Lejanía
Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen, son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada.
Hola traigo otro drabble :).
¿Quién diría que el tiempo sería tan doliente?, en mi ingenuidad creí que siempre poseería tu amor, pero me equivoque, ni siquiera al ser el más cercano a Dios me previno de tu distancia. Las destinos pueden ser las arpías más crueles que existen, jamás creería quien fue tu enemigo por años, fuera ahora tu más grande amigo y persona a la que amas.
Te descuide, te recriminé por errores que nunca fueron tuyos, te miré con superioridad, muchas veces te llame el «el hermano del traidor», un estigma que viviste por años y yo solo me encargué de atizar. Pero los años son engañosos, sin quererlo me fui enamorando de ti. Dejaste de ser el mocoso fastidioso para convertirte en un orgulloso y digno caballero de Athena. El verte por primera vez con tu armadura fue como un sueño, un brillo dorado te envolvió, parecías un ser de otro mundo, quede embobado por tu belleza.
Te he amado desde entonces, traté por varios medios de acercarme a ti, poco a poco me lo permitiste, pero siempre permaneció ese dejo de desconfianza, aunque sé que en algún instante llegaste a quererme. Nuestras desavenencias fueron muchas al igual que las peleas, situación que aumento en el instante en el que como caballero dorado de leo se te otorgó una misión y decidiste rebelarte, tuve que hacer trizas mi corazón a la hora de enfrentarte, le debía toda mi lealtad a ese hombre que se hacía llamar patriarca. Eso me costó más de lo que pude imaginar, nunca me lo perdonaste.
Cuando acabo la batalla de las doce casas quedamos muy pocos de nosotros, toda confianza o lazo anterior había sido roto, te alejaste de mí para siempre, ya no me tolerabas.
Me supliste en tu vida, Milo y Mu pasaron a ser tus amigos y confidentes, Mu se transformó en uno de tus mejores amigos, y Milo…, con quien nunca pudiste llevarte se convirtió en algo más, después de la muerte de Camus el escorpión buscó refugio en tu amabilidad, alivio su dolor con tu cercanía y su creciente amistad para mi desconsuelo se tornó en amor.
Intenté una y mil veces acercarme, pero cada vez me rechazaste. Mi corazón se encogió en cada oportunidad.
Ahora te veo a lo lejos en compañía de Milo, ambos se ríen amenamente, él roza tu brazo en un gesto íntimo, tú le sonríes de vuelta, una sonrisa que yo anhelo, pero que sé que no tendré. El dolor se hace presente una vez más, sé que la distancia no podrá sesgarse, por lo que abatido me alejó, para encerrarme una vez más en mi templo y pensar en lo que alguna vez pudo ser.
