Hacía tiempo que aquel ajetreo frenético en el que podía oírse órdenes y gritos aquí y allá y gente yendo de un lado para otro a toda prisa había dejado de ponerla nerviosa. Para ella ese era su día a día, rodeada de luces y cámaras. Yazawa Nico cantante y estrella de televisión. Comenzó su carrera desde muy joven como idol, consiguiendo un gran éxito en ventas. Cada uno de sus singles superaba al anterior. Con los años su estilo fue adoptando un aire más maduro y personal alejándose de la típica imagen de idol adolescente, cosa que le proporcionó aún más éxito ganando nuevo público. Conciertos, entrevistas, firmas de autógrafos, grabaciones de nuevas canciones, rodajes de videoclips, cameos en series de televisión, comerciales de todo tipo, incluso apariciones en la gran pantalla. La vida de Nico había sido una locura, sabía el precio que había que pagar por la fama pero aun así había conseguido sobrevivir a ello con gran éxito. Acaba de cumplir los treinta y tres años y estaba muy contenta con el rumbo que llevaba su vida. Desde hacía un par de años era presentadora de un programa de televisión en el que los grupos y cantantes más populares del momento actuaban en vivo y en el que se hablaba de tendencias musicales y otros temas relacionados con el mundo de la música. Aun así no había dejado de lado su carrera como cantante, seguía sacando canciones nuevas y actuando en conciertos. Su programa era de los más vistos de la televisión japonesa y desde que se encargaba de él la popularidad de Nico había subido hasta límites insospechados. En encuestas de opinión la gente la colocaba por encima de políticos y todo tipo de gente importante. Aun así no se había dejado llevar nunca por la fama, había seguido con los pies en la tierra y sabía a quién debía agradecérselo. Su familia la había apoyado desde el principio, pero había sido Maki quien había estado acompañándola día a día y ayudándola a superar cada obstáculo que había encontrado. En los momentos en los que creyó que no podría seguir avanzando o que el peso de la fama era demasiado había sido ella la que la había consolado y animado a continuar y dar lo mejor de sí misma. Pero lo más importante es que no le había permitido olvidarse de quien era ni perderse por el camino. La pelirroja era el amor de su vida, llevaban juntas desde el instituto y aunque no siempre había sido fácil, habían llegado hasta allí juntas. Hacía tiempo que habían decidido dar un gran paso en su relación y por fin después de mucho papeleo y paciencia había llegado la fecha. Recordó que debía hacer algo importante. Sacó el móvil de su bolsillo y marcó rápidamente. Una voz familiar apareció al otro lado de la línea y al instante la sonrisa de Nico se hizo más grande.
/¿Si?/
-Buenos días canijo.
/Mira quién habla. Por cierto, ¿no tendrías que estar trabajando?/
Aunque ahora Kotaro era un adolescente malhumorado que rondaba el metro ochenta, para ella seguía siendo su hermanito pequeño.
-Estoy en el plató esperando a que empecemos a rodar. Escucha, recuérdale a mamá que es mañana cuando podremos traer al bebé a casa por fin.
/¿Recordarle? Lleva semanas sin hablar de otra cosa./
-Bueno. Tenemos la cita con la asistenta social por la mañana. En teoría está todo listo, solo hay que firmar los últimos papeles y no creo que nos lleve mucho tiempo. Así que habíamos pensado que lo mejor es que os paséis todos por casa después de comer para conocerlo.
El muchacho rio al otro lado del aparato, encontraba adorable la alegría con la que hablaba su hermana del tema. Sabía lo difícil que había sido para ella y Maki el tema de la adopción pero finalmente iban a lograr ser madres.
/En serio, me hace muy feliz ser tío por fin./
-Más te vale portarte bien con él.
/¿Eh? Voy a ser el mejor tío del mundo, la duda ofende Nee-chan./
-…¡Yazawa! Cinco minutos.
-Vamos a empezar ya, tengo que colgar.
/Vale. Nos vemos mañana. Bye./
-Te quiero, un beso.
Tras colgar se levantó y fue a ocupar su lugar en el plató durante el programa. Soltó un suspiró lleno de energía. "Solo un día más."
.
.
.
Maki deshizo el moño en el que llevaba recogido el pelo y levantó los brazos para estirar la espalda. Acababa de salir del quirófano tras una operación de tres horas y necesitaba un café. Fue a su taquilla a por dinero y aprovechó para ponerse su bata blanca sobre el uniforme color menta que debía llevar el personal en la sala de operaciones. Se miró en el espejo e intentó arreglarse el cabello recogiéndolo a un lado con un coletero. Cuando llegó a la máquina de café se encontró con alguien que la recibió con una sonrisa.
-Buenos días mamá.
-Buenos días cariño.- La mujer se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla. -¿Ya has acabado por hoy?
-No, aún tengo que rellenar los historiales del día y cuadrar las operaciones de la semana que viene pero quería tomar un café antes.- Dejó escapar un suspiro cansado que no pasó desapercibido por su madre.
-¿Maki, otra vez te has quedado despierta hasta tarde? Ya sabes que en tu trabajo es muy importante que estés despejada.
Aunque ya era una mujer adulta a veces su madre la seguía tratando como si tuviera diez años.
