El Potterverso es de Jotaká.
Este fic participa en el reto "Pequeño desafío" del foro Draco Dormiens Nunquam Titillandus.
Bueno, el tema era "no puedo salir de esto más que muriendo, y la idea era evitar usar las expresiones "entre la espada y la pared", y "callejón sin salida", además de los verbos "huir" y "hacer", y las palabras "imposible" y "solución". Me quejé de que eran seis cosas en vez de cinco, pero igual cumplí xDD
Sobre el fic en sí, me basé en el segundo drabble de "Historias de Guerra", porque hace tiempo tengo ganas de escribir un poco sobre mi protagonista. Sé que es todo demasiado abierto, pero mejor así. Enjoy! (si es que se puede).
"SONRISA MORTAL"
Por Victoire Black.
Había terminado la guerra, habían ganado. Pero tú no; lo único que había pasado contigo, era que lo habías perdido todo. Habías perdido a tus padres, a tus hermanos, y a un puñado de amigos que jamás creíste poder perder... ¿Qué te quedaba? La soledad y esas ganas locas de dejar la vida.
¿Querías sufrir? Sí, eso era. ¿Querías morir? Sí, claro... Pero antes tenías que probar todas las maneras posibles. Habían roto tu varita, y no tenías interés alguno en volver a usar la magia. ¿Por qué retroceder sobre tus pasos para volver a un mundo que te había despojado de todo lo que querías, todo lo que amabas? Tenía sentido, sí.
No hizo mucha falta buscar demasiado para encontrar algo que te ayudara a salir de ahí... y a hundirte más en las tinieblas. Un día normal de paseo, un papel voló hacia tu rostro, y lo tomaste entre tus manos. No era un pergamino, sino una hoja del tipo que los muggles conocen como A4, pero aún así le prestaste atención. Como encabezado, resaltando en un color verde, decía "Ana y Mía: de cómo me salvaron la vida". Eso fue lo que te atrapó a leer.
Dos meses más tarde, sonreías...
Estabas en un baño público del metro de Londres. ¿Qué te ocurría? ¿Qué era lo que tenías en mente? ¿Creías acaso que de esa forma podrías morir? Lo más probable es que lo tuvieras claro. Aún así, no recapacitaste. Estabas sola en ese mundo, ¿a quién diablos le importaba? Eras feliz de esa manera, sabiendo que cada paso que dabas te acercaba un poco más hacia la muerte que tanto anhelabas.
Tomaste tu cepillo de dientes y lo raspaste contra tu garganta, expulsando así todos los resquicios de tristeza y llanto que estaban allí atrapados. Durante días enteros no habías probado bocado, por lo cual ese sentimiento de desesperanza no era ni profundo ni te llenaba el pecho, pero aún así continuaste con la tarea que te habías prometido hacía ya varios años.
Te encontraron al otro día, cuando la mujer encargada de limpiar aquel asqueroso baño público había denunciado que no podía ser abierto. Estabas semi sentada sobre el suelo, y dabas una imagen terrible. Tus ojos estaban ciegos, tus huesos se veían con claridad a través de la fría piel, tus manos esqueléticas sobre tu pecho... Y tus labios curvados en una sonrisa mortal.
Quizá ahora estés feliz con quienes amas, quizá aún puedas llenar tu alma con toda la alegría que nunca tuviste en tus últimos años de vida. Quizá hayas creído que no te quedaba nadie a quien amar, pero siempre estuve aquí... Hoy, aún diez años después de tu muerte, sigo viniendo aquí todos los meses. Me siento y sonrío como si no hubiera mañana. Sonrío por ti, por mí, por nosotros...
"Sally-Anne Perks. 12 de Marzo de 1981 – 22 de Mayo de 1999", leo. Y vuelvo a sonreír... Sonrío con tu tumba frente a mí.
