"ECLIPSE FINAL".

Esta es una version piloto realizada en el 2005, de la nueva version que se encuentra aun en proceso de realizacion, con ayuda de mi co-autor Lord Serathiel.

Aunque el argumento es de mi propia autoria, la redacion de esta v.p corrio a cargo de Serathiel... si bien, tambien se incluyen ideas y personajes suyos.

Por el momento, solo se muestra la introduccion y el primer cap, pues esperamos que la nueva version se comience a realizar y se publique lo mas pronto posible en esta y otras paginas... aun asi, esperamos que la historia sea de su total agrado.

Por su atencion, gracias!.

NEOCOATL18

PROLOGO:
"MITOS, MEMORIAS Y RELIQUIAS"

Cambridge, Estados Unidos
4 de septiembre del 2013
La luz se filtraba débilmente a través de las persianas semiabiertas de aquél despacho. Bocanadas de humo subían ocasionalmente desde un cigarrillo encendido, sostenido por un hombre que detrás de su escritorio, revisaba algunos documentos. El silencio fue roto por un par de golpes secos provenientes de la pulida puerta de roble español.
– Adelante. –dijo el anciano con voz calma.
Un mensajero penetró en el estudio, portando un paquete en una de sus manos, y una carpeta en la otra.
– ¿Doctor Alfred Lindsey? –preguntó el emisario cansinamente. – Paquete para usted… Firme por favor.
Una vez que se hubo retirado el mensajero, Lindsey abrió el paquete marcado con matasellos canadiense. Dentro de la caja encontró una carpeta de piel, y un pequeño sobre rotulado con su nombre; Deslizó su abrecartas por el papel, y extrajo la carta que contenía. Al desdoblar la hoja, reconoció la caligrafía de uno de sus colegas. Dejando de lado a otros menesteres, Alfred Lindsey se dispuso a leer la carta, cuyos irregulares trazos delataban el nerviosismo del redactor..

Estimado Doctor Lindsey:
Siendo usted un miembro respetado de la comunidad científica internacional, así como un viejo amigo de mi fenecido padre, es la única persona en quien confío para revelar los secretos que me han aquejado los últimos meses…
Como bien sabe, formé parte de la controvertida expedición Reefter, cuyos hallazgos han supuesto un hito en la comprensión de la historia moderna y antigua. Existen, sin embargo oscuros detalles que han sido ocultados a la opinión pública. Me refiero a la muerte de dos de los expedicionarios durante la primera incursión a la cámara mayor, atribuida a un derrumbe en los reportes oficiales. Los diarios de exploración que he anexado dan cuenta de lo que en realidad ocurrió en la bóveda donde el Átafa fue hallado.
Le envío la única copia de la traducción que el pobre Kingsley lograra hacer a partir de los jeroglíficos del Muro Norte, antes de ser recluido en el infame manicomio de Arkham por los efectos que tuvieron en su psiquis todos los acontecimientos que presenció en las cámaras superiores.. Espero que usted sepa comprender la magnitud de los descubrimientos que se escondían en las tierras septentrionales.
No me queda mucho tiempo antes de dejar esta vida, eso lo sé. Sólo espero poder aclarar mis dudas antes de que el final llegue…
James McClay
24 / VIII / 2013

Dejando de lado la misiva, Lindsey abrió la carpeta. Un fajo de papeles era su único contenido, de los cuales resaltaban una serie de folios amarillos, que sin duda eran los reportes de la expedición. Durante más de una hora leyó los delirantes textos, cuya autoría parecía pertenecer a una partida de profanos desquiciados, y no a las personalidades científicas cuyas firmas se veían en cada folio.
Algo intranquilo, Lindsey tomó entre sus manos la traducción realizada por el notable lingüista británico Edgar Kingsley. Entre los párrafos se veían varios dibujos que trataban, con poco éxito, de recrear los relieves que adornaban el ahora famoso Muro Norte. Con un profundo interés, Lindsey leyó la traducción.
– No puede ser posible. –musitó al terminar la lectura. Lindsey se levantó de su silla y abandonó su estudio, llevando consigo los heréticos documentos de los que ahora era guardián. Mientras caminaba por los pasillos, el arqueólogo pensó en como el destino se aferraba a algunas personas, empeñado en procurarles siempre con penurias y sufrimiento.