-No lo hago por gusto.-La chica contestó con algo de fastidio por la repentina reprimenda.- Es que estos últimos días me está costando dormir, estoy algo... nerviosa.- Esa última palabra fue apenas un susurro pero su madre la oyó de todas formas.
-Ooh…- La más mayor paso su brazo por los hombros de la otra y la atrajo para sí cariñosamente.- Mi niña está nerviosa porque va a ser mamá.
-C-calla.- Intentó deshacerse del abrazo porque no le gustaba que otros compañeros vieran ese tipo de cosas. Después de unos segundos decidió compartir con su madre lo que había estado quitándole el sueño. –Me da miedo hacer algo mal, sabes que nunca se me han dado bien los niños. ¿Y si se me cae o lo olvido en alguna parte?
Aquellas palabras hicieron reír a su madre. Encontraba gracioso que alguien que a diario se ocupaba como si no fuera nada de una tarea tan delicada como la neurocirugía le preocupara algo tan sencillo.
-Cielo, es normal que te preocupen esas cosas. Pero tranquila, todo saldrá bien. En unos días tendrás todo bajo control. Así que deja de fruncir el ceño y sonríe.- Miró su reloj de muñeca y suspiró.- Bueno, tengo que volver al despacho, seguro que ya me estarán echando en falta.- Le dio un pequeño abrazo como despedida.-No le des más vueltas a eso y cuando llegues a casa aprovecha para dormir. Créeme, lo vas a necesitar.
Maki aceptó el consejo de su madre pensado que llevaba razón.
-Nos vemos mañana.
-Sí. ¡Qué nervios!- La mujer se alejó sonriendo y diciendo adiós con la mano.
.
.
.
Cuando Nico llegó a casa ya era de noche. Normalmente tenía bastante tiempo libre porque su programa solo se emitía una vez por semana y no tenía que asistir a muchos eventos ya que con su gran fama no necesitaba estar de aquí para allá para que la gente se acordara de ella. Pero como en los próximos meses había despejado su agenda lo máximo posible para poder estar con el bebé, su agente había querido aprovechar hasta el último día para organizar todo tipo de eventos para compensar a sus fans por sus futuras vacaciones. Aquel día había tenido que asistir a una firma de discos. Se había pegado toda la tarde haciéndose fotos y estrechando manos y estaba agotada. Al entrar en casa se dio cuenta de que todo estaba apagado.
-¿Maki?
Buscó a la pelirroja por toda la casa hasta llegar al dormitorio, donde la encontró echada en la cama. No importaba cuantos años llevaban juntas, cada vez que la veía Nico se derretía por dentro. Se acercó y se quedó unos segundos contemplando el rostro tranquilo de la chica mientras dormía profundamente. Se acurrucó a su lado y le paso el brazo por la cintura mientras cerraba los ojos dispuesta a seguir su ejemplo pero entonces notó que comenzaba a moverse.
-¿…Nico…?- Apenas había abierto los ojos pero sabía que era ella.
-Hola, no quería despertarte. Es que te he visto durmiendo tan a gusto que me ha entrado envidia.- Colocó un beso en la mejilla de la pelirroja y volvió a cerrar los ojos.
Maki se colocó de lado para poder abrazar mejor a su novia y esta enseguida se amoldó a la nueva posición. Así es como solían dormir siempre, Maki abrazando por detrás a Nico.
-¿Qué tal ha ido todo?- La más alta sabía el día tan complicado que había tenido la chica.
-Bueno… bien supongo. Aunque ha habido un tipo que no me quería soltar la mano. Han tenido que venir los de seguridad a llevárselo.- Enseguida notó como el abrazo de Maki se estrechaba aún más.
-Pero no te ha hecho nada raro ¿no?
-No, simplemente no me soltaba la mano mientras no paraba de decir que era mi fan número uno.
-Eso es mentira porque yo soy tu fan número uno.- La pelirroja aprovechó la posición en la que estaban y le dio un pequeño beso en el cuello.
-Cierto.- Nico sujetó la mano de la otra entre las suyas. Respiró profundamente antes de volver a hablar. –Aun no me creo que a partir de mañana vayamos a ser madres. Después de esperar tanto tiempo parece mentira que solo falten unas horas para poder verlo y tenerlo en brazos.
-Si, por fin. Aunque me hubiera gustado que fuera una niña. Bueno, siempre está la opción de buscarle una hermanita más adelante.
Nico se giró para estar cara a cara. Le colocó las manos en el rostro y la besó lentamente.
-Te quiero mucho ¿sabes?- La morena solo separó sus labios por un par de centímetros para hablar.
-Sí, me hago una idea.
La mayor hincho los carrillos fingiendo enfadarse.
-Se supone que ahí tenías que decir que tú también me quieres mucho.
Maki sonrió maliciosamente pero acabó cediendo.
-Yo también te quiero mucho… mucho… mucho…- Entre palabra y palabra la pelirroja fue besando sus labios de nuevo.
Aunque las dos estaban cansadas no se resistieron a darse todo el amor que tenían reservado para la otra.
.
.
.
