Bolt Uzumaki se describía en una sola palabra: Revoltoso.
Se lo veía en la sala corriendo de aquí para allá como un rayo, jugando a los ninjas con sus instrumentos de lucha hechos de cartón. Hinata lo observaba sonriente mientras tejía en pequeño sombrerito rosado.
—Bolt, por favor hijo, ponte las pantuflas, vas a enfermar—El rubiecito paro su carrera para mirar a su madre, Hinata se extraño.
El pequeño la miraba, achinando los ojos, como si tratara de adivinar alguna clase de acertijo, luego de unos largos minutos, Bolt se acerco a su madre, levanto la mano y con el dedito índice señalo el enorme vientre de Hinata.
— ¿Por qué tu panza parece una pelota?—Hinata río ante el comentario, toco su vientre con cariño.
—Es que aquí adentro, está el bebe que me dio papito—Respondió con una sonrisa, el niño asintió con una mano en la barbilla, luego se calzo y siguió corriendo, extrañando a Hinata por su comportamiento.
El día paso volando, y ya cayendo la noche, Hinata cocinaba la comida para el viernes de ramen mientras tarareaba una dulce nana. Oyó la puerta principal abrirse y cerrarse, luego los apresurados pasos de Bolt bajando las escaleras, y por último el grito que pego el menor.
— ¡Papi!—Bolt se lanzo al cuello de Naruto, quien gustoso lo abrazo con cariño.
— ¡Hey! ¿Cómo está el campeón de esta casa?—Bolt le beso la mejilla con dulzura, dejando baba en el proceso.
— ¡Muy bien!—Grito el rubio menor, pero luego su mirada se torno sería— Papi—
— ¿Qué sucede?—Pregunto extrañado, el pequeño le exigió que lo bajara, y luego hizo señas para que bajara hasta su altura.
Hinata observaba todo escondida detrás de la puerta de la cocina, asomando un poco sus ojos aperlados mientras comía royos de canela.
— ¿Recuerdas el bebe que le diste a mami?—Pregunto serio, Naruto asintió suavemente—Bueno, se lo comió, y por eso tiene la barriga tan grande—
Naruto casi se cae de la impresión, Hinata se atraganto con el royito de canela que comía en ese instante, y Bolt seguía con la mirada seria puesta en los ojos de su padre.
—Y eso no es todo, creo que también nos quiere comer a nosotros—Susurro preocupado, para él su madre era una devora-familias que intentaba comérselo.
— ¿Y qué te hace pensar que mamá quiere comerte?—Pregunto el mayor, tratando de no reír.
—Bueno, es que hoy en la tarde ella me dijo que yo era tan dulce que podría comerme a besos—El niño toco sus mejillas, imaginándose a su madre tratando de devorarlo.
—Entonces mamá nos quiere comer…—Murmuro Naruto, con gesto pensante—No dejaremos que haga eso, nosotros nos la comeremos a besos primero—
Hinata oyó eso y salió disparada hacía las hornallas, unos minutos después entro Naruto con Bolt en brazos, el pequeño tenía un tazón en la cabeza y pintura en la cara.
— ¡No dejare que nos comas como lo hiciste con mi hermanita!—Grito Bolt.
— ¿E-eh?—Susurro Hinata, tratando de no reír—No sé de qué me habla usted—
— ¡Claro que lo sabe!—Grito, empuñando un cucharon— ¡Sino, donde se encuentra el bebe!—
— ¡Esta bien, me descubría, si me lo comí!—Hinata coloco una mano en su frente— ¡Tenía tanta hambre que no lo pude resistir!—
— ¡Lo sabía!—El niño trato de levantar la cabeza para ver por debajo del tazón, que se le iba para adelante.
— ¡Ahora usted sabe mi secreto, tendré que comérmelo, y a su padre también!—Hinata, lentamente comenzó a correr detrás de su marido y su hijo, quienes gritaban despavoridos, mas Naruto corría lentamente, sin poder evitar que las carcajadas salieran de su boca.
Bolt sonreía, pues aunque su madre se haya comido a su hermanita, le divertía la situación.
— ¡Los tengo, ríndanse ante mi poder!—La mujer echó una risa malévola y comenzó a besar a su esposo y a su hijo.
Claro tendrían que decirle luego la verdad al pequeño rubiecito, mas lo dejaron disfrutar el momento en que su madre los devoraba con dulce y cariñosos besos, ya habría tiempo para las explicaciones.