Nueva York, Estados Unidos
10 de septiembre del 2013
– "Hasta el momento no se tienen avances significativos en el caso de homicidio perpetrado en contra del célebre arqueólogo canadiense James McClay" –anunció el corresponsal de la NBC a través del televisor. – "El FBI ha seguido la línea de asesinato ritual, debido a las condiciones en las que fue encontrado el cuerpo, pero aún no existen hipótesis sobre la vinculación entre la víctima y la supuesta secta. El doctor McClay fue uno de los dirigentes de la revolucionaria expedición Reefter, que descubrió hace varios meses, en las heladas planicies de Groenlandia…"
Alfaro apagó el televisor, no dispuesto a escuchar nuevamente toda la perorata de la expedición Reefter y sus descubrimientos. Estaba a punto de bajar al bar del hotel cuando escuchó el repiqueteo del teléfono; Con presteza, el historiador mexicano levantó el auricular.
– ¿Diga?... Entiendo… No, yo bajaré en seguida.
El vestíbulo se encontraba casi vacío, aparte del personal sólo Lindsey y una mujer de rasgos germanos se hallaban en él. Alfaro fue directo hacia el primero y estrechó su mano.
– Todo un gusto Alfredo, tenía tiempo sin recibir noticias tuyas.
– Sabes bien que me encantaría que sólo fuera una vista social, Alfaro –siseó Lindsey desganadamente. – Pero hay asuntos importantes que atender…
– Si, claro… Los negocios primero. –respondió el mexicano con cierto desencanto. – Vamos, busquemos un lugar más tranquilo… De preferencia uno donde pueda zafarme de los idiotas de la NSA, esos malditos no se me han despegado desde Boston. –gruño Alfaro mientras miraba de reojo a la mujer germana.
Tres horas después, instalados cómodamente en un salón privado, dentro de un exclusivo club de negocios, Javier Alfaro y Alfred Lindsey discutían acerca de la información que este último había recibido.
– Escucha esto… "Eones después de la creación de los universos, justo después de la pugna entre las Estrellas Rugientes, la Karenvhi fue forjada en el mismo centro del mundo sagrado." ¿Acaso no te parece haber escuchado algo así antes? Esto claramente tiene correspondencia con el undécimo de los párrafos encontrados en aquella pirámide en Guatemala. Parece que todo se conecta…
– Deja por favor las suposiciones tontas, tres cadáveres y un demente no nos ayudarán a esclarecer esto. –dijo Lindsey, intentando zanjar el asunto de los informes. – Lo que me interesa en verdad es lo que vas a decir cuando leas esto. –dijo mientras le tendía un fólder manila a su interlocutor.
El historiador extrajo la traducción de Kingsley y le dio lectura en voz alta, como era su costumbre.