Nico sentía como sus manos temblaban sin parar. La mujer a la que estaban esperando era la persona que más temía en este mundo. Aunque había actuado frente a miles de personas en escenarios de todo el mundo, y había tenido que enfrentar todo tipo de situaciones aterradoras, nada de lo que había vivido hasta entonces se acercaba al pavor que aquella mujer le inspiraba. En su presencia hacia todo lo posible por ocultarlo intentando actuar de forma tranquila y educada pero lo cierto era que esa asistenta social había ocupado muchas de sus pesadillas en los últimos años. Que tu felicidad dependa de la opinión de alguien que apenas te conoce no le parecía justo, no cuando otras personas podían tener lo que ella deseaba tanto sin ningún problema. Sin embargo, así era como funcionaban las cosas, ellas dos no tenían más remedio que pasar por todo aquello si querían formar una familia. No obstante, en esta ocasión no era miedo lo que sentía, estaba deseando que esa maldita mujer apareciera de una vez para poner punto final a todo. Quería poder llevarse a su querido bebé a casa y no tener que volver a ese lugar nunca más. Volvió al presente cuando sintió la mano de Maki entrelazándose con la suya. Le sorprendió ver que la de ella también temblaba porque había pocas cosas que podían alterar el perfecto pulso de cirujano de la joven. Nico levantó la vista hasta el rostro de su novia y ambas compartieron una sonrisa nerviosa intentando infundirse valor para lo que les esperaba. Fue entonces cuando la puerta del despacho en el que llevaban esperando diez minutos se abrió. Cuando la mujer tomo su lugar frente a ellas pudieron ver la extraña expresión que portaba. El corazón de las dos se encogió al instante, era evidente que algo iba mal.
-Buenos días.
Las dos jóvenes se las apañaron como pudieron para contestar más o menos apropiadamente al saludo ya que la incertidumbre apenas les dejó respirar. Vieron como la mujer tomaba aire lentamente, como si tratara de prepararse para decir algo que no quería.
-Me temo que tengo malas noticias.
-¿Q-que ha pasado?
Maki consiguió hablar pero Nico solo pudo mirar cada ápice del rostro que tenía enfrente intentando adivinar qué era lo que tenía en mente.
-La madre ha cambiado de opinión en el último momento. Lo siento mucho pero ha decidido quedarse con el niño. Ya sabíais que cabía la posibilidad de que esto pasara.
Ambas se quedaron sin palabras. No podían creerse lo que estaban oyendo. Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Nico pero estaba demasiado atónita como para sollozar siquiera.
-P-pero…- Maki intentó buscar algo que añadir aun sabiendo que era inútil mientras miraba con súplica a la mujer. -¿No hay nada que podamos hacer?
-La decisión es suya y no hay nada que cambie eso. Lo siento mucho. Os volveremos a poner en lista de espera y os avisaremos cuando haya una posible adopción.
-¿Qué? No…- La pelirroja había hecho todo lo posible por contener las lágrimas pero aquello fue demasiado. Habían pasado casi dos años desde la primera vez que habían pisado aquel lugar. No estaba segura de que su corazón pudiera aguantar pasar de nuevo por todo aquello desde cero.
-Por supuesto tendréis prioridad ya que lleváis más tiempo esperando pero aun así no os podemos poner por delante de las parejas que ya están en trámites. No os puedo asegurar cuándo podremos volver a hablar, ya sabéis como funciona esto. En cuanto sepa de alguna vacante o nos llegue algún bebé os lo haré saber. Hasta entonces me temo que lo único que podéis hacer es tener paciencia y no perder la ilusión.
La mujer estaba claramente triste por la pareja. Que una madre decida quedarse con su hijo siempre era una buena noticia ya que nunca era seguro al cien por cien que ese niño encontrara una nueva familia pero en casos como aquel, en los que la adopción se iba tramitando durante el embarazo, siempre era demoledor tener que dar aquella noticia a la pareja que iba a quedarse con él.
- Sé que ahora mismo no querréis hablar de papeleo y podéis tomaros vuestro tiempo para asimilar todo pero lo mejor es hacerlo cuanto antes para perder el menor tiempo posible.
Maki miró a Nico quien no había dicho palabra y vio que estaba muy pálida. La preocupación por ella le hizo ganar algo de entereza y fue capaz de dejar a un lado su tristeza para centrarse en su novia.
-¿Nico?- Le colocó las manos en las mejillas y acercó sus rostros, la chica tenía la mirada perdida. –Nico mírame.- Respiraba muy deprisa y para Maki era evidente que estaba hiperventilando, sabía que si no volvía a respirar normalmente acabaría desmayándose. –Trata de respirar profundamente. ¿Puede traerle un poco de agua por favor?- Se dirigió a la otra mujer que las miraba sin saber qué hacer. Esta asintió y salió de la habitación dejándolas solas. –Concéntrate solo en respirar lentamente.
Poco a poco fue calmándose y recuperando algo de color. La asistenta social volvió en un momento y se alivió al ver que la situación había mejorado. Aquel tipo de cosas era lo peor de su trabajo.
-Creo que sería bueno que tomara algo de aire fresco, si queréis podéis salir al patio. A esta hora no debería de haber nadie y estaréis tranquilas. Podréis hablar con calma y decidir qué vais a hacer.
-¿Nico, quieres salir fuera?- La chica habló con suavidad y esperó hasta que vio como la morena asentía.
