Diclaimer: One Piece no me pertenece, hago esto sin ánimo de lucro.
Vuelvo con otro Oneshot sobre One Piece, está vez perteneciente a uno de los retos de LMF.
¿Parejas? Cómo no, SanjixNamixLuffy. La verdad es que todavía estoy intentando hacer un NamixLuffy pero es que es tan complicado...
Disculpadme de antemano por el leve OoC de Nami, aunque tengo un motivo de peso. Está enamorada, creo que debería ser suficiente, ¿No?.
¡A leer!
Tonto enamorado.
Duele, vaya que si duele.
Esa indiferencia suya te taladra el alma y te hace sentir pisoteado, humillado y dejado. La amas, no haces más que demostrárselo. Harías todo lo que fuese necesario por ella, incluso arriesgar tu propia vida si fuera necesario. Aún así ella no te toma en serio. Su indiferencia duele más que todos sus golpes juntos.
-¡Nami te quiero!
-¡Preciosa mía eres maravillosa!
-¿Te estás enamorando ya de mí?
-¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo!
¿Cómo puede ignorar todas esas frases que con tanto cariño le dedicas? ¿Cómo no puede percatarse de que se lo dices de verdad, con el corazón?
Quizás sea porque no paras de coquetear con otras mujeres.
Maldices interiormente a la vocecita de la razón que te hace ver la verdad. Sí, quizás sea por tu afición de flirtear con cualquier chica que este a tu alcance.
O puede que sea porque le guste otra persona que no seas tú.
¿Cómo? No, eso es realmente imposible. ¿Quién le va a poder gustar si no eres tú? Tú le dedicas frases bonitas. Le preparas una comida deliciosa. La proteges siempre que hace falta. Tú la amas. ¿Quién sino tú le puede gustar?
¿Qué tal quien la salvó de su retención en Arlong Park? ¿Quién le devolvió la libertad?
¿Quién la salvó de su...? No, imposible. No puede estar enamorada de ese cabeza hueca de Luffy. Totalmente impensable.
Te diriges a la cocina a hacer la comida, para distraerte y evitar pensar en ello. Oyes la voz de Luffy informando a gritos que tiene hambre. Le contestas que se espere, que acabáis de merendar. Se queja de nuevo. Es insufrible.
Te sigue como un perrito y empieza a revolver en la nevera, le pegas un capón.
-¡No hagas eso! ¡Espera la comida! –Le riñes.
Hace un gracioso puchero y agacha la cabeza, deprimido. Oyes una voz femenina a tus espaldas que hace que las mariposas vuelen de nuevo en tu estómago.
-¿Que pasa aquí, Sanji?
Nami te mira interrogante, aunque alcanzas a ver una chispa de reprimenda en su mirada. ¿Por qué? ¿Qué has hecho ahora?
-Luffy, como siempre...
Tu navegante preferida mira a Luffy con una sonrisa agradable y le revuelve el pelo. Él ronronea como un gatito y le devuelve la sonrisa.
-¿Que te cuesta darle algo de comer, Sanji?
Te sorprendes de que esas palabras salgan de la boca de Nami. Ella que siempre pegaba a Luffy cada vez que pedía alguna tontería. Ella que siempre le negaba cualquier capricho. Ella, a la que le exasperaba la inocencia de Luffy. ¿Que le pasaba ahora? ¿Por qué había cambiado de una manera tan radical?
Porque le gusta, porque le gusta.
La voz de la razón empieza a cantar en tu mente, dándote la respuesta a una pregunta que tu mismo te habías formulado. Lo ves claro, no hay duda. Nami ha cambiado, ella está enamorada de Luffy.
Te duele, vaya si te duele. En tu pecho se clavan miles de agujas invisibles, desgarrándote por dentro. Sabes perfectamente que esa sonrisa que es para Luffy, nunca te la dedicará a ti. Que sus caricias y sus besos serán para tu capitán. Nunca para ti.
-Haz lo que quieras, Luffy. –Accedes, casi involuntariamente.
Él te agradece el gesto con una exclamación de alegría y se dirige a la nevera como un ciclón.
Podrías habérselo negado. Perfectamente. Pero no tienes porque pagar tu sufrimiento con él, porque él no tiene ninguna culpa. Tu mismo llevarás esa carga sobre ti el resto de tu existencia, porque solo tú eres el culpable. Solo tú eres el tonto enamorado.
Se agradecen críticas, opiniones, sugerencias y demás.
