Bien este es un nuevo proyecto que traigo, también con los personajes de creepypastas.

Disclaimer: Estos personajes no me pertenecen, le pertenecen a sus grandiosos y respectivos autores. Yo solo los uso sin fines de lucro, para mi diversión y la de los que me lean.

Advertencias: Yaoi. Osea, BoyxBoy. Si no te gusta, no lo leas por favor. Si de lo contrario, eres de mente abierta, bienvenido! Rated M por futuros temas de futuros capítulos.

~Toda rosa tiene sus espinas~

Capítulo 1: Introducción.

El sol daba sus primeros destellos de luz este día. Pero sin embargo, ninguno de ellos podía colarse al interior de aquella vieja mansión en medio del bosque. Ni por las ventanas, ya que el dueño de ésta solía detestar la luz y las cerraba por completo, incluso les ponía cortinas.

Por ahora solo se oían ruidos provenientes de la cocina; un ser alto y sin rostro aparente, se encontraba preparando el desayuno. Para él solo sacó lo que parecía ser un órgano humano y lo puso en un plato. Pero en otro lado tenía una tacita con leche y un tazón con galletitas de chocolate. ¿Para que alguien como él querría eso?..

—¡Papá Slender!

Bajó corriendo una pequeña niña que llevaba una pijama rosa. De preciosos ojos verdes y rizado cabello castaño. Aunque de el corrían unas líneas de sangre por su frente, parecían ser marcas que jamás se quitarían. En sus brazos llevaba a Mr. Teddy, su inseparable osito de felpa.

—Oh... Ya despertaste, Sally.

Le respondió el alto ser, entregándole el tazón y la taza de leche. La niña sonrió de inmediato, le encantaba desayunar eso. A pesar de ser un ente, ahora ya podía volver a comer y otras cosas, gracias a Slenderman; ya que éste había hecho un trato con Zalgo para poder ayudar a la pequeña Sally.

—¡Yupi!

Fue lo único que exclamó y fue a sentarse al sofá a comer su desayuno. Slenderman se comió de un solo bocado el órgano que se había servido y subió a su despacho a ocuparse de unos asuntos.

...

—Esto cada vez tiene menos sentido...

Exclamaba fastidiado un muchacho de cabello castaño, que en su cara llevaba puesta una curiosa máscara. Suspiró y miró un viejo auto. Posteriormente, sacó una nota y la pegó en el parabrisas de aquel auto.

—Pareciera no tenerlo Masky, pero sabes que si lo tiene.

Respondió su compañero de chaqueta naranja, en lo que pegaba una nota en un árbol. En su rostro llevaba una extraña capucha de color negro, que tenía pintada una cara larga y triste en color rojo.

—Lo sé, lo sé... Trabajar tres años para Slenderman para ganarme mi inmortalidad y la dignidad de ser llamado un "monster"...

Mencionó, poniendo las comillas con los dedos. Suspiró fastidiado y se sentó en un tronco de por ahí. Hoodie se sentó a su lado.

—Créeme, no deseo que te metas a este mundo. Es lo peor. Te lo digo por experiencia. Yo... Quisiera que desistieras de esa idea y te quedaras como humano.

Hoodie lo miraba fija y seriamente.

—Y sigues insistiendo con lo mismo. Ya sabes cual será mi respuesta siempre. ¡No! No desistiré. ¡Entiendeme! No tolero la idea de envejecer mientras los demás siguen igual... — En realidad, por la cabeza de Masky pasaba: "No tolero la idea de envejecer mientras tu sigues joven. No tolero la idea de darte asco y lástima" Pero eso jamás lo diría. —No sé en que momento de mi vida tuve que nacer humano... Los humanos son un asco...

—¡Shhh!

Lo acalló su amigo, poniendo su dedo índice sobre los labios de la máscara. El castaño se había sonrojado por la cercanía de Hoodie; menos mal que traía la máscara. Bendita máscara.

—No vuelvas a decir algo como eso, ¿ok? Que los humanos son una bendición. ¿Y sabes porqué?

—¿Porqué?

—Porque sea lo que sea que haya pasado, un día de repente un humano se enamoró de una humana, probablemente tuvieron citas o algo. Hasta que llegó el día en que consumaron su amor. Dejandola a ella esperando lo más mágico de este mundo. Un ser humano tan mágico y hermoso que era capaz de poner una sonrisa en un demonio que se la pasaba con la cara larga. Y ese humano está parado enfrente de mí...

De verdad, de verdad le pondría un altar a su propia máscara. Que si no fuera por ella, Hoodie habría notado la cara completamente roja que tenía su amigo. Estaba sin palabras. Y se puso peor cuando el demonio tomó su rostro entre sus manos para mirarlo bien.

—Los humanos, aveces hacen cosas maravillosas. Así que no vuelvas a decir eso Tim.

Y lo decía muy enserio. Cuando Hoodie usaba el nombre real de Masky esque las cosas iban enserio. Masky no tenía nada que decir. ¿Hoodie acababa de ser romántico con él? ¿O era su imaginación?... ¡Maldita forma que tenía ese chico de confundirlo!

—Vamos... Terminemos de pegar las notas que nos faltan.

Volvió a hablar el más alto, en vista de que el castaño no decía nada; y comenzó a caminar. El menor, aún atolondrado, solo asintió y siguió a su compañero.