Unos minutos después las dos estaban sentadas al borde de una gran fuente, el cual estaba cubierto de pequeños azulejos de colores vivos y servía como banco. No había ni un alma alrededor y el silencio solo se rompía por el sonido del agua a sus espaldas. Nico reposaba su cabeza en el hombro de Maki y ambas se abrazaban fuertemente. Las dos habían estado llorando amargamente pero ahora que ya se habían desahogado simplemente miraban a lo lejos con tristeza mientras le daban vueltas a todo en sus cabezas.
-¿Qué vamos a hacer ahora?- Nico fue la primera en hablar. –¿Seguimos adelante o…?- Le entraron ganas de llorar de nuevo pero se esforzó por seguir hablando. –No sé si tendré fuerzas para volver a pasar por todo esto otra vez.- Su voz acabó quebrándose y volvió a hundir su rostro en el cuello de la pelirroja.
-Yo…-Maki aún no estaba segura de lo que quería. Aquella no era la primera decepción que se llevaban con el tema de la adopción y sabían que esas cosas pasaban pero perder la oportunidad cuando ya podían rozar la felicidad con la punta de los dedos había sido demasiado cruel.
Nico podía sentir como el cuerpo de Maki se encogía bajo ella con cada sollozo silencioso. Le acarició el rostro intentando consolarla. El calor del cuerpo de su novia reconfortaba a la cantante. Era increíble el bien que siempre le hacía la mera presencia de la pelirroja. Pensó en silencio sobre ello durante unos minutos. Cuando volvió a hablar su voz sonó algo tomada por culpa de todo el llanto anterior pero también totalmente segura de lo que estaba diciendo.
-Mi mayor sueño es formar una familia contigo. No quiero rendirme, si he soportado llegar hasta aquí una vez puedo volver a hacerlo. Mientras estés a mi lado podré lograr cualquier cosa.
-Nico…- Se quedó sin palabras y solo fue capaz de quedarse mirando la cara de decisión de su novia. A lo largo de toda su relación, en ocasiones la parte más insegura de Maki la había hecho pensar que Nico priorizaba su carrera por encima de su relación. Eso era algo que siempre la había preocupado pero no por eso había dejado de apoyarla ya que verla feliz era lo que más deseaba en el mundo. Sin embargo oírla decir eso de forma tan directa la había dejado sin aliento. La abrazó con fuerza y enterró su cara entre los cabellos negros de la chica. Después de unos segundos respiró por última vez aquel aroma a fresas y se apartó de ella para poder mirarla a la cara de nuevo. –Tienes razón. Solo tenemos que ser pacientes. Mientras estemos juntas sé que podremos hacerlo.
Las dos compartieron un beso cargado de esperanza pero con sabor a lágrimas.
.
.
.
Eri caminaba a toda prisa intentando seguir los pasos de aquella cuidadora que había tenido que ir de propio al colegio a recogerla a mitad de mañana. La mujer tiraba de ella mientras la agarraba de la mano pero el contacto no era para nada amistoso. No paraba de gritarle a modo de reprimenda pero a la niña no podía importarle menos lo que le estaba diciendo. Lo único de lo que estaba pendiente era de cómo Nozomi apretaba su otra mano mientras lloraba y temblaba ante la hostilidad de la mujer. Eri quería gritar y decirle a la adulta que se callara porque estaba asustando a su hermana pero sabía por experiencia que si lo hacía solo empeoraría las cosas haciendo que el rapapolvo durara más tiempo. Así que intentó transmitirle a la otra niña todo el valor que pudo apretándole la mano y se mantuvo callada.
-A ver con qué cara le digo a la directora que tiene que buscarte otro colegio. Eri, te dijeron que como te volvieras a portar mal te expulsarían y aun así te has puesto a pelear con esos niños.
La pequeña rubia no aguantó más y le gritó también.
-¡Porque esos tontos estaban riéndose de Nozomi! ¡Ellos han empezado!
La gente que pasaba por su lado les comenzaba a mirar, la mujer empezó a sentir vergüenza y apretó el paso para llegar antes al centro.
En unos minutos pudieron ver la fachada del gran edificio al que se dirigían. En la pared frontal había unas letras metálicas formando las palabras "CENTRO DE ACOGIDA OTONOKIZAKA". Cuando entraron el hall estaba vacío y no se apreciaba movimiento por ninguna parte debido a que a esas horas los niños que vivían en esas instalaciones estaban aún en el colegio. La mujer las soltó y las miró con advertencia.
-Id directas a los dormitorios y no salgáis de ahí hasta nueva orden, yo tengo que contarle a la directora este desastre.
En cuanto la mujer se dio la vuelta para dirigirse al anexo donde estaban las oficinas, Eri caminó hacia el patio desobedeciendo la orden que acababa de recibir.
-Vamos a jugar fuera.
Nozomi asintió pero siguió sollozando.
-No pasa nada, ya se ha ido. Además me regañaba a mí. Tranquila, tú no has hecho nada malo.
Los intentos de Eri de animar a la otra niña fueron inútiles.
-Pero… Ericchi… ya no vas a poder volver al cole.
-Bueno, supongo que iré a otro.
-Pero… me voy a quedar sola.
Al oír eso la rubia se paró en seco y abrió los ojos de par en par.
