tenemos límites aquí para movernos, además, es el único recurso que nos queda-
-puede que tengas razón, además, el tiempo se nos termina. Buscar otra zona nos llevará más tiempo del que contamos-
-aunque no deja de ser peligroso, aún aquí, es nuestra única opción- apoyó Miroku
-bien pues… ¡a trabajar!- terminó su jefe antes de que se despidieran para acudir a sus deberes
Fin del chap.
Aquí tienen mi nueva idea, de verdad espero que haya valido la pena para ustedes y solo los reviews me lo dirán. Dependerá la cantidad que llegue si decido continuar. No cuesta nada y me harán de verdad muy feliz.
"Dejemos que este sentimiento nos una
Que ésta sonrisa nos embriague
Y que éste paraíso sea nuestro hogar"