...

—Go to sleep...

Susurraba con malicia un chico como de 17 años, de largo cabello negro y una sonrisa retorcida. Sus manos disfrutaban de ese dulce y cálido néctar rojo, que tanto le encantaba.

Su víctima había sufrido severos desgarres en el estómago, alrededor de 20 apuñalamientos con arma blanca. Pero eso no satisfacía al joven asesino, su fiel cuchillo se dirigió a la comisura de los labios de su víctima, abriendole una tétrica sonrisa casi al ras de la oreja. Repitió la misma acción del otro lado. Como último paso sacó una botella de vodka de su chamarra y la esparció en el rostro del muchacho, aventandole un cerillo después.

—Ahora eres hermoso... Deberías agradecerme...

Dicho esto soltó una risotada y le dió un trago a lo que quedaba de su botella de vodka para después retirarse del lugar, satisfecho por esta noche. Ya era bastante tarde, así que decidió ocultarse de la policía (que seguramente no tardarían en ir a buscarlo) en un bosque que conocía muy bien. Le encantaba ir a joderle la vida a ese tipo larguirucho...

...

Sus pies temblaban de miedo. Casi parecía que lo único que oía ya era el latido de su corazón. Para acabarla, esa estúpida linterna estaba comenzando a fallar. ¡Porque tuvo que olvidar su laptop en ese bosque tan tétrico! La pobre chica de aparentemente unos quince años, solo deseaba encontrar su electrónico aparato y salir corriendo de ese lugar.

—¿Qué es esto?...

Mencionó extrañada al ver una rara hoja pegada en un árbol. "Can't run" es lo que se leía en la hoja. Iba a ignorarla y tirarla al suelo, pero todos los vellos de su piel se erizaron al sentir una inevitable presencia delante de ella.

Un grito de miedo total fue lo siguiente que se escuchó cuando el ser sacó multiples tentáculos de su espalda. Ya podía sentir los gritos de esa chica pidiendo piedad.

Pero nada de eso llegó. Pues la chica cayó muerta al suelo por un largo corte en la yugular hecho con un cuchillo.

—Jeff...

Mencionó un poco molesto el ser sin rostro.

—¿Qué?... ¿Te molesta que la matara? ¿O es porque la querías violar antes?...

Respondió el chico pelinegro, riendose, pero enrealidad tenía el ceño fruncido, no sabía porqué, pero le molestaba el asunto.

—Jeff, cállate...

—¡Ven y callame!

Gritó enojado Jeff, aproximandose rápidamente a Slenderman, empuñando su cuchillo. Slender solo sacó un tentáculo y con un experto movimiento tomó al chico de un pie, poniendolo de cabeza. A decir verdad, Jeff no era un oponente para él.

—Deberías aprender de tus errores, Jeff. Y también algo de modales.

Dicho esto lo soltó, dejandolo caer al suelo. El menor se sobó la retaguardia adolorido y frunció el seño.

—¡Eres un pendejo Slendy! Y si te crees tan fuerte, ¡no sé porque no me matas y ya!

Su expresión había cambiado, ahora se notaba de alguna manera, triste. Enfadado, se sentó en el suelo, pateando una roca que había por ahí. Slenderman se estaba empezando a retirar, pero paró en seco cuando escuchó las palabras del menor. No pudo resistirlo.

Fue hacia donde se encontraba el pelinegro y se agachó hasta quedar a su altura, mirando esa cara triste que tenía el asesino.

—No digas tonterías, Jeffrey...

Le dijo con una cálida voz, tomandole una mejilla con su mano izquierda. Las mejillas del chico enrojecieron rápidamente, pero frunció el ceño y le desvió la mirada.

—N-no me digas 'Jeffrey'...

Tartamudeó nervioso, ese nombre le causaba dolor de cabeza y recuerdos borrosos.

—Perdón.

¿Qué?... ¿Había escuchado bien? ¿Slenderman se estaba disculpando? No... Debió ser una alucinación... Sí, seguro eso.

—¡Papá!

Su momento se vió interrumpido por una pequeña que llegó corriendo y llorando a abrazarse a la pierna de su "papá". Jeff inmediatamente se hizo a un lado.

—¿Qué pasa Sally?

—Es que... Masky y Hoodie no están en casa, y sentí miedo.

La niña, apenada, miraba hacia el suelo.

—¿No están en casa? Hmmm... Bueno, volvamos a casa por hoy.

Jeff solo miraba a la "hija" de Slender con curiosidad. Le sorprendía cómo un ser como Slenderman podía cumplir el papel de padre, y tan bien. Pero de igual forma, amaba molestar a esa niña.

—¡Adiós, fantasmita!

Se burlaba Jeff de la pequeña.

—¡Soy un ente!

Respondió enojada y le sacó la lengua al pelinegro, retirandose de ahí, tomando la mano del mayor. Slenderman le dedicó una última mirada al joven asesino, y después, desapareció entre los árboles junto con Sally.

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Se que la parte de Masky y Hoodie estuvo muy crepúsculo (?) xD pero... jumm.. tengo mis motivos (?)

Y hasta aquí por hoy. ¿Reviews? Que son mi única paga aquí, y como pobre gato vago que se la pasa de tejado en tejado, pues me la paso con hambre.

Miau~ me despido.