-¡Es verdad!- La chica frunció el entrecejo mientras pensaba. -Entonces… ¡Ya se! Solo tenemos que escaparnos.
- ¿… eh? ¿Solas? Mmm… da un poco de miedo.
-¡No pasará nada si estamos juntas! Yo cuidaré de ti, no te preocupes.
-Vale…- Nozomi le regaló una pequeña sonrisa pero duró poco ya que enseguida miró con preocupación a su hermana. –¿Seguro que ya no te duele?- Levantó la mano que tenía libre y toco la nariz de la otra niña en la que aún había un poco de sangre seca.
-No, eran unos debiluchos.
Las dos se sentaron en un rincón mientras volvían a hablar de cómo fugarse.
-Ericchi, tenemos que dibujar un mapa para planear todo bien.
-Es verdad. Voy a por tiza y lo hacemos en el suelo. Ahora vengo.- La rubia se puso de pie en un salto y salió corriendo.
Cuando se quedó sola Nozomi busco en sus bolsillos. Sacó una carta de tarot que parecía enorme en sus manos. Estaba muy desgastada, los bordes habían perdido color y estaba llena de dobleces pero aun así podía verse el dibujo. En ella aparecía una mujer junto a un lago y en el cielo una gran estrella muy brillante. En la parte de abajo había dos palabras escritas, THE STAR. Nozomi no recordaba de donde la había sacado pero la guardaba como un tesoro, le gustaba mirarla cada vez que estaba triste o tenía miedo. De repente un golpe de viento se la arrebató de las manos y salió volando.
-¡Ah! ¡No…!
La niña fue tras ella pero por mucho que corría no conseguía alcanzarla.
..
Las dos oyeron unos pasos que se aceraban corriendo, se giraron y vieron que era una niña. Parecía tratar de alcanzar un papel que era arrastrado por el viento hasta que acabó cayendo dentro de la fuente en la que estaban sentadas. La pequeña llegó hasta el borde y se quedó mirando como la carta flotaba en el agua. Vieron cómo se subía a la fuente se dieron cuenta de sus intenciones. Las dos se levantaron para detenerla antes de que saltara al agua y Nico logró agarrarla, sin embargo lo hizo cuando ya estaba en el aire y el impulso hizo que la mujer perdiera el equilibrio. Notó una sensación fría por todo el cuerpo y entendió que había caído dentro de la fuente, por fortuna, de alguna forma se las había arreglado para levantar a la niña en brazos y mantenerla fuera del agua. No obstante la pequeña había comenzado a revolverse y Nico sabía que no lograría sujetarla por mucho tiempo ya que era lo suficientemente grande como para que le costara bastante esfuerzo mantenerla en el aire. Maki se dio cuenta y la agarró como pudo ya que la niña no ponía de su parte. La colocó en el suelo y vio que estaba llorando mientras su mirada iba de ellas al papel que seguía en el agua una y otra vez.
-¿A dónde crees que ibas? ¿Es que quieres pescar un resfriado?- Maki empezó a no saber qué hacer cuando vio que la niña no contestaba ni hacia nada. Simplemente la miraba con miedo.
Nico salió de la fuente calada de pies a cabeza mientras sujetaba con dos dedos la carta que ahora estaba totalmente mojada.
-¿Todo por esto?- Nico no entendía para que quería una niña una carta de tarot.
Justo en ese instante parte de la carta cayó al suelo. El papel estaba tan mojado que se había roto por una de las dobleces. Entonces la niña empezó a llorar a pleno pulmón y las dos mujeres entraron en pánico.
-Ssshhh… N-no pasa nada, solo es papel… em… si quieres podemos um…
-¿Pero por qué la has roto?- Maki no supo hacer otra cosa más que echarle la culpa a Nico.
-¡Yo no la he roto! ¡Es que estas ciega!
-¡EH!
Las dos mujeres se callaron. Miraron de nuevo hacia adelante y vieron que había aparecido otra niña que se había colocado entre ellas y la otra pequeña. Sus ojos azules estaban llenos de hostilidad, demasiada para alguien tan joven.
-¡¿Qué le hacéis a mi hermana?!
-¡No le hemos hecho nada! Se ha puesto a llorar porque…
La pequeña rubia no dejó que Nico acabara la frase cuando vio la carta rota en su mano.
-¡¿Por qué se la habéis roto?!
Las dos jóvenes podían ver como la niña estaba cada vez más enfadada con ellas.
-Cálmate, nosotras no hemos hecho nada.
Eri se dio cuenta del estado en el que estaba la ropa de Nico.
-¿Por qué estas mojada?
-Pregúntale a ella.- La morena contestó con algo de fastidio y señaló a Nozomi, estaba empezando a sentir demasiado frío y quería secarse.
Eri miró a Nozomi interrogante y vio como miraba al suelo con vergüenza. Se le acercó al oído y le contó lo que había pasado.
Tras conocer lo ocurrido la rubia cambió de actitud.
-Siento haber gritado, no ha estado bien. Gracias por ayudar a Non-chan.
Maki y Nico se sorprendieron por sus palabras. No podían estar seguras de cuantos años tendría aquella niña pero claramente era muy madura para su edad.
-Bueno, adiós.- La rubia tomó de la mano a la otra pequeña para marcharse pero Maki la detuvo agarrándola del hombro.