El Mito del Eclipse…
Eones atrás, antes de que Dandalus ejerciera su dominio sobre el cielo, aún antes de que el gran Avhor surcara los mares en su gran velamen blanco, existió un maravilloso pueblo sobre esta tierra. "Meshuvats" era el nombre que ellos mismos se daban, puesto que habían sido creados por el gran rey del cielo, y en sus ojos brillaba la luz de las estrellas. Las artes y los ritos de estos seres poseían un esplendor que quizá no vuelva a verse sobre nuestro mundo.
Los meshuvats vivían en una armonía perfecta con su entorno, siempre bajo el amparo de su protector: Daehorw, el noble dios sol. Incontables generaciones pasaron, mientras los antiguos perfeccionaban su magia y sabiduría, logrando incluso el dominio de los cielos; Su raza crecía próspera, ajena a la destrucción que provocaban las estrellas rugientes en mundos menos afortunados.
Fue entonces, un aciago día en el que Dhar'liak, ama del velo opaco de la noche decidió buscar el poder para ella misma. Un gran grito se escuchó por el mundo cuando las corruptas huestes de la oscuridad subyugaron a sus habitantes. Daehorw intentó liberar a sus protegidos, pero sus ejércitos fueron derrotados antes de alcanzar la tierra, dejando tras su retirada un pequeño mundo desolado.
Dhar'liak emprendió entonces una profana cruzada en pos del poderoso Rayo Cósmico, cuya magia le permitiría imponerse sobre su hermano Daehorw. Mundos enteros fueron destruidos e innumerables vidas extinguidas, pues guerreros de otros mundos fueron llamados por los dioses hermanos, para combatir en la eterna guerra entre la luz y la oscuridad, entre el bien y el mal.
Mientras los combatientes lidiaban, Daehorw y sus fuerzas lograron liberar nuestro mundo de las huestes sombrías; Sin embargo, para entonces los meshuvats eran sombra y quimera de lo que habían sido. Obligados a perseguir a sus enemigos, los soldados del sol se elevaron hacia las estrellas, dejando desamparados a los antiguos contra las bestias que moraban por la tierra. Refugiados en colosales fortalezas, los meshuvats no hacían más que esperar su fatal desenlace.
Los cielos se abrieron nuevamente entonces, bajando desde ellos un gigante alado. Con su voz de fuego, el coloso acabó en pocos días con las perversas bestias; Una silueta apareció en el horizonte. Empuñando en sus manos una espada hecha de muerte, el emisario de Dhar'liak combatió con el gigante. La voz de fuego del titán se impuso al fin, dejando al emisario tendido en el campo de batalla, sin vida.
Furiosa contra el titán, Dhar'liak lanzó una centella sobre la tierra, haciendo que ésta estallase como un gran volcán. Serpientes de fuego se abatieron no sólo sobre el coloso, sino también sobre las fortalezas de los meshuvats. La antigua raza sucumbió casi por completo durante el cataclismo, no pasando de unas pocas tribus las que aún podían valerse por sí mismas.
En las estrellas, el choque definitivo de los ejércitos de Daehorw y Dhar'liak iniciaba; Antes de que los frentes se impactaran, fue en ese momento en que Noidex, el gran rey del cielo en persona apareció en el firmamento. Un gran clamor, el clamor de Noidex se escuchó en toda la existencia, mientras la luz de su alma se expandía por el universo, barriendo con las huestes de los hermanos y anunciando la paz que nacía.

– No creo que haya necesidad de leer lo que sigue, amigo… pues ambos lo sabemos de memoria. –el gesto de Alfaro era ahora adusto e insondable. – Dudo que no lo hayas pensado ya…
– No deseo hacerlo. –replicó Lindsey con voz débil. – Ninguno de ustedes observó lo que yo, ninguno se encontró con "eso" cara a cara…
Alfaro no dijo nada por unos momentos, sólo dirigió a su amigo una mirada compasiva.
– Tienes razón… Dejemos eso por la paz. –dijo al fin en un tono que se le antojó tranquilizador. – Pero debemos permanecer alertas, no sabemos cuanto de esto sea alegoría y cuanto sea realidad. –el latino cambió su tono, adoptando uno más enérgico. – Creo que es hora de avisar al resto de la brigada…
Esa misma noche, ambos científicos se despidieron en el aeropuerto, minutos antes de que Alfaro abordara un vuelo hacia la Ciudad de México

