I.- Vuelta al origen

Un muchacho, con los ojos perdidos en el vacío de su propio dolor interno, caminaba por el bosque. Sin un rumbo fijo, no podía advertir el frío contagiado por el viento del norte. Los animales caminaban a los lados del camino y se detenían en una actitud de llamar la atención.

Pero el jóven no respondía. Estaba absorto, introvertido, sin pensar en nada. Con la mente en blanco.

Su espada arrastraba del cinturón, porque no había comido en muchos días. Ni siquiera cazaba o conaseguía comida. Era como un fantasma de si mismo, sin lugar a donde ir y sin sentido.

Totalmente absorbido por un dolor que no existía.

Las hojas de los árboles caían y se posaban algunas sobre sus hombros. Era totalmente inofensivo, quizás por eso los conejos no se movían si pasaba cerca de ellos.

En un momento dado respiro profundamente, levantó la vista. Estaba llegando a un pueblo cerca de las montañas donde el creció. No quería que lo vieran sus familiares y amigos así. Se sentía miserable. Había fallado en lo que consideraba una prueba para estar al lado de la mujer que quería... Shinobu.

La conoció hace ya 10 años. Fué en una situación bastante extraña.

él siempre iba a los campos a trabajar la tierra, sembrando o recolectando. Como su caracter era fantasioso a veces se ponía a jugar con la hoz como si fuera un arma. Imaginaba que era un caballero de brillante armadura que recorría el mundo en busca de injusticias que eliminar.

En una de esas ocasiones se acercó demasiado a los limites de su pueblo con el vecino. Y creyendo que estaba solo se quedó dormido tumbado en el pasto. Imaginando que las nubes eran mensajeros de historias de guerra.

Cuando despertó vió a una niña sentada a un lado de él.

- Hola, señor perdón por despertarlo. Estoy perdida y no sé como regresar a casa,

Aquella muchacha lucía mal. Como si hubiera soportado golpes.

- ¿q... qUI.. Quién te te te hizo eso?

- Fueron unos abusadores señor. Estaba a las afueras de la iglesia en el poblado. Y comenzaron a molestarme. Era temprano y todos ya estaban en la misa. Fué cuando quise entrar pero me llevaron fuera y me maltrataron.

-- Co co co.. cobardes! Yo les daría una le.. le .. le ccción...

- Es usted valiente y justo señor, tal como lo leo en su rostro.

- No .. no ..-. no soy nada de eso.. solo un campesino.

-- ¿Cómo se llama?

-- Soujiro... Soujiro Hiko... de de de dejame llevarte a tu casa. te estarán buscando.

-- Vivo con mi papá solamente. Pero muy pocas veces está en casa. Tengo que salir a mendigar el pan señor.

- Pop.-. po porque?

El muchacho se levantó para estirar las piernas y entonces advirtió que ella no le seguía con la mirada.

La estudió por un segundo y lo comprendió.

-- ¿Có . co .. como te llamas?

-- Shinobu señor...

-- Yo .. yo.. yo.. tartamudeo ...

-- Un defecto que no le quita nada a sus intenciones.

-- A ti tampoco te quita el que seas agradable el hecho de que seas ciega.

-- ¿porqué no tartamudeaste?

-- Eh.. ehh.. eh... no lo sé, creo que contigo no me siento ma ma ma mal... - sacó pan de su bolsa - To.. to.. toma.. come algo.. y después te lle lle lle vo con un doctor.

De vuelta al presente el semifantasma pisa ahora la entrada al pueblo.

Nadie le reconoce. Aunque se le quedan mirando. Unos limosneros se le acercan sólo para ver que le pueden quitar. Pero en su deplorable estado de ánimo rehuye de ellos.

Se sienta apoyando su espalda en la pared de la iglesia, abrazando su espada.

Algunas personas que van a misa le arrojan monedas.

del otro lado de la entrada está una niña tratando de vender cerillas con los ojos cerrados.

Es la voz de Shinobu.