-Espera, estas sangrando.- La mujer apuntó a la rodilla de Eri.
-¡Ah! ¡Ericchi es verdad!
-Me he caído cuando venía corriendo pero no pasa nada.
-Hay que curártelo o se te puede infectar. Supongo que habrá algún botiquín por aquí ¿no?- La niña asintió. –Pues vamos.
Volvieron al interior del edificio y llegaron a la conserjería, sin embargo allí no había nadie. Enseguida vieron el pequeño armario blanco con una gran cruz roja colocado en la pared. Maki lo abrió y sacó todo lo necesario. Levantó a Eri y la sentó en la mesa pero cuando fue a limpiar la herida la niña rehuyó el contacto.
-Quiero que lo haga Frank, seguro que tú no sabes.
La pelirroja intentó no sentirse insultada y preguntó con fastidio.
-¿Y quién es Frank?
-Es el conserje.- Nozomi se atrevió a hablar por fin pero lo hizo en voz baja mientras jugueteaba con una de sus trenzas.
Frank siempre se ocupaba de las heridas con las que Eri aparecía después de cada pelea en el colegio y nunca le regañaba. Solo le sonreía y le pedía que tuviera más cuidado. Así que la pequeña le tenía algo de aprecio.
-Bueno, no es necesario haber estudiado tres ingenierías para saber curar un raspón en la rodilla así que creo que podre apañármelas sin ese tal Frank. Aunque si te hace sentir más segura te diré que soy médico.
La niña se la quedó mirando, su expresión dejaba claro que no la creía.
-¿Tú? No pareces un médico.
Maki oyó la risa de Nico a sus espaldas y la miró para que se callara pero eso solo sirvió para divertir aún más a la morena que continuo riéndose por lo bajo.
-¿Y por qué no lo parezco?
-Porque eres demasiado guapa.
-¿Ueeh…?- Estuvo a punto de dejar caer el bote de agua oxigenada. Aquello dejó totalmente fuera de juego a la mujer que no supo que contestar. Ni siquiera estaba segura de si debía tomárselo como un alago.
Nico se acercó a las dos sonriendo y le colocó una mano en el hombro a la pelirroja.
-¿Verdad? Siempre le digo que podría ser modelo o cantante porque también canta muy bien pero nunca ha querido hacerme caso.
-B-bueno… resulta que soy médico así que ya vale de decir cosas raras y dejadme trabajar.
Mientas tanto Nico intentó hablar con la otra niña.
-¿Cómo te llamas?- Trató de darle a su voz toda la amabilidad que pudo, era evidente que la pequeña era muy tímida.
-… Nozomi.
-¿Y tu hermanita?
-Ericchi.
-¿Ericchi?- Nico dudaba que ese fuera un nombre real.
-Me llamo Eri.- La niña estaba pendiente de su conversación y contestó desde la mesa.
-¿Y cuántos años tenéis?- Maki se unió a la charla.
-Siete.
-¿Y tu Nozomi?
-Siete…
Las dos mujeres se dieron cuenta enseguida de la contradicción, aunque eso explicaba la falta de parecido entre las dos hermanas. Aun así ninguna les preguntó nada al respecto.
Maki se ocupó de la herida en un momento pero antes de dejar a la pequeña en el suelo de nuevo le sujetó la barbilla y la hizo mirar hacia arriba para poder verle mejor la nariz.
-Ahí llevas un golpe. ¿Cómo te lo has hecho?
-No llevo nada.- Eri le apartó la mano y miró hacia otro lado.
Entonces la pelirroja notó como alguien le tiraba de la manga, Nozomi le hacía señas para que se agachara. Cuando se acercó, la pequeña le empezó a susurrar al oído. Hablaba tan bajito que solo Maki alcanzó a oír todo completamente.
-Unos chicos malos estaban diciéndome cosas muy feas pero Ericchi les ha dicho que me dejaran en paz y entonces la han empezado a molestar a ella. Al final han acabado peleando hasta que ha venido la profe… Dice que no le duele pero seguro que es mentira. ¿Señora médica puede curarle eso también… por favor?
-¡Non-chan, no te chives! - La niña sonó mas avergonzada que enfadada con la otra por delatarla.
-Claro.- Maki le sonrió cálidamente a la pequeña y volvió a prestarle atención a Eri. -Ya veo que os queréis mucho.
-¡Sí!- Las dos niñas contestaron al unisonó cosa que hizo sonreír a la pareja.
Maki examinó la cara de la rubia con detenimiento y pudo comprobar que no había herida alguna. Solo tenía un ligero moratón en donde había recibido el golpe.
-Por lo que veo antes te ha sangrado un poquito la nariz pero ya ha parado así que no pasa nada. Te voy a poner un poco de pomada en la moradura para que no se te marque tanto y desaparezca antes.-Le aplicó el producto con cuidado de no hacer demasiada presión.- Listo. Le doy el alta, señorita.- Ayudó a la niña a bajar al suelo y comenzó a colocar todo donde lo había encontrado.
-¿Qué es un alta?- Eri no había entendido eso último.
Las dos adultas rieron.
-Nada, cosas de mayores y hospitales.- Nico contestó con una sonrisa divertida. -¿Ahora ya crees que Maki sea médica?