11 de septiembre del 2013
Estaría el disco solar iniciando su descenso hacia el horizonte, cuando las puertas del gran museo se abrieron para dar paso a las selectas personalidades que presenciarían el inicio de la exposición "Eclipse: Ecos del Pasado". Grandes autoridades en materia de arqueología, lingüística, antropología y otras ramas de la ciencia, así como diplomáticos y personalidades de los gobiernos estadounidense, canadiense y danés conformaban la concurrencia; Habían también, por supuesto, cerca de una veintena de magnates estirados cuyas contribuciones al patronato del museo les habían dado el derecho de asistir, haciéndolo más para ostentar su opulencia que por un genuino interés en la historia antigua. Como era de esperarse, tan selecto evento se encontraba cerrado al público en general, así como a la prensa, por lo que los periodistas tuvieron que conformarse con un lugar en las escalinatas del museo.
– Te juro que un día de éstos renuncio, Joe. –confesó un oficial de policía a su compañero, mientras ambos hacían la ronda por un callejón. – Ya estoy harto de que los malditos peces gordos impongan su voluntad.
Debido al calibre de los personajes que asistían al evento de esa noche, se había implementado un riguroso e implacable operativo de seguridad destinado a evitar cualquier posible atentado contra el museo. Mientras Joe revisaba un montón de basura, su compañero iluminaba los muros, buscando alguna señal en las escaleras de emergencia de los edificios, cuando ya se disponía a darse la vuelta, percibió apenas de reojo, un leve movimiento en uno de los techos, creyendo escuchar después un tenue susurro similar a una exhalación, por lo que volteó raudamente hacia los techos. Joe no dejó inadvertida la reacción de su compañero, que escrutaba el borde de las azoteas con la luz de su linterna.
– ¿Pasa algo amigo…?
– Pues… No, no lo creo, debió ser un gato o algo así.
Con aire resuelto, ambos oficiales abandonaron la calleja, bajo la atenta mirada de algo que los observaba desde lo alto. Cuando se hubieron marchado, el ser dio un salto y comenzó a desplazarse, ingrávido, por los techos de la Gran Manzana.

El Museo Metropolitano de Nueva York era una gigantesca mole de sólido granito enclavada en la isla de Manhattan, siendo este distrito su nueva locación desde los masivos atentados terroristas ocurridos en el año 2008. Complejos dispositivos de seguridad protegían a la enorme colección de piezas de valor artístico e histórico que yacían resguardados detrás de sus muros. Era cerca de la medianoche, cuando los asistentes a la exposición de gala se habían marchado, al igual que los policías, perros y helicópteros; La calle frente al museo se encontraba desierta, y ningún movimiento ocurría en el interior del recinto… ó por lo menos así parecía. En las distintas alas y pasillos del museo, una tropa de robots de vigilancia cubrían cada metro de superficie, mientras eran supervisados por vigilantes humanos desde la sala de controles.
– Pónganse a llorar señores… Póker de Ases. –los guardias se hallaban congregados en una mesa, totalmente confiados en la tecnología que orquestaban, casi sin prestar atención a los monitores. Mientras el ganador recogía sus ganancias, uno de los vigilantes reparó casi por accidente en la señal de una de las cámaras.
– Hey, muchachos… ¿Qué demonios es eso? –en el monitor, una silueta avanzaba sigilosamente por el pabellón egipcio, evadiendo insólitamente los sensores de movimiento con los que estaban equipados los robots. Los guardias contemplaron como la sombra se deslizaba silenciosamente hacia uno de los pasillos.
– Va hacia la nueva exposición. –aventuró el jefe de seguridad mientras se levantaba de su silla. – Bourne, Robertson vayan al ala oeste. James y Cash cubrirán la salida sur.
Tomando sendos fusiles MP5, los guardias salieron de la cabina de seguridad en dirección al punto donde se encontraba presuntamente, el intruso. Tras separarse en la sección grecorromana, los dos grupos tomaron su posición. Los guardias despachados al ala oeste observaron como el perpetrador se detenía frente a uno de los objetos más valiosos de la exposición.
– ¡Deténgase ahí! –clamó Jason Bourne mientras encendía la linterna que llevaba acoplada al rifle y encañonaba al invasor, no obstante éste permaneció inmóvil, mirando la vitrina que tenía frente a sí. – ¡Dese la vuelta!
El individuo giró lentamente, hasta ponerse cara a cara con los guardias. Ninguno de los dos pudo reprimir una exclamación de asombro al contemplar el rostro de su presa, que se grabó permanentemente en sus memorias pese a lo fugaz de la visión, debido a que Cash y James aparecieron por la segunda entrada, cerrando toda vía de escape al intruso.
Sin embargo, antes de que le echaran el guante, el intruso hizo un movimiento repentino al tiempo que los reflectores de la sala se encendían súbitamente, cegando temporalmente a los guardias. En menos de un parpadeo, Bourne y su compañero fueron lanzados en el aire por una fuerza desconocida, atravesando ambos los cristales de las vitrinas que tenían a sus espaldas e impactando con gran violencia en uno de los muros; Antes de caer inconsciente por el golpe, Bourne escuchó un gran estruendo, similar al de un derrumbe, y después el golpe de algo pesado contra el suelo, acompañado todo de furiosas ráfagas de plomo que sus colegas disparaban en dirección al techo.

