Lo admitiese o no, que aquella mujer, precisamente ella, rechazara sus órdenes, hacía que la sangre del menudo pelinegro hirviera.
-¡Ackerman!- Estalló, gritando una única vez para detenerla, aunque, fuese en vano. En su consciencia, había algo diciéndole que solo estaba siendo algo…sobreprotector. Sin embargo, se decía que aquello era ridículo, que solo se preocupaba por la baja que sería para la humanidad la muerte de la muchacha…aunque fuese mentira. Su "drama" había sido en vano; la azabache yacía triunfante sobre el último titán del perímetro, uno de 16 metros, ya que, a pesar de su intento de detenerla, el capitán había "bailado" junto a ella, llevando a cabo el exterminio de los titanes que habitaban la parte boscosa más cercana a la muralla Rose. El proyecto para recuperar María seguía en pie, y por ende, residían en esta, en el lindero exterior de Rose.
-Lo lamento, señor, pero, vi la oportunidad y…-Comenzó la ojiplata, aunque parecía dolerle la disculpa, como si se estuviese humillando.
-Ackerman-Gruño Rivaille, con helada sequedad, y a pesar de que Mikasa lo superaba en estatura, pareció encogerse ante la reprimenda, al menos un poco-Desobedeció deliberamente mis órdenes, y puso en riesgo su vida. Recibirá una sanción por ello; la veré mañana, al mediodía, en el departamento del segundo piso, ala oeste-Aclaro, a pesar de que el aburrimiento marcaba su rostro, debía ser especifico con la soldado, para poder castigarle si no se presentaba. El hombre se acercó a su caballo, con una mueca de asco en el rostro, debido a la sangre de titán que se evaporaba de su ropa, y las manos, causándole un calor desagradable, además de la sensación de estar pegajoso, sucio, por lo cual comenzó a limpiarse con un pañuelo que había sacado del interior de su ropa, impoluto, para luego montar en el animal, cabalgando en dirección al castillo, ya que el atardecer daba por concluida la misión. Mikasa, por su parte, gruñía en su fuero interno, teniendo que tragarse los improperios contra el enano, sus deseos de desobedecerlo. Al llegar a la residencia, que le servía de hogar, o algo parecido, cenó, se dio un baño rápido, y después se dejó caer, rendida, en su lecho. Al día siguiente, tendría que vérselas con un bajito gruñón inexpresivo. Y por alguna razón, al recordarlo, su rostro imito el color de una amapola. Un brusco zarandeo la saco de su sueño, uno realmente extraño, donde un rostro de pálido labios, y orbes de oscura tonalidad glauca, estaba a punto de besarla.
-¡Despierta, Ackerman!-Ordeno el "hombre de sus sueños", en el sentido más literal de la oración, dejando de lado la cursilería-Está más cerca de la hora del almuerzo que del desayuno, soldado-Comunico, de manera tan "a modo de reprimenda", que hacía valer poco que fuese una "Indirecta"... También parecía un poco, enojado.
-¡Señor!-Exclamo la joven, prácticamente saltando fuera del camastro, dándose cuenta, un poco tarde, de que su figura apenas si estaba cubierta por un camisón holgado, que exhibía el nacimiento de sus senos, al igual que sus piernas. Los tomates se quedaban corto ante la tonalidad que adquirió el semblante de la morena. En algo similar a la sorpresa, Rivaille enarco una ceja, intentando, a duras penas, no dejar que su mirada se perdiese en los contornos del cuerpo de la fémina, echándole una que otra miradita, por qué no. Mikasa estaba desconcertada, se trataba de responsable, puntual, no de una dormilona cualquiera, como para deja pasar su hora de despertar de manera tan boba. Quizá no había querido despertar de aquel sueño, por incoherente que fuese…
-Cinco minutos-Aclaró, abandonando la habitación, para dejar que la muchacha se cambiara, a su pesar, ya que la tela del "intento de pijama" que llevaba, aunque fuese sencilla, era especialmente suave-Y su habitación es un completo basurero, soldado-Comentó, de espaldas, ocultando de su "acompañante" una diminuta sonrisa burlona; en parte, por su obsesión por la limpieza, y la otra, para molestarla un poco.
Cuando el hombre se retiró, la joven pudo respirar en paz, ya que había estado en el frenético intento de cubrirse, para la burla del contrario, y en el proceso, tirar al suelo un par de cosas, como su almohada-Me vengaré-Se quejó, infantilmente, procediendo a cambiar la única prenda, de color crema, que la aislaba de las desnudez, aparte de su ropa interior, por su vestimenta usual, limpia, sin tomarse la molestia de llevar a cuestas el equipo tridimensional, aunque tuviese ganas de quitarle la cabeza de tajo, a su capitán. O tal vez, él podría hacer que su rostro brillará con sangre, sin necesidad de hacerle la más mínima herida; aquello de sonrojarse por él, era una tontería.
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¿Les ha gustado? Tan solo es el primer cap, el segundo, lo publicaré apenas lo tenga listo. Y para aclarar, y que no crean que abandonaré el fanfic, esto lo estoy asegurando el 22/08/2014. Me haría de verdad, muy feliz, que comentarán respecto a que les ha parecido. Mejor aún ¡Muchas gracias por haber leído! ¡Esperen con ansías en siguiente cap!