-Sí, gracias.- La mirada de la niña tenía cierto brillo de reconocimiento.
Nozomi se colocó de nuevo junto a Eri tomándola de la mano.
-Bueno, nos tenemos que ir. Adiós.- La rubia se despidió de ellas y las dos niñas salieron de la sala, antes de perderlas de vista vieron como Nozomi miraba de nuevo hacia atrás y les decía adiós con la mano, la pareja le contestó con el mismo gesto.
De repente Nico estornudó y se sorbió los mocos sonoramente, seguía estando empapada. Maki se la quedó mirando de arriba abajo y acabó echándose a reír porque aquella imagen era demasiado graciosa.
-Sí. Ja, ja. Ya ves tú lo que me río yo.- Nico se abrazaba intentando controlar los escalofríos que comenzaba a sentir.
-Ten, póntela.- Maki se quitó la americana que llevaba y se la colocó a la morena sobre los hombros. Le frotó los brazos intentando que entrara en calor.- ¿Mejor?
-Un poco.
-¿Nos vamos a casa?
-Si, por favor. Espero que nadie me vea con estas pintas.
De alguna forma, todo lo que había pasado con aquellas niñas las había animado.
.
.
.
Nico estaba en pijama y sentada en el cómodo sofá de su apartamento. Desde allí tenía unas grandes vistas de la ciudad, poco a poco la tarde se iba acabando y el sol comenzaba a ponerse creando reflejos anaranjados al toparse con los cristales de los edificios próximos. Vivían prácticamente en el centro de la ciudad, cerca del hospital de la familia de Maki y aunque el tráfico allí era ensordecedor no les afectaba en lo más mínimo porque ocupaban una de las plantas más altas del edificio. La cantante soplaba sobre la taza caliente de leche con cacao que tenía entre las manos. La tele estaba encendida pero apenas le prestaba atención. La atmósfera no podía ser más relajada. Las dos habían tenido el día libre y simplemente se habían limitado a holgazanear en la cama y comer dulces. Maki apareció en la sala de estar mientras se secaba el pelo con una toalla. Acababa de salir de la ducha y estaba totalmente desnuda. Se acercó al sofá y le dio un beso en la mejilla a Nico, a quien pilló por sorpresa por estar perdida en sus pensamientos. Cuando la morena se dio cuenta de la falta de ropa de Maki, dejó la taza en la mesilla que tenía al lado y tiró de la mano de su novia hasta hacerla caer sobre ella. La pelirroja acabó sentada a horcajadas en el regazo de Nico y enseguida sintió los dedos de esta recorriendo su espalda. Ambas compartieron un largo beso y cuando por fin se separaron Nico hundió la cara en el pecho de Maki. Sus pulmones se inundaron enseguida con el aroma de la muchacha, podía oler el jabón que acababa de utilizar en la ducha mezclándose con la propia esencia de la pelirroja.
-¿Podemos quedarnos un ratito así?- No levantó la cabeza para hablar porque no quería separarse de la piel de Maki.
-Claro.- La más joven sonrió mientras hundía sus dedos en el cabello azabache de la otra y empezaba a acariciarla con cariño.
Los latidos tranquilos de la chica eran música para sus oídos. Por culpa de su trabajo pasaba gran parte del tiempo rodeada de ruido y solo podía disfrutar del silencio en su maravillosa casa. Le encantaba quedarse así junto a la pelirroja y escuchar su corazón, era su forma favorita de descansar. Después de varios minutos sin moverse Nico notó que a Maki se le estaba poniendo la piel de gallina.
-¿Tienes frío?
-Un poco.
-¿Y por qué no lo has dicho antes? Anda, ve a ponerte algo de ropa.
La pelirroja se levantó dispuesta a ir al dormitorio pero antes de quedar fuera del alcance de su novia sintió una palmada en el trasero. Saltó por la sorpresa y miró de nuevo a Nico que reía estúpidamente.
-¿Qué? No he podido evitarlo.
Maki no contestó nada y desapareció por la puerta que daba a su dormitorio. Nico retomó su taza de leche que ya se había enfriado y le dio un par de sorbos. Fue entonces cuando oyó como alguien pronunciaba su nombre en la tele y comenzó a prestar atención al aparato. Subió el volumen y entendió que se trataba de uno de esos programas del corazón en el que se habla sobre las vidas y cotilleos de los famosos. Cinco personas estaban sentadas alrededor de una mesa y parloteaban animadamente.
/…La cantante y presentadora Yazawa Nico va a tomarse un descanso en su carrera durante los próximos meses. ¿A que se deberá esto? Algunos de sus fans no han tardado en hacer público a través de las redes sociales su malestar ante la noticia que la propia cantante ha revelado esta mañana en su programa. ¿Qué podéis contarme sobre esto chicos?
-No hay ninguna versión oficial. Esta mañana Nico no ha dado ninguna explicación y nadie de su entorno ha hablado al respecto tampoco. Aunque sabemos que no es debido a un problema físico.
-¿Podría tratarse de algún problema con su pareja?