A tres horas del incidente del museo, el lugar hervía en agentes de la ley. NYPD, FBI e incluso algunos agentes de la Agencia de Seguridad Nacional se apersonaron en la escena. Para los peritos, el ala oeste del museo ofrecía un espectáculo impresionante: El techo y las paredes presentaban numerosos impactos de bala y varios objetos de la exposición habían sido sustraídos o dañados, pero lo que más impresionaba era el hecho de que el exhibidor del Átafa (una tablilla de piedra con incalculable valor antropológico), conformado por una estructura de titanio y hormigón con vidrios de seguridad había sido despedazada por el perpetrador utilizando sólo sus manos. Los criminalistas del FBI no comprendían cómo un hombre habría podido haber levantado una vitrina de cuatrocientos kilogramos, para luego arrojarla a más de diez metros de distancia.
Las pesquisas no duraron mucho, ya que poco antes del amanecer, una flotilla de automóviles abandonó las instalaciones del museo tras haber realizado las tareas necesarias para ocultar la verdad de lo que había ocurrido en el recinto. Era mucho más sencillo tapar la verdad en esos días, gracias al decreto de control de información que el gobierno había implementado apenas medio año atrás. La versión oficial: Un grupo de asalto había irrumpido en el museo y tras asesinar a los guardias se habría esfumado con varios de los objetos de exposición.

"Tras la época de oscuridad, la luz de la creación bañó de nuevo al mundo. Desde sus cimientos la vida emergió con nuevos bríos y fuimos nosotros, los hombres, los que ocupamos el antiguo puesto de los ángeles como soberanos de la tierra. (…) Tras miles de años sin embargo, los ángeles sobrevivientes se acercaron a nuestro pueblo dispuestos a compartir sus artes con nuestra gente. (…)"
"Siglos enteros de prosperidad nos brindaron los nuevos conocimientos. Nuevas artes fueron creadas, comprendidos fueron muchos de los principios universales y la magia de nuestros hechiceros jamás volvería a tener igual en este mundo. (…) Fue entonces que nuestros reyes pusieron sus ojos sobre el "palo de Skadar, e iniciaron una guerra que jamás podrían ganar. (…)"
"Fue entonces cuando apareció Slandiel, uno de los pocos ángeles sobrevivientes. Llevaba consigo un poderoso tótem donde se hallaban contenidos los máximos secretos de los antiguos meshuvats. (…) La reina de la luna se enteró de la existencia del tótem, por lo que me vi forzado a escapar de la ciudad, llevándolo conmigo. (…)"
"Me encuentro ahora bajo el amparo de Skadar… Ahora que el tótem del nonagrama, el Átafa, ha sido devuelto a uno de los antiguos, confío en que no volverá a repetirse el holocausto que acabó con los meshuvats. (…) Sé que los hijos del Tigris y el Nilo conocen la existencia del Átafa, pero dentro de algunas generaciones no será para ellos más que una mera leyenda. (…)"
"Pronto, el "palo de Skadar caerá ante la oscuridad… Es el mismo e inexorable destino que aniquiló a mi pueblo, pero no importa… El Átafa se encuentra a salvo de cualquier hombre. Jamás sus terribles símbolos volverán a recibir la luz… Ese, es mi único deseo."

Extractos del Diario del Pastor.