-No lo descarto pero lo dudo mucho. Lleva saliendo con Nishikino Maki desde mucho antes de que saltara a la fama y no se les conoce ninguna ruptura de por medio./
En la pantalla que los periodistas tenían a su espalda, donde hasta ahora solo habían salido imágenes de Nico, comenzaron a aparecer fotos en las que también salía Maki. Algunas estaban tomadas por paparazzis, en donde se las veía saliendo de casa o sentadas en la terraza de una cafetería. Otras eran fotos de galas y eventos a los que la pelirroja la había acompañado. La cantante apretó los dientes. No le importaba que hablaran de ella, es mas en parte le hacía gracia, pero odiaba con todas sus fuerzas que hablaran de Maki. Cada vez que la joven se veía arrastrada por la fama de la morena decía que no pasaba nada y que era inevitable pero Nico sabía que en el fondo no le gustaba y la hacía sentir muy incómoda. El ver como elogiaban la figura de su novia tampoco ayudaba a disminuir su enfado. La imagen que comentaban en ese momento era una tomada en el photocall de unos premios musicales. Las dos salían muy bien pero era cierto que Maki captaba todas las miradas con aquel vestido rojo que resaltaba sus curvas y dejaba al descubierto su espalda. A Nico le costó horas convencerla de que se lo pusiera, la joven no quería llevarlo precisamente porque no quería llamar la atención. Su mente tardó unos segundo en abandonar el recuerdo de aquella noche y cuando volvió a prestar atención al programa un tipo con gafas de pasta y una americana de colores chillones hablaba entusiasmadamente de las dos.
/-Soy muy fan de Nico y sinceramente creo que hacen una pareja estupenda. Es una pena que Nishikino Maki no se deje ver mucho. Debería acompañar a Nico más a menudo en sus eventos./
-Si hombre, para tenerte a ti contento. No te jode…
Otra de las cosas buenas de estar en casa era que podía decir todos los tacos que le diese la gana.
/-Descartamos problemas sentimentales entonces.
-Yo creo que os voy a sacar de dudas. Algunas de mis fuentes me han hecho saber que se ha visto a la pareja visitando repetidas veces un centro de adopción. Lo más seguro es que en vez de unas vacaciones se trate de una baja por maternidad. Así que puede que en unos días nos llegue la noticia de que se han convertido en mamás./
El público exclamó sorprendido y algunos en la mesa también. La mujer que acababa de dar la exclusiva parecía contenta con la reacción de los presentes y sonreía de forma petulante.
-Pues adivina qué, zorra. Te has equivocado.- Nico apagó la tele y lanzó el mando contra el sofá con enojo.
En ese momento volvió a aparecer Maki ya con el pijama puesto y se sentó a su lado.
-¿Qué pasa?- La atrajo hacia si con un brazo y las dos se recostaron en el sofá.
-Nada…
De repente el móvil de Maki comenzó a sonar repetidamente. Las notificaciones llegaban tan seguidas que al aviso no le daba tiempo de acabar de sonar.
-¿Pero qué…?- La pelirroja sacó de su bolsillo el aparato mientras levantaba una ceja. –Es el grupo del trabajo. ¿Qué les pasa de repente?
En cuanto vio que todos los mensajes hablaban de ella abrió los ojos como platos y empezó a sonrojarse. Todos sus compañeros estaban comentando el mismo programa que acababa de ver Nico. Muchos habían subido fotos de sus pantallas de televisión en las que podía verse a sí misma. Algunos comentaban las fotos, los que más la conocían la piropeaban ya que sabían que eso le chincharía. Otros hablaban sobre lo que habían dicho de ella los presentadores y otros la felicitaban por su futura maternidad. Levantó lentamente la cabeza para mirar a Nico y vio que esta la miraba con cara de saber perfectamente de lo que hablaban los mensajes.
-Sí… sorpresa. Parece ser que lo de la adopción ya es de dominio público. Lo cierto es que no sé cómo no se han enterado antes. Lo siento.
Maki suspiró y puso en silencio el móvil. Nico se echó en el sofá y apoyó la cabeza en el regazo de su novia.
-Sabes… hay algo en lo que llevo pensando todo el día.- La morena dudó un instante buscando las palabras adecuadas para continuar. –No consigo sacarme de la cabeza a las niñas de ayer.
La otra la miró sorprendida y sonrió.
-¿Si? A mí me pasa igual. Me pregunto si estarán bien.
-Puede que suene un poco a locura pero… y-ya sé que queremos un bebé pero… esas niñas no tienen a nadie y bueno, no sé. Por un momento me cruzó la idea por la cabeza de…
-… adoptarlas a ellas. Yo he estado pensando lo mismo pero no sabía cómo decírtelo. Todas las parejas que adoptan quieren un bebé y nadie se preocupa por niños como ellas. No es justo. Las dos necesitan una familia y nosotras podemos dársela, creo que es lo correcto. Además eran adorables.
-Bueno, aunque por un momento pensé que la rubita iba a darnos una paliza.- Las dos comenzaron a reír al recordar el momento. –Pero eso me gusta, una buena hermana mayor tiene que defender a sus hermanitos de los matones.- Se golpeó la palma con el puño mientras ponía cara de tía dura.
Maki tomó la mano de Nico y le dirigió una sonrisa nerviosa.
-¿Entonces lo hacemos?
-Lo hacemos.
Las dos comenzaron a besarse entre risas llenas de felicidad.
..
